Pic de Madrès (2.469)

ASCENSIÓN DESDE EL COL DE JAU

POR LA CASTELLANE Y RETORNO POR EL ESTANY DEL CLOT

El Macizo de Madrès, situado en el Capcir, en pleno Pirineo Oriental, se destaca al norte de la divisoria para separar los valles de los ríos Têt y Aude. De altitud moderada, se trata de una extensa zona montañosa, articulada en torno al pico homónimo, de donde se proyectan una serie de lomas altivas, aunque suaves y verdes, en las que bosque y prados se reparten el espacio. Los valles que corren entre ellas, salpicados de lagos, son también amplios y apacibles. En suma, Pirineo risueño y amable.

Partiendo del Col de Jau, esta actividad combina la ruta más corriente de ascensión, la de la Vallée de La Castellane, en su versión extendida, que visita los tres picos que coronan el macizo, con un largo retorno a través de las cuencas lacustres y grandes laderas herbosas de las vertientes sur y este de la montaña.

El Macizo de Madrès desde el nordeste. En el centro, bajo la cresta se aprecia el tajo diagonal de La Castellane

SITUACIÓN:

  • Zona: Cerdaña (Pirineos)
  • Unidad: Capcir
  • Base de partida: Roquefort-de-Sault (Aude)

ACCESO: El Col de Jau está 80 km al NE de Puigcerdà, por Mont-Louis, Puyvalador y Le Bousquet. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.510 / 2.469
  • Mi tiempo efectivo: 8h29
  • Mi tiempo total: 10h47
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos, si bien hay puntos en que se requiere atención para no perderlos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Géoportail. © IGN 2017

LA RUTA: Salir del Col de Jau hacia el sur, por la pista que se dirige, por el Refuge de Callau, hacia el Col de Planyàs. Pasado el claro que queda como vestigio de una antigua cantera y tras girar el carril al S, dejarlo por una senda que sale a la derecha (O) y remonta el valle de La Castellane. Al dejar atrás el abrigo de La Balmette, girar a la derecha (NO) para alcanzar, por un pequeño circo, la cresta en el collado al sur de la cota 2.213. Tomar la cuerda a la izquierda (O) y recorrerla, girando con la cabecera y tocando en los picos Bernard Sauvage y Madrès.

Continuar cresteando al este, hasta el Roc Nègre y girar allí a la derecha (S) para bajar por la loma que cae a ese lado recorrida por una senda. En el Refuge de la Font de la Perdrix, ubicado en otro entronque de crestas, seguir el descenso por la oriental, que separa las cuencas de los lagos Estelat y Nègre. Cuando la senda se bifurca en la zona de Pinouseil, girar a la izquierda (NE) para bajar al Gorg Estelat. Seguir el torrente en su descenso hasta un nuevo cruce en el Pla d’Amunt y seguir a la izquierda (SE) para culminar la bajada en el Estany del Clot. Girar a la izquierda (NE) y bordear el lago por su orilla oriental hasta el desagüe, de donde salen dos sendas. Coger la derecha (NE) y al poco, en un segundo cruce, girar a la izquierda (N). Atravesar la vertiente este del macizo, pasando por el Roc de Torrelles, hasta el Col de Planyàs. Tomar allí la pista que sale de su vertiente norte, regresando por el Refuge de Callau al Col de Jau.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Larga excursión sin dificultad en la progresión, pero con alguna en orientación, pese a transcurrir en su práctica integridad por caminos. Los paisajes que se traviesan son de una gran variedad: bosques, un amplio valle glaciar, un par de lagos, panorámicas laderas herbosas y, por supuesto, la cresta.

Se puede acortar yendo en coche hasta el Refuge de Callau; son 2 km y 50 m desnivel de pista perfectamente practicable. Si fui andando, fue por desconocer su estado pero, en mi opinión, este tramo es prescindible.

También era más corta la idea original, pues no pensaba pasar por el Estany del Clot, sino rodear el macizo más arriba para volver al Col de Jau, por una senda que, según el mapa, uniría el Pla del Mig directamente con el Col de Planyàs, ahorrando unos 3 km  con similar desnivel. Sin embargo, fui incapaz de encontrar su arranque tras buscarlo un rato. Al contrario de la pista a Callau, el paso por el lago sí que añade atractivo, por lo que doy por bueno el rodeo.

RELATO GRÁFICO:

En el Col de Jau, tomé una pista de tierra que sale del lado occidental de la carretera y se interna en el pinar en dirección sur. En casi inapreciable subida, el carril me llevó contorneando el monte hasta...

... el refugio de Callau, donde se bifurca. Continué por la derecha (S), siguiendo un cartel que indica el inicio del itinerario “Le Madrès”, cuyas marcas amarillas me acompañarían  en la primera parte de la ascensión. Según dejaba atrás los edificios, encontré una barrera que impide el tráfico rodado y...

... una segunda bifurcación, en la que de nuevo proseguí por la derecha (S). Al poco, salí momentáneamente del bosque en la Jasse de Callau y pude ver, al este, la Serre d’Escales junto a un casi oculto Dourmidou.

De vuelta bajo los árboles, empecé a ganar altitud, todavía suavemente. Tras una curva de 180º, pasé el claro que se abre donde hubo una cantera. Luego, con un segundo giro en redondo, la pista recuperó la dirección sur y, al poco, llegó el momento de dejarla por una senda que sale a la derecha (O) y remonta La Castellane. El lugar (en la foto), no hay nada distintivo y, pese a estar marcada con hitos, la vereda tampoco es muy visible, al salir a contramano. Valga como referencia la altitud de 1.650 m.

Sin embargo, el trazo era muy claro a través del pinar y, con las señales de pintura ya mencionadas y abundantes hitos de refuerzo, me llevó sin dudas a través del bosque de la ribera meridional del vallecito, en un ascenso ya más firme.

Salí del bosque denso coincidiendo con el cruce del torrente para...

... proseguir subiendo por la otra orilla. En este terreno más despejado, comencé a ver los roquedos del circo cabecero.

A mi derecha, se elevaba la cresta septentrional del valle, a la cual me dirigía. Pero subiría más arriba, por un acceso más confortable, precisamente al otro lado del risco tenía a la vista.

Volviéndome, tenía una visión algo más amplia de la pareja Dourmidou – Escales y, más lejos, la confusa sombra de los montes de la región de Corbières.

Aún cruzaría un par de veces más el juvenil torrente antes de que...

... una subida más brusca me llevara a una horcada en la vertiente izquierda del valle donde...

... se asienta el orri de La Balmette. A través de la horcada, fue asomando el risco del...

... Salt del Bourro, desprendido del Roc Nègre. Más lejos, asomaba el Pic de Bernard Sauvage, mientras que el Madrès quedaba oculto por la gran aguja.

Tras puesta la horcada, pude contemplar la cabecera completa del valle. Aquí dejaría la ruta balizada, girando a la derecha (NO) tras bajar una corta pendiente de hierba y matorral para...

... en un pequeño y verde circo tributario, que remontaría hasta la cresta. Un trazo más precario que el que había llevado hasta entonces, me facilitó el paso a través de arbustos y algún breve pedregal.

Al poco de haber emprendido esta primera subida realmente empinada de la jornada la vista sobre la Castellane bajo la Rouquette.

Tras pasar un rellano, el senderillo me llevó a dejar lo que parecía el tubo principal para culminar la subida por otro más cómodo a la derecha (N).

Alcancé la cresta en el collado abierto entre las cotas 2.213 y 2.196 del mapa. Había ido girando hasta tomar dirección este y lo primero que vi sobresalir de la loma fue el Dourmidou. Girando en redondo a la izquierda (O),...

... comencé a seguir el verde lomo, que se presentaba amplio y suave.

Y también panorámico. Al noroeste, apareció la Montagne de Tabe, más allá de las crestas de Tarbésou y Bentaillole.

La subida por la cuerda continuó gradual y relajada hasta una anónima prominencia, desde la cual...

... dominaba la cresta recorrida, incluyendo el collado en que la alcancé y el tubo de acceso al mismo.

También, pude ver por primera vez en el día la roma cima del Pic de Madrès. Proseguí el cresteo, que...

... se empinó, sin presentar obstáculos, para ascender al Pic de Bernard Sauvage.

Desde esa cima, destaca la vista sobre el Salt del Bourro bajo el Roc Nègre, al otro lado de la Castellane.

Mirando atrás, se descubría más allá del Dourmidou una sucesión de modestas sierras que se extiende hacia Narbona.

Al norte, el Pirineo, tras unas pocas arrugas, desemboca rápidamente en la llanura.

Al noroeste, sigue visible, algo más cercana, la picuda Montagne de Tabe, enmarcada por los mismos de antes.

Al oeste, el macizo del Carlit al completo, donde destacan el propio Carlit, los Perics y el piramidal Roc Blanc cerca de  su extremo norte.

Giré aquí con la cresta al sur, emprendiendo la subida final a la cumbre de la jornada tras pasar la consiguiente depresión. Por cierto que, a la derecha de la loma,...

... descubrí el larguísimo cordal del Cadí, e incluso llegué a distinguir el Pedraforca asomando junto al Comabona.

Al paso por la horcada, se ve el perfecto tubo de La Castellane.

El lomo norte al Pic de Madrès es extenso y suave.

Desde la cumbre, mirando atrás, el Pic de Bernard Sauvage culmina la cresta que limita por el norte el alto valle de La Castellane, que quedaba ahora oculto.

Al oeste, junto a las crestas del Carlit se descubría ahora el extenso altiplano del Capcir. Hacia la izquierda, el Cadí y...

... las montañas del Ripollés, por encima del vecino Puig de la Pelada. En aquéllas, se distinguían muy bien el cónico Noufonts y el masivo Bastiments, cerca del extremo izquierdo.

Al sureste, el Canigó, quebraba el horizonte por encima del Mont Coronat.

Comencé el retorno siguiendo la cresta al este, recorrida por una senda marcada con pintura roja y amarilla. Me dirigía hacia el Roc Nègre,...

... tercer pico de la jornada. Para llegar allí, tendría que pasar una zona rocosa, bastante movida, llamada Clos Tort.

El pasaje resultó muy fácil siguiendo la senda, la cual me llevó primero a rodear un risco por la vertiente derecha (sur) y, tras un corto flanqueo,...

... a pasar el siguiente por la izquierda (norte)...

... disponiendo siempre de un buen trazo, muy pisado y sin obstáculos.

Desde este segundo flanqueo es muy bonita la vista hacia el Bernard Sauvage, por encima del Salt del Bourro.

Desde el Roc Nègre, el Pic de Madrès presenta un aspecto algo más altivo. Aunque no mucho. Otra vez, la máxima cumbre es lo menos alpino de un macizo. Curioso.

Al este, la cresta del macizo continuaba, más que ancha, extensa y gradual hacia la Rouquette. Por ahí suelen ir muchos de los que hacen el recorrido de las tres cumbres. Pero yo pensaba dar una vuelta más amplia. Como en este pico había un enjambre de bichos bastante molesto, apenas paré y giré a la derecha (S) para...

... descender por una loma ancha, pero no tanto, y más empinada pero sin exagerar. Llevaba en la vista las crestas del Ripollès y, a la derecha,...

... la cabecera de la Coume de Ponteils, donde parece que hubo un ibón, hoy colmatado.

Al alejarme de la cresta, el Madrès se iba mostrando más fiero, dentro de un orden claro. Bueno, esta vista ya es más atractiva.

Bajé por este lomo del Clot Rodon sin seguir, ni echar de menos, ningún trazo, pensando que no habría. Pues bien, sí que debe de salir una senda del Roc Nègre, pues convergí con ella llegando...

... al ancho collado subsiguiente. Me incorporé a la misma hacia la derecha (S) y me dirigí hacia el Roc des Gourgs. El nombre le viene de que se eleva entre...

... las cuencas de los lagos Estelat, al que me dirigía y que veía a mi izquierda, y el Nègre al otro lado.

Al tomar distancia, volviéndome podía ver toda la loma entre el Madrès y el Roc Nègre.

No llegué a subir al Roc des Gourgs sino que, cuando el terreno comenzó a elevarse, la senda me llevó a derivar a la izquierda para rodearlo por el norte, perdiendo de paso de vista las crestas del Carlit.

Habiendo tomado dirección este, pasé por la Font de la Perdrix y, enseguida, a un pequeño refugio abierto, desde el que sí que pude ver el Gorg Nègre, con el Mont Coronat y el Canigó al fondo.

A partir de aquí, reaparecieron las señales de pintura, amarillas y también otras rojas, más escasas y borrosas, marcando la senda, que continuaba al este por lo alto de la loma. Con la pérdida de altitud, los árboles empezaron a menudear y no tardé en encontrarme caminando a través de bosque.

A 2.175 m de altitud, en la zona de Pinouseil, un par de carteles marcaban una encrucijada. A la izquierda (NE), salía...

... un desvío indicado al Gorg Estelat y por él me fui. El trazo estaba muy poco claro al principio, pero...

... enseguida se aclaraba mucho, además de que persistían tanto las marcas amarillas como algunos hitos.

Antes de ver el lago, se fue anunciando por la cercanía de las laderas de la loma de la Rouquette, pues...

... la masa de agua apareció bruscamente tras atravesar una densa banda de árboles. En la orilla, giré a la derecha (E) para bordearlo brevemente. Tras cruzar el desagüe,...

... la senda me llevó a seguir el vallecito en su descenso.

En el Pla d’Amunt, primer rellano por debajo del lago, la senda se bifurcó, esta vez más claramente, proseguí por la izquierda (SE), indicada al Estany del Clot.

Una acusada cuesta me llevó al siguiente escalón, el Pla del Mig, al cabo del cual la senda desemboca en una pista, por la que seguí hacia la izquierda (SE). Unos metros antes del cruce, busqué a la izquierda (E) la salida de una senda, que según el mapa rodea el macizo. No encontré ni rastro de ella, así que decidí al Col de Jau dando un rodeo más amplio (qué remedio). Pero no estuvo mal.

En primer lugar, bajé hasta el Estany del Clot, que hacía un bonito contraste entre tanto verde, con el Mont Coronat detrás. El camino me llevó hacia él, dando amplio un rodeo por la derecha.

A la altura del lago, llegué a un cruce señalizado junto a unos corrales, donde giré a la izquierda (NE).

A continuación, bordeé el lago...

... por su orilla oriental, al cabo de la cual crucé el torrente que lo desagua por una pasarela.

Del otro lado, nacen dos sendas divergentes y yo tomé la de la derecha (E), que me introdujo en el bosque separándome del cauce.

Poco más de 200 m después, al otro lado de una cerca, tomé un desvío muy borroso a la izquierda (NO), el cual...

... me sacó de los árboles a una zona de pasto con algo de matorral bajo las laderas de Als Pelats. El trazo se aclaró y por él emprendí un largo flanqueo por la vertiente oriental de la montaña.

A mi derecha, con el Canigó al fondo, el Mont Coronat dominaba el valle de Nohèdes.

La panorámica travesía me llevó hacia el espolón del Roc de Torrelles, desde donde,...

... mirando atrás, se ve una bonita sucesión de laderas, contrafuertes y crestas.

El trazo desapareció momentáneamente en la collada, así que, siguiendo la lógica, giré a la izquierda (N) y doblé el lomo manteniendo cota...

... dentro de lo posible, a través de un matorral no muy malo, hasta...

... reencontrar la senda apenas 50 m después. Al pasar junto a pinos, me fijé en que algunos ostentaban unas manchas borrosas, muy viejas, de pintura verde claro.

Pero el trazo está tan claro que resultan innecesarias. Atravesando esta ladera del Bac de Torrelles, pronto vi otro collado: el de Planyàs, al cual me dirigía.

A la derecha, el Canigó recibía la sombra de la (casi) única nube que vi en el día.

En el Col de Planyàs, desapareció la senda junto a la linde de un bosque.

Antes de entrar en el mismo, me volví a echar una última mirada a las laderas por donde había llegado, bajo la oscura masa del Mont Coronat.

Según entré bajo los árboles, crucé una puerta de pastor eléctrico y...

... salí a terreno despejado, volviendo a ver los picos Dourmidou y Escales, referencia indudable de la cercanía del Col de Jau y del final de la ruta. Hacia mi izquierda (NO), salía un carril, que tomé,...

... bajando por él hasta una pista en mejor condición, que tomé a la izquierda (E). Ésta es la misma que por la que esa mañana había salido del puerto y pasado por Callau, luego no tenía más que seguirla. Acorté distancia cuando, tras doblar un lomo en la ladera de la Rouquette,...

... justo antes de doblar el segundo, tomé a la derecha (NE) una senda, marcada con dos hitos, que se interna en el pinar. Como no hay referencias claras, dejo la imagen; el arranque del desvío son los bastones.

Como casi siempre, si la salida es borrosa, al poco se aclaró el trazo, que me llevó en cómoda bajada hasta...

... reencontrar la pista. La tomé a la derecha (S) y...

... enseguida, a la salida de una lazada, reconocí la Jasse de Callau. Ya sólo me quedó seguir el carril para llegar, por el refugio homónimo, al Col de Jau.

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