Monte de Cruces (1.373)

ASCENSIÓN DESDE NAVAMORCUENDE

CIRCUITO POR LOS PICOS DE LA SIERRA DE SAN VICENTE

La Sierra de San Vicente es un pequeño núcleo desprendido al sur del extremo oriental de Gredos, formando con las de la Higuera, Cenicientos y el Valle la cabecera del Río Tiétar. Aunque de modesta altitud, es un estupendo mirador tanto sobre Gredos, como sobre los Montes de Toledo y las extensas llanuras de Campo Arañuelo y La Jara. La montaña está culminada por una extensión de terreno ondulado, situada sobre empinadas laderas que salvan unos 600 metros de desnivel respecto al pie de monte. Sobresalen en esta culminación tres picos de parecida altitud, siendo el Monte de Cruces el mayor. Los árboles cubren por completo esta sierra, con una variedad sorprendente: pinos, robles, castaños, alcornoques, sabinas y varias especies más se mezclan en sus vertientes. Por otra parte, es una sierra con gran presencia humana; una carretera recorre su lomo y abundan las pistas, pero sin afectar gravemente a la belleza del panorama y el entorno.

Salí esta vez del pueblo de Navamorcuende, en la vertiente occidental de la sierra, para recorrer su cresta, tocando los cinco picos que sobrepasan los 1.100 metros de altitud. Las únicas cimas que faltan para la integral son las Mateas que, además de ser notablemente más bajas, pillan muy apartadas, en la vertiente opuesta. Quedarán para otra ocasión.

La Sierra de San Vicente, plantada solitaria sobre el Valle del Tiétar, vista desde el noroeste

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo Oriental de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Valle del Tiétar
  • Base de partida: Navamorcuende (Toledo)
ACCESO: Navamorcuende está 100 km al NO de Toledo, por Maqueda, Talavera de la Reina y Cervera de los Montes. Nada más llegar al pueblo, tomar a la derecha (E) la carretera de El Piélago (TO-9045-V) y seguirla algo menos de un kilómetro, hasta las últimas casas, donde varios ensanches a los lados de la calzada permiten aparcar. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 790 / 1.373
  • Mi tiempo efectivo: 5h30
  • Mi tiempo total: 6h32
  • Dificultades: Muy fácil. Campo a través por bosque, sin señalizar y sin otra referencia que la pendiente, en el paso por el Alto de la Mesa.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Donde la Carretera de El Piélago deja atrás las últimas casas de Navamorcuende, tomar a la izquierda (E) una senda que baja a cruzar el Arroyo del Lugar y remonta, a continuación, la vaguada que cae del collado del Cerro Molino, situado al extremo del lomo oeste de la sierra. Una vez allí, tomar a la izquierda (NE) la pista que lo cruza, para atravesar la vertiente norte, hasta la base de un carril que, a la derecha (SE), abre un tajo en el robledal. Primero por él y luego por la pista que lo continúa, superar el lomo occidental hasta la cumbre del Monte de Cruces.

Seguir al este por la misma pista, hasta el Collado de los Ceniceros. En el cruce, continuar recto (SE), por la senda que remonta el lomo NO del Monte Peladas. En su cima, tomar la pista de acceso al repetidor, que baja al SO hasta el Puerto de San Vicente. Cruzarlo y subir por el carril que, al otro lado, remonta el Cerro de San Vicente. Desde esta tercera cima, retroceder hasta el extremo norte del plano cimero, para bajar por una loma a la izquierda (NO) y ganar el remate del Lomo Lucía. Girar allí a la derecha (NE) y descender al Campamento El Piélago. Al desembocar en la carretera, seguirla a la izquierda (O), evitando el asfalto por sendas paralelas del margen izquierdo. Al llegar al collado de El Cachizo, tomar en el cruce una pista que sale a la izquierda (S) y rodea el monte de La Mesa. Recorridos unos 300 m, al ver buena subida, encarar a la derecha (O) la ladera bajo los robles, para alcanzar el Alto de La Mesa.

Para regresar al pueblo, no hay camino definido al principio: descender en dirección general NNO, evitando un par de resaltes haciendo zigzag por las terrazas intermedias, hasta dar con la carretera de El Piélago. Durante la bajada, se encuentran sendas ganaderas pero que rodean el monte sin llegar a bajar, por lo que las aprovecharemos un poco, para dejarlas cuando nos dejen de convenir. Tomarla a la derecha (O) y seguirla, pudiendo atajar por pista la última curva previa a Navamorcuende.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Caminata muy bonita y panorámica. Si nos limitamos a la actividad clásica, las tres cimas de la sierra que pasan los 1.300 m, carecería de dificultad, pero me parece que el Alto de la Mesa añade mucho atractivo a la excursión, su se sale de Navamorcuende y sería una pena dejarla de lado. El inconveniente es que no hay caminos ni sendas ni hitos ni nada que marque el camino, aunque, con un poco de instinto y voluntad, a este fantástico mirador se puede subir por casi cualquier sitio. Son esos tramos empinados campo a través entre los robles los que introducen alguna exigencia en la ruta. Respecto al Lomo Lucía, pilla de paso y, con un mínimo esfuerzo, es una buena alternativa a caminar junto a la carretera.

RELATO GRÁFICO:

Navamorcuende es un pueblo recostado en la ladera norte de la Sierra de San Vicente. Como ésta está situada en el extremo del “gancho” con que Gredos abraza la cabecera del Tiétar, tiene enfrente su tramo central, y más alto. Esas vistas, que se irán ampliando al ascender hacia las cimas, van a ser atractivo principal de la excursión.

Para empezar, acabé de salir del pueblo, por la carretera del Piélago. Pasada la última casa de la izquierda, tomé a ese lado (NE) una senda que...

... vadea un torrente anónimo, que la calzada salva por un puente. Tras un corto trecho paralela al asfalto, se separa del mismo para... 

... cruzar asimismo el Arroyo del Lugar y remontar la ladera opuesta. Al llegar frente a una cancela, el camino se bifurca; continué por la izquierda (NE), enfrentando...

... la primera subida algo empinada del día, al remontar por un estrecho trazo abierto en el jaral la vaguada que cae del collado de Cerro Molino.

A mi derecha, veía el Alto de la Mesa, último pico de la jornada, que se adelanta del cuerpo de la sierra.

Al ganar el lomo, me encontré ante un panorama ya más extenso de Gredos, incluyendo sus cumbres más altas:...

... grupos del Almanzor y La Mira (la cima de ésta, tapada por las nubes).

Por el collado, pasa una pista forestal que va atravesando la ladera de la sierra. La tomé a la izquierda (NE), pasando a recorrer la vertiente septentrional.

Al llegar a una bifurcación, proseguí por la derecha (E), continuando la travesía, hasta...

... que, en un segundo crucé, volvía a girar a la derecha (SE), pero ahora para remontar la ladera...

... por un carril recto, que la afronta directamente. A mi espalda, con la altura, se iba descubriendo más Gredos, al menos en lo que permitía ver el tajo en el robledal.

Al desembocar en otra pista horizontal, la crucé y continué subiendo, ahora más suavemente.

Llegué luego a una bifurcación, en la que seguí por la izquierda (E).

Poco después, pasé por un extenso claro, desde el que la perspectiva al norte era ya estupenda: el murallón de Gredos, prácticamente en toda su extensión, dominando el valle del Tiétar.

A continuación volví a caminar entre árboles, a través de los cuales empecé a vislumbrar las antenas de la cima. Al salir de esa nueva arboleda, me encontré con...

... un amplio panorama al sur: las cimas de Peladas, San Vicente (por las que luego pasaría), más la más baja de Cabeza Bermeja. Detrás, en un horizonte lejano, se dibujaba la cresta de los Montes de Toledo.

El vértice está inaccesible, dentro de un cercado, y, desde el punto más cercano al mismo los edificios no dejan ver apenas alrededor. Así que dejé la mochila y fui dando una vuelta alrededor. Primero, al oeste, donde destacaba la cima de La Mesa, proyectada hacia el Campo Arañuelo, donde confluyen Tajo y...

... Tiétar, dominado éste por Gredos, a lo largo de cuyo cordal, se distinguen los alpinos macizos centrales,...

... las sierra orientales, como la del Cabezo, de relieve más monótono, y...

... al extremo, la curva de la cabecera del Tiétar. Allí, a través del Puerto Real, abierto...

... entre el Pico Casillas y la Cabeza Gorda, llegaban a distinguirse las crestas borrosas de Guadarrama.

De vuelta en la pista, retomé camino al sureste, hacia las otras dos cimas de más de 1.300 m de la sierra: cerros de Peladas y San Vicente. El recorrido de la cresta es plácido pues, además de transcurrir por pista,...

... la pendiente es suave. Tras rodear el cabezo anónimo (1.294), ...

... el carril me llevó al Collado de los Ceniceros, donde el mismo se cruza por otro camino. No seguí por ninguno, sino por unas rodadas que salían un poco a la izquierda (SE) y remontaban el lomo opuesto, junto a la linde de un pinar.

Por ellas, alcancé enseguida la cima del Monte Peladas, desde donde hay una hermosa vista del Cruces, delante de las crestas del Circo de Gredos y La Mira.

Más a la derecha, además del resto del cordal gredense, el valle del Tajo.

Al sur, delante de los Montes de Toledo llenando el horizonte, el siguiente objetivo: el Cerro de San Vicente, a la derecha del cual se proyecta el Lomo Lucía y...

... el Alto de La Mesa, última cima a visitar. En dirección al mismo, me dejé caer en diagonal entre el matorral; es decir, a la derecha (SO) desde la cima, hasta...

... dar con un buen camino, que tomé a la izquierda (SO), para descender suavemente hacia el Puerto de San Vicente. Llegado al mismo, crucé la carretera y remonté el lomo, por el carril de la izquierda, de los dos que se ven en la foto.

La subida es recia y, pronto, quedó abajo el puerto y se fue alzando buena perspectiva del Monte Peladas.

Al remitir la pendiente, dejé este camino por una senda a la izquierda (SO), que...

... avanza por el flanco de la loma, sobre el valle del Tajo, para...

... encaramarse finalmente a la cima.

Delante del vértice, se aprecian los restos de una atalaya fortificada, que en su día ocuparon caballeros templarios, asociada al convento cuyos restos se encuentran junto al puerto. Según una tradición local, sin respaldo material, el origen sería más antiguo, habiendo aprovechado la orden una fortificación musulmana anterior. En mi modesta opinión, su orientación netamente meridional chirría con esto.

De hecho, las vistas al otro lado, hacia el Gredos y el Tiétar, son bonitas, pero sólo dejan ver las crestas y no el valle. Aquí, La Mesa bajo el Almanzor y La Mira.

Más a la derecha, el Cruces ante la Sierra del Cabezo y...

... el Monte Peladas. En esa dirección continué la excursión, recorriendo el camino de ida a la inversa, hasta volver al último cruce. Allí, retomé la pista a la izquierda (O), saliendo...

... enseguida al lomo, donde encontré otro carril, que tomé igualmente a la izquierda (SO), para recorrer brevemente la cuerda, hasta ver a mi derecha (NO) el proyectarse Lomo Lucía. Giré a ese lado y comencé a descender entre el matorral, que no es muy cerrado; al ver un palo sobresaliendo del mismo, me dirigía a él y encontré una senda, por la que continué la bajada.

La misma acabó en una collada con un cruce de caminos. Continué recto, ahora por un ancho carril que asciende suavemente, hasta...

... lo más alto (1.227) de este espolón. Aunque el bosque de rebollos que lo puebla no es muy denso, es suficiente para anular las vistas. En la culminación, giré con el camino a la derecha (NE), pasando a...

... bajar hacia la carretera del Piélago. Al llegar a la misma, giré a la izquierda (NO), para...

... seguirla, evitando el asfalto por rastros borrosos del lado izquierdo. Tras pasar por el Campamento El Piélago,...

... y cruzar el Guadyerbas, salí a una zona de prado en pendiente y se fue dibujando un trazo algo más definido. Por él, me alejé de la carretera, al tiempo que atravesaba la ladera.

Al llegar frente a los Molinos de Piélago, la senda desembocó en la pista de acceso. La crucé, pasé entre los edificios y, por debajo de los mismos, busqué un camino ancho, pero borroso, con hierba crecida, que tomé a la derecha (NO).

Tras cruzar el arroyo que debió de mover los viejos molinos, la vereda se definió y, tras un buen rato atravesando la ladera,...

... desembocó en el collado abierto entre La Mesa y el Cruces. Allí, se cruzan un par de caminos, más la carretera. Yo tomé el segundo de la derecha (S), ancha...

... pista de tierra que recorre horizontal la vertiente occidental de El Cachizo. Al poco, a la vista del inicio de una bajada, dejé el carril por la derecha (O), para remontar la ladera entre los robles.

Encontré trazos ganaderos; uno lo seguí un poco pero, viendo que no acababa de ganar altura, acabé por no hacerles caso y dedicarme a remontar la pendiente por derecho. Ésta es moderada y, el terreno bajo los árboles, de lujo: uniforme, despejado y cubierto de una mullida alfombra verde.

Al salir del arbolado, pude contemplar, sobre las copas desnudas, las tres cimas de la sierra: la oscura cima del Peladas asomando apenas entre el Cruces y el San Vicente.

Me quedaba ya muy poco al Alto de La Mesa. En los metros finales, la pendiente aún se tendió más y aparecieron unas bandas de roca.

Al llegar a la más alta, apareció al otro lado la conocida muralla de Gredos, que llevaba un tiempo sin ver.

La cumbre es amplia y llana. A mi derecha, se alzaba el Cruces y,...

... al otro lado (SO), el vértice geodésico, algo más bajo que las rocas cimeras, como dando vista al valle del Tajo, que quedaba sin embargo oculto por la linde del robledal, excepto por un pasillo. Por él comencé a bajar, acercándome al borde de la terraza que rodea la cumbre por ese lado.

Hay allí un punto, marcado por dos grandes hitos, que se destaca sobre el valle como un balcón. La vista es apabullante y, sólo por esto, merece la pena la subida al Alto de La Mesa.

Para regresar al pueblo, lo más práctico es descender directamente desde La Mesa; es decir, al noroeste. Que yo sepa, no hay camino marcado, pero, con un poco de ojo, se puede encontrar buena bajada. En primer lugar, seguí recorriendo la terraza hacia la derecha (NE). Al principio, incluso encontré un trazo, el cual se esfumó al poco. Cuando el resalte que llevaba a la izquierda dio paso a...

... una pendiente abordable, giré a ese lado (NO) y me dejé caer, hasta dar con una nuevo escalón. En ese caso, lo recorrí a la izquierda (SO) y misma operación: cuando el terreno lo permitió, volví a encarar la pendiente, ahora a la derecha (NO).

Tras una tercera lazada marcada por el terreno, entreví entre los robles la carretera del Piélago, relativamente cerca, al extremo de una suave pendiente. Fui hasta ella, para seguirla a la izquierda (O), hasta...

... el cuarto camino de tierra que sale a la izquierda (NO), que encontré recién pasado el indicador del kilómetro 13 y enfrente de un edificio blanco. Tomándolo, llegué...

... enseguida, primero, a la vista de Navamorcuende y, luego, de nuevo a la carretera del Piélago, pero más abajo, casi donde había dejado el coche (de hecho, este último tramo por tierra es un recorte de la curva que hace la carretera).

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