Pico del Lobo (2.273)

 ASCENSIÓN DESDE RIOFRÍO DE RIAZA

POR EL LOMO DE LAS ERAS

El Pico del Lobo es la cima más alta del Macizo de Ayllón, conjunto de sierras que se extiende entre Segovia, Madrid y Guadalajara. Está situado en el cordal que da nombre al conjunto y que lo cierra por el norte, hacia donde cae bruscamente, como un gran murallón sobre la Meseta. Muy diferente a la vertiente meridional, menos abrupta pero más salvaje y solitaria, que se articula en varios cordales paralelos, separados por valles profundos y largos, que constituyen el corazón del macizo. Lo común en ambos lados son las laderas altivas, muy verdes de matorral y arbustos, que se extienden entre el denso bosque del pie de monte y las alomadas crestas culminantes. Sólo en unos pocos lugares esta montaña se muestra bravía, con la pizarra surgiendo en oscuros canchos.

El Lomo de las Eras cruza la imagen por delante de la vertiente norte del Pico del Lobo

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Ayllón
  • Base de partida: Riofrío de Riaza (Segovia)
ACCESO: Riofrío de Riaza está 73 km al NE de Segovia, yendo por Riaza. En el kilómetro 4 de la carretera que sube de Riaza al Puerto de la Quesera, poco antes del desvío de acceso a Riofrío, hay un prado cerrado con cancela a la derecha y un espacio despejado para aparcar a la izquierda. De ahí parte la excursión. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.299 / 2.274
  • Mi tiempo efectivo: 4h59
  • Mi tiempo total: 6h02
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el prado referido en el párrafo anterior, tomar un carril que se encarama, al sur, al Lomo de las Eras y remontarlo, cambiando de un camino a otro para mantenerse en la cuerda. Dejarla justo pasado el Collado de la Hayuela, siguiendo por la derecha (SE) en una bifurcación, para atravesar la ladera hasta el Collado de San Benito. Ya en el cordal principal sólo resta seguirlo a la derecha (SO), siempre por camino, para llegar al Pico del Lobo. El regreso se hará deshaciendo este mismo itinerario.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Después de una docena de subidas, por diversas rutas, al Pico del Lobo, cuando me planteé esta ascensión pensaba que iba a ser otra “normal” por la vertiente de Riaza, un poco excéntrica, pero nada más. Pero lo que me encontré fue una ruta con su propio carácter; ni mejor ni peor que las más conocidas y frecuentadas desde La Pinilla o el Puerto de la Quesera, pero diferente, con un tramo mayor por robledal y unas vistas diferentes (¡y magníficas!) del frente norte del macizo. Personalmente, me ha gustado algo más que las otras dos, pues, sin incrementar el interés deportivo, los paisajes y entornos son más variados.

Sobre las características de la ruta, los datos reflejados más arriba creo que lo dicen bien claro: se trata de una excursión de longitud y desnivel medios, toda ella por caminos, en general bastante buenos. Es tan fácil, que conviene no olvidar que se va a estar un buen rato por encima de 2.000 m y en una cresta que recibe directamente unos vientos que han tenido todo el ancho de la submeseta norte para coger caña y traer unos temporales de órdago. Es ilustrativo que, este día, la escarcha sólo estaba presente en las inmediaciones del Pico del Lobo; incluso el vecino Cerrón, de altitud similar, estaba limpio. Y solo queda advertir que, pese a que la ruta carece de dificultad y es simple, debido a las características climáticas de esta montaña, se debe prestar atención a los pronósticos y llevar en la mochila reserva de abrigo suficiente.

RELATO GRÁFICO:

Desde la base del Lomo de las Eras, un prado donde pastaba el ganado entre espinos, se veían más arriba el bosque de su tramo medio y la cresta de la sierra tocada de nubes; concretamente, el Calamorro de San Benito, a la derecha del cual está el collado en que iba yo a ganar el cordal. Comencé a caminar por un carril no muy marcado, apenas unas rodadas dibujadas en la hierba, que ascendían suavemente a encaramarse en la cuerda.

A mi izquierda, podía ver el caserío de Riofrío de Riaza al otro lado del valle, sombrío bajo un palio de nubes, en el que se iban abriendo boquetes que descubrían retazos de la cresta de la Buitrera.

Al otro lado, un toque de sol en la manta de nubes que cubría el pico de las Tres Provincias, reproduciendo curiosamente sus formas.

Al llegar al bosque, el camino se bifurca. Pareciéndome que por la derecha (S) seguía la cuerda, continué por ese lado.

Dentro del robledal, la senda se estrechó considerablemente, abriéndose paso entre el bajo follaje y los helechos otoñados.

De vez en cuando, un claro me permitía ver más lejos: por ejemplo, atrás, hacia la llanura segoviana.

La senda desembocó en un camino más amplio, por el que continué ascendiendo.

Cuando salí a un terreno más despejado, hacia los 1.500 m de altitud, las nubes casi se habían retirado del Tres Provincias.

Poco después, llegué a la Dehesa del Alcalde, el más bajo de los prados del lomo de los cuales, creo, podría venir su nombre. Al fondo, se veían el Collado de San Benito y el Cerro del Aventadero, lugares ambos por donde pasaría camino de la cumbre. Las nubes seguían cubriendo la cumbre y, yo, rogando para que despejaran. Tras una modesta culminación (1.537),...

... el lomo desciende unos metros en collado del Pinarejo, antes de meterse en otro robledal.

En los troncos de un par de árboles, vi unas manchas de pintura rojas. Parece que la ruta está balizada, o lo estuvo, pues no hay continuidad.

Al salir del arbolado, mi camino convergió con otro, que subía desde el costado occidental. En el cruce, había un hito, que será útil a la bajada, pues desde arriba no está muy claro qué camino es el de la cuerda. Detrás, se veía la cota 1.537 iluminada por el sol, mientras lejos sobre la llanura persistía una capa de nubes.

Delante, el Cerro del Aventadero mostraba una arista curiosamente marcada por la linde de un pinar. A la izquierda, parecía que por fin las nubes dejaban ver un retazo de...

... cresta; concretamente, el Cervunal y los Picachos, más allá del Circo de La Pinilla.

Mirando atrás, la vista alcanzaba una amplia extensión de meseta y, sin nubes, llegarían a verse ya las crestas de la Ibérica.

Una segunda prominencia (1.635) coincide con el prado más alto, alzándose frente a la cabecera del Arroyo de San Benito, encajada entre el pico y el collado homónimos y el Cerro del Aventadero. Empezaba el tramo final de subida al cordal, pues, tras la cota, bajaría al Collado de la Hayuela y abandonaría la loma por la derecha, para atravesar la ladera (se ve el trazo de una senda), atajando hacia el Collado de San Benito. Al paso por la horcada, vi dos piedras juntas, manchadas, una de rojo y otra de azul.

En el arranque de la subida subsiguiente, la senda se bifurcó. Si hubiera seguido las marcas azules, por la izquierda, hubiera alcanzado la cuerda en la cumbre del Calamorro; pero, como estaba vaguete, me fui con las marcas rojas, por la derecha (SE), pasando a...

... atravesar la ladera en suavísima diagonal, hacia el collado.

Al otro lado del barranco, la arista norte del Aventadero. No parece que tenga mala subida; puede ser otra ruta alternativa, si es que su base es...

... accesible a través de la densa vegetación que llena el fondo de la garganta.

Mientras me acercaba al Collado de San Benito, iba diciéndome que, respecto a las rutas que conozco por esta vertiente, ésta es, además de bonita, más distinta de lo que esperaba.

Al llegar a la cuerda, el panorama al otro lado se mostraba aún más revuelto y nuboso. Girando a la derecha (SO), me incorporé al...

... ancho camino, casi una pista, que va siguiendo el cordal.

Por aquí están los tramos más empinados de la excursión y el Collado de San Benito quedó pronto abajo.

A la izquierda, iba apareciendo una masa blanca; tan blanca, que parecía nevada, cuando en realidad se trataba de escarcha, pero...

... extraordinariamente densa y espesa, como ya podía ver en los árboles de mi izquierda. Por ese lado, además, se iba descubriendo un panorama soleado al sur, más allá de la silueta característica del Ocejón.

En lo alto del Aventadero, que no es en realidad más que un hombro, además de alcanzar la cota dos mil, se descubrió la cresta de las Peñuelas, que el camino rodea por el norte (se ve el trazo), para salvarla luego por una collada. Ya, por fin, toda la cresta de Ayllón, hasta el Tres Provincias, aparecía despejada.

Abajo a mi derecha, se veían las instalaciones de La Pinilla, en el límite del gran bosque que se extiende al pie de la sierra.

Desde donde el camino deja de remontar el lomo de las Peñuelas, una mirada atrás. Las nubes aún cubren las montañas al este del Puerto de la Quesera.

A partir de ahí, el camino entra en la vertiente septentrional para flanquear la cresta un trecho, ahorrando desnivel. Sin precipitaciones recientes, la helada y la ventisca debieron ser de órdago por aquí para dejarlo así.

A media travesía, gran panorama de la meseta. Mejor que desde la cumbre que, al estar desplazada al sur, pierde perspectiva.

Desde la collada en que la vereda vuelve a la cuerda, se ve por primera vez la cumbre, entre las cuerdas de las Mesas y la Pinilla. En medio, queda cruzar un amplio llano ligeramente inclinado, desde el cual...

... se ve a la izquierda el valle del Berbellido, dominado por la cresta de Rocín, con el Ocejón y la Sierra de la Puebla al fondo.

No fui directamente a la cumbre, sino que, al pie de la subida final definitiva, me desvié a la derecha (O), para acercarme al borde del Circo de la Pinilla, pues no me iba a perder esta imagen de su rocoso remate blanqueado.

Luego, remonté la rampa de la cara norte del Pico del Lobo, en que la escarcha había tapado las trazas, hasta el hito y la triste ruina que se alzan en la cumbre de Ayllón.

Desde la cumbre, confines del Sistema Central al oeste: sierras del Alto Rey y el Robledal.

Al sur, entre la Sierra de la Puebla y el Guadarrama, donde, entre otros, se distinguía perfectamente Peñalara, se alzaba el Cerrón.

Al este, se prolongaba la cuerda principal de la Sierra de Ayllón hasta el tres Provincias.

Apartándome del edificio, panorama de la meseta, más allá de la suave rampa que se extiende al noroeste de la cima hasta la arista del Circo de Pinilla.

Llegaba el momento de iniciar el regreso, lo que haría deshaciendo el camino de ida. En primer lugar, bajé por lo más corto a retomar el camino de la cuerda, ahora al noreste.

Al paso por la travesía de las Peñuelas, ahora era visible la cresta de la Buitrera.

Por el Aventadero, también se habían acabado de retirar las nubes de la Cuerda del Mal Calzado, más allá de la cual sobresalían el Alto Rey y el Ocejón.

La escarcha desaparecía a ojos vista, bajando hacia el Collado de San Benito.

Es un detalle secundario, pero, en la horcada, un hito marcaba el arranque, invisible desde el camino, de la senda que baja por la vaguada de la derecha (NO).

Ya en la senda, el Lomo de las Eras. Las nubes habían levantado bastante sobre la meseta y la luz del sol mostraba mejor la variedad de tonos vegetales.

Pasando por el segundo prado, una mirada a la cresta, por donde volvían a pasar algunas nubes.

Al otro lado, bajo la Buitrera, ya se iba viendo Riofrío.

Al desplazarme al norte del cordal principal de la sierra, la perspectiva me permitía apreciar los sucesivos contrafuertes cayendo sobre la llanura.

Hay que ir atentos a las confluencias de caminos. En la subida, no dan lugar a dudas, pero, ahora, no siempre es fácil determinar a ojo cuál es el ramal que permanecerá en la cuerda. En algunos desvíos hay un hito, como en éste, situado sobre la Dehesa del Alcalde.

Quizá el más delicado sea éste, en el robledal de Las Rozas, y que viene marcado en el mapa a 1.475 m de altitud. Hay que ir por la izquierda (S), por la senda más estrecha.

Al salir de esa arboleda, me encontré ya en el prado frente a Riofrío de donde había salido, y desde el que ahora había una estupenda perspectiva de la cabecera del Río Riaza y las crestas que la rodean.

También de la cresta de la sierra, entre las Peñuelas y el Tres Provincias, incluyendo...

... el coronamiento del Circo de La Pinilla.

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