Cim del Pla de Pujalts (2.055)

ASCENSIÓN DESDE MONTGRONY

CUERDA DEL COLL PAN AL DE LES FONTETES DE CASTELLAR

La Sierra de Montgrony es un apéndice de la alineación Cadí-Moixeró proyectado al sureste. Culminada en el Cim de Pla de Pujalts A caballo de las comarcas del Berguedá y el Ripollés, separa las altas cuencas del Ter y el Llobregat. Se trata de una loma herbosa de altitud modesta, redondeada y suave aunque con varios picos que rondan o superan los 100 m de prominencia, el más alto de los cuales es el Cim de Pla de Pujalts. Las vistas desde la cresta se reparten entre el cercano macizo de Nuria, sobre cuya vertiente meridional tiene las mejores perspectivas, y el complejo relieve de las montañas orientales del Berguedá. Por debajo de los prados, el paisaje se reparte entre pinares y campos cultivados, en unas laderas suaves, salvo por enclaves rocosos aislados, que pueden ser potentes pero nunca extensos.

Tras ganar la cresta de la sierra desde el santuario de Montgrony por lo más accesible, se trata de recorrerla hacia el oeste, visitando las sucesivas cimas, hasta su final en el Collet de les Fontetes de Castellar. Desde ahí, bajaremos a la vertiente sur, a través de la cual volveremos al punto de partida, enlazando pistas y sendas intentando evitar, en lo posible, el tráfico motorizado.

En la Serra de Montgrony, vista desde el oeste, destacan las cimas de Pedra Picada y el Pla de Pujalts

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Oriental
  • Unidad: Sierra de Montgrony
  • Base de partida: Santuario de Montgrony (Gerona)

ACCESO: El santuario de Montgrony está 120 km al NO de Gerona, yendo por Franciac, Vich, Ripoll, Campdevánol y Gombrén. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.345 / 2.055
  • Mi tiempo efectivo: 6h29
  • Mi tiempo total: 7h52
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por sendas; sólo la subida a través de la solana de Coll de Cabra resulta empinado y un poco agreste.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: De la puerta misma de la iglesia de la Mare de Déu de Montgrony, sale un sendero balizado con marcas amarillas. Por él, rodear la ladera por encima de los resaltes que dominan el aparcamiento, entrar en el Torrent de la Coma Ermada y remontarlo hasta las cercanías de una confluencia. Tomar allí a la derecha (E) un carril que remonta el pinar hasta desembocar en otra pista que, a la izquierda (N), conduce al Coll Roig. Atravesar la horcada y tomar una senda estrecha que sale al NO y el asciende directa por el Solell de Col de Cabra. Al dar con un camino horizontal, girar a la derecha (E) y seguirlo hasta el Coll Pan. Girar a la izquierda (NO) para tomar la cuerda, con rastros de senda discontinua, que luego se aclaran, pasando por la cima de La Covil antes de alcanzar la cumbre del día en el Cim del Pla de Pujalts.

Continuar el cresteo al NO, pasando sucesivamente por el Roc des Llams, L'Emperadora y la Pedra Picada, hasta el Collet de les Fontetes de Castellar. Girar en la horcada a la izquierda (SO) y bajar por la herbosa vaguada hasta unos abrevaderos de donde arranca un camino que conduce en breve a una pista de tierra. Tomarla a la izquierda (SO) para ir rodeando la ladera en suave descenso. Al entrar en la cuenca del Rec de Bauma Blanca, en el vértice la tercera revuelta, dejar el carril por una senda a la izquierda (S) que conduce a Can Torre. Al desembocar en una pista (GR), tomarla a la izquierda (N) y, a partir de ahí, ya sólo queda seguir el carril atravesando la ladera al SE, atendiendo a la lógica y las indicaciones en los cruces, para regresar a Montgrony.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Largo y relajado cresteo con unas hermosas vistas, más una caminata de longitud media por parajes de montaña a la vuelta. Todo el itinerario transcurre por mejores o peores caminos, pero la orientación puede ser algo liosa en algún punto, pues la ruta une varios itinerarios habituales. Esos cruces podrían simplificarse pero al precio de alargar la excursión sin que, en mi opinión merezca la pena. La excursión ocupa una mañana larga y, saliendo temprano, se puede acabar incluso a tiempo de comer a mesa y mantel.

RELATO GRÁFICO:

El aparcamiento de Montgrony está colgado de la sierra como un balcón, con unas vistas por las que ya valdría la pena ir. Mirando desde la barandilla al suroeste, se veían más allá del ondulado mar de pinos del pie de la sierra, las crestas del Catllarás.

Comencé a caminar hacia el fondo de la explanada, de donde salen dos carriles y tomé el de la izquierda, de cemento, que sube a la hostería del santuario.

Frente al edificio, tomé una escalera que, a la izquierda, lleva a la iglesia de la Mare de Déu, donde dobla y sigue subiendo otro trecho hasta salir...

... por encima del cantil que domina el aparcamiento. Con este desplazamiento, había cruzado un contrafuerte del monte y dado vista al sureste; allí, por encima de las estribaciones de la sierra y del pueblecito de Gombrén, se extendían hasta el horizonte las crestas paralelas que separan los barrancos que vierten desde el oeste al Ter.

Estaba junto a la Ermita de San Pedro y, dejándola a la derecha,...

... tomé una senda que, marcada con pintura amarilla, se dirige al noroeste siguiendo el borde del rellano.

Con la ladera, volvía dar vista al suroeste; por desgracia, la atmósfera estaba turbia y apenas podían adivinarse las siluetas de la Sierra Ensija y el Pedraforca.

Al poco, doblé un espolón y entré en el Torrent de la Coma Ermada, donde la faja se estrecha bastante y apareció al fondo el Cim de Pla de Pujalts. No es éste el lugar pero en algunos pasos se agradecía la seguridad de la barandilla.

Dejado atrás el estrecho, el sendero continuó adentrándose al norte en la sierra por terreno boscoso y más suave. Pasé alguna bifurcación pero, para no ser más prolijo, vale con decir que tomé siempre la rama que ascendía.

En un rellano, cerca de donde confluyen dos arroyos, dejé las marcas de pintura por un carril a la derecha (E) que...

... sube más firme por la pendiente bajo las hayas.

Al desembocar en una pista horizontal, giré a la izquierda (N) para pasar a...

... atravesar la ladera, poblada ahora por pinos. Al poco, fue entreviéndose una amplia horcada,...

... el Coll Roig. Allí confluyen tres pistas pero no tomé ninguna sino que, situándome en un espacio herboso a la izquierda del cartel, giré a la izquierda (NO) para...

... tomar una senda que entra en el bosque. La salida, marcada por un hito, no está muy clara pero...

... a los pocos metros el camino se aclara mucho. Avancé a través de la ladera en suave ascenso hasta...

... alcanzar una pedrera. Allí los hitos invitan a dejar el sendero por la derecha (N) y remontarla.

Además, alguien se ha entretenido en afirmar con barras de hierro algunos bloques para facilitar la subida. Al llegar al límite superior, apareció un estrecho corte en el matorral, marcado con un hito y me metí por él.

La subida transcurría entre una vegetación densa que limitaba la visibilidad, excepto por unos canchos que me dominaban y que el senderillo se ocupó de hacerme superar sin dificultad. 

El trazo es empinado, pedregoso e irregular pero se abría paso a base de quiebros, de modo que ni en los lugares más escabrosos llegué a necesitar las manos.

Fui viendo algo sobre la vegetación al tiempo que se elevó a mi derecha un importante resalte, que fui siguiendo un trecho. A mi espalda, volvía a ver las crestas del Catllarás.

La culminación del espolón que había estado siguiendo quedaba separada unos metros de la traza pero merece la pena encaramarse a la misma, pues goza de un amplio panorama.

En primer lugar, al este, donde empezaba a asomar sobre las laderas del propio Montgrony el Puig de Sant Amanç, el satélite meridional del Taga, y el horizonte se curvaba a lo lejos con la cresta de la Sierra de Santa Magdalena.

Girándose al sur, se extendía el Catllarás por encima del vecino Puig de Sant Pere y, más a la derecha, se llegaban a reconocer, aunque borrosos la Sierra del Verd, la Ensija, el Pedraforca y el Cadí allá en el Berguedá.

Siguiendo con la vuelta, al noroeste se veía ya cercano el Cim de Pla de Pujalts junto a su rocosa antecima meridional. Pero aún quedaba un rato para llegar, puesto que el cresteo lo iniciaría más al este.

Volví al trazo y continué la subida, ahora a través de un terreno pedregoso poblado por pinos dispersos.

Al dar con un sendero más ancho y claro que atraviesa horizontal la ladera, lo tomé a la derecha (E).

El caminillo, balizados con marcas de pintura amarilla y azul, me llevó entre pasto y algunos pinos.

Al doblar un lomo, pude ver la silueta del Taga detrás del cercano cerro de La Berruga. Delante, se adivinaba ya el corte en la sierra al que me dirigía para tomar el cordal.

Por el Coll Pan, atravesé el prado hacia la horcada, por donde…

… pasa una pista que va recorriendo otra vertiente de la sierra. Allí giré caso en redondo a la izquierda (NO), pero no para seguirla. En vez de eso, la dejé a la derecha y me encaramé al lomo de la sierra, poblado de hierba y pinos.

Enseguida, apareció un trazo que me hizo aún más cómoda la progresión, llevándome… 

… a dar un rodeo por la vertiente sur para dulcificar el ascenso en un primer tramo empinado. Mirando atrás, el Taga iba surgiendo por detrás de La Berruga y el Coll Pan.

Al irse aclarando los pinos, comenzó a verse asomar sobre las copas una cúpula verde, que debía de ser la cima.

Antes, salí al lomo, amplio y herboso, dando vista al norte, al macizo de Nuria presidio por la mole del Puigmal. Tomé la cuerda a la izquierda (NO) y…

… remonté la pendiente hacia la cumbre aparente.

Pero que no lo era; aún habría de recorrer un corto tramo de loma de escasa pendiente para llegar a lo alto de La Covil.

Mirando atrás, la silueta del Taga dominaba el horizonte oriental, junto a la más lejana cresta de la Sierra de Santa Magdalena, allá en la Garrotxa.

Al noroeste, el Cim de Pla de Pujalts destacaba sobre el fondo borroso de las montañas del Berguedá. Continué el cresteo…

… bajando al Coll de Coma Ermada por suave pendiente y remontando el subsiguiente lomo. Al adquirir cierta altura y volverme veía, junto a La Covil, un bonito panorama de crestas entre el Puigmal y el Taga.

Tras pasar un hombro, la pendiente se tendió al acercarme a la Cim de Pla de Pujalts, pico...

… dotado de abundante parafernalia conmemorativa e incluso una mesa de orientación. Desde la cumbre, la vista más interesante es hacia el Puigmal, que se veía sobre el pueblo de Planoles y que, posiblemente, presente desde esta cresta del Montgrony sus mejores perspectivas.

Al noreste, sobre el fondo conocido, la vista de La Covil queda medio tapada por el lomo.

Al sureste, las sierras del valle del Ter se veían muy veladas por el contraluz.

Algo más claro, aunque turbio también, estaba el panorama al suroeste, hacia el Berguedá.

Al noroeste, la cresta seguía hacia el siguiente pico, el Roc des Llams, que alcancé tras…

… una leve bajada y subida. Mirando atrás desde esta punta segundaria, el Cim de Pla de Pujalts presenta un bonito perfil y…

… al otro lado, se descubre ya lo que restaba de cresteo: L’Emperadora y la Pedra Picada. Más allá, el cordal se elevaba en la Creueta, máxima altura del Montgrony, el Puigllançada y la grisácea Tossa d’Alp. Desde aquí se apreciaba muy bien cómo todos los picos de esta modesta sierra son bastante individualizados y prominentes, dentro de la suavidad general del terreno. Proseguí bajando al…

… Coll de la Bona, desde donde la subida a L’Emperadora es más suave aún que las anteriores. Al alcanzar un hombro previo a la cumbre,...

… me volví para mirar lo recorrido desde el Roc des Llams, que tapa al Cim de Pla de Pujalts.

A partir de ahí, el lomo se tendió, como venía sucediendo en cada pico, hasta L’Emperadora, el más bajo de los que incluye la travesía.

La vista hacia el Puigmal seguía magnífica, contrastando la aridez de las zonas altas del macizo con el verdor de los valles.

Al noroeste, el último pico del día: la Pedra Picada. De nuevo, siempre por amplio lomo herboso… 

… de pendiente moderada, bajada al Coll de Remoló y subsiguiente…

… remontada hacia la cima de la Pedra Picada, a la que llegan los árboles, limitando la visión en algunas direcciones.

Lo más despejado es al sureste, donde la vista llega a L’Emperadora y el Roc des Llams, más el Taga al fondo.

La bajada al otro lado transcurre por terreno tan cómodo y suave como siempre pero entre unos pinos que, a veces, se adensan hasta incomodar el paso, salvo…

… que se sigan unas oportunas manchas de pintura roja y blanca (hasta aquí no las había visto; quizá porque no me había fijado) que marcan un camino despejado.

Salí del arbolado muy cerca ya del Collet de les Fontetes de Castellar. En su punto más bajo, abandoné el cordal girando a la izquierda (SO) para…

… bajar por la suave vaguada herbosa. Un cartel señalaba por ahí la dirección a Castellar de n’Hug; ése no era mi objetivo pero la dirección coincidía. Tras un corto trecho sin senda,...

… llegué a unos abrevaderos, de donde arrancaba un camino que continuaba descendiendo el barranquillo hasta desembocar en la pista, llamada Camí de les Mines. La tomé a la izquierda (SO) y…

… emprendí un panorámico flanqueo que, en ligero descenso, me fue llevando por la ladera meridional de la sierra, deshaciendo el desplazamiento al oeste que previamente había hecho por la cresta. A mi derecha iba viendo las siluetas de las crestas del Catllarás y…

… Sierra Ensija e incluso el Pedraforca. Después de pasar sobre el característico testero de Es Plans,...

… llegué a una bifurcación donde continué por la derecha (SE).

Al poco, empecé a ver a la derecha y abajo una llamativa formación de roca roja y la pista comenzó a hacer lazadas.

En la tercera revuelta, dejé el carril por la izquierda para…

… tomar un camino peor acondicionado que sale en tangente del exterior de la curva y se dirige al sur, hacia…

… el roquedo antes mencionado. Al pie del mismo, se forma una collada a la derecha de la cual…

… se disfruta de un pintoresco panorama: el Puig Moreu domina un barranco anónimo sobre el que se alza en lo alto de un espolón la Ermita de Sant Joan de Cornudell.

Siguiendo el camino, llegué enseguida a Can Torre, donde desemboqué en una pista señalizada como GR y con carteles indicando el Santuari de Montgrony. Atendiendo a ellos, la tomé a la izquierda (N). Ya sólo quedaba seguir las señales para regresar al punto de partida, tras un largo recorrido, casi horizontal, a través de la falda meridional de la sierra. 

El trayecto incluyó tramos en que el camino se torna borroso, pero nunca falta señalización. Aquí, uno de esos tramos, dominado por el Cim de Pla de Pujalts.

En otras ocasiones, se estrechaba al paso por zonas de vegetación densa.

Predominaba el terreno despejado, con lo cual, esta parte que podría pensarse que se puede hacer larga, se ameniza con la visión de los cambios de perspectiva de la cresta antes recorrida del lado del monte y…

… de las crestas del Catllarás al otro.

Al rato, en Meians y a la vista de La Covil, llegué a un cruce. Siguiendo las indicaciones, continué recto (E), volviendo a caminar por buena pista.

Pasadas las Viles Grosses, en una nueva bifurcación, ya entre pinos, seguí por la izquierda (SE).

Y así acabé desembocando en la carretera que va al santuario, ya a la vista del mismo. Tomándola a la izquierda (E), ya sólo quedaba hacer la curva para cruzar el Torrent de la Coma Ermada.

Entrando en su cuenca, me fijé en que, en la pared de enfrente era visible el corte de la faja por donde había iniciado la excursión esa mañana.

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