Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Dado que la
mera ascensión al Abedular es muy corta, para llenar una mañana sin que la
actividad quede forzada, se me ocurrió esta circular, que pasa por parajes
atractivos, visitando casi todas las vertientes del pico. Aunque pasa
brevemente por zonas de matorral cerrado, siempre vamos a contar cuenta con un
trazo para guiarnos, aunque sea precario. Es posible que, por el momento en que
realicé la excursión, las trazas estuvieran más cerradas de lo habitual y que,
ya en verano, excursionistas y ganado las amplíen. En todo caso, no se van a
encontrar obstáculos ni lugares de orientación dudosa.
RELATO GRÁFICO:
Eché a
andar en el Puerto de Tarna, bajando en dirección a Riaño (SE) por la
carretera. Enseguida, en la primera curva, dejé el asfalto por una pista que
sale a la izquierda (NE) y remonta...
...
suavemente la ladera, desde la que pronto pude descubrir, a mi espalda, el Pico
del Lago, que había visitado recientemente, junto a sus rocosos satélites.
Al llegar
al collado (1.538) bajo el Pico de Los Hornos, se abrió ante mí el arroyo
homónimo, al fondo del cual destacaban las siluetas del Espigüete y el Yordas.
Aquí giré a la izquierda (N), dejando la pista para...
...
continuar ascendiendo por lo alto del lomo que baja del Abedular. Seguía un
trazo a través del matorral, estrecho y poco claro, sobre todo al principio,
pero suficiente para caminar con comodidad.
Al llegar
a la divisoria, me topé con la visión de la cumbre y con una cerca, junto a la
cual pasé a caminar.
Al ganar
altitud, las vistas atrás eran cada vez más amplias: macizo del Mampodre, con
los núcleos de La Cruz y el Pico del Lago. En el medio y más cerca, el de Los
Hornos.
Durante
la subida, pasé un par de hombros. Al bajar del segundo (cota 1.628), la traza
giraba a la derecha para dirigirse al Collado Cotalbo. Por ahí volvería pero,
en ese momento, la abandoné y seguí recto por lo alto del lomo, buscando el
paso por donde menos apretado estaba el matorral. En general, la andadura fue
cómoda y las pendientes, suaves, salvo...
... un
par de tramos bastante empinados, ninguno largo.
Y así llegó
un momento en que la pendiente remitió: estaba en cumbre y, al asomarme al otro
lado, al noreste, descubrí...
... la
vecina mole de Peña Ten y, más allá, en el horizonte, los Picos de Europa. Todo
ello sobre la cabecera del Río Ponga, que atravesaría más tarde. Girándome a la
derecha, ...
... más
allá del lomo suroriental, el horizonte aparecía quebrado por las crestas del
Alto Carrión y los montes de Riaño.
Siguiendo
con la vuelta, al sur, el macizo del Mampodre.
Al suroeste,
la vista queda interrumpida por el Remelende que se alza al otro lado del
Puerto de Tarna, dejando sólo ver, a la derecha, la Rapaína, el Corteguerón y
algunos otros picos del interior de Asturias.
Más a la
derecha, corría el valle del Nalón hacia un horizonte cargado de nubes bajas.
Por
último, al norte, se proyectaba el cordal de Ponga, donde destacaba el
Maciédome. En esa dirección continué con la excursión, bajando al collado
inmediato para ascender a continuación a la Peña Montobiu, siempre por el lomo.
Conté con
senda en el descenso pero no en la subida, lo que no fue un problema, pues un
pasillo de hierba cortaba el matorral por el lomo.
Superada
la pendiente, continué hasta la cima de la Peña Montobiu, situada en el extremo
norte de una breve y ondulada cresta.
Atrás, el
Abedular quedaba enmarcado por el núcleo central del Mampodre y el Pico del
Lago. Volviéndome a la izquierda, …
… la
perspectiva hacia el este había variado y podía ver ahora la cabecera del Río
Ponga desde un punto de vista interesante para determinar la ruta. Delante del
verde rellano, hay una loma oscura con varios trazos de ganado; sería mi
entrada a los prados. Detrás se ve otra, surcada por la diagonal de un camino;
por él ganaría el cordal oriental.
Pero si
hay una vista que impresiona desde Montobiu, es al noreste, donde se alineaban
airosos el Pico Zorru y las Peñas Pileñes y Ten. Entre los dos primeros,
aparecía el Cornión, con…
… la Peña
Santa poderosa a la derecha, dejando pequeñas al resto de torres del macizo.
Un poco
más a la izquierda, también resultaba atractiva la perspectiva del mar de nubes
a través del valle.
Para
bajar hacia el Río Ponga, primeramente continué recorriendo al norte el cordal
homónimo, donde de nuevo se dibujaba una senda. Tras unos 50 m casi llanos y
pasado un mojón, el trazo se interrumpe al llegar a una zona de hierba. Hay que
buscar la continuación a la derecha (NE), por donde a pocos metros…
… aparece
la continuación, que desciende en una tendida diagonal por la ladera y vuelve a
la girar, ahora a la derecha, para…
…
lanzarse en un descenso empinado hacia un rellano herboso que se veía más
abajo.
Allí, a
poco más de 1.600 m de altitud, el trazo se desaparece.
De nuevo
hay que buscar con cuidado la continuación, que encontré entre las retamas de
la derecha (SE). El sendero comienza abriendo un buen pasillo en el matorral y
bajando en diagonal.
Luego,
pasa por una variedad de entornos, alternando arboledas, prados y…
...
también por una zona incómoda de monte bajo cerrado, justo antes de llegar a un
prado, al otro lado del cual se alzaba un lomo más oscuro.
Tras
cruzar el rellano, fui rodeando por debajo el matorral hasta…
… ganar
el lomo, que empecé a remontar, para dejarlo enseguida, cuando vi a la
izquierda (S)…
… trazos
que cruzaban la ladera. Tomé el más cercano, que era el intermedio y, tras
cruzar un par de espolones, …
…
desemboqué en una empinada pradera. La senda vuelve a desaparecer aquí y me
dirigí directo hacia la cabecera del Río Ponga, que tenía delante, cruzando en
el trayecto una banda de matorral cerrado, breve pero incómoda y empinada. Al
llegar al llano, …
…
reapareció la senda, que me llevó a ir rodeando la cuenca hacia el cordal del
otro lado. En su ladera, veía el trazo, que ganaba ante la mole de Peña Ten.
Antes,
pasé por el eje del valle, que ofrece un bonito panorama con el Zorru al fondo.
Otra
vista interesante es la de los roquedos de Llobiles, que luego al recorrer la
cuerda rodearía por detrás.
Al ganar
la cuerda suroriental en el collado (1.587) junto a Piedrafita, hay una bonita
vista de esta cabecera dominada por el Abedular y el Montobiu.
También
se veía muy bien el Maciédome.
Al otro
lado del collado, cae el terreno por el nacedero del Esla, dominado por la Peña
Ten. Al fondo, seguían destacando Espigüete y Yordas.
Girando a
la derecha (SO), comencé a recorrer este cordal, ancho y tendido, y donde
pronto…
… se
dibujó una buena senda. Al llegar a una pradera al pie del Llobil Bajo, el
trazo se difuminó, pero, a la izquierda (S) y…
… un poco
más abajo, se veía una repisa en la que se dibujaba lo que podía ser un trazo.
Si bien
menos marcado que hasta entonces, el rastro era suficiente para rodear con
comodidad el tramo abrupto del cordal, hasta salir…
…a la
herbosa vaguada que cae del collado (1.684) abierto entre Llobiles y el Pico
Cotalbo. Tras ganar la horcada, …
… pude ya
ver lo que me quedaba de crestear hasta el collado Cotalbo, abierto entre el
pico del mismo nombre y el Abedular. Así que, girando a la izquierda (SO)
remonté el lomo. Durante la subida, encontré un par de trazos horizontales, que
crucé sin más.
El Pico
Cotalbo es en realidad casi un hombro: apenas 16 m de prominencia. Pero tiene
unas vistas notables. Hacia el norte, con el valle del Río Ponga abriéndose
paso entre peñas a cada cual más altiva.
Al este,
con la Peña Ten y los Mampodres enmarcando un maravilloso panorama cantábrico.
También
se podía contemplar, al suroeste, la Peña Agujas entre el Pico del Lago y el
Remelende. Proseguí el cresteo al oeste, por terreno más estrecho y agreste
pero sin obstáculos. En el Collado Cotalbo, al pie del Abedular, tomé a la
izquierda (SO)…
… la
senda “normal”, la cual baja en diagonal por la ladera, abriendo un cómodo
surco en el matorral.
Por ella
alcancé el lomo meridional en el rellano de cota (1.628), cerrando el
itinerario. Ya sólo me quedó deshacer la ruta de subida desde ese punto al
Puerto de Tarna.
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