Punta Zarre (2.944)

ASCENSIÓN DESDE BAÑOS DE PANTICOSA

POR LA ARISTA SE, BAJANDO POR PECICO

En la cabecera del Valle de Tena, entre los tresmiles más occidentales del Pirineo, se alza un buen puñado de peñas, a cada cual más aérea, que no llegan a la cota mágica, pero superan en altivez y belleza a sus vecinos mayores; de hecho, muy pocas de ellas se pueden ascender caminado. La Punta Zarre, con sus 2.944 m de altitud, es una más; ni la más alta, ni la más llamativa. Situada entre las cuencas lacustres de Bachimaña y Piedrafita, se trata de una pirámide rocosa engarzada en una conjunción de aristas elevadas sobre empinadas laderas herbosas. Dada su posición centrada, hay desde su cima un estupendo panorama local sobre este complejo mundo de ibones dominados por crestas agudas y con la presencia de algunas de las cumbres más asombrosas del Pirineo.

Cara oriental de la Punta Zarre, sobre el más alto de los Ibones de Pecico

SITUACIÓN:

  • Zona: Valle de Tena (Pirineos)
  • Unidad: Macizo de Panticosa
  • Base de partida: Baños de Panticosa (Huesca).

ACCESO: El Balneario de Panticosa está 85 km al norte de Huesca, por el Sabiñánigo, Biescas y Panticosa. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.


Pulsa aquí para consultar la tabla MIDE

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.636 / 2.944
  • Mi tiempo efectivo: 8h37
  • Mi tiempo total: 11h07
  • Dificultad: PD+. Toda la subida y bajada de la cima es una continua trepada de 200 metros de desnivel, con algunos pasos de I grado, muchos de II y uno de III-. Neveros de pendiente moderada (<35º) en el descenso hacia Pecico.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de los Baños de Panticosa por el camino que sube a Bachimaña y va remontando la cuenca para pasar a la de Piedrafita. Al llegar ante el Ibón Azul Inferior, dejarlo por la derecha (N) y remontar la herbosa ladera hacia la bien visible brecha oriental (PD+) de la Punta Zarre, que se alcanza por una chimenea con buenos agarres, escasos en algún momento (III-). Al salir a la arista, girar a la izquierda (NO) y seguirla, en general fácil pero aérea y con un par de pasos muy empinados (II+), hasta culminar la Punta Zarre (PD).

Girar a la derecha (N) y descender unos metros por la arista, hasta que esta se desploma en una profunda brecha y se ven a la derecha (NE) unas gradas estrechas que permiten un descenso de escasa dificultad (II). Al llegar a una repisa más ancha que desciende en diagonal a la derecha (SE), prácticamente paralela a la arista, seguirla por terreno no siempre seguro y empinado por momentos (II). Al llegar a la base de la pared, bajar directamente a la izquierda (NE), por neveros de pendiente moderada (35º), hacia los Ibones del Pecico (PD+) y descender toda la cuenca, rodeándolos por el sur (derecha), hasta el dique del más bajo. Cruzarlo y tomar, a la derecha (E), una senda que comienza siguiendo el barranco y luego ataja por la ladera a la derecha (SO) hasta encontrar el camino del inicio de la excursión, cerca de la cola del Embalse de Bachimaña Alto.  Tomándolo a la izquierda (SE), no queda sino seguirlo para regresar a los Baños de Panticosa.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Preparando la ascensión, leí que las rutas por Pecico y por la arista este eran muy similares en dificultad y, por tanto, decidí hacer una circular para conocerlas ambas. El resultado es una jornada que, además de bella y exigente, resulta muy variada, pues sólo en graduación se parecen ambas vías; en la de subida hay más verticalidad y “gas”, pero la roca es más sólida y la ruta se ve mejor. Igualmente diferentes son los valles por los que transcurren aproximación y retorno; especial atención merece el de Pecico, que no sólo está apartado; además, lo aparenta. En suma, una jornada exigente, bonita y, salvo el tránsito por Bachimaña y Piedrafita, solitaria.

RELATO GRÁFICO:

Las Argualas y el Garmo Negro brillaban ya sobre la umbría de los Baños de Panticosa cuando...


... tomé el sendero que, junto a la Casa de Piedra, remonta el barranco que baja de Bachimaña.


El camino, como parte que es del GR-11, está muy marcado, balizado y, en los pocos pasajes algo expuestos, cuenta con pasamanos.


Por tan cómoda senda, pronto quedó muy abajo el balneario.


La senda pasa junto a varias cascadas, unas encajonadas y medio escondidas,...


... otras más abiertas. Todas bonitas.


También hay varios rellanos, que dan descanso a las piernas. La subida se lleva realmente bien, incluso la de la Cuesta del Fraile, gran resalte rocoso previo al...


Embalse de Bachimaña Inferior, junto al que se alza el refugio. Sin llegar a él, la senda me condujo a rodearlo por el norte (izquierda), pasando a continuación,...


... por el mismo lado, junto al embalse alto, con su isleta en medio. Especialmente seductor se alzaba al fondo el Péterneille.


Al pasar la cola del embalse y doblar un lomo, apareció la cumbre: a la derecha del Marmoleras, se alzan un trío de picos; el central es la Punta Zarre. Tras ese alto, una breve bajada me llevó a...


... un rellano herboso, donde tuve de vadear el riachuelo, pues la pasarela que hubo estaba inservible. Al otro lado del agua, en una bifurcación, seguí por la izquierda (NO), remontando el barranco. La otra rama, baja de los Ibones de Pecico y, por ella, regresaría de la cumbre.

Sobre el torrente iban asomando los Picos del Infierno, cuya colorida vertiente, acabó de descubrirse al llegar al...


... Ibón Azul Inferior.


Allí dejé el GR-11 por a la derecha (N), para remontar, ya sin senda, la empinada ladera de hierba que se extendía bajo la Punta Zarre. Durante la subida, vi algún hito aislado, pero sin continuidad. Mejor guiarse por la oscura masa del pico.


Mirando atrás al poco de iniciar esta subida, se ve asomar la cresta del Vignemale, más allá del Embalse Alto de Bachimaña, entre los picos de Péterneille y Serrato, entre otros.


Tras una primera cuesta, vino un rellano y una nueva pendiente, cortada por barras rocosas. Antes de seguir, merece la pena detenerse y...


... aprovechar la buena perspectiva para examinar la Punta Zarre y la vía para culminarla: la chimenea para ganar la cresta, a la derecha; luego, la placa famosa pero más fácil de lo que parece, y finalmente la empinada arista.


Tras el rellano, la cima se perdió de vista en las zonas más empinadas, en las que nunca hube de afrontar roca, pues siempre encontré pasillos de hierba para evitarla.


La parte superior de esta pendiente estaba culminada por un nevero, sobre el que empezó a asomar de nuevo la Punta Zarre.


Ahí, merece la pena tomarse un respiro y contemplar el paisaje que tenía detrás, donde destacaba la masa del Vignemale, más allá de los picos vecinos y Bachimaña.


Más a la derecha, los Picos del Infierno y Marmoleras.


Me separaba de la Punta Zarre un rellano pedregoso, que crucé derivando a la derecha, hacia la base de la chimenea.


Ésta tiene unos 50 m de altura y es casi vertical en prácticamente todo su recorrido, pero cuenta con numerosos y sólidos apoyos, de tal manera que la dificultad se mantiene en el II grado, salvo...


... para superar esta panza amarillenta, en donde los agarres está más separados (III-). Lo superé por la izquierda.


Al salir a la arista, descubrí al otro lado la ladera cabecera del circo de Pecico y giré a la izquierda (NO), para...


... seguir la empinada cuerda hacia la cima. El primer paso es una placa de unos 20 metros, que he leído que se considera el paso clave. En mi opinión, sabiendo aprovechar la fisura herbosa que la corta, la dificultad es menor que en otras partes de la subida (II).


Lo que sí resulta el paso es expuesto... y de mucho ambiente, como se aprecia en esta mirada atrás según se supera la placa: el resto de la arista este y el Vignemale al fondo. Obsérvense los dos escaladores (me los acababa de cruzar, venían cresteando desde el Collado de Tebarray), que están iniciando el descenso de la chimenea.


Tras la placa, continué la trepada por una chimenea más fácil (I) adosada al flanco norte (derecho) de la arista.


Al cabo de 50 ó 60 metros, salí de nuevo a la arista, donde encontré la roca, sin ser magnífica, más sólida de lo que me esperaba; bastante segura en general. Tras un primer tramo ancho y no demasiado empinado (I), seguido de un breve rellano, la arista se empina y afila en los últimos 70 metros. Es una continua trepada de II grado, que incluye hacia la mitad...


... este corto paso (5 metros) vertical y con agarres un poco justos (II+). Lo superé por esa banda de roca más irregular, justo a la derecha de la arista, donde se ve algún canto rojizo.


Lo primero al llegar a la cima de la Punta Zarre, una mirada atrás, a la arista que me había llevado allí. Y, si atractiva es su vertiginosa imagen, al levantar la vista...


... el horizonte se llena de montañas. No muy lejanas, pues la vista no se extiende más allá de Néouvielle. Pero incluye...


... la ingente masa del Vignemale, tras la que era ahora visible la cresta del macizo de Marboré.


Al sur, el panorama sólo llega a la Tendeñera, pero también es hermoso con los ibones de Bachimaña y los Azules, yaciendo allá abajo.


Más cerca, los característicos Picos del Infierno y...


... las otras peñas que forman con la Punta Zarre un espectacular grupo: Marmoleras, Tebarray y Llena Cantal. Al fondo, se entrevén la Pala de Ip, Aspe, el Bisaurín y, más cerca, el Midi d’Ossau.


Siguiendo el giro, el Balaitús y...


... su vecina la Gran Facha, sobre los Ibones de Pecico. Por ahí transcurrirá el retorno y, para iniciar el descenso, comencé por avanzar unos metros por la arista norte, hasta que ésta se empina; entonces, giré a la derecha (NE) y...


... destrepé por un terreno empinado de gradas estrechas, no difícil (II), pero bastante inseguro. No tenía una referencia clara; sólo bajar dejando a la izquierda la arista norte, hasta que...


... llegué a la altura de la brecha inmediata a Punta Zarre, que ofrecía esta maravillosa perspectiva a mi izquierda. Entonces, descubrí...


... una terraza pedregosa que descendía paralela a la cara de la montaña. “Aterricé” en ella tras perder unos 60 m desde la cumbre, y continué el descenso, ahora en una diagonal que...


... seguía siendo muy empinada, pero por un terreno algo más seguro y “arropado” (II). Durante la bajada llegué a ver un par de hitos, pero que no resultaban útiles pues, además de no mantener la continuidad, estaban donde menos dudas había; creo que esta ruta debió de estar hitada, pero casi todas las señales han desparecido.


Una mirada atrás en plena trepada da idea de cómo es esta parte de la bajada (II), que se prolongó durante 80 metros.


Por mucho que se ponga atención hay que levantar la vista de vez en cuando para no perderse vistas como ésta.


O esta otra, en que se va viendo acercarse la brecha en que, a la subida, alcancé la arista, pues, bajo ella, acaba esta diagonal.


Justo antes de un rellano, encontré los 15 metros más empinados de la bajada (II+). La roca era aquí más sólida: se ve que todo lo que podía caerse, lo había hecho ya.


Tras ese resalte, me encontré ante el inicio del nevero acumulado al pie de la pared. Pensé en primera instancia bajar por él, pero, como estaba muy empinado y duro, preferí cruzarlo por lo más estrecho y...


... continuar bajando en diagonal un poco más, ahora por terreno sin dificultad, hasta la siguiente lengua de nieve, situada ya totalmente bajo la brecha oriental. Ahí sí que giré a la izquierda (NE) y, con...


... la Gran Facha ante los ojos,...


... descender por una pendiente moderada (30- 35º) de nieve consistente, pero no dura, hacia el más alto de los Ibones de Pecico, que rodeé por el sur (derecha).


Pasado ese primer lago, me volví a mirar la Punta Zarre. Vaya pinta que tiene la vertiente por donde acababa de bajar. Parece mentira que haya una línea de poca dificultad por ahí.


En fin que seguí descendiendo, ahora por terreno apacible, siempre por la vertiente meridional del barranco. Al mayor y penúltimo de los lagos se le veía una traza en la otra orilla pero, como me cerraba el paso un espolón, continué...


... por el mismo lado, atravesando el nevero a prudente distancia del agua.


Desde el dique de represa, otro impresionante panorama: la Punta Zarre, las de Pecico y la Gran Facha ¡Qué bonito es este valle!


Crucé el dique y, en su extremo septentrional, tomé a la derecha (E) una senda balizada con hitos y marcas y GR, que desciende el barranco.


Impresionante frente de ventisquero en el ibón más bajo.


Pasado éste, cuando se empina el barranco, la senda giró a la derecha (SO) y lo cruzó para atajar...


... por la ladera, perdiendo altura en diagonal, sobre...


... la cuenca de Bachimaña, hasta alcanzar...


... el Arroyo de Caldarés entre dicho lago y los Ibones Azules, en aquel rellano del vado y el cruce de la subida. Cerraba así la circular y ya sólo restó tomar el GR-11 a la izquierda (SE) y,...


... tras una mirada de despedida a la Punta Zarre,...


... deshacer camino por...


... Bachimaña, hasta...


... los Baños de Panticosa.

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