Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA
LA RUTA: Desde la
carretera del Valle de Benasque, tomar la senda que sale al SO junto al Puente
de Lliterola, para remontar dicho valle. Cuando se bifurca, tomar el ramal
de la izquierda (O), que conduce a la Cabaña
de Lliterola. Desde allí, continuar por un sendero que vadea el Barranco de
les Fites de Perdiguero y remonta la ladera al SE. El trazo, estrecho y no
siempre claro, asciende cómodamente a través de la vertiente, enlazando tubos y
rellanos, hasta la Collada de Estós.
Girar a la izquierda (SE) y alcanzar por la arista el Pico de Estós.
Regresar al collado y
continuar cresteando hasta las Fites de
Perdigueret, pasando por varias puntas y las correspondientes horcadas.
Regresar a la última de éstas, la Collada
del Dalliú, para bajar por la herbosa vaguada izquierda (SE). Hay una
senda, pero la traza se pierde en muchos sitios; sin embargo, no es un gran
problema, pues el caminillo baja en diagonal siguiendo terrazas herbosas. Al
llegar junto a un estanque anónimo, la senda gira en redondo a la izquierda (NO)
para acabar de alcanzar el cauce del Barranco de les Fites del Perdiguero, precisamente
junto al vado de antes. Volviendo a cruzarlo, se llega a la Cabaña de Lliterola y ya sólo queda deshacer el camino de ida para
regresar al Puente de Lliterola.
Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: La ascensión al Pico de Estós es ya bonita por la ruta normal y ésta es una manera
de complementarla con poco esfuerzo y sin complicarse la vida. Si las vistas desde
la cima son espectaculares, el recorrido por la cresta se hace ameno por los
cambios de perspectiva. Y ya he dicho que, aunque la senda de bajada
está borrada en muchas partes, el terreno no deja mucho lugar a dudas. Casi fue
un problema mayor no confundirse con las abundantes trazas de ganado que se
entrecruzaban en mi itinerario de bajada.
Como se puede
ver en las fotos, una fina capa de nieve cubría el pico; no la tomo en consideración, pues era tan escasa y poco consistente, que realmente no me influyó
para nada. Tiempos y dificultades hubieran sido los mismos en seco. Lo único
que ese espolvoreo de blanco hizo aumentar fue la belleza de la montaña.
RELATO
GRÁFICO:
En el
Valle de Benasque, la senda que remonta el de Lliterola sale de la carretera
unos metros más arriba del puente homónimo, frente a un aparcamiento; supera el
terraplén y se introduce en el bosque.
Al salir
del arbolado, me vi dominado por la Tuca de Lliterola.
Momento
de volverse a contemplar, al otro lado del valle, la masa ingente de la Tuca
del Campamento entre los barrancos de Alba y Cregüeña.
La senda
me llevaba ahora a través de prados.
Al ganar
altitud, asomó la cumbre del día, el Pico de Estós, brillante de nieve.
Luego, al
otro lado, el fondo del valle dominado por dos pirámides.
La rocosa
del Perdigueret y la blanca del Perdiguero.
Al llegar
más o menos a la altura de la Cabaña de Lliterola, que quedaba abajo a mi izquierda en una pradera más verde,...
... me
encontré con esta bifurcación. Obedeciendo al cartel, continué por la izquierda
(O), bajando a...
...
cruzar el torrente de Lliterola por una pasarela.
Enseguida,
llegué a la Cabaña de Lliterola, desde cuya puerta se tiene este panorama: en
el Macizo de la Maladeta, ya es visible el Pico de Alba, que aparenta ser el
más alto. También destacan, a ambos lados, la Tuca Blanca de Paderna y el Pico
Maldito.
Continué
por un trazo estrecho y no muy claro, que, desde la cabaña, sale al SE y vadea
el Barranco de les Fites de Perdiguero para remontar la ladera opuesta.
Allí el
sendero se aclara y, aunque hay algún paso escabroso como el que se ve al fondo,
la comodidad y buen trazado serán la tónica.
Pronto apareció la cima, dominándome imponente.
Mirando hacia
la boca valle, una sorprendente perspectiva de los picos de Salvaguardia y La
Mina, en la divisoria pirenaica.
Como ya
he dicho, la senda, a base de rodeos, hace relajada la subida.
Otra
mirada atrás, ahora hacia la cresta de Aigüespases, que se alza al otro lado
del valle.
Al
abrirse el terreno, el Macizo de la Maladeta apareció junto a las cimas fronterizas
de antes.
A la vez
que comenzaba a pisar la nieve caída la noche anterior, tan fina e
inconsistente que fue como si no hubiera, la senda me metió en una vaguada más
definida, que,...
... tras
pasar bajo la cima en...
... suave
ascenso,...
...
alcanzó el cordal en...
... la
Collada de Estós, al otro lado de la cual aparecieron las crestas del macizo de
Posets. El camino a la cumbre era ahora obvio: girar a la izquierda (SE) y...
...
encarar la subida por el lomo del cordal.
La senda
adosada al flanco izquierdo de la arista facilita el ascenso, pese a que hay tramos
considerablemente empinados por piedra suelta.
Ya muy
arriba, salí a la arista y pude ver esta perspectiva del Valle de Estós,
dominado por el Macizo de Posets y con el de Bachimala al fondo.
Poco
después, cedió la pendiente y me encontré ante la cima del Pico de Estós.
Al tocar
hito, se vislumbraba al otro lado Benasque, dominado por las Tucas de Ixeia, y,
al fondo, las crestas del Turbón, el Baciero y la Sierra de Chía. Girando la
vista a la izquierda,...
... más
allá de la Sierra Negra, que asciende del Valle del Ésera a los Picos de Vallibierna,
las montañas del Ampriú, presididas por...
... el
Pico de Castanesa.
La vuelta
continúa por el Macizo de la Maladeta, donde ahora sí se distingue su verdadera
cumbre,...
... el
Aneto, que aparecía todo escarchado por detrás del Pico Maldito.
Más a la
izquierda, Salvaguardia y La Mina, en el fondo del Valle de Benasque.
Y, al
norte, el Pico Perdiguero y la cresta de Aigüespases. A través del collado que
los separa, asomaba la plana cresta de Crabioules. El descenso lo inicié por la
misma senda que me había llevado a cima,...
... bajando
hasta la Collada de Estós, a partir de la cual continué por el cordal al
noroeste. Éste es amplio, suave y herboso y, aunque no se dibuja ninguna senda
en el lomo, tampoco la eché de menos. Comenzó el cresteo con la subida
llevadera a la Tuca del Frontonet, lomón alargado desde cuya cima...
... hay
esta bonita perspectiva del Pico de Estós.
Cuerda
adelante se alzaba el Perdiguero, a cuya izquierda destacaba la cresta plana de
Bachimala. Entre ambos, me llamaron la atención las...
...
paredes rojas bajo los Picos del Sehil dera Baquo, que, desde este ángulo, sí
que parecen una testuz vacuna.
Al otro
lado, sobre el alto valle de Lliterola, a través del amplio collado entre el
Perdiguero y el Pico de Remuñe, asomaba ahora, además de los Picos de
Crabioules, el de Maupas.
Una
subida aún más suave que la anterior me llevó a la Tuca de Plana Sastrosa,
donde se imponía otra mirada atrás.
A continuación,
bajada a la Collada del Dalliú, desde donde los picos de Remuñe y Lliterola
mostraban sus caras más descarnadas, y...
...
última subida importante de la jornada, sin dificultades pero muy empinada, a
las Fites de Perdigueret.
Desde
esta cima, final del cresteo, mirada atrás. Por cierto, abajo, a la izquierda
de la cuerda recorrida, se ve la verde pradera donde está la Cabaña de Lliterola,
siguiente objetivo de la ruta.
Volviéndose
hacia Posets, se tiene aquí las mejores perspectivas del día sobre las Tucas de
Ixeia y la cresta que las une al Escorvets.
Más a la
derecha, el fondo del valle de Estós, dominado a la izquierda por...
... la
Tuca de Llardana.
Delante,
tenía la masa gris del Perdigueret. La intención inicial era ir hacia allá para
bajar a la collada homónima. Pero me encontré con un corte casi vertical, así
que decidí volver hacia...
... la
Collada de Dalliú y tomar la senda que la atraviesa. Realmente, no llegué a ella,
sino que, bajando por fuertes pendientes de hierba al sureste de la cima, fui a
buscar, a la izquierda de ese terreno arrugado que se ve,...
... esta terraza, que me llevaría...
... al flanco nororiental de la horcada, donde, tras una mirada de despedida al Perdigueret, busqué la senda y...
... me encontré con este trazo sutil, que desaparecía de vez en cuando; pero la ruta podía seguirse sin gran dificultad con la referencia de las terrazas y sin perder de vista que se trata de bajar hacia ese estanque que se ve abajo. Así, cuando la terraza desde donde está sacada la foto dejó de perder altura, descendía la izquierda por la hierba entre los canchos, hasta...
... la
inferior, para continuar descendiendo en diagonal.
Tras un par de cambios de repisa, llegué junto a este iboncito anónimo y la traza reapareció lo justo para hacerme girar hacia la izquierda (NO) y...
... bajar
por una pendiente herbosa, de cara al Perdigueret, hasta...
... el
cauce del Barranco de les Fites del Perdiguero, que alcancé unos metros aguas
arriba del vado por donde lo había cruzado esa mañana y, por tanto, de la
Cabaña de Lliterola. Así que ya sólo quedaba, para completar el regreso,...
...
deshacer el camino de ida por el Valle de Lliterola hasta el aparcamiento junto
al puente, con el único cambio de que la luz dejaba ahora ver mejor la tremenda
vertiente del Macizo de la Maladeta.
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