Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Otra bonita
pateada contemplando extensos panoramas a través de los austeros cordales de
Ayllón. Menos frecuentada que otras rutas cercanas que alcanzan picos más
renombrados (el Lobo, Ocejón, ...) y parten de lugares que pillan más a mano,
presenta tantos atractivos como éstas, con el añadido de la soledad. La ruta
transcurre casi íntegramente por sendas, que están sin señalizar y a veces se
reducen a un mero trazo, pero resultan siempre claras.
RELATO GRÁFICO:
Desde el
aparcamiento de Martín Muñoz de Ayllón, se veía ya la cumbre de la Buitrera
sobre la Loma de las Aleguillas, que cae a la derecha y por la que regresaría.
Antes de
ir allí, volví caminando a la carretera para entrar en el pueblo. En la Plaza
de El Escorial, la primera a que se llega, tomé a la izquierda (SE) el camino
de Becerril, el cual pronto salió de entre las casas y giró para dirigirse al
nordeste a través de los prados salpicados de robles del pie de monte.
Al cabo
de cierto trecho, tomé a la derecha (S) el desvío que...
... baja
a Doce Molinos, donde un puente permite cruzar el Río Vadillo. Al fondo, por
cierto, se volvía a ver la Buitrera, ahora flanqueada por las dos lomas, tanto
la de bajada como la de la Acebeda, a la izquierda, por la que subiría y hacia
donde iba ahora.
La pista
muere junto al río y es sustituida, al otro lado del puente, por una senda
estrecha que, tras unos primeros metros de brusca subida, remonta en diagonal
la vertiente derecha del río.
Al ganar
altura, pude ver sobre el inmediato altiplano la caída monótona de la loma de
Las Aleguillas. Por encima, recortada contra el cielo, asomaba la rocosa cuerda
de Hontanares, por donde va la ruta más frecuentada a la Buitrera.
Alcancé
la loma de La Acebeda en un amplio rellano herboso, llamado Pía Raso, desde el
que al norte se veía ya la sombra de la Cuerda Larga del Urbión en el
horizonte.
Atrás, al
otro lado del Río Vadillo, había aparecido Martín Muñoz de Ayllón, pintoresco
entre arboledas.
Delante,
al este, se elevaban sobre la Tierra de Ayllón las lomas en que se unen la
sierra homónima y la de Pela. Caminando en esa dirección, me topé con un cruce
de pistas donde tomé, a la derecha (S), la...
... que
remontaba el lomo, cortando un cómodo pasillo en el matorral.
No tardé
en ganar perspectiva a mi espalda, distinguiendo una gran mancha de niela que
se extendía entre los robledales inmediatos y las crestas de la Ibérica al
fondo.
Tras una
subida de mediana pendiente, el terreno se tendió pronto, dejando ver de nuevo
la Buitrera, cuya...
...
vertiente norte se fue descubriendo de nuevo con la altura.
La subida
por la Loma de la Acebeda, cómoda y gradual, pedía parar de vez en cuando a
contemplar el panorama sobre la meseta, cada vez más amplio.
A la
izquierda, aunque la perspectiva no era tan buena, iban apareciendo también las
cimas más orientales de Ayllón: Valdebecerril, cabeza Erial y la Lastra. Más
allá, el característico morro, de color más claro, del Pico de Grado, ya en la
Sierra de Pela.
Hacia los
1.600 m de altitud, desapareció el carril que seguía pero el terreno no
presentaba ni obstáculos ni dudas: continué caminando por lo alto de un amplio
lomo herboso, salpicado de algunos canchos fácilmente evitables. Por cierto,
que ya se iba viendo el perfil del cresteo final, con la llegada al cordal
principal en el Collado Hondo y el recorrido por éste hasta la Buitrera.
Me fui
encontrando en este tramo algunas estrechas trazas de senda que aprovechaba un
trecho para luego dejar y seguir la loma, pues me parecía que todas acababan
yéndose hacia la derecha, a cruzar la profunda cabecera del Barranco de la
Peñota.
Al otro
lado, la aparición de Los Horcajos, me avisó de la proximidad de la divisoria
de Ayllón.
Efectivamente,
al poco me encontré en una collada desde la cual me restó por superar poco más
de cien metros de desnivel más empinado, a través de...
...
gayuba y algunos cantos, cortados eventualmente por un trazo discontinuo. Desde
los metros finales, pude ver casi todo el recorrido por esta loma de La Acebeda
que, curiosamente, se encaja en el cordal principal de Ayllón, no en una
prominencia, sino en una horcada: el...
...
Collado Hondo, desde el cual, levantando la mirada, se contemplaba una amplia
extensión de meseta, limitada por la monótona cresta de la Cordillera Ibérica,
en la cual sólo destacaban...
... el
perfil algo más altivo de la Muela de Urbión y...
... la
masa aislada del Moncayo más a la derecha.
Girando a
la derecha (O), comencé a recorrer la divisoria de Ayllón que es, en este
tramo, una suave y amplio lomo herboso, cortado ocasionalmente por modestos
crestones de pizarra o cuarcita, que no suponen obstáculo. Comencé por remontar
el Peñón de los Arcos, cima secundaria que se levantaba entre la Buitrera y yo.
Una traza recorría la cuerda pero sólo era perceptible donde el terreno
obligaba el paso.
Cuando
derivaba a la izquierda, podía ver el valle del Río Lillas con el fondo del
Alto Rey y el Ocejón.
Más
arriba, iba surgiendo sobre la loma el tramo de cresta entre el Cervunalillo y
la Buitrera, cuya vertiente oriental es lo más abrupto de estos contornos.
Llegando
a la cima del Peñón de los Arcos, fui descubriendo a la derecha el perfil de la
loma de las Aleguillas y, más allá, el Cerro Gordo y el Merino, en la cuerda de
Hontanares.
Volviéndome
a ese lado, veía a mis pies la loma de Los Cuchillos, la última de las que caen
al norte de la Buitrera que me queda por probar, la cual va a morir a la meseta
frente a Martín Muñoz de Ayllón. Tiene buena pinta.
Más a la
derecha aún, el perfil de la subida por la Loma de la Acebeda y, sobre ella,
...
... casi
todo el tramo de divisoria recorrida desde el Collado Hondo y la silueta
triangular del cerro de Valdebecerril.
Al otro
lado de la cabecera del Lillas, el tramo abrupto Cervunalillo - Buitrera se
había ampliado hasta el Alto de la Escaleruela.
Continué
desde el Peñón de los Arcos al oeste, bajando por la amplia loma al Collado de
las Cabras para remontar a continuación un ancho lomo, de fuerte pendiente, que
se desprende, no de la cumbre de la Buitrera, sino a su antecima septentrional.
Como en
el mismo, se adensan la gayuba y el brezo, el trazo se dibujaba con más nitidez
y, además de abrir paso, ayudaba a trazar zigzags. Pronto habían quedado atrás
el Peñón de los Arcos y el Collado de las Cabras.
Como ya
dije, la Cuerda de Mesa Peñota la alcancé en la antecima norte de la Buitrera.
Desde allí, descubrí el Pico del Lobo, en el núcleo más alto del macizo, y la
cima, que se elevaba unos metros a la izquierda (S).
Desde la
misma, se ve al nordeste parte del cordal recorrido hasta allí: la parte alta
de la loma de la Acebeda a través del Collado de las Cabras y el Peñón de los
Arcos.
Girándose
a la derecha, el Río Lillas, con las sierras del Alto Rey y del Robledal
(Ocejón) al fondo, corre entre el cordal principal de Ayllón y la loma del
Calamorro; en ésta llama la atención...
... la
sucesión de contrafuertes y las abruptas vertientes bajo los cerros de la
Escaleruela, Cervunal y Cervunalillo. Detrás de los dos últimos, el perfil
quebrado de la Cresta del Dragón y, a la derecha, el cónico Parrejón.
Siguiendo
a la derecha, el núcleo más alto del Macizo de Ayllón, culminado en el Pico del
Lobo y el Tres Provincias. A la derecha, el terreno cae bruscamente mil metros
hasta la meseta. En pocos lugares he visto una transición tal entre la montaña
y el llano. Y encima ese día la bruma marcaba aún más los perfiles de los
sucesivos contrafuertes.
En fin, al noroeste, al otro lado el Portillo de los Lobos, se veía el arranque de la cuerda de Hontanares. Hacia allí estaba también mi camino de regreso y comencé a recorrer el amplio lomo por...
... una
buena senda; se nota que esto ya es ruta normal. La cima quedó atrás y, tras un primer tramo casi
horizontal,...
... al
cabo del cual podía ver a mi derecha parte de la loma de las Aleguillas y el
pueblo de Martín Muñoz a sus pies,...
... el
terreno cayó en moderada pendiente hacia el Portillo de los Lobos. No lo
alcancé; unos metros antes de llegar a lo más bajo de la horcada, tomé...
... un
desvío a la derecha (NE), que atraviesa la ladera de la Peñota para...
...
alcanzar la loma de las Aleguillas. Allí dejé el trazo, que sigue flanqueando
la ladera, por un carril más ancho que cae a la izquierda (N) para descender
por la cuerda hacia Martín Muñoz, que se veía allá en la llanura, 600 metros
más abajo.
El
descenso era panorámico: a mi izquierda, la cuerda de Hontanares y...
... al
otro lado, la loma de la Acebeda y la cresta de los Arcos.
La pendiente,
sin llegar a resultar excesiva, se mantuvo intensa y pronto dejé atrás los
prados y el matorral para...
...
entrar en el robledal y alcanzar finalmente...
... el
cauce del Arroyo del Espinar, donde muere la loma, y que crucé por un
puentecillo. Tras remontar la vertiente opuesta, desde lo alto de la cual se
veía muy bien la loma de Las Aleguillas, me encontré...
... en un
cruce, donde continué recto (NE). Iba ahora llaneando entre campos limitados
por árboles. A mi derecha, la cumbre de la Buitrera aparecía ahora flanqueada
por las dos lomas que había recorrido durante la excursión.
Y al poco
surgió al cabo del camino la curiosa espadaña bicolor de la iglesia de Martín
Muñoz de Ayllón, anunciando el final de la jornada.
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