Cerro de la Escusa (1.960)

ASCENSIÓN DESDE EL VALLE DE IRUELAS

POR EL LOMO ORIENTAL

El Cerro de la Escusa es la primera cumbre importante de Gredos por el este, constituyendo un importante hombro de la Sierra del Valle que, a partir de ahí, pierde mucha potencia. Por ello, si bien su prominencia no es demasiado grande, posee vistas muy abiertas al este y sur, hacia la comarca de Tierra de Pinares, el Guadarrama y los altos cursos del Tiétar y el Alberche. Morfológicamente se presenta como un gran cabezo redondeado de formas suaves. Sus laderas están cubiertas de bosques variados en las faldas, matorral más arriba y prado alpino en la culminación, donde falta el típico crestón o apilamiento rocoso, cosa rara en esta zona del Sistema Central. Una intensa explotación ganadera y maderera ha llenado el monte de pistas y sendas que facilitan las ascensiones, pero, si nos salimos de ellas, la progresión puede tornarse muy penosa, tanto por lo abrupto de ciertas vertientes, como por la densidad del monte bajo.

Esta ruta no es un itinerario habitual de ascensión, constituyendo la subida más directa a esta cima desde Las Iruelas. El lomo oriental de la Escusa no presenta grandes dificultades técnicas, pero implica pelear con el matorral, aunque sea bajo, y superar una trepada, fácil, pero de cierta longitud y exposición. Respecto a la bajada, es la ruta normal, que transcurre íntegramente por pistas, recorriendo el lomo de Cuatro Manos.

Vertiente de Las Iruelas del Cerro de La Escusa

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo Oriental de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Valle
  • Base de partida: El Tiemblo (Segovia)
ACCESO: La Reserva Natural del Valle de Iruelas está 40 km al SE de Ávila, por El Barraco y el Embalse de Burguillo. Desde la casa de la reserva, hay que continuar 6,5 km por la pista que sube al Puerto de Casillas, hasta la Curva de la Candeleda, giro de 180º de cuyo vértice sale un desvío cerrado con cancela. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

 OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.043 / 1.960
  • Mi tiempo efectivo: 5h09
  • Mi tiempo total: 6h25
  • Dificultades: F. Una trepada de mínima dificultad (I) y 50 m de desnivel, con poca exposición. Varios tramos a través de un monte bajo cerrado de arbusto espinoso; se encuentran trazas de animales, pero hay que buscarlas.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En la Curva de la Candeleda, tomar la pista cerrada que sale al SO, para remontar la cuenca abierta bajo la cara este de La Escusa, pasando por el Pino de la Agujera. Justo antes de cruzar el Arroyo de la Balsaína, cauce principal de la misma, salirse a la izquierda (O) y remontar el lomo oriental, que implica atravesar bandas de matorral cerrado y trepar un cancho rocoso (I), del Cerro de la Escusa (F) hasta la cima.

Bajar al N por la pista que atraviesa las Praderas del Sol y desciende por lo alto del cordal de Los Esnuncaderos. En la zona de la Herrilla del Cardo, al encontrar una pista horizontal, tomarla a la izquierda (SO) para rodear la cuenca del Arroyo de la Balsaína, reencontrando el itinerario de subida donde habíamos tomado el lomo oriental, y regresar a la Curva de la Candeleda.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Entre los atractivos de esta aventurera ruta, el más inmediato está en las perspectivas agrestes mientras se remonta el lomo oriental, sobre todo hacia el Berrueco, pero también hacia toda la cuenca alta de Las Iruelas. Por otro lado, al movemos en terreno muy poco transitado por excursionistas, nos cruzaremos con una sorprendente cantidad de animales salvajes, sobre todo ciervos y buitres, que podremos sorprender a corta distancia, pues deben de sentirse bastante seguros en estos parajes. El precio de todo ello es cruzar terreno “sin desbastar” y cualquiera que conozca Gredos fuera de los caminos sabe de lo que hablo; aunque la abundancia de fauna mayor ha abierto trazos en el matorral que, sabiendo mirar, te permiten pasar sin excesiva pelea.

RELATO GRÁFICO:

Desde la Curva de la Candeleda, se veía al oeste la boscosa cuenca de La Balsaína bajo la cima del Cerro de la Escusa, que se vislumbraba al fondo pintada de amarillo.

Allí comencé a caminar, por la pista cerrada con cancela que sale, en dirección suroeste, del vértice de la curva.

El carril comienza ganando altura en lazadas bajo un arbolado diverso. Manteniéndome en el camino principal ante un par de desvíos, entré en...

... el tajo del Arroyo de la Balsaína, por donde la pista continuó ascendiendo, ahora en diagonal a través de la vertiente meridional. Como curiosidad, en este tramo pasé junto al Pino de la Agujera, árbol singular de gran porte y...

... caracterizado por tener el tronco perforado.

Aunque no es el único ejemplar notable de esta zona, abundante tanto en pinos como en robles de gran desarrollo, muchos de los cuales podrían considerarse ejemplar singular en otro sitio.

Poco después descubrí a la derecha no sólo la cima, que sigue sin destacar apenas en el cordal, sino el lomo por donde iba a subir: el que se ve sobre el pino de tronco claro.

El Canto del Berrueco, dominándome a la izquierda, me anunció que estaba llegando a la cabecera.

Efectivamente, poco después, tras pasar junto a un depósito de agua, llegué ante el Arroyo de la Balsaína. Justo antes de que la pista pierda altura para cruzar el cauce, la dejé por la izquierda, subiendo por un sitio del terraplén que tenía rastro de paso, para remontar directamente la ladera de pasto, empinada pero libre de obstáculos.

Enseguida entré en un pinar. No hay camino como tal, pero encontré un rastro que subía en diagonal a través del pinar, aunque con pinta de no haberse pisado en años.

Al cabo de unos 100 m de desnivel, salí de los árboles a un terreno de monte bajo no muy denso, por el que se caminaba bastante bien. A mi espalda, podía ver ahora el valle de la Balsaína correr hacia el de Iruelas y, más allá, el cordal de la Cabeza al Pico Casillas, que lo cierra por el este.

Estaba a más de 1.400 m de altitud y tenía por delante 500 de desnivel hasta la cresta. El matorral, leñoso y espinoso, se cerró enseguida pero, a base de fijarme, encontré pasillos estrechos pero suficientes para pasar con relativa comodidad, como éste que tengo delante en la foto. Los responsables deben ser los numerosos ciervos que pueblan esta zona del monte y que no dejé de cruzarme en toda la mañana.

A mi izquierda, iba viendo el espectacular Canto del Berrueco y, al otro lado, …

… los canchos de Los Esnuncaderos, que tampoco son mancos.

Al ganar altitud, el matorral fue clareando y, aparte de las trazas de animales, fui encontrando huecos. De todas formas, cuando hacia los 1.650 m de altitud vi un gran cancho en el lomo, no lo pensé y…

… lo ataqué de frente, superando por bloques y placas fáciles (I) sus 50 m de altura.

Aquí se puede ver de cerca un pasaje típico de esta trepada.

Desde lo alto del roquedo, había una buena perspectiva de la cuenca de La Balsaína y su confluencia con la Garganta de Iruelas, bajo el cordal que proyecta al norte el Pico Casillas, hasta la Cabeza de la Parra. A la izquierda, además, se iban descubriendo las crestas del Guadarrama.

Desde esta altitud, pasados los 1.700 m, se tiene quizá el mejor ángulo para contemplar el Berrueco.

En su último tercio, el lomo se tendía notablemente y el matorral perdía porte y densidad, dejando de ser una molestia.

La perspectiva a la izquierda, hacia el Puerto de Casillas y los picos que lo rodean se iba ampliando.

Lo mismo al otro lado, donde a partir de los 1.800 m pude ya ver la loma de Los Esnuncaderos y Cuatro Manos, por donde iba a bajar después; incluso un segmento del camino que iba a usar.

Llegué a la cuerda un poco al sureste del pico y, tomando el carril que la recorre a la derecha (NO), cubrí el poco trecho…

… que me quedaba hasta el hito cimero.

Mirando atrás, sobre el entronque del lomo por el que acababa de subir, veía la vista ya conocida del lomo norte del Pico Casillas y el cordal hasta el mismo desde la Escusa.

Girándome a la derecha, un paisaje nuevo: la vertiente sur, interrumpida la llanura por la alineación que forman la peña de Cenicientos y las sierras de la Higuera y San Vicente, que separa los valles del Tiétar y el Alberche.

Al oeste, la divisoria del Sistema Central y Las Parameras. En aquél, destacaban las cumbres sucesivas de Lanchamala, La gamonosa y el cabezo de Mijares. A través del hueco entre los dos últimos, …

… la cresta del Circo de Gredos, con Almanzor, Galana y Cabeza Nevada entre otros riscos. Qué pena que la atmósfera no estuviera clara.

Siguiendo con la vuelta, al norte se extendía la gran llanura castellana, interrumpida sólo por la Sierra de Ojos Albos. En esa dirección comenzaría el descenso, tomando una pista que se desprende a la derecha (N) de la que recorre la cresta y…

… va descendiendo suavemente por las Praderas del Sol, amplísima culminación de una loma proyectada en esa dirección.

A mi derecha, seguía viendo el trío Casillas – Pinosequillo – Berrueco, cimas menores pero bastante más altivas que…

… el Cerro de la escusa que, desde este lado, también se presenta romo.

Cuando la pendiente se intensificó, apareció el Embalse del Burguillo bajo la Cabeza de la Parra. En el horizonte, entre los cordales del Guadarrama, podía distinguir Peñalara, el gran bulto de la Cuerda Larga, la Cuerda de Cuelgamuros y el picudo san Benito. Así llegué a una bifurcación, donde giré a la derecha (E), para…

… proseguir el descenso, pasando una zona más tendida cerca de unos Corrales de Merino, antes de…

… volver a dar vista al Arroyo de la Balsaína. Estaba junto a la culminación de Los Esnuncaderos y, más abajo, veía seguir la pista por lo alto del lomo hasta Cuatro Manos. Estaba claro el camino a seguir, pero antes…

… me desvié unos metros a la derecha del carril para asomarme al valle desde lo alto de uno de los riscos de Los Esnuncaderos. Allí aparecía el lomo oriental de La Escusa en todo su desarrollo, desde la banda de pinar en que comencé a remontarlo, hasta el entronque en la cresta. A la derecha, la cima, siempre discreta desde esta vertiente.

La bajada continuó plácida por este buen camino, sin otra novedad que el paso del monte bajo al pinar, hacia los 1.500 m de altitud.

Poco después, pasando por la Herrilla del Cardo, la pista desembocó en otra que recorre horizontalmente la ladera. Se trata de la misma por la que había iniciado la excursión, así que la tomé a la derecha (SO), para rodear la cuenca de La Balsaína.

Cuando el arbolado se abría del lado del barranco, podía ver el carril en la otra vertiente.

Dejando de lado, algún ramal que bajaba al fondo del valle, fui rodeando éste hasta su fondo, que la presencia dominante del Berrueco me anunció. Allí, crucé el cauce de La Balsaína, cerrando el itinerario para regresar por el camino ya conocido de la ida a la Curva de la Candeleda.

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