Aparqué en la plazoleta-mirador de El Gasco,
colgada sobre el curso del Malvellido y frente a las laderas del Lombo de las
Viñas. Comencé la excursión tomando una calle que sale del extremo oriental e, indicada
a la Ermita del Cristo, se dirige al sureste, ganando altura en tendida
diagonal.
Al quedar atrás las casas, continué
atravesando la ladera por una senda entre campos y la linde de un pinar.
Al doblar el lomo de El Hontano, pude ver algunas
casas de La Fragosa sobre el cañón que excava Malvellido aguas abajo. En ese
momento, dejé la senda por...
... un desvío que salía a contramano a la
izquierda (NO). El arranque no está claro (a la izquierda del pino en la foto)
y me lo hubiera pasado si no fuera por la referencia del cambio de vertiente.
Pero, enseguida, el caminillo se aclaró y me
fue llevando lomo arriba en cómodas zetas.
Cuando caminaba por el flanco izquierdo,
podía ver las abruptas laderas que dominan El Gasco, mientras que, al asomarme...
... al otro lado, iba viendo descubrirse la
Sierra de Candelario, más allá de la silueta de las estribaciones vecinas.
Sólo contemplaba estos panoramas cuando se
abría el denso pinar que cubre este Lombo de la Pina. A media subida, atravesé
una pista forestal.
Cuando el bosque se fue aclarando, pude ver
a la izquierda las cimas del Cotorro de las Tiendas, junto a su rocoso vecino
el Solombrero. Ése sería el final del cresteo que estaba comenzando.
Tras rodear una cota secundaria por la
vertiente izquierda, salí a una collada y apareció lo más alto de la Sierra de
Francia: Hastiala, Peña de Francia y Rongiero. Girando a la izquierda (NO),
recuperé...
... el avance por la cuerda, siguiendo ahora
un cortafuegos, recorrido a su vez por un carril. De todas formas, siguiendo
éste, me volví a desviar más adelante a la izquierda para contornear otra cota.
Bajo el Cotorro de Las Tiendas, se apreciaba
ahora el carácter de los barrancos cabeceros del Malvellido. Ahí me metí hacía
cinco años y, para salir, tuve que volver casi a la cresta.
Dejé la pista por el cortafuegos en la
siguiente collada, para emprender por él la subida final al Pico de la
Corredera.
Al echar la vista atrás desde esta primera
cima de la jornada, se ven al sur el Lomo de la Pina y el masivo Arrobuey
detrás.
Al este, más allá de algunas estribaciones cercanas,
las sierras de Francia y Candelario. En esta última, se distinguía ya...
... el gran boquete de la Hoya Moros,
abierta entre el Canchal de la Ceja y el Torreón.
Al norte, entre el Pico de la Corredera y la
ilimitada llanura castellana, corría la divisoria principal del Sistema
Central, que es, en este tramo, notablemente más baja que algunas de las
estribaciones que proyecta (como ésta). Más cerca, resultaba impresionante la
caída hacia el Río Hurdano.
Continué recorriendo la cresta hacia la
izquierda (O), caminando al principio por el cortafuegos, con el magnífico trío
que forman Cotorro de las Tiendas, Solombrero y Cancheras ante los ojos.
Cuando al poco el carril se desvió a la
izquierda, hacia la vertiente del Malvellido, continué...
... por la cuerda, que era cómoda y libre de
obstáculos, pero permitía asomarse a la derecha, a los tajos rocosos de la
vertiente del Río Hurdano.
No sé si será por el tiempo que llevaba sin
ver paisajes nuevos, pero hacía mucho que no me impresionaba tanto una
montaña.
Y es que esta sierra no es muy alta y, sin
ser alpina, es abrupta y dura. A cada giro de cabeza, tenía que para a
disfrutar la mirada.
Tras cruzar el amplio Collado de Don Diego,
la cuerda se elevó en un pico anónimo de 1.415 m de altitud y al que me
referiré con el mismo nombre del collado.
La vista del Pico de la Corredera desde el
del Collado de Don Diego es impresionante. Buen campo de juegos invernal esa
cara norte, si no fuera porque tan al sur y por debajo de 1.500 m no sé si se
llegarán a dar condiciones.
Al otro lado, bajo el Solombrero y la
Canchera, el Río Hurdano abría un agudo tajo desde su más alta fuente.
Continuando el cresteo, salí a la pista
horizontal que recorre toda esta cabecera muy cerca de un collado. Allí la dejé
por un carril más deteriorado que sube a la derecha (O) y que...
... volvió a encaramarme a la cuerda. Aquí,
una bonita perspectiva de los picos del Collado de Don Diego y la Corredera.
Cuando acabó el camino,...
... continué por el lomo, ancho y despejado
entre los cantos y el matorral disperso.
Otra bonita imagen: a mi izquierda, el Pico
de la Corredera, con la Sierra de Candelario.
Y, a la derecha, tremendo patio hasta el
cauce del Hurdano.
Más arriba, la cresta del Pico de la
Canchera, frente a la cima del Solombrero, que asomaba sólo ligeramente.
Al paso por el Pico Carajal, una mirada
atrás: la cresta recorrida desde el Pico de la Corredera, frente a la Sierra de
Francia.
Últimos metros al Solombrero.
Desde esta cuarta cima del día, panorama al
sureste: las sierras de Béjar, más allá del valle del Malvellido. Entre ellas,
teñida de blanco,...
... la Sierra de Candelario.
Al noreste, la Sierra de Francia.
La cresta de la Canchera al completo, que es
por donde va la divisoria del Sistema Central. Sobre ella, se ve algo del llano
salmantino, que...
... se muestra con más amplitud en el hueco
abierto entre la misma y el Cotorro del Puerto.
Hacia el suroeste, por ese pico y sus vecinos
Risco del Águila, la Bolla, etc. va la divisoria mesetaria hacia ése otro lado.
Faltaba por alcanzar la cumbre principal del
día, que se elevaba al sur, al otro lado del Collado del Aceituno. En medio, se
supone que hay un pico, el Berezoso según el mapa, pero, como se puede ver (o
no ver, mejor dicho), su prominencia es mínima. Tiene más la cabaña que se ve.
Bueno, que bajé a la horcada para luego subir, siguiendo la cuerda, muy cómoda
y amplia.
Sólo en los últimos metros encontré algo de
matorral, pero había buenos pasillos, no sé si de persona o de ganado. Esto, en
todo caso, carece de importancia. Volviéndome desde el Cotorro de las Tiendas,
el Solombrero. Más a la derecha, la...
... cresta recorrida, con la Sierra de Francia
detrás.
Al otro lado, al noroeste, el campo
salmantino se extiende hasta perderse de vista.
Al suroeste, los cordales del Risco del
Águila y la Bolla rodean la cabecera del Río Esperabán.
Emprendí el último tramo de cresta, ya sólo
de bajada, hacia el sureste, donde se veían las sierras de Béjar en el
horizonte. Tras un inicio de lomo amplio y tendido,...
... el terreno se lanzó a una abrupta
bajada, al cabo de la cual volvió a tornarse apacible, disponiendo además de un
cortafuegos para caminar con más comodidad aún.
Desde una de las modestas prominencias que
jalonan ese segmento llano de cordal, vista atrás del Risco del Águila y el
Cotorro de las Tiendas.
Al llegar a un rellano más extenso, el
Collado de la Piornera, dejé el cortafuegos por otro que, a la izquierda
(NE),...
... cae, suelto y empinado, hasta la pista
horizontal, que no se ve, pero está unos cien metros más abajo. Al llegar a
ella, la tomé a la derecha (SE) y...
... pasé a atravesar la ladera. El camino,
colgado en balcón, es muy panorámico, tanto hacia las tierras de “afuera”,
como...
... hacia el interior de la cabecera del
Malvellido.
Al poco, en el primer barranco importante,
dejé la pista por la izquierda (E), poco antes de llegar al cauce, para...
... dejarme caer por terreno pedregoso
despejado, de mediana pendiente, entre unos castaños, siempre por la vertiente
izquierda del riachuelo. Así, encontré una senda borrosa y la tomé.
Siguiéndola, entré...
... en el pinar de repoblación que se
extiende por debajo de los castaños y fui atravesándolo, hasta...
... dar con otra vereda más amplia y
marcada, el Camino del Lombo de las Viñas. Éste está acondicionado y señalizado
y cuenta un mirador. Aunque el panorama desde el mismo, en la foto, no aguanta
comparación con lo que llevaba visto durante el cresteo, ni aguas abajo, ni...
... aguas arriba del Malvellido.
Y poco hay que contar sobre este final de
bajada, salvo que, casi a la vista de las casas del pueblo, dejé a la derecha
un desvío, que va un renombrado cráter que llaman volcán y, en realidad, no lo
es. La senda me dejó ante un puente sobre el río y, tras cruzarlo, no tuve más
que seguir la calle que arrancaba al otro lado para regresar a la plaza.
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