Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: La excursión
es una caminata exigente, no muy larga y libre de obstáculos, pero con desnivel
y pendientes considerables. Desarrollándose íntegramente por caminos, mejores o
peores y sin una señalización única y continua, pero caminos al fin y al cabo, creo
que la actividad está al alcance de cualquier senderista en buena forma y una
mínima capacitación. Respecto al sentido de la excursión, por qué barranco
subir y por cuál bajar, escogí comenzar por el de Peña Jardinera porque la
salida del mismo por la canal del Peñotillo que, al ser lo más empinado y
pedregoso del recorrido, preferí pasarlo en subida.
RELATO
GRÁFICO:
Desde el
pequeño aparcamiento cercano a la Pradera del Guerrero, se veía, en lo alto de
La Gargantilla, la cima de La Maliciosa entre el Peñotillo y el Collado de las
Vacas, lugares que marcan el recorrido de la ascensión.
Comencé a
caminar tomando al oeste el GR-10 que, en este tramo, es un ancho camino, bien
acondicionado y balizado, que recorre el pie de monte. Mi propósito era bordear
la Cuerda de los Asientos, que separa de La Gargantilla el Arroyo de Peña
Jardinera, por el que iba a subir.
Al de
pasar una cerca con cancela, la senda se bifurca y, atendiendo a las señales,
seguí por la izquierda (NO). Enseguida, se fue abriendo a mi derecha el
barranco por el que me iba a meter para iniciar la verdadera subida.
Se trata
del Arroyo de las Chorreras, que remontaría para pasar al de Peña Jardinera a
través de su collado cabecero. Crucé su cauce seco al paso por una pradera,
desde la que volvió a ser visible La Maliciosa, oculta mientras rodeaba la
Cuerda de los Asientos. Justo al salir de la misma, ...
... en
una curva a la izquierda, dejé el GR-10 por la derecha (NO), por una senda algo
más estrecha, que remonta la ladera. A los pocos metros, la misma se bifurca y
giré a la derecha (N), por...
... una
vereda aún más angosta, que abre un corte nítido en el matorral. Superada esta
primera pendiente intensa de la ruta, di con...
... una
pista horizontal de grava. Sin llegar a tocarla, el sendero giró a la derecha
(NE) y, tras avanzar unos metros en paralelo, se separó del carril para...
...
proseguir remontando, primero casi llano y luego progresivamente más empinado,
el Arroyo de las Chorreras hacia su culminación en el Collado de Majalespino.
Desde
allí me volví a contemplar este primer tramo de subida y, más allá, un par de
las modestas elevaciones que la montaña adelanta hacia la llanura madrileña: la
Sierra del Hoyo de Manzanares y la Cabeza Mediana.
Al otro
lado del lomo, al entrar en la cuenca del Arroyo de Peña Jardinera, me encontré
en un cruce de caminos. Atendiendo a un cartel, giré a la derecha (E), por la
pista de acceso al Embalse de la Maliciosa que, pocos metros después de pasar
la valla, se bifurca a su vez. Continué por la izquierda (E) enseguida...
... giré
en redondo para adoptar dirección oeste y me encontré bordeando esta modesta
masa de agua, a la cual la cumbre a que me dirigía ponía un atractivo fondo. Al
final del rodeo, ...
... seguí
por un camino más estrecho que prolonga la pista, el cual dejé a los pocos metros
por un desvío a la derecha (N), que cruza una cerca y remonta la ladera hacia
la Maliciosa, cuya...
... cima,
junto al Peñotillo, iban a dominar el paisaje por lo que quedaba de ascensión.
Caminaba
ascendiendo suavemente por la ribera oriental del Arroyo de Peña Jardinera, al
pie de la Cuerda de los Asientos. El paisaje, bonito hasta entonces, pasó a ser
una fascinante mezcla de jaras, pinos aislados y roquedos. Sí; son los
elementos típicos del Guadarrama meridional, pero, en este apartado barranco,
se encuentran en plenitud.
Al ir
ganando altitud, a mi espalda se fueron descubriendo las crestas más
occidentales del Guadarrama: Montes Escurialenses y la Sierra de Malagón.
A mi
derecha, entre los riscos de la Cuerda de los Asientos, destacaban algunas
formas curiosas.
Al otro
lado, con el desplazamiento iban asomando cimas cercanas, como aquí la Peñota y
la Peña del Águila, entre las agujas de la Cuerda de los Almorchones.
Se iba
incrementando la pendiente, según me acercaba a la canal del Peñotillo, abierta
entre éste y el risco cimero de La Maliciosa.
Hacia los
1.850 m de altitud, el barranco y la senda giraron para tomar dirección norte
para encarar el tubo.
En su
interior, el terreno se empinó aún más, llegando a superar los 45º. También se
tornó pedregoso, pero había varias trazas estables, muy pisadas, que me
permitieron una subida relajada, aunque físicamente exigente. Así pude
disfrutar de un ambiente alpino poco habitual por estas sierras.
Al cabo
de 250 m de pedrera, gané la cuerda. Momento de volverme a contemplar un
panorama fastuoso del llano madrileño, más allá del barranco que acababa de
superar.
A
continuación, me asomé a la otra vertiente, donde se desplegaba ante mis ojos
buena parte del sector occidental del Guadarrama (Cueva Valiente, Peñota, Mujer
Muerta, Siete Picos, etc.), más allá de las vecinas Guarramillas. Girando a la
derecha (NE), ...
...
superé los pocos metros de desnivel que, por un ancho lomo pedregoso, me
restaban hasta la cumbre de La Maliciosa.
Al norte,
se desplegaba el tramo más alto de la divisoria de la Cuerda Larga:
Guarramillas, Valdemartín y Cabezas de Hierro. Y también asomaba ligeramente la
cima de Peñalara.
Al sur,
más allá del Arroyo de Peña Jardinera y el Peñotillo, la vista hacia la llanura
era amplísima. No en vano estaba en el mejor balcón al sur de la sierra.
Al este,
el terreno cae por la selva de agujas de la Pedriza. A mis pies, la salida del
Tubo de Todos, el más popular tubo de La Maliciosa, por el que subía un
montañero. En medio, la Cuerda de los Porrones, hacia la cual iba a iniciar el
descenso. Tomé el amplio lomo herboso que se proyecta al nordeste y que
enseguida gira a la derecha para...
...
descender al sureste, hacia el Collado de las Vacas, abierto entre la cumbre y
la Maliciosa Baja. Una buena senda, marcada como PR, recorre la cuerda.
A mi
derecha, iban haciéndose visibles los espolones que barrean esta cara de La
Maliciosa.
Abajo al
mismo lado, corría hacia el llano La Gargantilla, por la que acabaría el
regreso. Incluso se distinguen trozos de la senda que desciende por ella.
Tras este
descenso cómodo, de pendiente moderada, ...
Llegué al
amplio Collado de las Vacas, que recorrí hasta su punto más bajo. Allí, dejé el
PR por la derecha (S), para tomar...
... otra
senda más estrecha y precaria, marcada con hitos, que pasa por un pasillo entre
riscos y...
... baja
a través del matorral de la vertiente meridional o Falda de la Maliciosa. La
pendiente es intensa, pero el caminillo traza una diagonal a la izquierda que
dulcifica bastante el descenso.
A mi derecha,
cambiando con la perspectiva, pero siempre tremenda, me dominaba La Maliciosa.
Al otro
lado, el lomo que llevaba era bastante menos impresionante, aunque está trufado
de riscos que hacen un bonito contraste surgiendo del matorral.
Perdidos
unos 300 m, la senda...
... giró
a la derecha (O) para terminar el descenso al fondo de La Gargantilla apuntando
a La Maliciosa. Tras cruzar el torrente, nuevo giro, ahora a la izquierda (S)
y...
... pasé
a seguir el arroyo por su orilla occidental. Además, el camino se hizo más
ancho y mejor a partir del encuentro con uno que baja del Tubo de Todos de La
Maliciosa. Cerca del final, la salida de la montaña está marcada por un
estrechamiento del barranco.
Justo
antes de entrar en él, me volví a contemplar esta completa perspectiva de La
Gargantilla.
Según
dejé atrás el tramo angosto, salí ya al llano y me encontré las primeras
construcciones. En esta zona hay varios cruces; para llegar al aparcamiento,
que viene a estar entre las dos torres de comunicaciones que se ven, no tuve
más que mantenerme siempre en dirección sur.
Enseguida
me encontré ante la Pradera del Guerrero, atravesada por el GR-10, a pocos
metros de donde había dejado el coche. Al fondo de los cerros del Pie de Monte
estaban oscurecidos por nubes de tormenta, que estarían descargando quince
minutos después. Justo a tiempo.
Antes de
meterme en el coche, un último vistazo a mi espalda, para despedirme de La
Maliciosa, que asomaba ahora sobre la estrecha boca de La Gargantilla.
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