Pic de Tristaina (2.876)

ASCENSIÓN DESDE ORDINO - ARCALÍS

ARISTA SE Y CRESTA HASTA EL PIC DE CABANYÓ (2.736)

El Pic de Tristaina es una audaz pirámide rocosa que corona la sierra del mismo nombre, en la esquina noroccidental de Andorra. No es de las montañas más altas de la zona pero su esbeltez y prominencia la hacen destacar. Se trata de un monte que mezcla hierba y pedregal en sus laderas, alzadas sobre serenos ibones y rematadas por aristas de roca sólida; es decir, lo habitual en esta montaña fronteriza, con altitudes casi del Pirineo central pero formas y colores más amables. Las amplias vistas, junto con la serena belleza que conforman hierba, piedra y agua, más unos cresteos entretenidos para quien se salga de las rutas normales, son los principales atractivos de este Pic de Tristaina y, en general, de todo el macizo.

La ruta combina la ascensión de la arista SE del pico, la más altiva de las tres que se encuentran en su cima, y que presenta ciertas dificultades livianas. Como la subida, siendo emocionante habrá resultado corta, se compensa con un largo retorno, recorriendo un buen segmento de panorámico cordal, en que se alternan tramos apacibles pisando hierba, con la superación de abundantes canchos, nunca difíciles, pero siempre entretenidos.

Acabando el cresteo, vista del cordal recorrido entre los picos Cabanyó y Tristaina. A la derecha de éste, su arista SE

SITUACIÓN:

  • Zona: Andorra (Pirineos)
  • Unidad: Serra de Tristaina - Castellar
  • Base de partida: El Serrat (Andorra)

ACCESO: Los Orris de la Coma del Forat están en la zona superior de la Estación de esquí de Ordino-Arcalís, 25 km al norte de Andorra la Vella, por La Massana y El Serrat. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 2.239 / 2.876
  • Mi tiempo efectivo: 5h47
  • Mi tiempo total: 8h18
  • Dificultades: PD. Numerosos pasos de I y II grado, todos cortos y sin gran exposición, a lo largo del cresteo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Junto a la Cabana de l'Eucasser, donde hoy está el aparcamiento más alto de la estación de esquí, tomar al NE una senda balizada que se dirige a los Estanys de Tristaina. Remontar la cuenca lacustre, dejando a la izquierda el ibón más alto para ganar la cresta en el Port de l'Albeille. Girar a la izquierda (NO) y seguirla hasta el Pic de Tristaina (F).

Continuar por la arista que cae a la izquierda (SO) hasta el Pic Petit de l'Etang Fourcat (PD). Girar allí de nuevo a la izquierda (S) y seguir cresteando hasta el Port de Rat (PD). Tomar a la izquierda (E) la senda que lo atraviesa, bajando a la Coma de Rat para descender por ella a la Cabana de l'Eucasser.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonito y entretenido recorrido de cresta, con pequeñas dificultades, un desnivel muy repartido y unos panoramas limitados pero muy hermosos. Comentario especial merece la arista SE; una de esas maravillas en que se puede palpar el vacío con una dificultad que, para muchos montañeros, no requiere andar asegurándose. Verticalidad asequible, podría decirse. Y eso a pesar de la notable urbanización del entorno, que, además de la estación de esquí que ocupa los circos meridionales, ha llenado de sendas el entorno, que se entrecruzan hasta confundir más que ayudar, y permite subir hasta la cresta a turistas en alpargatas, telesilla mediante. Precisamente, al pasar por el Port de Creussans, adonde llega uno de esos artilugios, nos veremos rodeados por el gentío. Pero no hay que alarmarse: es bien sabido que el dominguero común europeo, especie dominante por estos parajes, es un animal de corto radio de acción, en cuanto deja de contar con la mecánica, y pronto volveremos a encontrar la soledad. Al menos, tanta como cabe esperar de la arista que une dos cimas como el Tristaina y el Cabanyó.

Respecto a la dificultad técnica, entre las trepadas, las de II grado son minoría y sólo a un par de pasos cortos le pondría el “+”. Además, su exposición es relativa. El acceso a la cima del Cabanyó está equipado con cuerdas fijas, pero tampoco pasa de II; algo más largo que otros, pero no llega a 5 metros el escalón más alto. Vamos, que cualquier montañero avezado en la pequeña escalada pasará una jornada con más disfrute juguetón que otra cosa en esta cresta.

El recorrido se podría prolongar hasta el Cataperdís para bajar por la Brecha de Arcalís. Era lo que tenía previsto, pero decidí acortar al ver unas nubes con muy mala catadura llegar por el suroeste y alzarse sobre el fondo del circo. Hice bien: comenzó a tronar llegando al coche y a descargar granizo mientras me desataba las botas.

RELATO GRÁFICO:

Cerca del lugar en que los mapas aún señalan la Cabana de l'Eucasser, hoy ocupado por instalaciones esquí, sale el “Camí dels Estanys de Tristaina”. Está indicado con un cartel y balizado con marcas rojas y blancas y puntos amarillos. Tras rodear por detrás una cafetería, la senda atraviesa en diagonal una ladera herbosa,...

... bajo crestones rocosos y...

... sobre la Coma del Forau.

El camino es magnífico en general, pero incluye el paso por un par de canchos, dotados de unas sirgas, en mi opinión innecesarias. Pero es que aún estamos en un terreno más frecuentado por el paseante que por el montañero.

Casi sin sentir, me encontré a cierta altura sobre la estación, dominada por parte de la cresta que iba a recorrer. En la foto, además del Cataperdís, se ve el tramo final, del Pic de Cabanyó al Port de Rat. Esa suave subida me dejó...

... en lo alto de un lomo, al otro lado del cual asomaban ya los picos de Tristaina y de l’Albeille. Un cartel indicaba el camino a los distintos lagos y yo, que debía ir al de Més Amunt, giré a la izquierda (N) al tiempo que cruzaba el collado para...

... descender hacia la cuenca que se abría al otro lado. En la bifurcación siguiente, también indicada, continué recto (N) hacia el estanque más cercano, el del Mig. Por aquí es importante tener claro la dirección pues las marcas amarillas y rojiblancas son iguales para todas las sendas y pueden llevar a confusión. En suma ahora, tenía que descender hacia el desagüe de dicho ibón y cruzarlo para rodearlo por la derecha.

Caminando junto a la orilla, veía el reflejo en el agua de la Pointe de Peyreguils, en cuya ladera se proyectaba, a su vez, la sombra de la cresta de l’Albeille. Una bella doble simetría.

El contorneo del Estany del Mig acabó con el cruce de una minúscula bahía, tras el cual me encaramé a un lomo dominado por la pirámide del Tristaina, al tiempo que iba derivando a la derecha (NE).

Mirando atrás, podía ver el tramo de cuenca recorrido desde que atravesé el anterior lomo, tras el que asomaba soleada la cresta de Arcalís.

Ante mí se extendía una ladera suavemente inclinada que acababa en un alto, tras del cual se alzaba la cresta que une los picos de Tristaina y l’Albeille. La senda me llevó hacia allí, atravesando en diagonal la pendiente.

Al ganar altura, fui adquiriendo buena perspectiva sobre el Estany de Més Amunt, que iba dejando de lado, dominado por parte de la cresta a recorrer: el movido segmento que va del Pic Petit de l’Étang Fourcat a la Pointe Peyreguils.

Más a la derecha, me fijé entonces en la bonita imagen del Pic del Pla de l’Estany asomando por el Port de Rat, entre el Cataperdís y el Cap de la Coste Grande.

Los últimos metros antes del alto transcurrieron junto al arroyo que alimenta los lagos y se empinaron un tanto. Al culminar, me encontré...

... a la entrada de un rellano, con la cresta del Port de l’Albeille al fondo. La senda se bifurca allí y, atendiendo al cartel, seguí recto (NE) para dirigirme al collado en cuestión.

Atravesando el rellano pasé junto a un par de estanques anónimos, a cada cual...

... más decorativo, antes de emprender el ascenso al puerto, situado en el extremo meridional (derecho) de la cresta. La subida es una pedrera de aspecto disuasorio al principio, pero...

... que va mejorando según te acercas. Además, por el lado derecho hay hasta...

... una traza clara, balizada con pintura e hitos, que facilita bastante la cosa.

Sólo en los metros finales la cosa se pone de verdad empinada y movediza, pero incluso ahí las marcas indican los pasos más pisados. Pocos metros antes de culminar, señales y traza me sacaron de la canal por la izquierda (NO), del...

... lado donde está el Tristaina, por una repisa que gana la cresta más cómodamente.

Al asomarme al otro lado, me encontré ante el bonito Pic de l’Aspre. La senda Bajaba hacia allí e incluso había...

... marcas en “X” para prevenir que alguno se fuera por la arista. Pero ése era mi camino: la arista suroriental del Pic de Tristaina se alzaba a mi izquierda (NO) y por ella iba a alcanzar la cumbre. El inicio de su recorrido es un apacible lomo terroso de escasa pendiente, pero que pronto se acabó ante el primero de los tres o cuatro canchos que se encuentran en el fondo del collado.

Mostrando una curiosa simetría, las subidas consistieron en ambos casos en placas tendidas y con bastantes irregularidades (I).

Sin embargo, las bajadas fueron más verticales, teniendo que destrepar ya con cierto cuidado (II-).

De todas formas, predominaron los tramos de caminar tranquilo, buenos para recrearse los ojos mirando a la izquierda la cresta que me esperaba sobre cuenca lacustre de Tristaina. Por cierto, que por encima de la misma, asomaban ahora, junto al Pic del Pla de l’Estany, el de Coma Pedrosa, todo el grupo del Medacorba y la Pica Roja.

Así, me fui acercando a la base de la arista. Ésta es muy empinada pero las dificultades que presenta son muy leves, menores de lo que esperaba. Las trepadas, fáciles (I / II-) y poco expuestas, son numerosas pero cortas y se encuentran separadas por prolongados tramos de caminar, con hitos marcando el mejor paso.

Lo que no quita que, a poco que gané unos metros, la vista atrás era impresionante. En realidad, es más fácil de lo que parece.

Algunas dificultades algo mayores en plena arista, las evité por la derecha, siguiendo los hitos. En esas ocasiones, se gana perspectiva sobre, la cuenca de l’Albeille, dominada por el pico homónimo y el de la Font Blanca.

Para dar una idea de cómo es esta remontada, quizás el paso menos fácil sea esta trepada de unos 10 m de roca firme, extremadamente empinada pero llena de apoyos (II-), que se encuentra en el lado izquierdo de la arista, indicada por hitos, a unos 1.760 m de altitud (es decir, a un tercio de subida).

A la salida del paso, lo mismo que antes del mismo, me encontré con un buen tramo de rampa de hierba y cantos de mediana pendiente. Así, alternando andar y trepar, fui recorriendo la arista, más bien lomo, hasta...

... toparme con el hito cimero. Eso sí, la foto es tal cual llegué: me salió a recibir la Pica de Estats escoltada por casi toda su corte. ¡Vaya comité de recepción!

También descubrí la cuenca del Étang Fourcat, dominada por el Pic de Malcaras, y la cresta del Peyrot algo más lejos.

Volviéndome a la derecha, veía el Pic de l’Albeille sobre la arista recorrida. Más allá, asomaban ahora el trío Serrera - Estanyó - Casamanya y, en una línea aún más lejana, el horizonte se quebraba con la barrera sur andorrana, donde se podía reconocer la silueta trapezoidal de la Tossa Plana.

Siguiendo con la vuelta, al este, por detrás del Pic de l’Étang Fourcat, se elevaban rojizas las montañas del Pallars Sobirá, del Coma Pedrosa a la Pica de Estats. En esa dirección, a la izquierda (E) según había llegado, proseguí la excursión, recorriendo la cresta de esta Sierra de Tristaina, nunca demasiado estrecha, en la que predominan los tramos suaves y herbosos pero jalonados por canchos más o menos abruptos. Pero vamos por partes. 

La primera parte, la bajada de la cumbre en sí, es un suave lomo rocoso.

A partir de la cota 2.800, el terreno se estrecha y empina, incluyendo...

... algunos destrepes casi verticales, entre los cinco y diez metros, donde no sobran los apoyos (II). Facilitaban la cosa las marcas amarillas y los hitos, que seguían indicando los pasos más convenientes.

El collado entre el Tristaina y el Pic Petit de l’Étang Fourcat al que me dirigía (a su hermano mayor no subí) está interrumpido por un par de canchos y un picacho (2.735) anónimo. Un poco como en l’Albeille, el tramo es un subibaja de mucho caminar con varias trepadas cortas entre los grados I y II.

A todo esto, llevando bellos panoramas tanto a izquierda, como...

... a derecha.

Lo que no resulta nunca esta parte de la arista es ni aguda ni excesivamente expuesta. Este paso (I+), por el que me encaramé al cancho situado justo antes del punto más bajo de la horcada (2.669) es un buen ejemplo.

Sólo en la bajada precisamente a dicho vértice del collado (2.669) el paso es algo más delicado (II+) por longitud, verticalidad y exposición. Lo podría haber evitado por las repisas que se ven a la derecha pero la roca era tan limpia y sólida que bajé por la arista, que me pareció, como sucede a menudo, la opción menos fácil pero, sin embargo, la más segura.

Otro paso destacable, por su longitud, es esta placa de 20 ó 25 m, a la salida del collado, pero que resulta francamente fácil (I) con tanta irregularidad. Eso sí, desde lo alto de la misma...

... la vista atrás, con la arista recorrida desde el Tristaina y el Pic y Port de l’Albeille, es para no perdérsela.

A partir de ahí, sigue un empinado lomo herboso para alcanzar el pico secundario intermedio (2.735), desde el cual...

... la cresta vuelve a bajar en una amplia comba, previa a la subida final al Pic Petit de l’Étang Fourcat. El arranque de la misma está defendido por un resalte...

... de roca impresionante, pero soslayable por una placa tumbada (I) a la izquierda, superada la cual ya sólo quedó un lomo...

... empinado pero sin dificultad para alcanzar la cima del Pic Petit de l’Étang Fourcat. Desde allí hay una bonita perspectiva de los picos de Tristaina y l’Albeille enmarcando el de la Font Blanca y con la cresta del Estanyó al fondo.

Girándome a la derecha, otra visión, más amplia, de los lagos, con la cadena meridional andorrana y la cresta de Arcalís como marco. Qué pena de pistas de esquí. Aunque la gente de allí dirá que hay que vivir... bueno, al menos, ya que afea, la cosa es útil.

Al otro lado, el Étang Fourcat parecía una huella gigantesca. Detrás, la cresta del Peyrot y, aún más allá, asomaba ligeramente la Montagne de Tabe.

Al noroeste, se levantaba la cima principal del Étang Fourcat junto al grupo de la Pica de Estats.

Más a la izquierda, aparecían ahora más despejadas las montañas del Pallars-Subirá: entre el grupo de Coma Pedrosa y la Pica Roja, el Monteixo. Abajo, se ve un rellano herboso con abundantes estanques. El mismo se extiende...

... al pie de la cresta de la Serra de Tristaina, donde destacaba netamente el Pic de Cabanyó, por la que continuaría el recorrido. Para ello, giré a la izquierda (S) y descendí por el lomo, ancho y empinado, de tierra y grava sueltas. Desde el final de este descenso, hay...

... una perspectiva impresionante del Pic de Tristaina. La primera de las diversas que se disfrutan sucesivamente desde esta cresta.

Vino a continuación un tramo movido con mucho apoyo de manos (I / II) pero sin grandes exposiciones ni obstáculos a destacar, al paso por la cota (2.743), desde la cual...

... se ven los dos picos del Étang Fourcat bajo un ángulo atractivo.

La continuación a partir de la cota (2.691) es más tranquila: un lomo herboso que se comba en un amplio collado antes de ascender a la Pointe de Peyreguils, en cuya antecima norte...

... conviene detenerse para apreciar un buen panorama de la cresta recorrida hasta entonces, incluyendo...

... el Pic de Tristaina desde otro ángulo, también bonito.

También desde esta cota (2.693) se tiene el que, para mi gusto, es el mejor ángulo de todo este cresteo hacia la Pica de Estats y compañía.

En fin, tras rodear un apilamiento de bloques por la derecha, alcancé una segunda antecima (2.695), desde la que...

... se “limpia” la vista hacia la cresta del Estanyó, llegando a ver toda su vertiente occidental a través del valle.

El paso a la Pointe de Peyreguils sólo presentaba algún pequeño obstáculo en...

... la bajada de esta antecima, unos 30 m rocosos y bastante empinados (I).

Desde este tercer pico del día, hay una buena perspectiva del Estany de Més Amunt bajo los picos de Tristaina y Albeille.

Por delante, el tramo turístico de la ruta: el paso por el Port de Creussans. De hecho, a partir de la Point de Peyreguils, la traza se hace amplia y marcadísima. Ya sabemos hasta donde llegan los usuarios del remonte por este lado.

Pasado el telesilla, continúa el buen camino. Por cierto, que desde el bultito (2.646) que hay entre la horcada donde llega aquél y el verdadero Port de Creussans, hay una estupenda vista atrás, hacia la cresta hasta el Pic de l’Étang Fourcat, sobre la que asoma el Tristaina.

Sigue la subida al Pic de Creussans, que es un lomo ancho, herboso y de pendiente moderada. La senda aquí se iba por la vertiente izquierda pero caminar a toda cresta no presenta el menor problema.

Luego, una suavísima y breve bajada precedió a la subida al Pic de Cabanyó, cima de más entidad. La senda volvió a aparecer en la cuerda a partir del collado, conduciendo el paso para...

... contornear un par de pequeños cuetos rocosos en los alrededores de la cota (2.671) y llegar a...

... los rocosos metros finales, equipados con un par de cuerdas fijas. La primera, que ayuda a remontar una rampa herbosa adosada a la izquierda de la arista me pareció absolutamente innecesaria. De hecho, subí junto a la misma caminando sin más.

La siguiente ayuda a superar una trepada fácil: un graderío corto y que no llega a ser ni vertical ni escaso en apoyos; trepé sin tocar la cuerda y no le doy más de un I+. Debe de ser que hasta aquí llegan los del remonte.

En todo caso, la vista atrás desde este Pic de Cabanyó es estupenda, con los picos del Étang Fourcat y Tristaina bien altivos.

También impresiona la vista de la vertiente de Soulcem del grupo de la Pica de Estats.

Medacorba, Monteixo y Pica Roja.

Al sur, se veía la continuación de la cresta hacia el Cataperdís... y unas nubes que iban asomando por detrás.

Para ir hacia allá, lo primero fue bajar una empinada arista de hierba y roca, con constantes escalones (I / II).

En alguno de esos pasos escabrosos sí que hubiera venido bien una sirga y no donde está. Luego, tras pasar un collado dividido por un cancho,...

... emprendí la remontada en diagonal de una ladera herbosa para salir a la cresta de la antecima (2.671) del Cap de la Coste Grande...

... desde allí hay otra bonita perspectiva de las montañas vecinas. No sé si daré en pesado pero es que no me cansaba de mirar cómo con casi cada paso cambiaba la perspectiva.

Esta cresta es casi horizontal y, aunque ya no hay trazo, que la rodea más abajo, está libre de obstáculos.

Luego, vino una bajada empinada y rocosa sumamente fácil pero que requirió las manos (I), hasta una horcada, tras la cual...

... vino pasar un bulto prácticamente insignificante y la subida al final, ya por una rampa despejada, hasta el Cap de la Coste Grande, que sería la última punta del día, pues las nubes no hacían más que adensarse y elevarse al sur, tras el Cataperdís y el Pic del Pla de l’Estany.

Antes de empezar a bajar, una mirada al oeste, hacia las crestas del Pallars Sobirá, enmarcadas por el vecino Cabanyó.

Atrás, queda este poco conocido picacho de cresta horizontal. Desde el que se aprecia todo el cordal recorrido, desde el Port de l’Albeille, destacando sus tres picos principales, Cabanyó, Étang Fourcat y Tristaina. Este último, mostrando bien...

... los perfiles de las aristas que empleé para subir y bajar.

Por debajo, a mis pies, veía el aparcamiento donde había arrancado a caminar. Pero no iba a regresar directamente. Antes...

... aún recorrería algo más de cresta. No ya hasta el Cataperdís, sobre el cual las nubes tenían ya una pinta realmente desalentadora; me daba con un canto en los dientes si no me mojaba yendo por lo más corto, que era bajar siguiente collado, el Port de Rat, para dejar ahí la cuerda. Comencé por continuar por la arista, que bajaba suavemente al sureste, al principio estrecha sin llegar a ser aérea y libre de obstáculos. A partir de una antecima (2.665), al empinarse, me dejé caer en diagonal a la derecha (S) para...

... bajar a la senda que iba atravesando la ladera y, tomándola a la izquierda (SE), llegar por ella al Port de Rat.

Desde allí me despedí de esas cumbres pallaresas que habían sido el decorado occidental durante el cresteo, pues las perdería de vista al...

... trasponer la horcada hacia la izquierda (E) y descender por la vaguada de ese lado, recorrida por un buen camino con doble marcación: GR y puntos amarillos.

Tras un descenso rápido y confortable, poco antes de alcanzar el fondo de la Coma de Rat, el sendero giró a la izquierda (NE) para descender por su vertiente izquierda, ya hasta las instalaciones de la estación donde había aparcado.

Atrás iba dejando un Circo de Arcalís que ya cubrían totalmente las nubes, con las que casi iba echando una carrera para...

... llegar al coche antes de que descargara la tormenta que se estaba preparando. Lo conseguí por los pelos.

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