COMENTARIOS: Esta ruta es
una alternativa más tranquila a las masificadas normales de Majaelrayo y
Valverde de los Arroyos. Sin llegar a ser desconocida u olvidada (hay trazo
visible por todo el lomo), lo habitual es no cruzarnos con nadie hasta la
cumbre. En mi opinión, es la ruta más bonita a esta cumbre, por su carácter
panorámico y, en menor medida, por su variedad de entornos. No presenta
obstáculos ni dificultades de ningún tipo, aunque el tramo final del lomo, por
el terreno suelto, y sus primeros metros desde el Collado Soria, por la
vegetación, pueden resultar un poco incómodos.
RELATO
GRÁFICO:
Dejando
atrás las últimas casas de Campillejo por el norte, dejé la carretera para
tomar una pista que sale a la derecha (NE) y...
... cruza
unos extensos prados, desde los cuales, mirando atrás, podía ver la Sierra de
la Puebla iluminada por el sol, mientras...
... la
luna seguía visible en el cielo, entre los picos de la Centenera y la Tornera.
En
contraste, la cumbre del Ocejón, flanqueada aquí por el Ocejoncillo y la Cabeza
del Mostajar, no podía aparecer más sombría. Al desembocar mi camino en otra
pista, paralela al pie de monte, la tomé a la izquierda (N), incorporándome
momentáneamente al GR-60.
Según
avanzaba, se iban descubriendo ante mí los montes que hacen de cabecera de este
llano de Majaelrayo: Corralejo, Cabeza de Ranas y Ventiadero.
Al llegar
a la linde de un pinar, la pista se bifurcó (foto) y yo seguí por la derecha
(NE). A los pocos metros, en una segunda bifurcación, de nuevo a la derecha
(NE), para subir por el pinar (en realidad, sólo hay un cruce, pero con los
carriles haciendo un triángulo).
Durante
un rato fui atravesando en suave ascenso un denso pinar, salpicado por algunos
robles aislados, que me limitó las vistas.
Sólo un
par de veces, las copas de los árboles se abrieron lo justo para dejar ver la
cumbre.
Salí del
bosque ya muy cerca del cordal, a la vista de Los Colladitos, serie de pequeñas
ondulaciones que está justo por debajo del lugar en que ganaría el lomo.
Más a la
derecha, al otro lado del llano, la Sierra de la Puebla.
Y más a
la derecha aún, las crestas más alta de Ayllón. Los que más destacan contra el
cielo son Santuy, Cerrón, Rocín, Pico del Lobo y Venteadero.
Al llegar
al lomo suroeste del Ocejón en el Collado Soria, la pista desapareció, pero
salen a la izquierda (N) unas rodadas que van siguiendo la cuerda. Continué por
ellas, que...
...
enseguida se estrecharon en un trazo borroso, entre abundantes jaras y bandas
pinos que limitaban la vista a los lados. También aparecieron los hitos,
abundantes y bien colocados, para facilitar seguir la ruta. El arbolado no
tardó en remitir, dejando ver atrás el remate del lomo en la punta de Los
Colladitos y, más allá, la llanura alcarreña.
Por
delante, el Ocejón, más allá de la Cabeza del Mostajar, donde este lomo
suroeste se junta con el sudeste en una sola cuerda.
Antes de
llegar allí, hube de pasar un par de trechos empinados, pero el trazo, aunque
estrecho y cercado de matojos, mayormente hostiles al caminante (ojo con los
pantalones cortos), hacía cómoda la subida.
También
hubo algún momento incómodo para pasar algún canto. Pero nada más grave que
esto de la foto.
Paulatinamente,
fui viendo converger a mi derecha otro lomo muy parecido al que iba remontando,
hasta que ambos se unieron en...
... la
amplísima y suave Cabeza del Mostajar. Desde allí, hay ya una extensa vista de
la campiña del Henares.
Delante,
la arista sur del Ocejón. Sólo quedaba remontarla hasta su culminación, por un
terreno que se adivinaba fácil, pero incómodo con tanto canto y ese tramo
empinado cerca del final.
A mi
derecha, veía ahora el valle del Río sorbe, hasta entonces oculto, y las
sierras del Alto Rey y Gorda, ésta más cerca y a la derecha.
Al otro
lado, sobre la Sierra de la Puebla iban asomando las crestas mayores del
Guadarrama: Cabezas de Hierro, Peñalara y el Nevero, casi fuera de la foto, a
la derecha.
Los hitos
trazaban un paso bastante cómodo a lo largo de la arista, aunque los trechos de
pedrera movediza no los quita nadie. Al culminar el tramo más empinado que se
veía, mirando atrás distinguía no sólo la arista sur, sino también los dos
lomos que la sostienen e, incluso, a la izquierda, Campillejo, con sus prados
amarillentos.
A partir
de ahí, el terreno se tendió y se tornó rocoso, léase cómodo. Se veían las dos
puntas de casi igual altitud de esta montaña: la suroccidental, más cercana, u
la que tiene el hito geodésico, junto al que se distingue la silueta de alguien
sentado. En medio, una arista de roca sólida, suficientemente ancha y regular
para pasar caminando, pero no tanto como para perder sensación aérea.
En la
antecima suroeste, merece la pena detenerse para contemplar el panorama
occidental. Una exposición de las principales cumbres del tercio oriental del
Sistema Central: de la Sierra de la Puebla a la Buitrera, en Ayllón, y toda la Cuerda
Larga, Peñalara y la Somosierra, en Guadarrama.
Una vez
en la cima principal, una mirada a la cresta y, al sur, a la Sierra Gorda, tras
la cual la campiña se extiende hasta el infinito.
Llevando
la vista a la izquierda, las abruptas caídas hacia el valle del Sorbe, limitado
por la Sierra del Alto Rey.
Al norte,
el característico cuenco poblado de gayuba y cerrado por la Loma del Campo. La
arista que lo limita por la izquierda, es la referencia de la ruta normal, que
emplearía de bajada. Tras volver a la punta SO, tomé una senda, marcada como
PR, que desciende por el flanco oriental (derecho) hasta el Collado de las
Perdices, donde cruza esa cuerda para descender por la vertiente de Majaelrayo.
Si en la
subida por el lomo SO y la arista sur, había seguido todo el rato un trazo
impreciso, en esta ruta normal dispuse de un verdadero camino real.
Al pasar
junto a la horcada entre Ocejón y Ocejoncillo, disfruté de esta bonita
perspectiva de la Sierra de la Puebla y las crestas del Guadarrama.
Buscando
el paso cómodo, la senda transita un trecho por el fondo del cuenco antes de
dirigirse al Collado de las Perdices.
Antes de
cruzarlo y perder de vista la vertiente norte del Ocejón, un vistazo a este
curioso paraje. Conociendo estas sierras, no dejará nunca de sorprenderme tal
verdor en el entorno de la cota 2.000.
Lo dicho;
la senda me llevó a cruzar el Collado de las Perdices y descender por la
vertiente occidental. Al principio, de manera bastante directa y empinada.
Más
abajo, sobre todo al dejar atrás las Peñas de Bernardo, el camino pasó a trazar
una larga diagonal hacia el sur y perdió pendiente. Alternando tramos entre
jaras y...
... otros
en la umbría de los robles, que ya se iba agradeciendo a estas horas, acabé...
... en el
Morro de Casa Yerma, donde la senda desemboca en una pista horizontal. La tomé
a la izquierda (SE), yendo hacia Campillo de Ranas, según un cartel.
Poco
después, el carril, amplio y bien acondicionado, pero con pinta de usarse poco,
se bifurcó. Siguiendo las indicaciones de unos postes, continué por la derecha
(S), para bajar...
... hacia
el cauce del Arroyo del Soto, que vadeé, para salir al llano por su vertiente
izquierda.
Antes de
salir del barranco, una mirada atrás, a la cumbre del Ocejón.
Salí al
llano en un cruce señalizado de pistas en la zona de Los Parrameros. En estos
carteles sí estaba ya indicado Campillejo y, atendiendo a ello, giré a la
izquierda (S), pasando a caminar, por el GR-60, bordeando la sierra por el pie
de monte.
Pronto
llegué a otra bifurcación. Es la misma que, junto a la linde del pinar, había
marcado el inicio de la subida a la ida. Ahora, continué por la derecha (SO)
y...
... no
tardé en tener a la vista los tejados de Campillejo. Sólo recordar que no hay
que seguir las marcas rojiblancas hasta el final, sino que, al paso por los
prados, había que tomar un desvío a la derecha (SO) que los cruza y entra en el
pueblo más oportunamente.
Precisamente
desde ese cruce está tomada esta foto de despedida de la cumbre: el Ocejón,
entre el Ocejoncillo y la Cabeza del Mostajar, que, recuerdo, es la base de la
arista sur.
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