Los Pelados (2.157)

 ASCENSIÓN DESDE ALAMEDA DEL VALLE

POR HOYO CERRADO

El Cerro de Los Pelados es un cabezo redondeado de relieve suave, que eleva su escasa prominencia sobre el cordal principal del Guadarrama, al nordeste de Peñalara. Presenta las características morfológicas y naturalísticas típicas del área: ancho lomo sobre laderas generalmente suaves, notablemente más empinadas al sur, cubiertas por bosque en las zonas bajas y, por encima, matorral hasta la cuerda. Pero su vertiente meridional aloja los hoyos Borrascoso y Cerrado, circos de origen glaciar que se encuentran entre los más apartados de toda la sierra. El segundo de ellos, más que la cima, es el verdadero objetivo de esta ascensión.

El pico de Los Pelados, encajado entre los hoyos Borrascoso y Cerrado

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Guadarrama (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Guadarrama
  • Base de partida: Alameda del Valle (Madrid)
ACCESO: Alameda del Valle está 85 km al norte de Madrid, por Lozoyuela y Lozoya. No hace falta entrar en el pueblo, donde no siempre es fácil aparcar; en vez de eso, al llegar a la altura del casco urbano por la carretera de Lozoya, girar al lado contrario, a la derecha (NE), por una pista de tierra junto a un chalet aislado y seguirla durante 300 m, hasta un prado, a partir del cual una señal prohíbe la circulación sin autorización. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:
  • Cota mínima / máxima: 1.128 / 2.157
  • Mi tiempo efectivo: 5h44
  • Mi tiempo total: 7h10
  • Dificultad: Muy fácil, en las condiciones del día: aunque había manchas de hielo y nieve, se podían evitar. Casi todo por caminos, pero con trechos a través de matorral denso y 100 m de desnivel muy empinados, por hierba.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Alameda del Valle por el Camino de Segovia y, en la primera bifurcación tras cruzar  el Arroyo de la Saúca, desviarse a la derecha (N) por el carril que remonta el monte de El Palancar. Cuando acaba en una pradera, buscar en su extremo norte un camino que continua subiendo al NO, ahora a través de la Ladera del Gato. Al pasar el lomo del Sabucarejo, dejar la senda por la derecha (NE) y ascender por el mismo, abriéndose paso entre el matorral. Al ir acercándose a los canchos que defienden Peñacabra, derivar a la izquierda (NO) para atravesar la ladera por debajo de los mismos, en busca de la boca, ya visible, del Hoyo Cerrado. Una allí, remontarlo por su eje hasta ganar la cuerda en el collado cabecero y girar a la izquierda (O) para alcanzar el Cerro de Los Pelados.

Continuar al SO por el carril que recorre la cuerda. En el Puerto de Malagosto, tomar a la izquierda (S) un camino que corta la ladera hasta la loma de Peñas Crecientes, y luego desciende por ella. Al llegar a una bifurcación, seguir por la derecha (S) para, por Majada Vieja, llegar al primer cruce de la mañana, donde sólo queda, yendo a la derecha (SE), deshacer camino para regresar a Alameda del Valle.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión fácil, incluso con nieve; sin ella, la superación de la cabecera del circo pierde toda la dificultad, aunque las fuertes pendientes del final hacen que, así, llegue a ser más penosa. Sólo había subido a Hoyo Cerrado una vez, hace más de 25 años, y entonces encontré aún menos sendas; al menos, no parece que existiera el camino que atraviesa la Ladera del Gato desde el Palancar; la pelea con el matorral, la recuerdo épica. Entonces salí de Oteruelo, valle arriba; pero, actualmente, es más fácil dejar el coche en Alameda y, en todo caso, ambas opciones de salida son muy similares en tiempo de ascensión.

Toda la dificultad reside, por un lado, en el tramo de matorral, no muy denso ni alto y con referencias obvias a la vista y, por otro, en la fuerte pendiente del final, con un piso de hierba que puede ser resbaladizo si está helado o mojado. Así pues, la mayor exigencia la van a poner el desnivel y la distancia.

RELATO GRÁFICO:

Comencé a caminar en el prado próximo a Alameda del Valle que cito en el apartado “ACCESO”, siguiendo al norte el Camino de Segovia; es decir la misma pista por la que había llegado con el coche. Ya desde el inicio, podía ver sobre los árboles el Cerro de Los Pelados y Peñacabra; en medio, se adivinaba Hoyo Cerrado.

Enseguida, dejé el camino de Segovia, siguiendo recto (N) donde éste se desvía a la izquierda. De momento, atravesaba una zona de prados llana y despejada.

A mi izquierda, podía ver las Cabezas de Hierro y Peñalara, enfrentadas a través del valle del Lozoya.

El aspecto de la cumbre del Guadarrama, sobre todo, era magnífico.

Según llegué al bosque, cuyo límite coincide con el inicio de la pendiente, tomé a la derecha (N) un desvío...

... no tan bueno como la pista de antes, y empecé a elevarme sobre el valle, donde se veía ahora Rascafría.

Cuando el camino deja de subir, para llanear un trecho, a la izquierda (O) otro desvío, esta vez...

... una vereda ancha pero con bastante pinta de abandono, que acabó por...

... desembocar en una pista magnífica. Es la misma de antes, pero los dos últimos desvíos sirvieron para ahorrarme un rodeo, remontando la boscosa ladera de El Palancar más directamente. Girando a la derecha (NE), continué subiendo.

Abajo, iba viendo el Valle  del Lozoya, tanto la cabecera, como...

... el corte que abre aguas abajo, a través del cual llegaba a ver algo de Ayllón.

Por encima, ya se distinguían bien los dos hoyos que flanquean el Cerro de Los Pelados: el Borrascoso a la izquierda y el Cerrado a la derecha.

La pista acabó en un prado, en el que se marcaban unas rodadas. Siguiéndola, giré a la izquierda (N), pasé...

... junto a unos corrales y lo atravesé para buscar, en la linde del matorral de su extremo septentrional (más o menos en la vertical del todoterreno), la salida de...

... un camino estrecho y pedregoso, que remonta en diagonal a la izquierda (NO) la Ladera del Gato.

Aquí, se ve cómo queda atrás la pradera. Se sigue viendo el coche y, el final de la pista, está en el saliente de prado más lejano, en la vertical de la Najarra. De todas formas, con lo denso que es aquí el monte bajo, es difícil despistarse: o se encuentra el camino o no.

Al pasar un alto, la senda baja a vadear el Arroyo de Varcialengua, tras lo que llanea por la ladera del siguiente lomo.

En las orillas, los matorrales lucían unos hermosos carámbanos de a palmo. Había menos nieve de lo que esperaba, pero, por falta de frío, no sería.

Ya en la ladera de Sabucarejo, se puede observar la profundidad y complejidad de las vertientes de este sector de sierra.

Desde la cuerda del segundo lomo, la senda baja hacia unos prados entre robles y helechos. Era el momento de dejarla y busqué a la derecha (NE)...

... el paso mejor a través del matorral. Lo encontré en este hueco, justo en la divisoria, que luego se fue continuando, de manera que...

... si bien no había senda ni traza que seguir, tampoco el monte bajo incomodaba mucho. Al ir viendo cerca los canchos que defienden la cima de Peñacabra, comencé a derivar a la izquierda (N - NO), entrado en...

... la ladera, desde donde ya se veía la boca de Hoyo Cerrado, para ir hacia ella, llaneando bajo la roca.

Y, entonces, sorpresa: me topé con unos hitos, bien situados, que marcaban una senda estrecha pero razonablemente clara. La misma subía desde mi izquierda, por lo que creo que debe de ser continuación de la que había abandonado antes. Si es así, no doy por malo lo hecho, pues el matorral no era incómodo y me debí de ahorrar algo de desnivel.

La cosa es que el caminillo me acercó al cauce del Arroyo de Hoyo Cerrado y me llevó a remontarlo, dejándome en la boca del circo, donde, al dejar paso el matorral a la hierba, desapareció la traza. Ante mí, un pasillo que se iba estrechando entre las vertientes de Los Pelados, a la izquierda, donde...

... las rocas lucían barbas de hielo, y, al otro lado,...

... una Peñacabra, bastante menos abrupta.

Aunque abundaban las placas de hielo, siempre encontré paso entre ellas y no llegué a utilizar los crampones. Tras cruzar un primer rellano y superar una suave rampa, alcancé...

... un segundo prado. La cabecera de éste era ya de altura y pendiente mayores. Al superarla, se adivinaba a la izquierda...

... otro rellano bajo la cima de Los Pelados, pero mi idea no era esa, sino...

... remontar todo el eje de Hoyo Cerrado hasta el final. Tras un tercer rellano, más extenso, la subida última se presentaba como una rampa herbosa de unos 100 metros de desnivel, cuya pendiente superaba los 30º, sobre todo en sus últimos metros. Se podría suavizar la subida por la izquierda, donde el terreno traza naturalmente un zigzag.

La rampa final, como dije, era empinada y, desde lo alto de la misma, la vista abarcaba toda la Cuerda Larga y una porción considerable de Sierra de la Morcuera.

Había alcanzado la cresta de la Sierra de Guadarrama, muy extensa en este sector, más allá de la cual la meseta al norte se mostraba sombría. Aunque la atmósfera estaba bastante clara: al fondo, se llegaban a distinguir la oscura silueta culminada en blanco de la Cordillera Ibérica.

A la izquierda (SO), la cima de Los Pelados aparecía cercana. A ella me dirigí, pero no por el carril que recorre la cuerda, sino más directamente, caminando junto al borde de Hoyo Cerrado, con el de disfrutar de unas perspectivas del mismo que...

... resultaron no ser vertiginosas como esperaba. Además, antes de ir a la cima verdadera, quería pasar por una punta oriental, que el camino evita, y que me pareció sobre el mapa que tendría mejor vista.

Finalmente, así se veían el Nevero y Peñacabra desde la antecima este de Los Pelados.

Al sur, más allá de Hoyo Cerrado, el cordal meridional del Guadarrama, del Mondalindo a Peñalara. Para el panorama en esa dirección, me fui a la cima, caminando...

... directamente sobre el ancho lomo, cubierto de matorral  bajo y disperso. Rodeada por las crestas de la Cuerda Larga, a un lado, y la Mujer Muerta y Las Parameras, al otro,...

... la cumbre del Guadarrama aparecía seductora.

Para continuar el cresteo, me fui por lo más corto a buscar el carril, que va un poco al norte de la divisoria, y tiene además la mejor perspectiva (dentro de lo que cabe), sobre la Castilla infinita.

Mientras caminaba siguiendo la cuerda al suroeste, me fijé en que, entre los picos de la Sierra de la Paramera, se veía el macizo del Circo de Gredos, muy nevado. Tras un suave descenso, al paso por un ligero alto (2.104), me desvié a la izquierda (SE) del camino, hacia unos canchos que me pareció que debían de ser un buen balcón.

El roquedo en cuestión era la culminación del Hoyo Borrascoso y, efectivamente, había interesantes perspectivas hacia la pareja Pelados - Peñacabra y...

... hacia el Valle del Lozoya. Más completa esta vista que otras de la jornada.

Siguiendo la cuerda, empezó a asomar una pradera un par de ondulaciones más adelante: el Puerto de Malagosto, donde pensaba iniciar el regreso al valle.

Allí, dejé este carril por otro que sale a la izquierda (S) y, gira luego a la izquierda para...

... cortar la ladera hasta el Collado Vihuelas. Éste es una amplia horcada abierta en...

... la Loma de Peñas Crecientes, por cuya cuerda transcurriría casi toda la bajada. El camino, que es ya aquel, llamado de Segovia, por donde había comenzado la ruta, tiene zonas mejores y peores: pese a su condición de PR “oficial”, en algunos sitios el matorral casi se lo ha comido, aunque nunca llegó a perderse del todo.

A la izquierda, una bonita perspectiva de Los Pelados y Peñacabra.

Al otro lado, la cabecera del Lozoya.

Y, delante, se iba descubriendo el caserío de Alameda del valle bajo los Altos del Hontanar. Al llegar a un robledal, el camino giró a la izquierda y llaneó un trecho, abandonando la cuerda por la vertiente oriental; no hay que preocuparse; enseguida retomó el descenso.

Al llegar a un prado con corral, el trazo se interrumpió, para continuar en el extremo opuesto, ya...

... convertido en pista circulable. Poco después, en una bifurcación continué, obviamente, bajando (S).

El descenso acabó en las llanas praderas de Majada Vieja, desde donde, a mi espalda...

... aún podía ver el cerro de Los Pelados, encajado entre los dos hoyos.

Caminando por este bucólico paisaje, acabé llegando al primer cruce de esa mañana y a pocos minutos a la derecha (S), quedaba el lugar donde había dejado el coche.

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