Pajarón (1.596)

ASCENSIÓN DESDE EL CORTIJO DE LA TERCIA VIEJA

CRESTEO DE LA SIERRA DE LA GORRA

La llamada Sierra de Moratalla es en realidad un cúmulo de modestos cordales y cerros aislados, que despliega su complejo relieve por el extremo occidental de Murcia, alojando una masa de pinar denso y bien desarrollado, cuyo verdor contrasta con la aridez del “exterior”. En su zona central, se alza la Sierra de la Gorra, cordal alargado jalonado por varios picos, el más alto de los cuales es el Pajarón. Esta montaña reúne las características comunes a todas las del área: empinadísimas laderas de desnivel moderado, culminadas en vistosos riscos calizos, cuyos tonos grises y ocres contrastan con el verde oscuro de pinos y encinas, dando lugar a un entorno de singular belleza.

Las ascensiones resultan siempre entretenidas, pues, además de su amenidad paisajística, casi siempre incluyen alguna trepada y tramos por terreno salvaje, ya que los caminos, cuando existen, suelen estar poco claros o comidos por el matorral. Así sucede en la mayor parte de esta ruta, que recorre todas las puntas de este cordal, partiendo de su vertiente norte.

La Sierra de la Gorra desde el este. Resulta visible el tramo desde el Cerro de las Muelas al Pajarón

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Taibilla y Moratalla (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Moratalla
  • Base de partida: Moratalla (Murcia)
ACCESO: Moratalla está 80 km al oeste de Murcia por Caravaca de la Cruz. Atravesar el pueblo hasta el desvío a la izquierda (SO) señalizado al Campo de San Juan. Salir de la población y continuar 17 km hasta el acceso al Cortijo de la Tercia Vieja, junto al puente sobre el Barranco de Andregulla, donde 
Google sitúa erróneamente el “Molino del Camino”. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.138 / 1.596
  • Mi tiempo efectivo: 5h12
  • Mi tiempo total: 7h10
  • Dificultades: F. Unas pocas trepadas fáciles (I / II-), cortas pero alguna expuesta. Buena parte de la ruta transcurre sin senda, por terreno libre de obstáculos, pero incómodo por piedras sueltas y matorral.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Junto al acceso al Cortijo de la Tercia Vieja, tomar un camino que sale desde la carretera en dirección SE, remontando la ladera de la Sierra de la Gorra. Al paso por el collado junto a la cota (1.232), dejarlo por una borrosa senda a la derecha (SE) y continuar ascendiendo hasta un rellano hacia los 1.340 m de altitud. Girar a la izquierda (E) y atravesar el pinar hasta dar con una pista que, a la derecha (E), conduce al Collado de la Barraca. Dejar el carril y seguir la cuerda a la izquierda (SE), por mala senda, hasta el Cerro de las Muelas.

De vuelta al collado, retomar el carril al O hasta que acaba. Remontar entonces la vertiente meridional del cordal, aprovechando trazos de senda cuando los haya y, cuando no, buscando el mejor paso a través del pinar, hasta alcanzar la cuerda en la Molachica. Ir recorriendo la cresta al SO, alternando tramos por la cuerda con otros por ambas vertientes, según marque el terreno, en general incómodo. De vez en cuando aparecen hitos e incluso sutiles trazas, pero su continuidad es difícil de seguir. Precisamente uno de los tramos más claros rodea la cima del Cerro de las Monteses (F), por el norte; para alcanzarla, hay que desviarse y superar una corta trepada. Lo mismo sucede en la cumbre de la sierra en el Pajarón (F), aunque en este caso, los hitos conducen a la cima. Con tónica similar, continuar el cresteo, por el Pico de los Pájaros y el de las Grajas (F), que también requiere trepar, por el sur y con pasos expuestos.

Proseguir recorriendo el cordal al SO hasta el collado previo a la anónima cota (1.286). Girar allí a la derecha (O) para descender a través de una empinada ladera de matorral hacia el cauce del Arroyo del Bebedor. Cruzarlo y, al salir a una pista, tomarla a la derecha (N) para regresar por ella al Cortijo de la Tercia Vieja.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ascensión recorre la práctica totalidad de la cresta de la Sierra de la Garra, en un itinerario divertido y panorámico; es más, si estuve casi dos horas parado fue sobre todo mirando el paisaje, que lo merece. Hay que tener esto en cuenta. El cresteo sólo se deja un pico, el modesto Cerro de los Enebrales que, además de ser mucho más bajo que el resto, quedaba bastante a trasmano por la curvatura del cordal. Se podría visitar si se partiera de la vertiente sur, ascensión más larga que, además de la cresta, recorrería la Rambla de las Buitreras.

Durante la subida a la cresta y todo su recorrido, me encontré con frecuencia con hitos y trazas borrosas, pero seguir su continuidad fue a menudo difícil y, de hecho, perdí las señales varias veces. Creo que, como el terreno no es tan malo, en caso de duda, resulta más práctico dejarse guiar por el instinto que empeñarse en localizar la continuación que, en la mayoría de las ocasiones, tampoco nos va llevar por un buen camino. En resumen, se trata de una ruta con una exigencia mediana en el aspecto físico, pero que requiere habilidad para moverse en terreno variado y, en ocasiones, expuesto.

RELATO GRÁFICO:

Ya desde los alrededores del Cortijo de la Tercia Vieja se veía parte de la cresta a recorrer. Concretamente, sus tres picos orientales; de izquierda a derecha, Pajarón, los Pájaros y las Grajas.

Comencé la excursión por un camino que, desde la carretera que llega de Moratalla, sale al sureste junto al estribo oriental del puente sobre el Arroyo Andregulla.

Enseguida llegué a una zona de terrazas aradas que interrumpen el carril. Guiándome por unas rodadas, las rodeé por la izquierda, encontrando finalmente la continuación, que entra en el pinar.

El camino no tardó en cortarse de nuevo, por la misma circunstancia, al paso por el collado de la cota (1.232). Tras cruzar el barbecho, giré en la horcada a la derecha (SE), para...

... seguir la linde y volver a entrar en el bosque, por una senda borrosa y empinada. A los pocos metros, dejé de lado un camino mejor que salía a la izquierda, pues iba horizontal y, según el mapa, se trataba de remontar la ladera.

El caminillo alternaba tramos bastante claros con...

... pasajes en que se tornaba prácticamente irreconocible, en los que procuraba mantener la línea directa de subida.

Al paso por algún claro, podía ver a mi espalada las cárcavas del Majal de la Cruz.

Así, hacia los 1.340 m de altitud, llegué a un rellano. Dejando el borroso trazo, giré a la izquierda (E) para atajar a través del pinar, poblado de matorral, pero no tan denso que molestara el paso.    

Al cabo de ciento y pico de metros, desemboqué en una pista forestal que remontaba la ladera y la tomé a la derecha (SE).

Enseguida, giró para atravesar la vertiente en horizontal, pasando bajo los resaltes de la Molachica y...

... abriéndose al otro lado, cuando los árboles lo permitían, un panorama dominado por el Puntal de Carreño.

Tras un rato de travesía y una breve subida final, el carril alcanzó el cordal en el Collado de la Barraca. Allí, lo dejé por la izquierda (SE), para...

... seguir unos hitos (ahí se ve uno), que me llevaron a remontar el pedregoso lomo del Cerro de las Muelas.

Cerca de culminar, salí de entre los pinos y se presentó ante mi vista las montañas vecinas al este, desde la Sierra del Frontón al Calar de Ortega. Junto a este último, destacaba picudo el Buitre y, más cercano, a la izquierda, ...

... la Gorra Nogueras, que mostraba su arista oeste, por donde había subido el domingo anterior.

Por aquí, dejé de ver hitos y, para abreviar, giré a la derecha (S) y volvía entrar entre vegetación para remontar directamente los pocos metros que me separaban de la punta noreste del Cerro de las Muelas (1.484). Allí, el panorama se abrió a mis pies, hacia la Rambla de las Buitreras, dominada por vistosas cárcavas. Detrás, se divisaba la contundente silueta del Mojantes y, ya en el horizonte, las crestas del Gigante y María.

Para llegar a la cima principal, recorrí a mi izquierda (SE), un breve lomo, ancho y suave, entre encinas y matorral.

La cumbre estaba señalada por un hito de piedras, pero hay que acercarse al borde de los cantiles al suroeste para disfrutar de las vistas vertiginosas hacia la Rambla de las Buitreras, más amplias que antes.

Y también del Pajarón, que me esperaba al oeste, enmarcado por el lejano Pico de los Obispos y su vecina la Molachica.

Hacia el este, la vista quedaba interrumpida en buena parte por el matorral. Aunque me fijé en que, entre la Gorra Nogueras y el Buitre, se veía el complejo amasijo de sierras del noreste murciano, destacando en el horizonte la doble punta de la Pila.

Reencontrando los hitos, bajé en esa dirección (NE) y salí enseguida al claro de antes.

Mientras deshacía camino por el lomo, tuve ocasión de ver la ladera de la Molachica, que iba a remontar a continuación.

De vuelta en el Collado de la Barraca, retomé la pista, que, tras un breve tramo prácticamente horizontal por la vertiente sur, acabó.

Proseguí casi en la misma dirección, virando poco a poco a la derecha (NO), para remontar la ladera a través del pinar, provechando pasillos entre el matorral, que no sabría decir si son senda. En todo caso, para lo pedregosa que es la ladera, la remontada resultó bastante cómoda.

Cuando cedió la pendiente, la vegetación se aclaró, dejándome ver a mi espalda el Buitre bellamente flanqueado por la Gorra Nogueras y el Cerro de las Muelas.

La cima de la Molachica, sin señalizar, está en el borde del cantil que cae al norte.

Así, el panorama en esa dirección es muy amplio, con el llano limitado por el Puntal de Carreño, el Majal de la Cruz y la Sierra del frontón. Bajo el primero, fijándose, se distingue el Cortijo de la Tercia Vieja, de donde había partido.

Al sur, seguía destacando el Mojantes, con el fondo de las sierras del Gigante y María.

A partir de aquí, volví a encontrar hitos, que me llevaron a bajar primero al sur, para evitar un resalte, y luego al oeste, siguiendo la cuerda hacia el Pajarón.

Tras el descenso al paso por el Collado del Gamonal, apenas había empezado a remontar la siguiente pendiente cuando...

... las señales se desviaron a la vertiente norte, rodeando un picacho secundario, el Cerro de las Monteses, a través del pinar. Éste es el tramo de cresta en que estaba más claro el trazo y lo fui siguiendo hasta que...

... al ir a trasponer un lomo, se abrió a mi izquierda (S) un pasillo en el arbolado. Calculando que estaba bajo la cima, dejé la senda y lo fui remontando, primero por fuerte rampa y luego, en...

... los metros finales, superando unos pocos escalones de roca. Así salí a la cima, formada por un bloque prismático de unos cuatro metros de altura.

Si bien presenta una fisura en su flanco oriental que, pese a estar algo extraplomado, permitiría escalarlo, no sin cierta dificultad (a ojo, debe ser un IV). Pero la bajada no la vi clara: el destrepe es difícil y, el salto, desaconsejable por lo irregular y expuesto del suelo alrededor. Me conformé, pues, con rodearlo y disfrutar de las vistas.

Ya desde aquí, la perspectiva de la Rambla de las Buitreras era espectacular, dominada por la cresta recorrida y las cárcavas, sobre las cuales se alzaba la Sierra del Gavilán.

Bajando por el mismo camino, volví a la senda de la vertiente norte que, una vez retomada, me...

... devolvió enseguida a la cuerda, muy cerca del collado previo al Pajarón. Ahí, los hitos cruzaron a la vertiente sur, desde la que...

... hay una bonita perspectiva de la agreste cima de las Monteses.

En este tramo, despareció el trazo y las señales (se ve una bajo los pinos de la derecha) me llevaron por un terreno muy incómodo, entre peñascos y matorral y con fuerte pendiente lateral. Poco después, perdí los hitos y...

... decidí seguir por donde iba, siguiendo la base del roquedo culminante. Tras rodear un característico espolón, que destacaba a la derecha de la cumbre, remonté un corto tubo hasta ganar la cuerda en una horcada, donde...

... me reencontré con los hitos, que iban por la vertiente norte; se ve que cuando los perdí era porque cambiaban de lado. Tras seguirlos unos metros en horizontal, me llevaron a girar hacia la cresta, remontando una fuerte pendiente escarchada y, ...

... luego, unas placas y escalones bajos de roca (I) hasta...

... encontrarme ante el hito cimero del Pajarón.

El panorama desde la cumbre de la Sierra de la Gorra es ya conocido, aunque destaca al este la perspectiva de la Rambla de las Buitreras bajo las crestas más orientales de la Sierra de Moratalla y el cordal que llevaba recorrido.

Al otro lado, contrastaban los pinares más cercanos con la aridez del Majal de la Cruz y la Sierra de la Muela.
Continué bajando al oeste por un amplio lomo terroso, hacia la siguiente cima, el Pico de los Pájaros, tras el que iban asomando el Tejo y las crestas de Villafuerte.

Cerca de llegar al collado, encontré lo que parece un viejo cortafuegos, que permitía un paso más franco y lo seguí un trecho, hasta que vi que se desviaba más de la cuenta hacia el sur. Entonces, ya casi a la altura del collado (1.506), lo dejé por la derecha (NO) y, de nuevo sin traza ni hitos, crucé la vaguada bajo la horcada y remonté la ladera del Pico de los Pájaros.

Caminando por terreno incómodo de pedregal y monte bajo, salí a la cuerda a media altura del lomo. Girando a la izquierda (O), fui siguiéndolo hasta...

... la cima del Pico de los Pájaros, que es una calva pedregosa y sin marcar, rodeada de pinos que hurtan el panorama en prácticamente todas direcciones.

Aunque, asomándose al oeste, se veía, delante de los cerros Pelao y del Tejo, una atrevida aguja: el Pico de las Grajas, siguiente objetivo y último del día. Pero la cuerda hacia ese lado aparecía cortada por un gran desplome.
Buscando el mejor paso, opté por bajar por un tubo rocoso fácil (I) que cae al norte desde pocos metros al oeste de la cima.

Una vez al pie de la roca, proseguí el avance al oeste, caminando por una terraza inclinada que rodea la punta secundaria de cota 1.542. No encontré hitos ni una senda que merezca tal nombre, pero sí algunos rastros discontinuos, posiblemente de animales, que atravesaban la ladera.

Sin presentar dificultad técnica, el entrono era expuesto y espectacular.

Sobrepasada la antecima oeste, volví a la cuerda, a la vista del Pico de las Grajas que, si no es la cima de más entidad de la jornada, es sin duda la más vistosa. En fin, a poco de iniciado el descenso por el lomo, me encontré ante...

... otro resalte y cambié de vertiente al sur para rodearlo, como siempre por terreno algo incómodo, suelto y sembrado de cantos, pinos y matorrales, como se aprecia en esta mirada atrás llegando al collado.

A partir de ahí, remonté el lomo del pico por el flanco sur.

El risco cimero es más accesible de lo que parece. En primer lugar, pasé entre esos dos pinos, que se encuentran al llegar, y, ganados unos metros, giré a la derecha para...

... superar una corta placa (I+), tendida pero lisa y expuesta, hacia una brecha en la cresta. Sin alcanzarla, me volví a la izquierda para...

... superar un resalte de un par de metros, vertical pero con mucho agarre (II-) de donde salí a una repisa. La recorrí al oeste, pasando bajo la vertical de cima, hasta que...

... el acceso a la arista se presentó como un fácil graderío de bloques (I).

Dos peñascos rivalizaban por ser el más alto y en ningún sitio había un triste montoncito de piedras, así que los pisé los dos y ya está. Al noroeste, bajo la cresta de la Sierra de las Lavaderas, podía ver el camino que remonta el Arroyo del Bebedor. Por allí regresaría, una vez finalizado el cresteo, a...

... la Tercia Vieja, que se veía al nordeste, con el fondo de las sierras del Frontón y los Álamos.

Mirando atrás, se veía el Pico de los Pájaros, más altivo desde esta parte, con esa punta secundaria que había rodeado por el norte delante.

Al sur, más allá de las zonas llanas del interior del conjunto montañoso de Moratalla, se elevaban el Mojantes y la pareja Odres - Obispos, máximas cumbres del área. En el horizonte, a la izquierda de la alineación Gigante – María, se llegaba a divisar ahora la Sierra de Pedro Ponce.

Al oeste, la Sierra del Tejo destacaba altiva sobre el Arroyo del Bebedor. Aún prolongaría un poco el cresteo antes de bajar a ese valle y, para ello, ...

Bajé del risco, más o menos por el mismo sitio que había subido y, una vez pisando tierra, giré a la derecha (O) para descender...

... siguiendo la cuerda por su flanco sur, caminando junto a la cresta de roca. Por cierto, que bien bonito se ve el risco desde el oeste, mirando atrás.

Acabado el roquedo, proseguí el descenso por el lomo pedregoso.

Con la distancia, aún se mostraba más airoso el Pico de las Grajas.

Llegando cerca de la depresión previa a una modesta prominencia, cotada en el mapa como 1.286, al ver buen paso a mi derecha (O), me dejé caer a ese lado, por...

... una empinadísima ladera de pedregal suelto salpicada de matorrales, apuntando al Pico del Tejo. De todas formas, como lo que se trataba era de desembocar en la pista que cruzaba más abajo, la cosa no tiene pérdida y lo mejor es dejarse llevar por el terreno, buscando la menor incomodidad.

La bajada acabó en el cauce seco del Arroyo del bebedor. Lo crucé y remonté brevemente la ladera opuesta hasta salir a...

... la pista forestal que recorre el barranco y que tomé a la derecha (N).

Llevando a la derecha el vistoso Pico de las Grajas, ...

... fui remontando el arroyo. Durante esta ligera subida, podía ver cómo quedaba atrás la Sierra del Tejo y dejé de lado un par de desvíos a la izquierda.

Con el desplazamiento, fue cambiando la perspectiva sobre el Pico de las Grajas y descubriéndose el de los Pájaros.

Al cruzar el Collado de la Tercia, la pista pasó a descender y aparecieron al fondo las sierras del frontón y los Álamos, anunciando el final de la excursión.

Efectivamente, no tardé en llegar al cortijo, desde donde me despedí los picos visibles: el Pajarón, los Pájaros y las Grajas.

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