Puig Llançada (2.409)

ASCENSIÓN DESDE LA COLLADA DEL PEDRÓ

RECORRIDO DE LA CRESTA CABECERA DEL RIGARD

Dentro de la larguísima alineación que forman las sierras de Cadí, Moixeró y Montgrony, el Puig Llançada se eleva cerca del límite entre las dos últimas. Perdido ya el carácter rocoso y abrupto de los sectores occidental y central de esta larga cadena, esta montaña se presenta como una gran cúpula redondeada y herbosa. Los lomos que convergen en ella, amplios y suaves, son agradables de recorrer y dominan soberbios panoramas, teniendo a la vista las descarnadas montañas de la Cerdaña y el Ripollés, a un lado, y el laberinto de peñas del Berguedá al otro. De hecho, toda esta zona del Prepirineo oriental, con sus onduladas laderas herbosas, interrumpidas sólo muy de cuándo en cuándo por caprichosas manchas de pinos y algún pequeño roquedo, es uno de los paisajes más bellos de toda la cordillera

Aprovechando ese carácter apacible, tuve la idea de coronar esta montaña recorriendo el arco de cresta que forma la cabecera del Rigard, primer afluente de cierta importancia del Río Feser por la derecha y de la que el Puig Llançada es el pico más alto. De paso, visitaré también La Creueta (2.067) y el Tossal de Rus (2.118), entre otras cimas menores.

El cordal recorrido desde el este, distinguiéndose el Rus y el Llançada contra el cielo y la Creueta en primer término

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Oriental
  • Unidad: Sierra de Cadí - Moixeró
  • Base de partida: La Molina (Gerona)
ACCESO: La Collada del Pedró, donde se encuentra el aparcamiento de Alabaus, La Molina, está 139 km al NO de Gerona, por Fornells de la Selva, Vich, Ripoll y Planolas. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.687 / 2.409
  • Mi tiempo efectivo: 6h48
  • Mi tiempo total: 8h21
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de la Collada del Pedró remontando al NE el ancho y herboso lomo del Cap del Ginebrar. Continuar al SE por el cordal y, cuando se divide, por la derecha (S), hasta bajar al Torrent de Pla de Rus. Cruzarlo y remontar en diagonal al SE las praderas de La Feixa, hasta el lomo septentrional de La Creueta, por el que se alcanza esta segunda cima de la jornada. Girar a la derecha (SO) y bajar por la cuerda al collado homónimo. Cruzar la carretera y tomar una pista al sur que rodea un primer alto. Al rodear la cabecera del barranco subsiguiente, dejarla por la derecha (E) para ascender por los ondulados prados a L'Home Mort. Desde esta modesta elevación, ya sólo hay que seguir la cuerda hasta el Puig Llançada. Ésta es generalmente ancha, herbosa y suave; incluso tramos más empinados nunca lo son en exceso ni presentan obstáculos.

Iniciar el descenso por el lomo norte, recorrido por un carril. Cuando éste abandona la cuerda por la derecha (NE), seguirlo, bajando entre las instalaciones de la estación de esquí. Pasado el Cap de les Costes de l'Huguet, la pista se bifurca y hay que girar a la derecha (E) para atravesar las laderas de Costa Rasa y llegar a la Collada del Pedró.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Esta ruta es una larga caminata con considerable desnivel, pero muy llevadero, al no presentar pendientes fuertes ni terrenos incómodos. Tampoco tiene dificultades reseñables, pese a no estar balizada y haber trechos sin traza, pues en todo momento se tiene a la vista el siguiente punto de paso. Por otra parte, la cresta es panorámica y, el entorno, muy hermoso, a pesar de la cercanía de una carretera y una estación de esquí.

RELATO GRÁFICO:

Desde el aparcamiento Alabaus, en la Collada del Pedró, crucé la carretera para remontar al noreste el amplio y suave lomo herboso que baja del Cap de Ginebrar. No hay senda ni señales, pero tampoco se echan de menos. Por cierto, esas dos manchitas que se ven debajo del árbol más destacado eran...

... un par de ejemplares de fauna local, bastante descarados. Me miraron impasibles mientras pasaba a pocos metros de ellos.

Ya desde el principio, se descubrió a mi izquierda el cordal septentrional de la Cerdaña, concretamente los núcleos presididos por el Puig Pedrós y el Carlit.

Al otro lado, los prados caían suavemente hacia el eje de la cabecera que me disponía a rodear, más allá de la cual podía ver el tramo de cresta que va de la Creueta al Cim de Pla Baguet, suave pero constante subibaja.

La pendiente apenas se hacía sentir y resultó sorprendente mirar atrás, al cabo de pocos minutos, y encontrarme con que la Collada del Pedró quedaba ya tan abajo. Detrás, se alzaban el Puig Llançada, cuya cima no se llegaba a ver por perspectiva, y la Tossa d’Alp detrás.

Pues bien; a partir de la cota 1.913, aparte de aparecer al fondo la cresta del Puigmal, la pendiente se suavizó aún más y así se mantuvo hasta la cima del...

... Cap del Ginebrar. Desde allí, la vista hacia las montañas que envuelven por el norte la Cerdaña era ya prácticamente completa, habiendo aparecido a la izquierda los montes de La Llosa y, al otro extremo, muy destacado, el...

... trío formado por el Puig de la Portella Gran y los dos Perics.

Al oeste, sobre la loma por la que había llegado, el Puig Llançada mostraba, ahora sí, la cumbre, entre el Tossal de Rus y la Tossa d’Alp.

Al este, el cordal continuaba hacía las aún más suaves y amplias crestas del Ripollés. Hacia allá comencé a bajar por el lomo herboso hasta que, viendo a mi derecha (SE), giré a ese lado para...

... pasar a descender a través de pendientes praderas, con la referencia de la Creueta, mi siguiente objetivo, que se alzaba al otro lado del eje de la cuenca. A su izquierda, por cierto, comencé a ver el mar de nubes que se extendía al sur y del que, en esta imagen, se veía sobresalir el Taga.

Para facilitar el cruce del Torrent de Pla de Rus, me dirigí hacia una clara confluencia veía a la derecha, derivando a ese lado (S), aunque no tanto como para acercarme a unos corrales a la misma mano, de los que pasé bastante separado.

Tras el vado sin dificultad del arroyo, remonté los prados de La Feixa, que se extienden en la ribera opuesta, bajo la Creueta. Se trata de un terreno de prados ondulados, en general suave, por donde la búsqueda del paso cómodo me fue llevando en gradual subida, primero al sur y luego al oeste, pero siempre con la cima de la Creueta a la vista.

Al ganar altura, pude examinar el trecho recorrido por el romo Ginebrar.

Atravesando esta ladera, crucé varios torrentes. Tras el último, ya bajo la Creueta, alcancé su lomo norte, que pasé a remontar por pendientes algo más intensas pero que nunca se harían extremas. Al llegar a lo que en esta foto parece la cima, descubrí varias cosas: ...

... un soberbio panorama de las montañas de la Cerdaña al norte, del Monturull al Puig Peric; ...

... una buena perspectiva a mi derecha del cresteo restante hasta el Puig Llançada, y...

... que no estaba aún en la Creueta sino en su antecima norte (2.022). Para alcanzar aquélla debía salva una ligerísima depresión y remontar una breve y empinada ladera herbosa.

Mientras recorría este postrer tramo de subida, podía ver a mi izquierda la prolongación del cordal por el Montgrony y, detrás, las crestas del Ripollés, donde destacaban Puigmal, Bastiments, Balandrau y Taga.

Al pisar lo más alto de la Creueta, descubrí el brillante mar de nubes al sur, del que sobresalían a la derecha algunas crestas del Berguedà: Catllaràs, Rasos de Peguera y Serra Ensija.

Continué el cresteo a la derecha (SO), primero por terreno casi llano, que enseguida...

... cayó a otro rellano, desde donde se veía, muy bonito, el juego de brillos y sombras entre el límite del palio de nubes y las siluetas oscuras de las estribaciones del cordal.

Tras el segundo rellano, una nueva caída, ésta con un desplome rocoso, que salvé caminando por una brecha del mismo.

Finalmente, una moderada pendiente herbosa me dejó en el Coll de la Creueta, donde crucé la carretera para tomar una pista de tierra que, saliendo al sur, rodea por ese lado un modestísimo alto. Podía haberlo pasado por la cuerda, pero preferí la comodidad; total, bastante cresteo iba a tener, pues...

... al otro lado del mismo, cuando la pista rodea la cabecera de un barranco, la dejé por la derecha (O) para remontar la ladera herbosa de l’Home Mort. De nuevo sin senda pero sin problemas de orientación, pues tuve siempre a la vista, al menos, la siguiente cima de la ruta.

De nuevo en la cuerda, al volverme atrás desde este Home Mort, pude ver la Creueta, de donde venía, enmarcada por el Puigmal y la cresta del Montgrony.

Más a la izquierda, el Cap de Ginebrar sobre la Collada del Pedró.

Continué recorriendo el cordal hacia el alargado Cim de Pla Baguet. El terreno continuaba suave aunque, en la alargada cresta de éste, ...

... se volvió algo más pedregoso.

Desde este cuarto pico del día, nueva mirada atrás: lo de antes, rodeando el modesto Home Mort.

Por delante, una bajada más intensa y pedregosa de lo habitual, pero sin problemas, hacia la redondeada cota 1.938. Sin alcanzarla, giré a la izquierda (S) para bajar por una vaguada hasta una pista y, tomándola a la derecha (SO), ...

... llegar al Coll de la Bassa. Dejé allí el carril por la izquierda (O) para remontar la ladera del Tossal de Rus, de nuevo hierba continua y mullida. Tres trazas trepaban por la empinada rampa, todas de aspecto similar. Tomé la central.

Tras un buen rato de recio ascenso, durante el cual el panorama se fue ampliando a mi espalda, alcancé...

... el lomo oriental de la montaña, cerca ya de la cima.

Desde la cumbre del Tossal del Rus, entre las crestas del Berguedá se descubrió espectacular a la derecha, ...

... el Pedraforca.

Ya sólo me quedaba por subir el Puig Llançada, que se alzaba masivo y suave al oeste. Caminé hacia él por el lomo, amplio y casi llano al principio, y luego...

... medianamente empinado, pero siempre regular. En la Collada de les Tortes, giré ligeramente a la derecha (NO) para ascender por el otro lado junto a una torrentera seca, llamada de l’Euga Blanca.

Tras un trecho llevando el cauce a la izquierda, llegando a un estrechamiento, giré (SO) para cruzarlo y remontar la ladera del otro lado, no hacia la cumbre, sino en diagonal a la izquierda para...

... atenuar un poco la intensa pendiente. Desde aquí, el Tossal de Rus se veía como una gran cúpula de bellas proporciones regulares.

Alcancé así el lomo suroriental del monte, desde el cual...

... a los montes que veía antes al suroeste, se sumaba la Sierra del Cadí, de la que sólo era visible su extremo oriental, el Comabona.

En fin, acabando de remontar esta extensa loma, llegué a...

... la cumbre del Puig Llançada. Al oeste, aparecieron la vecina Tossa d’Alp y el Moixeró, enmarcada aquélla por las montañas pallaresas a un lado y la Tossa Plana de Lles al otro.

Al sur, persistía el mar de nubes, aunque algo clareado por el calor.

Al este, el Rigard abría un profundo tajo entre las crestas de Nuria y el Montgrony.

Al norte, la Cerdaña seguía llenado el horizonte, más allá del lomo cimero. En esa dirección emprendí el regreso.

La cuerda enseguida ganó pendiente, dentro de la suavidad. Por ella fui avanzando primero al norte y luego al suroeste, teniendo ante los ojos las montañas de la Cerdaña y el Ripollés, entre las que asomaba ahora la masa achaparrada del Macizo de Madrès, en el Capcir.

Pronto se dibujó un carril en la hierba, que ya no abandonaría hasta el final. A poco de dejar la cima, se levantaron unas nubes oscuras pero duraron poco y no llegaron a estropear el tiempo.

Poco a poco fui acercándome a las instalaciones de esquí. A partir del Cap de les Costes de l’Huguet, bien reconocible por la estación superior de remonte que lo ocupa, lomo y camino giraron al norte, y yo con ellos.

El entorno estaba muy urbanizado en este tramo final de excursión, pero lo compensaba el soberbio panorama.

Junto a una cafetería, el carril se bifurcó y yo continué por la derecha (E), pasando a...

... descender en suaves lazadas por las laderas de Costa Rasa, donde prado y pinar se alternaban en armonía, con el fondo bravío del Puig Pedrós.

Así, fui llegando a la Collada del Pedrós, tras la que se alzaba la mole del Cap del Ginebrar.

Para volver al aparcamiento, justo antes de llegar a una gran balsa de agua, tomé un desvío a la derecha (E) por donde se accede al mismo.

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