De la
plataforma de Mingo Fernando, salí por el camino que remonta la sierra hacia el
Puerto del Peón, viendo ya, desde el primer paso, la cresta del Gran Galayo.
Dejada
atrás la vieja cabaña, llegué a un cruce junto al refugio forestal, donde dejé
la trocha principal por otra senda a la izquierda (SO), señalizada con un
cartel que indicaba la Canal Seca.
Enseguida
vadeé el río y, al poco, topé con el final de una pista. Allí, giré a la
derecha (NO), siguiendo un cartel que indicaba a la Peña Gallina y pasando a...
...
remontar la garganta a través del bosque, siguiendo la orilla derecha del
torrente.
De vez en
cuando, las copas de los árboles dejaban el hueco justo para ver los roquedos
de la parte del Espaldar de los Galayos. Ése más cercano es la Gallina y, en
todo lo alto, la Peña de Don Servando.
Al llegar
a una nueva bifurcación, situada junto a lo que parecían las ruinas de una
cabaña o un redil pequeño, fui por la derecha (N), para continuar garganta
arriba.
Al salir
del bosque, lo primero que vi era, a mi derecha, la garganta que baja del
Puerto del Peón, donde, ya de regreso de la cumbre, iba a dejar la cuerda.
Delante,
el barranco, que ahora se llama Vertiente del Pinarejo, cortaba un terreno que
se iba empinando al pasar de los prados a la roca desnuda, hasta culminar en el
amplio arco de Los Pelaos. Pese a haber todavía senda, el piso de cantos ya no
era tan cómodo. Enseguida llegué...
... al
Puesto del Tío Pío. Este curioso grupo de rediles y cabañas, construidas
algunas aprovechando peñascos es un buen lugar para...
...
volver la vista a contemplar el trecho de garganta que llevaba remontada y, más
allá, las sucesivas estribaciones meridionales del Gredos oriental.
A partir
de aquí, la senda se continúa por una traza entre borrosa e inexistente,
marcada con hitos. El terreno es incómodo, principalmente por las piedras, pues
el matorral es abierto. Según subía, fui observando cómo se iban definiendo las
dos canales, Reseca y Seca, abrazando...
... el
Gran Galayo, del que sólo era visible su base: un cúmulo de agujas de donde
arranca la cresta de La Catedral.
A mi
derecha, me dominaban crestas mucho más pacíficas, pero igualmente rocosas.
Entraba en ambiente.
Poco a
poco, también se acercaba el collado de Los Pelaos. Parece que el acceso es muy
sencillo, atravesando las canchas y terrazas de la derecha, pero esto es
engañoso: esa suave ladera está cortada por tubos y canales de flancos
verticales. Fijándose, se llega a distinguir algún corte.
Los hitos
me elevaron por la ladera, para pasar unas grandes placas, siguiendo su borde
superior. Estando más o menos enfrente del eje de la Canal Reseca, el...
...
itinerario entre matorral más denso; es el único tramo de toda la ascensión en
que el monte se cierra algo. Al poco, los hitos se bifurcaron; por el ramal
izquierdo, que además baja, iría a la Canal Reseca, así que fui por la derecha
(SO).
Salí de
esa zona de matorral al borde de un tajo vertical, por cuyo fondo va el cauce
de la garganta. Los hitos me ayudaron a buscar la buena bajada, desplazándome
unos metros a la derecha (N), hasta...
... una
umbría canaleta, por la que parecía fácil destrepar.
Efectivamente,
sólo los tres o cuatro primeros metros presentaban cierta verticalidad, pero
con buenos y abundantes apoyos (I+).
Una vez
en el fondo pedregoso de la canal, lo crucé recto para subir por una rampa de
pedrera, dejando de lado a la derecha...
... un
corredor que baja del Raso. Bonito tubo para invierno.
Afortunadamente,
las piedras sueltas acabaron pronto y pasé a remontar una zona de gradas, más
sólidas, llevando ahora el tubo principal a la derecha. Técnicamente, esto ya
es Canal Seca. Tras una sucesión de resaltes como éste...
... y terrazas,
los hitos acabaron llevándome de vuelta al cauce, precisamente donde éste se
divide en dos brazos, estrecho y empinados. Escogí el de la derecha (NO),
que...
...
presenta un resalte de unos ocho metros, muy empinado y pulido por el agua (II).
Pasos como éste son los que desaconsejan subir por aquí en primavera, con el
agua corriendo.
Por
encima, vuelta al terreno mixto hierba-roca, escabroso a veces, pero sin
dificultades reseñables y con el cauce a mi izquierda, bajo la cresta de la
Catedral.
Y, al
otro lado, más roca. Ésta es la zona de lajas de apariencia pacífica desde
abajo, que parecía la subida natural a Los Pelaos. Ya desde aquí parece otra
cosa y se va viendo que es mejor seguir el cauce.
Me
acercaba a la cota 2.000 y la vista atrás empezaba a ser impresionante: más
allá de la canal y las agujas vecinas, se sucedían el Peñón del Mediodía, la
Cabrilla, el Risco de las Morillas y las sierras del Torozo y el Cabezo. Por
cierto, en la hierba de la ladera del primero, se apreciaba el trazo de la
trocha que usé para bajar.
Poco
después, la canal se abre en tres. Los itinerarios habituales (y los hitos) van
por la izquierda (que no sale en la foto). Yo, como pretendía salir
directamente a Los Pelaos, tiré por el tubo de la derecha, cuyo arranque está
en el centro de la foto: por encima de la chorrera oscura del primera plano, a
la derecha (N)...
... la
hierba marca una bajada de agua; aunque no lo parezca, éste es el cauce
principal de la Vertiente del Pinarejo y procedía a remontarlo, superando ya
algún escaloncito de roca sumamente fácil (I).
Algo más
arriba, el terreno se empina considerablemente y el cauce se encajona. Luego,
descubrí que debería haberme metido por el rocoso pasillo, aunque hubiera que
trepar, pues acabé trepando igualmente. Pero, en ese momento, tan claro esa
rampa de hierba de la derecha (N), que subí por ella.
Pronto me
encontré el primer resalte. Pero, bueno, además de no ser difícil (II), pensé
que, entre trepar por el lúgubre interior de un tubo de roca y aquí fuera, al
sol y...
... con
estas vistas al volverme, prefería esto último. Aquí se ve ya la cresta de la
Catedral propiamente dicha y la cima del Gran Galayo. Y si veía esta última más
o menos a mi altura, es que debía de ir pensando en...
...
volver a la canal, lo cual, igual no resultaba tan sencillo. De momento, un
corte vertical de bastantes metros me separaba del cauce. Así que, pese a estar
viendo que también estaba casi a la altura de la culminación, proseguí...
... por
esta vertiente izquierda, buscándome la vista a través de terrazas estrechas,
cortos resaltes y alguna placa expuesta (I / II).
Hasta que
me encontré una repisa de hierba que cortaba la pared y parecía desembocar en
el tubo. Incluía un paso realmente estrecho y vertiginoso, que...
... aquí
se ve desde el otro lado. También se podría pasar reptando por debajo de la
roca, pero, por si alguien duda, eso que brilla es agua. Vamos, que, o te mojas
figuradamente sacando al culo al vacío, o te mojas literalmente en el charco.
Tú mismo.
Efectivamente,
la repisa me dejó en el cauce de esta Vertiente del Pinarejo, a pocos metros de
su origen en Los Pelaos; de hecho, es el desagüe de la fuente homónima.
Al
alcanzar allí el cordal, me recibieron la Galana y Cabeza Nevada. Ya sólo me
quedaba girar a la izquierda (S) y...
...
remontar el anchísimo (véase el tamaño de la persona que me precedía) y suave lomo, siguiendo, como si hiciera falta,
cualquiera de las líneas de hitos que lo recorren. La cúpula somital de la
Mira, por este lado, es tan tendida, que...
... la
torrecilla que se yergue en la cima no se ve hasta que no estás a punto de
llegar.
El
panorama desde la Mira, en cualquier dirección, explica su nombre. Repasemos.
Al este, más allá de los Galayos la Sierra del Cabezo aparece enmarcada por el
cordal de Gredos y el Valle del Tajo.
Al norte,
la cresta del Chocarrón y el Cervunal se proyecta hacia la llanura del valle del Tajo.
Al oeste,
la vista se extiende hasta la cresta del Circo de Gredos, donde se identifican
todas las cimas principales.
Al norte,
las Parameras se alinean en el horizonte, al otro lado del altiplano donde
nacen el Tormes y el Alberche. Caminando hacia allí, inicié el regreso, deshaciendo
primero el final de la subida y, luego, siguiendo hacia el...
...
arruinado refugio de Los Pelaos, para tomar a la derecha (NE), la buena senda
que recorre el cordal de Gredos. Al llegar a un pequeño alto inmediato,...
... me
volvía despedirme de la Mira. Quién diría que ese bulto es el mismo pico que
culmina el gran frontón rocoso que se ve desde Arenas de San Pedro.
Ahora se
trataba de ir caminando por la cuerda, tan extensa que casi anula la
perspectiva hacia las sierras orientales.
Aunque en
un momento dado, mirando hacia el Circo,...
... hay
un curioso punto de vista del Ameal, Risco Moreno y la Galana.
A partir
de la punta del Cambrional, la arista se estrecha y torna rocosa. La senda la
evita bajando hacia la izquierda (se distingue la subida del retorno a la
cuerda). Escogiendo incomodidad y mejores vistas, dejé el camino por la derecha
(E), siguiendo...
... unos
hitos que me llevaron por las pedreras próximas a la arista, evitando los
obstáculos siempre por el flanco norte (izquierdo).
Se
sucedían las bonitas perspectivas: el Gran Galayo a través de una brecha.
Otra:
Sierra del Cabezo sobre la verde ladera del Peñón del Mediodía, donde se dibuja
la traza de la trocha del Puerto del Peón.
Como el
resto de canchos, los hitos rodearon por la izquierda la Tarayuela, el
penúltimo y más alto.
Al dejar
atrás el crestón, me volví para recorrerlo, superando algunos bloques (I) y...
...
pasajes estrechos hasta llegar a la culminación. Esta modesta punta, por su
situación, posee unas vistas privilegiadas hacia la Mira y los Galayos,...
... la
caída de la sierra y la gran llanura al sur, así como...
... su
contraria al norte.
Y,
naturalmente, hacia el vecino Peñón del Mediodía. Retomé camino, deshaciendo la
subida por la arista y siguiendo de nuevo los hitos al noreste. Éstos se metían
ahora entre matorral, antes de...
...
reunirse con la senda principal, por la que proseguí el cresteo. Al pasar el
pequeño alto de la cota 2.047, me volví a contemplar la Tarayuela, que, desde
aquí, parece tener otro porte.
Y, pocos
minutos después, llegué al Puerto del Peón, donde giré a la derecha (SO),
para...
... tomar
la estupenda trocha, empedrada a ratos, que desciende esta vertiente.
El
trazado busca la comodidad a toda costa y no hay que alarmarse si el descenso
incluye alguna pequeña subida. Va a ser largo, así que, lo mejor, es relajarse
y disfrutar del entorno.
Sobre mi
cabeza, la culminación del Peñón del Mediodía aparecía cuajada de torrecillas
de rocas apiladas.
Mirando
hacia abajo, se acercaba la suavidad de los bosques.
Enfrente,
al otro lado de la vaguada del puerto, el Gran Galayo y alrededores iban...
...
cambiando de aspecto con la perspectiva, pero permanecía su belleza. Así fui
llegando a unos primeros pinos dispersos, que...
... no
tardaron en transformarse en bosque. Y así, a la sombra fresca de los pinos,
acabé la excursión en Mingo Fernando, pues este camino es el mismo del inicio.
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