COMENTARIOS: Ascensión muy
bonita en un área poco visitada del Sistema Central, pero donde las cimas
tienen entidad. Sólo hay que ver la cara norte de este Camocho de Sorihuela en
las fotos, con ese tubo entre las cimas principal y occidental, que tan buena
pinta tiene para actividades invernales. Pero no era el caso este día. Sin
nieve, si repitiera la ascensión, en vez de bajar por El Horno, regresaría por
el itinerario de subida, a falta de otro itinerario hacia el norte más
llevadero. Ese penoso descenso no añade nuevas perspectivas, ni pasa por
parajes especialmente bonitos. Yendo y viniendo por la subida, la actividad
carece de dificultad, pero se incrementan distancia y desnivel.
Respecto al
lugar de salida, la falta del puente sobre el Ambroz alargó la distancia en un
kilómetro y, el desnivel, en unos 100 m, respecto a la Casa de la Luz. No es
mucho pero, cuando reparen el puente, lo lógico será salir de ahí. Creo que
también se puede llegar en coche por un
carril que llega del oeste a medio camino desde el cruce de donde partí, pero
no sé dónde se coge.
RELATO
GRÁFICO:
Desde la
pista de acceso al Embalse de Hervás, poco antes de llegar, sale a la izquierda
un desvío que cruza el río homónimo y va a la Casa de la Luz, donde pensaba
comenzar la ruta. Pero me encontré el puente caído; así que aparqué y me
dispuse a cubrir caminando el kilómetro final de la aproximación. Para vadear
el torrente, aproveché un tronco atravesado un poco a la derecha de donde
estuvo el puente. Al otro lado, el carril se bifurca y, siguiendo las
indicaciones de la Senda de La Chorrera, giré a la izquierda (NO).
La pista
asciende suavemente por el valle del Ambroz, entre abundante vegetación hasta
que, tras dejar de lado dos desvíos a la izquierda,...
... acaba
junto a la casa de la Luz. Pocos metros antes, me desvié a la derecha (SE) por
el itinerario a La Chorrera, con sus marcas de PR, que pasa a remontar la
ladera, transformado en...
... una
senda estrecha pero muy bien acondicionada. La misma se bifurca a los pocos
metros, pero las señales no dejan duda: hay que seguir por la derecha (SO). A
continuación, un trazado en zigzag permite superar sin esfuerzo la vertiente,
entre los robles.
Salí del
bosque en lo alto del lomo de Marinejo, junto a un estanque que acumula el agua
para alimentar los generadores de la Casa de la Luz.
Desde
allí, se disfruta de una primera visión de la cumbre: el Camocho de Sorihuela
muestra su cara norte al otro lado del valle del Río de Hervás.
El agua
dirigida a la Casa de la Luz procede del Río Ambroz y, tomada de la Chorrera,
va al estanque de acumulación prácticamente por lo alto de este lomo, mediante
una acequia que la senda va siguiendo. Así, al asomarme a la otra vertiente, al
este vi la silueta altiva del Canchal Pinajarro, en el núcleo más alto de la
Sierra.
No tardé
en llegar a un paraje en que la senda y la conducción se separan de la cuerda.
Allí, me desvié a la derecha (SE), por un camino que continua ascendiendo por
el lomo, abandonando de paso el itinerario señalizado. Antes, me asomé, más a
la derecha, a...
... un
mirador, desde el que se goza de un buen panorama del embalse y el pueblo de
Hervás, con las sierras de Gata y la Peña de Francia, quebrando al fondo el
horizonte.
El nuevo
camino es ancho y vuelve a entrar entre los robles, para salir de los mismos...
... en La
Tablaílla, rellano empradizado con un par de casetas y alberca. Al fondo del
mismo, pasa la Pista Heidi, que atraviesa la vertiente de la sierra sobre
Hervás, a entre 1.000 y 1.200 m de altitud. Para continuar remontando el lomo,
crucé el carril y busqué entre los árboles...
... un
trazo borroso, que no tardó en aclararse, aunque como senda es mediocre.
Al dejar
atrás el arbolado, me encontré ante el Lomo del Zapatero, que se prolongaba
hasta culminar el Camocho de las Mesas, a la izquierda de la portilla donde
ganaría el cordal principal. También fueron apareciendo algunos hitos, muy
distantes unos de otros, aunque, en este terreno, no los eché de menos.
Las
vistas eran espléndidas. A la izquierda, el Pinajarro, junto al que ahora era
visible el Canchal de los Campanarios.
Al otro
lado, la doble cima del Camocho de Sorihuela. Bajo el pico principal, el más
cercano, y a la izquierda, el lomo por el que luego bajaría; por una vez, la
realidad del matorral fue peor que las apariencias. También se aprecian, abajo,
el casco urbano de Hervás y la Pista Heidi cortando la vertiente.
A media
subida por el lomo, me encontré con otra pista. Sólo la seguí unos metros, lo
que me vino cómodo para remontar la cuerda.
Con la
ganancia de altitud, se fue ampliando el panorama al noroeste: en el horizonte,
junto a las sierras del Gata y Francia, se iba descubriendo la de Tamames.
Hacia la
cota 1.500, tras una zona en que se acumulan grandes peñascos, la cuerda se
yergue. Es el momento de dejarla para atravesar la ladera a la derecha (S). Hay
senda y, aunque el trazo se interrumpe, se encuentra buscando, entre los
bloques más bajos de ese lado,...
... un
par de hitos muy oportunamente colocados. Tras unos metros de matorral y
grandes cantos,...
... el
trazo pasa a atravesar, en diagonal suavemente ascendente, una ladera de pasto
hacia la horcada entre el Camocho a secas y el de las Mesas.
La
perspectiva del Camocho de Sorihuela iba cambiando. Aquí se apreciaba ya la
cuerda a recorrer para alcanzar la cumbre.
La
Portilla del Zapatero no se descubrió hasta los metros finales donde, por
cierto, el trazo se perdió, pero la pelea con el matorral fue leve, ya que no
me pasaba de la rodilla.
Al llegar
al collado, giré a la derecha (S), para continuar subiendo junto al muro que
marca la divisoria, aprovechando el hueco que abría en la retama.
A la
izquierda, había aparecido Gredos, concretamente el macizo occidental, donde
destacaban el Alto del Corral del Diablo (con nieve) y la Covacha, entre varios
de sus satélites. A la izquierda, se llegaba a ver también algo del sector
central, pero irreconocible, y las grandes cumbres permanecerían tapadas.
Al llegar
a la cima del Cerro Camocho, el panorama se amplió a ese lado con la Sierra de
Tormantos, que muestra sus núcleos de los Infiernillos y la Panera sobre el
Valle del Jerte.
Volviéndome,
podía ver lo más alto de la Sierra de Candelario alzarse al otro lado de la
Portilla del Zapatero. De izquierda a derecha, se destacan los picos del
Pinajarro, los Campanarios, el Torreón, el Turmal y la Campana.
Más a la
izquierda, bajo el Lomo del Zapatero, corre el valle del Hervás, mientras en el
horizonte se alinean las sierras de las Batuecas y las Hurdes.
Desde
esta primera cima del día, giré a la derecha (O), para alcanzar sucesivamente,
por la cuerda, el Alto de la Portilla de Sorihuela y el Camocho de Sorihuela,
más allá de los cuales se llegaban a ver la punta occidental (1.789) de éste y
el Valdeamor. El lomo es ancho, suave y despejado, poblado de pasto y sólo un
escaso matorral, sin densidad ni porte como para molestar. Aunque por momentos
se veía un trazo en la hierba, no lo seguí estrictamente.
Desde el
Alto de la Portilla de Sorihuela, hay una bonita vista atrás.
A
continuación, sólo queda una imperceptible bajada, seguida de una subida de más
entidad pero muy tendida, para la cumbre de la jornada.
A punto
de culminar el Camocho de Sorihuela, panorama al noreste: fachada occidental de
la Sierra de Candelario, de la Sierra de Béjar a los vecinos Camochos.
Al
sureste, extremo oeste de Gredos y Sierra de Tormantos sobre el Jerte.
Al oeste,
siguen los Montes Tras la Sierra, con el pico de Valdeamor, su máxima altitud,
bien visible. Pero lo que impresiona es, a la derecha,...
... la
caída en embudo de la gran canal de la cara norte y los roquedos del pico
occidental.
Pero
bueno, iba siendo tiempo de volver. No conocía otra ruta razonable, sin nieve,
que la de subida. Pero mirando el mapa y fotos, me había trazado un retorno más
directo por el lomo que cae noreste, llamado El Horno en el mapa. Así que
comencé bajando en esa dirección, con la referencia del pico del Pinajarro.
Tras unos metros muy suaves, en que no llegaba a ver el valle, la pendiente se
intensificó y apareció el contrafuerte que iba a seguir, al menos hasta un
cancho a media altura. Este tramo no es malo; aunque es empinado y sin senda,
el principio es por hierba rala y, luego, por...
... un
matorral de poca altura y que no llega a estar cerrado del todo. Tras el mismo,
al llegar a...
... la
zona rocosa, vi a la derecha un hito de buen tamaño sobresaliendo del matorral.
Parece que no soy el primero en bajar por aquí. La señal me llevó a...
...
flanquear el risco por una terraza herbosa adosada a la derecha, muy cómoda
hasta que...
... de
repente se acabó el mundo, en un desplome de 20 ó 25 m. Afortunadamente,
estaba además de estar lleno de fisuras y repisas,...
... no
era tan vertical como parecía, de modo que el destrepe resultó fácil (I).
A partir
de aquí, el descenso iba a transcurrir a través de un matorral alto, denso y
duro, terriblemente incómodo. Y poniendo cuidado, pues el suelo bajo el mismo
era poco estable y empinado. Por otro lado, salvo alguna perspectiva afortunada
como ésta,...
... las
vistas hacia el Pinajarro, que podían ser el atractivo de este descenso, no
aportaban nada a lo ya visto.
La bajada
era tan mala que las ocasionales pedreras que encontré resultaban un alivio.
Finalmente,
salí del monte bajo muy cerca de la Pista Heidi, cuando sólo me quedaban unos
pocos metros hasta el carril, que tomé a la derecha (NE).
En los
metros últimos de descenso, buscando mejor paso, había derivado al flanco oeste
(izquierdo) del lomo, buscando terreno más despejado, aunque fuera también más
abrupto. Desde la primera curva de la pista, podía ver la mitad inferior, a
partir del risco de los destrepes, del lomo por el que acababa de bajar.
La pista
me llevó a cruzar el Río Hervás y, a partir de ahí, a...
...
ascender suavemente sobre su valle, al otro lado del cuál...
... se
alzaba la cumbre.
Así
llegué a La Tablaílla, donde reencontré el itinerario de subida. Ya sólo me
quedaba, dejando la pista por la izquierda (NO), deshacerlo para regresar,
por...
... el
lomo de Marinejo, desde donde me despedí del Camocho de Sorihuela, a la Casa de
la Luz y al cruce de pistas bajo el Embalse de Hervás donde había dejado el
coche.
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