Picos Albos (2.103)

 ASCENSIÓN DESDE LA FARRAPONA

CRESTEO INTEGRAL, CON LAS PORZANAS (1.913)

Aunque totalmente situados en territorio asturiano, los Picos Albos y sus satélites forman parte del mismo macizo que, culminado por la Peña Orniz, se eleva al norte de la Babia. Es un territorio de peñas altivas que, en esta vertiente septentrional guarda además el tesoro de una cuenca lacustre única en la Cordillera Cantábrica, formada por un puñado de lagos kársticos, con desagüe subterráneo, separados por extensos campos de dolinas. Un peculiar altiplano que, rodeado por crestas vertiginosas, forma un paisaje peculiar, en que el accidentado relieve calcáreo no es árido; lo tiñe de verde una hierba que comparten vacas y rebecos, en buena hermandad.

Esta ruta recorre íntegramente la cresta que incluye los dos Picos Albos, ascendiendo primero al Occidental por su arista norte. Ésta presenta unas dificultades pequeñas, pero que causan que esta ruta se use poco, siendo lo habitual subir y bajar por la que empleé para retornar a La Farrapona. Añadí el aperitivo del pico de las Porzanas, que, situado enfrente, con una perspectiva estupenda de las dos cimas principales de la jornada y pasando cerca, hubiera sido una pena dejar sin visitar. Por cierto, que al ir y volver a La Farrapona, bordeé por ambos lados los lagos de Saliencia, lo que añadió un atractivo adicional a la excursión.

Añeja imagen de los Picos Albos dominado la cuenca lacustre de Saliencia, con el lomo de Las Porzanas delante

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Occidental (Cordillera Cantábrica)
  • UnidadEntre Somiedo y Babia
  • Base de partida: Torrestío (León)
ACCESO: El Alto de La Farrapona está 85 km al NO de León, por la AP-66 (La Magdalena), Pobladura de Luna, San Emiliano y Torrestío. Los últimos 4 km, a partir de Torrestío, son pista de tierra apta para turismos. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.604 / 2.103
  • Mi tiempo efectivo: 5h50
  • Mi tiempo total: 7h46
  • Dificultades: F. Varias trepadas (I) por terreno mixto de hierba y roca, empinado e inestable, una de ellas larga (30 m) y expuesta.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar, en el Alto de la Farrapona, la pista que sale al oeste y baja a los lagos de Saliencia. Tras pasar el primero0, o Lago de la Cueva, en lo alto de la cuesta posterior, dejar el carril por la derecha (N) y remontar el lomo meridional y la cresta, jalonada de canchos (I), de Las Porzanas (F).

Bajar por la vertiente izquierda (SO), atravesar el collado intermedio y ascender a La Llávana (F) por su cara NE, superando pasajes expuestos sobre hierba y roca (I). Girar a la izquierda (S) en la cima, para continuar el cresteo hacia Pico Albo Occidental (F), cuya cima está también defendida por un empinadísimo terreno mixto de hierba y canchos, que no resulta difícil (I), pero sí expuesto.

Distinto es el tramo que sigue, hasta la cumbre principal de la jornada. Desde la cima del occidental, sale un claro trazo de senda al SE que, a través de pendientes herbosas moderadas, conduce sin dificultad hasta la cima del Pico Albo Oriental.

Bajar al SO por una canal pedregosa señalada con unos hitos. A la salida, girar a la izquierda (SE) para ganar el lomo sur de la montaña, amplio y herboso. Seguirlo al sur y, pasados el Pico del Valle de la Calabazosa y la siguiente cota (2.001), bajar a la izquierda (NE) en el collado posterior, por la senda que desciende el Valle de la Calabazosa. El camino acaba, tras rodear el lago homónimo y el de Lago de la Cueva, en la boca de la cuenca lacustre, desembocando, en la pista del principio, que tomada a la derecha (E), lleva al Alto de la Farrapona.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ruta es un encadenamiento de cimas en torno a cuenca de Saliencia, cuyo sector oriental se rodea por entero, muy bonito visualmente, con cierta emoción aérea y no muy largo. Si bien estos parajes suelen estar muy concurridos, en las cimas la afluencia disminuye mucho. Supongo que las fuertes pendientes que las defienden desaniman a mucho senderista; así, la tranquilidad está asegurada en cuanto nos salgamos de la senda balizada que recorre de los lagos. Por último, debo advertir que, debido a que buena parte de los pasajes expuestos son sobre hierba, no es aconsejable acometer esta ruta con el terreno mojado, o incluso amenazando lluvia.

RELATO GRÁFICO:

En el Alto de la Farrapona, tomé la pista de acceso a los Lagos de Saliencia, que sale al oeste y, por la vertiente izquierda del valle homónimo, va...

... perdiendo suavemente altura mientras rodea la cresta del Colladín, camino de la boca de la cuenca lacustre.

A mi derecha iba descubriendo el Valle de Saliencia, bajo la colorida roca del pico de Las Porzanas, primer objetivo de la jornada.

La pista rodea el más bajo de los lagos, el de la Cueva, por su orilla norte. Desde allí, se ve la lámina de agua en el fondo de este embudo verde.

A continuación, pasé a ganar altura en lazadas, bajo el lomo sur de Las Porzanas, por el cual accedería luego a la cima.

Otra perspectiva del Lago de la Cueva, esta vez desde el oeste.

A la vista del cambio de vertiente de la pista, asomó un el lomo el mayor de los Picos Albos. Unos metros antes de llegar a la curva, tomé a la derecha (N)...

... un desvío que muere enseguida, al borde de un gran pozo minero. Allí, giré a la izquierda (O) para remontar la herbosa pendiente hasta ganar la cuerda.

Desde allí, ya pude contemplar a placer los Picos Albos dominando el Lago Cerveiriz.

Continué la subida a la derecha (N), por lo alto del verde lomo que, si al principio en ancho y suave, al aparecer la roca...

... se torna más empinado y abrupto, aunque sin llegar a obstaculizar la marcha. Además, en los pasajes más escabroso, se marcaba un trazo bastante decente.

Gané la cresta en su extremo oriental (1.876). Desde allí, hay una vertiginosa perspectiva del Lago de la Cueva rodeado de crestas y, más allá, las siluetas quebradas de los Picos del Fontán y la Peña Ubiña.

Para llegar a la cima, tomé la arista a la izquierda (NO). Como antes, al principio, me encontré con un cómodo tubo herboso, muy cómodo y tranquilos, desde el que...

... disfrutar de la hermosa caída que llevaba a la derecha.

Pero pronto me encontré con una brecha, luego con otra, y así hasta tres. Ninguna opone obstáculos serios (I), pero...

... obligan a dar rodeaos y apoyar las manos.

Al llegar a la cima, aparecieron al norte las tierras asturianas. Justo delante, el Tarambicu, enmarcado por la Peña Chana, con su descarnada vertiente nordeste, y el verde Cordal de la mesa, donde contrasta la pirámide oscura de la Peña Negra.

Volviéndome a la derecha, la cresta de los Bígaros se eleva al otro lado del Valle de Saliencia.

Al sureste, la arista por donde había llegado y, detrás, la Farrapona y las Ubiñas, incluida la Pequeña. Más a la derecha, se llegan a ver el Morro Negro y la Peña Calabazosa.

Y, en fin, al sur, los dos Picos Albos me esperaban al otro lado de una amplia vega. Delante y a la derecha, no se distingue muy bien la Llávana; un pico secundario que me proponía ascender de camino.

Para ir hacia allí, bajé a la izquierda (SO), por un tubo herboso que se desploma un poco al norte de la cima.

De ahí salí a una ladera abierta y empinada. Sin encontrar obstáculos, bajé con cuidado, pues el terreno es irregular y empinado.

Llevado por la búsqueda del paso bueno, acabé yendo demasiado a la derecha. Cuando me di cuenta de que me había desviado del collado (1.749) que separa las vegas de Feisnén y Cerveiriz, giré a la izquierda (SE) y me dirigí hacia allí a través del pasto.

Una vez en la horcada, encontré unos hitos que me llevaron a girar a la derecha (NO) y superar la ladera en diagonal por un pasillo de hierba entre canchales.

Al ganar altura, tomé perspectiva sobre la cuenca de lacustre a mi izquierda.

Tras superar una primera barrera rocosa y llegando a los canchos superiores, dejé los hitos, que rodean el pico, para continuar ascendiendo en diagonal a la derecha (NO), siempre aprovechando la hierba. Incluso en el par de resaltes que defendían la cima,...

... encontré sendas chimeneas cortas y muy fáciles (I) para superarlas. No hay hitos ni traza, pero el terreno casi te lleva de la mano, hasta...

... culminar La Llávana. Desde esta modesta cima, volvió a aparecer Peña Chana, ahora acompañada de la pirámide de Picos Blancos. Entre ambos, el Muxaven.

Al noroeste se desplegaba la peculiar cresta de este pico.

Al este, estaba el motivo de haber visitado este pico: una de las mejores perspectivas de todo el macizo hacia los lagos rodeados de crestas. También se ve, a la derecha, el trayecto hasta los dos Picos Albos; obviamente, por el cordal. 

Hasta el más cercano, el occidental, el trayecto comienza suave y cómodo; un lomo de hierba suave, ancho y regular.

Mientras lo recorría, fue descubriéndose a mi derecha el valle de Lago.

Tras ese primer tramo tan apacible,...

... topé con la roca. Como en los anteriores tramos movidos, no hay obstáculos de consideración ni grandes dificultades para progresar, pero hay que apoyar las manos (I) y...

... la exposición es fuerte por momentos. Había hitos marcando la subida, luego supongo que no hay otra más tranquila. Por este tipo de pasajes decía que esta ruta, en mojado, debe de evitarse.

Tras un tramo de empinadísimas pendientes herbosas y cortas trepadas fáciles a lo largo de unos 50 m de desnivel, gané la cresta rocosa del Pico Albo Occidental, muy cerca de la cima.

Ahora, era visible al oeste el Valle de Lago, con el accidente que le da nombre, en toda su longitud. Dirigiendo los ojos a la izquierda,...

... la Peña Orniz, cumbre del macizo, más allá de la roca morena del Pico Rubio. Me estuve pensando si incluirlo en el recorrido; está muy cerca. Pero hacía un calor tremendo y me acababa de dar cuenta de que me iba a quedar corto de agua. Mejor para otra vez.

Así que me dirigí directamente hacia el Pico Albo oriental, el más alto de la pareja. Entre ambos, el terreno no sólo es cómodo; es que hay una senda bien marcada.

Al pasar a la altura del Pico Rubio, se ven unas tremendas torcas.

El trazo se difuminó bastante al cruzar el collado y llegar a la hierba de la vertiente noroccidental de la cumbre. Pero a quién le importa; si basta con apuntar a la cima y remontar.

A media subida, hay una hermosa perspectiva de la Peña Chana entre los picos Rubio y Albo Occidental.

Llegando a la cima, a la izquierda se veían los dos “aperitivos”, la Llávana y las Porzanas, más los Bígaros y, sobre el Lago de la Calabazosa, las Ubiñas, donde...

... el cambio de luz permitía distinguir el carácter rocoso del conjunto y, el ángulo, tener esta hermosa perspectiva del trío formado por los Fontanes y las peñas Grande y Pequeña.

Al sur, en la cresta divisoria, se yerguen la Calabazosa, casi alineada con el Morro Negro, y Peña Orniz. Más a la derecha, la alargada cresta de la Peña los Años. Par regresar, comenzaría recorriendo el lomo que, hacia el sur, une este pico con el crestón (2.126) que se ve a la izquierda de Peña Orniz. Pero, en medio, hay un desplome casi vertical; para llegar, busqué a la izquierda (SO)...

... una canal empinada y pedregosa, marcada con hitos, que desciende a la derecha de un canto en forma de seta.

A la salida del tubo, las señales y una traza de paso en la hierba, me llevaron a la izquierda (SE), al citado lomo, donde la huella borrosa se transformó en senda.

El terreno es aquí cómodo y regular. El lomo culmina en el Pico del Valle de la Calabazosa, modestísima prominencia que, si no le colocan un hito encima, la gente pasaría de largo. Pero no acabé ahí el cresteo. 

En vez de eso, continué hasta la siguiente cota (2.001), desde donde está tomada esta foto, mirando atrás: de izquierda a derecha, los picos Rubio, Albo Occidental, del Valle de la Calabazosa y Albo Oriental.

Desde esta última cota, que posee una impresionante perspectiva de Peña Orniz, no me molesté en seguir hasta el collado. Viendo a mi izquierda (SE), la senda que lo atraviesa, y que debía tomar (en la foto no se distingue tan bien como en directo), atajé por la ladera herbosa y la tomé a la izquierda (NE), pasando a...

... caminar, guiado por el trazo, a través de un caótico mar de dolinas.

El terreno se abrió cuando comencé a bajar hacia el arroyo pomposamente llamado Valle de la Calabazosa, que está dominado por la cresta homónima. El mismo, se presenta abierto en unos tramos y...

... angosto en otros. Sin más que seguirlo, acabé...

... plantándome ante el Lago de la Calabazosa, encajado aquí entre los Picos Albos y Las Porzanas. La senda pasó, ciñendo la ladera, a rodearlo a bastante altura por la vertiente oriental.

Cuando el trazo se dividió, me mantuve en el más alto, pues sabía que luego tocaba subir. Me dio igual: ante una torrentera que baja de la Apertura Arenera, el que llevaba se interrumpió y tuve igualmente que perder altura para incorporarme al principal, más abajo. Así que acabé subiendo para ganar el lomo que separa los lagos de la Calabazosa y  de la Cueva.

Durante esa, cuesta, veía a mi izquierda esta bonita perspectiva de los Picos Albos.

Pasado el lomo citado, apareció ante mí la característica cresta del Colladín. Al otro lado está el Alto de la Farrapona y se puede ir por el collado a la derecha de las agujas. Pero preferí el camino largo pero más cómodo y, al llegar al siguiente barranco, cuando la senda se bifurca, seguí por la izquierda (NO), para descender...

... hacia el Lago de la Cueva. La senda me llevó a rodearlo por su orilla oriental antes de...

... desembocar en la pista de acceso a los lagos, junto a una cabaña. Ya sólo me quedó deshacer brevemente el camino de ida: tomando el carril a la derecha (E),...

... en pocos minutos me encontré de vuelta en la Farrapona, donde me recibió esta bonita vista de las Ubiñas.

Comentarios