Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Este
recorrido por los principales picos que coronan el macizo de los Rasos de
Peguera no es espectacular en ningún sentido, pero es bonito. Transcurre a
través de una variedad de bosques y prados de altura y, aunque el panorama va a
quedar restringido a la caída meridional del propio monte, y eso en sólo tres
de los cinco picos, la belleza del entorno me dejó un buen recuerdo. Tampoco
hay ninguna dificultad en la ruta, salvo el par de bajadas sin senda, del pico
de los Rasos de Dalt y del Cap de la Canal del Tonedor; en ambos casos, el
terreno es bueno y, respecto a la orientación, no hay más que dejarse caer. En
suma, una bonita caminata de mediana intensidad por una montaña que roza los
400 m de prominencia, que no está mal.
RELATO
GRÁFICO:
Salí de
la aldea de Peguera por un carril que se desgaja de la pista que viene de
Fígols junto a las ruinas de Sant Miquel, cruza el Barranc dels Graus y se
dirige al sureste bordeando la Baga de Peguera. Pero a los pocos metros, según
llega a la linde del mismo, lo dejé por...
... una
senda a la derecha (SO) marcada como PR.
La misma
gana unos metros, al principio por terreno despejado, dando perspectiva hacia
los prados de donde había salido, dominados por el Roc de Peguera en primera
instancia y las laderas meridionales de la Serra Ensija.
Y
enseguida penetró en el pinar, a través del cual me llevó en un ascenso muy
suave y relajado por las faldas del monte.
Salí del
bosque al acabar de recorrer la vertiente norte de los Rasos de Peguera, junto
al Cap de la Serra, en realidad un simple hombro, pero con buen panorama. Por
ejemplo, al oeste, las sierras de Port del Compte y el Verd.
Al norte,
la Serra Ensija mostraba la gran pared de la Gallina Pelada.
Estaba en
el lomo noroeste de los Rasos y sobre mí se elevaba la cúpula boscosa. Pero no
la iba a atacar directamente, sino que...
...
continué en la dirección que llevaba, cruzando dicho lomo hacia una pista que
se veía pasar cercana. Es el Camí de los Rasos de Peguera y lo tomé a la
izquierda (S) para pasar a recorrer la vertiente occidental o Baga de les
Sequedes, con la misma tónica de suave ascenso diagonal.
Habiendo
dejado de lado un desvío a la derecha, tomé otro a unos 1.850 m de altitud, que
sale a la izquierda (N), abandonando de paso el PR.
Este
nuevo camino tiene pinta de menos usado que la pista anterior pero es
igualmente cómodo, o más, si contamos que resulta más agradable caminar sobre
la hierba mullida.
Durante
este tramo, en el que se vuelve a la vertiente norte para ascender por ella en
amplios zigzags, se pasan varios cruces. En todos, el criterio es ir subiendo,
excepto en el primero, éste de la foto, en que seguí por la izquierda (NE).
Además, salvo este caso, el resto de los desvíos son sendas más estrechas.
La pista
no culmina los Rasos de Peguera, así que, para alcanzar la cumbre, la dejé
cuando pasa más cerca de ella. Precisamente ahí, a unos 2.050 m de altitud, en
un tramo en que caminaba hacia el oeste, me encontré este tocón pintado de la
foto. Giré a la izquierda (S) y encaré...
... la
pendiente suave y despejada entre los pinos, que...
...
enseguida cedió en un casi imperceptible lomo, donde se abre un claro. Giré a
la izquierda (E) y, en cuanto volví al bosque, ...
...
apareció entre los árboles la senyera que marca la cima de los Rasos de Peguera
de Dalt.
Lo pinos
alrededor apenas dejaban ver nada. Sólo al sur asomaban trozos del lomo cimero
de los Rasos de Peguera de Baix. Si quería perspectivas, tendría que buscarlas
en otros picos y a ello me puse. Empezando por el que veía. Para ello, fui
repasando hacia la derecha (O) la linde del pinar que veía delante del pico,
hasta...
...
encontrar un hueco. Girando entonces a la izquierda (S), me dejé caer por la
pendiente, al principio muy suave y despejada y al poco...
... más
empinada y cerrada. El terreno forma una pequeña ondulación, especie de vaguada
poco evidente, que me sirvió para guiar mis pasos hasta...
... un
balsa que encontré seca. La rodeé y, al otro extremo, encontré...
... una
clara senda que salía hacia la izquierda (SE) y atravesaba la ladera hasta ir a
salir...
... al
Coll de la Creu del Cabrer. Delante tenía el cerro de los Rasos de Peguera de
Dalt, con una subida evidente: un ancho pasillo herboso tajaba el pinar hasta
la cresta misma.
Ascendiendo
por el mismo, pegado a los árboles de la izquierda, pronto pude ver asomar,
sobre los del otro costado, medio Berguedà: Port del Compte, el Verd,
Cloterons, Cadí y Ensija, incluido ahora en esta última el Cap Llitzet.
Por
supuesto, a mi espalda tenía una buena perspectiva de la cumbre de los Rasos de
Peguera. Y hay que aprovechar, que no habrá muchas más ocasiones, como se verá.
De
momento, al llegar a la cresta, apareció al suroeste un retazo de los rebordes
meridionales del Berguedà; concretamente la Serra dels Tossals. A mi izquierda
(E), ...
... el
terreno se elevaba suavemente hacia la cima... que aparecía nuevamente poblada
de pinos. Fui caminando hacia allí, contemplando a mi izquierda...
...
asomar las cresta del Moixeró, de las Penyes Altes al Puig Llançada, pasando
por la Tossa d’Alp. Incluso sobresalía junto al primero la cresta el lejano
Carlit, pintado de nieve.
Así
llegué al hito cimero de los Rasos de Peguera de Baix, vértice geodésico de
esta sierra y, en mi opinión, uno de los más inútiles de la red. Los he visto
con campo limitado, pero éste se lleva la palma.
En fin,
que volví al gran claro del lomo y busqué, entre los árboles de la izquierda
(S), ...
... una
senda marcada como PR que, curiosamente, pasa muy cerquita de la cresta por su
vertiente sur, sin alcanzarla. En fin, que la tomé a la izquierda (SE) y fui
bajando la vertiente hasta...
... una
collada con una pequeña balsa. La Atravesé y, al otro lado, ...
...
apareció la siguiente cima, la Roca d’Auro. Aquí dejé las marcas
blanquiamarillas para atajar a la derecha (S) hacia la Collada dels Rasets y
tomar allí la pista que se ve ascender al cerro.
Desde ese
mismo lugar, me fijé que a mi izquierda se veían también los otros dos picos
por donde pasaría: los de les Estelles y l’Hospital. Los más bajos del
recorrido, pero los más altivos.
Como
muestra de esto, vista de los Rasos de Peguera de Baix a media remontada de la
Roca d’Auro.
Y es
bueno detenerse a eso pues, aunque el vértice de la Roca d’Auro tiene un
panorama despejado en todo el arco sur, al norte tapa la vista un
repetidor.
Desde esa
especie de balcón, a la derecha no sólo se veía la Serra del Port del Compte;
más allá, la vista llegaba a los Montsecs, difuminados ese día por la bruma.
Justo al
sur, se elevan dos espectaculares picos sobre la arista que cae en esa
dirección: Roc Uró y Cogulló d’Estela. En el horizonte, más allá del llano, se
llegaba distinguir el abombamiento de Montserrat.
Siguiendo
con la vuelta, se veían al oeste las crestas del Catllarás y la Garrotxa, más
allá del siguiente pico: el Serrat de l'Hospital, que mostraba también un buen
desplome al sur.
Para
continuar camino, caminé desde el vértice hacia al Serrat de l’Hospital,
penetré en el pinar y comencé a descender entre los árboles.
Enseguida,
encontré un carril que abría un recto pasillo descendente. Por él alcancé...
... el
final del bosque en un rellano, donde tomé a la derecha (NE) una senda (el
mismo PR de antes), por la que rodeé un modesto alto por el oeste (izquierda),
para...
... salir
al Coll del Tagast. De ahí continué a la horcada (1.907), abierta entre el
Serrat de l’Hospital y su antecima occidental.
Allí
volvía dejar la senda principal, por otra a la derecha (E), menos marcada que
entra en el pinar (el trazo no se ve en la hierba pero se encuentra al llegar a
la linde) y...
... lleva
cómodamente a su través hasta...
... la
cima, tras la cual se veía Montserrat sobre la llanura, mostrando, ahora sí,
sus mil agujas.
A la
derecha, la caída meridional de la cresta que iba recorriendo.
A mis
pies, al sureste, la modesta Serra de Queralt, como un baluarte del Pirineo. Y,
en el horizonte, las montañas de Sant Llonrenç y el Montseny.
Y al
este, el Prepirineo que corre hacia el Mediterráneo. En lo más cercano del
Catllarás, destaca un pico por su altivez. Compruebo el mapa: se llama
Sobrepuig (1.656) y tiene 230 m de prominencia. Tomo nota.
Proseguí
la travesía volviendo sobre mis pasos hasta el collado (1.907) donde había
dejado el PR, al que me reincorporé (NE) para...
...
rodear el Serrat de l’Hospital hacia el collado del Cap de la Canal del
Tonedor, que lo separa del de les Estelles.
Al ir a
atravesar la horcada, volví a abandonar el sendero marcado, ya definitivamente,
por otro (el que se ve subir en la foto), que remonta el lomo a la izquierda
(N), primero a través del pinar y...
... luego
por hierba hasta el hito cimero.
Desde
esta última cima del día, la vista no es tan buena al oeste, y...
... al
sur, siendo abierta, carece de la espectacularidad de los dos picos anteriores.
Pero no está mal.
Inicié el
retorno volviendo al Cap de la Canal del Tonedor, desde donde me dejé caer por
la vaguada derecha (O), suave tubo de hierba que, en pocos minutos me dejó
ante...
... una
pista forestal que atraviesa la ladera. La tomé a la derecha (NE), pasando a
recorrer la ladera oeste de la Serra de les Arades.
A mi
izquierda podía ver, como marcando el final de la excursión, la vertiente
meridional de la Serra Ensija a través del tajo del Barranc dels Graus.
Al
cambiar a la vertiente norte o de Noucomes, seguí por la izquierda (E) en un
bifurcación y, poco después, ...
... giré
a la misma mano (NO) en otra.
Iba ahora
hacia el fondo del Torrent de la Molina, a través de un bosque cada vez más
denso y en el que, al perder altitud, las hayas fueron sustituyendo a los
pinos.
Tras
cruzar el cauce y salir de la cuenca, entré de nuevo en la Baga de Peguera,
para no salir de su sombra hasta...
... estar
frente a la aldea de Peguera, en el cruce donde había tomado la senda balizada
al principio de la excursión.
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