OTROS
DATOS:
- Cota mínima / máxima: 1.180 / 2.183
- Mi tiempo efectivo: 8h06
- Mi tiempo total: 9h50
- Dificultades: Muy fácil. Tramos
prolongados de matorral y pedreras, sin obstáculos reseñables.
- Track para descargar en Wikiloc
Mapa
tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA
LA RUTA: Salir de Pozos por la pista que, de la parte
alta del pueblo, se dirige al NO y rodea del Río Molinos para alcanzar el Portillo de Abajo. En el cruce, girar a
la izquierda (NO) para contornear la cuenca del Arroyo de Xandella. En otra
bifurcación bajo el Portillo de Arriba,
seguir por la derecha (NO), hasta ganar la cresta de la sierra en Los Cambitos. Tomar la cuerda a la
izquierda (NO), pasando por el Alto de las Rubias antes de alcanzar la cumbre
del Teleno.
Descender en diagonal al
sur y SE, a través de pedreras y matorral, aprovechando trazos discontinuos y
alguna torrentera, hasta el entronque de la Bajada de los Eros. Girar a la derecha (S) para seguir, por lo alto
del lomo, un rastro intermitente. Al dar con el Arroyo de las Rubias, vadearlo y tomar a la izquierda (E) una pista
que atraviesa la vertiente meridional de la sierra. Hay varios cruces en este
largo tramo, pero sólo dos podrían plantear dudas: en El Escobalón, donde hay
que seguir por la derecha (S), y en Los Fiyuelos, igualmente a la derecha (SE).
Finalmente, se desemboca, en Los Nevales,
en la pista del inicio que, tomada a la derecha (S) lleva de vuelta a Pozos.
Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Larga y
panorámica caminata por terreno variado que, sin plantear obstáculos de consideración,
incluye tramos en que la progresión es incómoda y requiere instinto de monte
para desenvolverse bien. Se puede eliminar toda esa pelea con el matorral, bajando
de la cima por la senda que va por el lomo de Mascariel a tomar la pista de la
vertiente sur en el Pontón del Arenal. Aunque supone añadir unos tres
kilómetros de distancia y 200 m de desnivel, la progresión será más rápida y,
el incremento en tiempo, creo que pequeño. Otra alternativa que sólo palía la
incomodidad en parte pero no añade apenas distancia, sería volver por la cresta
hasta el collado (1.972), entre el Teleno y Las Rubias, y descender a la
derecha (S) a tomar la Bajada de los Eros. Ahí también hay matorral pero mucho
más llevadero que en el flanqueo por la vertiente sur. Personalmente, me gusta
más la primera variante, que elimina toda la parte incómoda y no hace ida y
vuelta por el cordal.
RELATO GRÁFICO:
Cerca del
final de la Calle Otero de Pozos, en realidad un carril de cemento que rodea el
caserío por arriba, tomé una pista de tierra que sale en dirección noroeste
junto a una casa aislada.
El carril
va ganando altura suave pero continuamente, dejando atrás rápidamente las casas
y…
… rodea
la cuenca del Río Molinos hacia el Portillo de Abajo que, desde el inicio, iba
viendo entre los picos de Valteleno y Calión. El primero…
… muestra
una hermosa pared estratificada en placas verticales.
Con la
altura, fui ganando perspectiva sobre el valle del Río Ería, en el que
desemboca el del Molino y sobre el que las estribaciones de la Sierra del Pinar
mostraban unos perfiles quebrados, muy bonitos con el contraluz matutino.
La pared
del Valteleno se veía tremenda al pasar al pie de la misma.
A
continuación, la pista me llevó a remontar la empinada vaguada del Portillo de
Arriba, bajo los canchos de la anónima cota 1.623, que lo parte en dos.
Mirando
abajo, el panorama sobre el valle del Ería se había ampliado y se veía también
el extremo oriental de la Sierra de la Cabrera. Por encima,...
... los
abundantes riscos de los espolones que bajan de la del Pinar.
Tras una
amplia lazada, alcancé el Portillo de Arriba, desde el cual...
...
descubrí, al nordeste, un amplio segmento de Cordillera Cantábrica, más allá de
la Maragatería. Un tramo que iba desde...
... la
Sierra de Gistreo y las Ubiñas hasta...
... el
Alto Carrión en el extremo derecho. Incluso resultaba reconocible la doble
pirámide del Espigüete y el Curavacas... ¡a 150 km! Esta claridad
extraordinaria, estaba motivada pro el vendaval que soplaba en altura, cuyo
impacto recibí de sopetón en el collado. Por desgracia, también trajo luego
nubes.
En el
portillo, hay un cruce de pistas y yo tomé la de la izquierda (NO), al fondo de
la cual veía elevarse el Alto de las Rubias, primer objetivo del día.
Este
carril va rodeando por el sur la cuenca del Arroyo de Xandella, encajada entre
el cordal que acababa de cruzar y el principal de la Sierra del Teleno. Se
trata de un tubo de suave concavidad, que se extiende todo verde a poca altura
bajo las crestas.
A la
altura del Portillo Alto, hay una otra bifurcación. Allí tiré por la derecha
(NO), pasando a atravesar...
... la
cabecera del arroyo bajo el Alto de las Rubias, a la derecha del cual,
distinguía ya la ligera depresión de Los Cambitos, donde alcanzaría la cresta
de la sierra.
Acabado
de rodear este sorprendente campo de matorral,...
...
remonté la ladera del cordal principal, hasta...
...
alcanzar la cresta en Los Cambitos. Al llegar, me recibió la vista de la otra
vertiente, donde destacaba un pequeño embalse bajo Peña Paloma, además de un
ventarrón aún más fuerte y frío que el que llevaba soportando hacía rato.
En la
divisoria, el carril desembocó en un cortafuegos, que marca el límite con el
campo de tiro militar que hay en la vertiente norte. Pero, si no se cruza, no debería
de haber problema. Girando a la izquierda (NO), emprendí la subida,...
... la
única realmente empinada del día. La vista atrás ganaba en belleza, con la
altura, contrastando el altiplano de Xandella con los peñascos que, aquí y
allá, rompen enhiestos la suavidad de este terreno ondulado.
Tras la
recia cuesta, el lomo anchísimo se tendió al pie del crestón cimero del Alto de
las Rubias. Aquí acaba bruscamente el cortafuegos; me disponía a atacar la cima
por derecho cuando que a la izquierda (O) salía una línea de hitos y, pensando
que indicaría un acceso más cómodo, los seguí.
Pero
pronto me di cuenta que llevaban a rodear la cumbre por una terraza del lado de
la Cabrera; así que, dejé su guía, girando a la derecha (NE) para...
... el
breve pero incómodo montón de bloques que constituye la cima de Alto de las
Rubias. Al menos, el cantizal era bastante estable.
Desde el
hito, había un buen panorama al suroeste, hacia la Sierra de la Cabrera, donde
el Vizcodillo destacaba como casi la única prominencia, más allá del romo cerro
de Las Chanas.
Al
sureste, la cresta corría hasta caer a la meseta que, aparentemente plana, se
extendía hasta un horizonte brumoso.
Y es que
las nubes se habían ido extendiendo por el norte y el este y, en vez del
quebrado horizonte que había visto desde el Portillo de Arriba, una papilla
gris cubría todo ese arco y ni siquiera lo más cercano de la Cordillera
Cantábrica era visible.
Al
noroeste, salvo la vecina cumbre del Teleno, tampoco se veía gran cosa. Es más,
unos nubarrones espesos empezaron a pasar sobre este mismo cordal pero, por
esta vez, se cumplió eso de que, mientras persiste el viento, no llueve. En
fin, que, en esa dirección, reemprendí camino.
Tras
bajar por los bloques al norte,...
...
caminé siguiendo el amplio lomo, jalonado por una sucesión de pequeños cuetos,
que fui contorneando por el lado que me vino más a mano, pues creo que viene a
dar lo mismo. No había senda ni señales pero el terreno, una alternancia de
matorral rastrero y breves pedreras, no era incómodo. Vi unos pocos hitos, pero
sin continuidad ni lógica, creo, en su disposición. Mejor no hacer caso. Tras
las dos primeras prominencias,...
... la
cuerda se tornó más pedregosa hasta la Peña Negra, última punta, desde la
que...
... eché
una mirada atrás, hacia la cima de Las Rubias, antes de...
...
dejarme caer por la moderada pendiente hacia el anónimo collado (1.972)
intermedio, caminando de nuevo por matorral rastrero. En plena horcada había
una curiosa estructura cuadrada,...
...
parece que una antigua balsa, evidentemente artificial, que aquí se ve del otro
lado, con la Peña Negra de fondo. Pequeñas zanjas, probablemente conducciones
de agua, irradiaban de ella. Puede que sea un resto de la minería que
antiguamente se dio en esta sierra y que, siendo oro, justificaba subir a 2.000
m o los que hicieran falta. Total que a esa bajada, siguió...
... una
subida aún menos empinada. Además, reaparecieron los hitos, que ahora sí
mantenían una continuidad. El rastro, sin embargo, era leve; por aquí debe de
venir gente pero no mucha. Al cabo de una primera subida...
... de
unos 150 m de desnivel, a la altura de la cota (2.116), la vista atrás era
considerablemente más amplia, incluyendo la cima del Alto de las Rubias.
A
continuación, el lomo se tendió considerablemente, hasta una pequeña elevación
rocosa, que confundí al principio con la cumbre, pero que resultó ser sólo la
antecima sur (cota 2.171 del mapa 1:25000). Antes de dejarla atrás,…
… merece
la pena volverse a contemplar el panorama al sureste, el cual quedaría en gran
medida oculto, pues…
… la
pendiente disminuye aún más en los últimos cien metros de desnivel, hasta
llegar al pie del pedregoso montón de cascotes que constituye la (¡ahora sí!) cumbre del Teleno. Como antes en Las Rubias,
superarlo no resultó demasiado penoso pues, pese a la pinta, los cantos eran bastante
estables.
En la
cumbre, el viento era ya tal que costaba trabajo mantenerse erguido, así que
comí en una oquedad protegida cercana al hito, y sólo me asomé brevemente para
echar unos rápidos vistazos al panorama. Lo primero, al noroeste, hacia donde
se proyectaba el cordal hacia los Montes Aquilianos. Girando a la derecha,…
… al
norte y nordeste, las nubes ocultaban el panorama más allá del llano ondulado
de la Maragatería.
Respecto
al sureste, como ya esperaba, el extenso llano cimero tapaba en buena medida
las vistas.
Por
último, al suroeste, la Sierra de la Cabrera estaba despejada pero el nudo de
Peña Trevinca, a la derecha, aparecía cubierto de nubes. Tenía a mis pies del
valle del Río Ería, dominado a la izquierda por el monte de Las Chanas. Con
este último de referencia, inicié el descenso directo al sur, bajando primero
por el empinado canchal y luego por el prado. Al poco de llegar a la hierba,…
… crucé
una senda que bajaba al suroeste. Va, por lo alto del lomo de Mascariel, hasta
el Pontón del Arenal, donde se puede tomar una pista que llega hasta Pozos.
Estuve pensando si ir por ella, pues suponía contar con buen camino ya hasta el
final pero, por ahorrar dos o tres kilómetros y 200 m desnivel, preferí atajar.
Ahora pienso que la idea no fue muy brillante: el incremento, convertido en
tiempo, hubiera sido mínimo. En todo caso, crucé el trazo y…
…
proseguí descendiendo en diagonal, a través de un terreno mixto de canchal y
matorral rastrero, relativamente cómodo, hacia la base de la antecima sur.
Ahí varié
un poco la trayectoria a la izquierda (SE) para aprovechar una banda de ladera
de menor pendiente. Lo malo es que allí el matorral era más alto y, si bien no
era duro y la pelea fue liviana, no dejó de retardar el avance.
Al pasar
por encima del Arroyo Chamborrós, me encontré con una torrentera seca, que
ofrecía un descenso más despejado, y giré a la derecha (SO), perdiendo
rápidamente altura. Al cabo de unos 50 m de desnivel,…
…
encontré un rastro estrecho pero claro, que tajaba el matorral manteniendo
cota. Lo tomé a la izquierda (SE) y, por él, alcancé una terraza herbosa, que
veía delante, situada bajo el collado (1.972) intermedio entre el Teleno y el
Alto de las Rubias.
Allí,
viendo la ladera que acababa de atravesar y el terreno más despejado que tenía
por encima, pensé también que hubiera sido mejor bajar desde la cumbre hasta
aquí por la cresta. De esa manera, hubiera ganado en comodidad, sin dar tanto rodeo
como bajando por el Pontón del Arenal.
Atravesé
el rellano, hacia la base de un espolón rocoso que cae de la Peña Negra, donde
se veía además la silueta de un gran hito, desde el cual…
… hay una
bonita perspectiva de la cresta del Teleno, al menos hasta la antecima sur.
Estaba en
el entronque del ancho lomo llamado Bajada de los Eros y unos hitos me
dirigieron a la derecha (S), para tomar un trazo que…
… recorre
la cuerda, cortando el matorral. Tampoco estaba muy marcado, se ve que el
tránsito es también escaso por aquí. Pero ayudó.
Más
abajo, se perdió en varias ocasiones y los hitos, si los había, no los
encontré. De todas formas, como el monte bajo era tan amigable como podía serlo
y, encima, ahora ya no me golpeaba el vendaval. A falta de guía me dediqué a
descender siguiendo el lomo, con la vista puesta en las Chanas y el Vizcodillo.
Por cierto, que las nubes iban llegando también a este último.
Al perder
altura, se descubrió la cumbre del Teleno a mi derecha, mientras que…
… a mi
izquierda tapaba la perspectiva otra loma, toda verde fuera de los canchos que
la jalonaban. Al descubrir a ese lado…
… el
fondo del Arroyo de las Rubias y una pista que lo remonta, giré a ese lado
(SE), para dirigirme directo a la curva del carril.
Vadear el
torrente fue trabajoso, no por la corriente, un mero hilillo de agua, sino por
el denso matorral y los arbustos, ahora sí, leñosos que cubrían las orillas,
que eran además empinadas. A mi espalda se veía muy bien el cambio de
vegetación respecto a la ladera de Los Eros.
A mi
derecha, se extendía el ancho valle de Las Rubias, tributario del Ería. Por esa
pista hubiera llegado desde el Pontón del Arenal, si hubiera tomado la senda
bajo la cumbre.
Me
incorporé al carril, a la izquierda (E), subiendo a continuación…
… una
liviana cuesta, mientras el cielo se iba cubriendo.
Así
llegué al espolón de La Beliella, al otro lado del cual fue asomando Las
Chanas. Desde esa punta, hay…
… una
buena vista del Teleno, cuya cima estaba ya cubierta por las nubes. Aquí me
despedí de la cumbre del día, que quedaría oculta al…
… entrar
en el valle del Río Pequeño, que descendería camino de Pozos, a media altura de
su vertiente izquierda. El trayecto fue en ligera bajada, salvo…
… una
breve subida pasado el Arroyo de Valdevecios. En lo alto de la misma, …
… dejé la
pista principal por un desvío a la derecha (SO) que…
…
continúa el flanqueo, trasponiendo el lomo del Escobalón. Desde allí, hay una
buena perspectiva del tramo recorrido del valle del Río Pequeño, dominado al
otro lado por Las Chanas, cubierto ya también por las nubes. Pese a las
apariencias, tuve suerte: no me calló ni una gota.
En el
siguiente tramo hasta Las Degolladas, pasé ante un par de desvíos, uno a cada
lado, mientras…
… me iba
saliendo de las nubes y la vista a la derecha, hacia el valle y la Sierra de la
Cabrera se hacía más risueña.
El
siguiente, y último, de los lomos que crucé fue el de Los Fiyuelos y ya antes
de llegar al mismo fui descubriendo la Sierra de los Pinos y el valle del Ería.
Se anunciaba el final. Prácticamente sobre el morro, el camino…
… se
bifurcó y yo seguí por la derecha (SE), hacia donde debía de estar, más o
menos, el pueblo de…
… Pozos,
que poco después apareció ante mí. Pero el carril no bajó directamente; supongo
que buscando suavizar el descenso, giró a la izquierda para…
… pasar a
atravesar la ladera y dando cara al pico de Valteleno y el Portillo de Arriba,
perspectiva ya conocida del inicio de la excursión. Al poco, entré en un
robledal…
…
bastante denso pero breve, único tramo boscoso de la jornada.
Al salir
del mismo, me encontré ante la pared meridional del Valteleno, en la zona de
los Nevales, muy cerca de un cruce que recordaba de esa mañana. Tomando la
nueva pista a la derecha (S), no me quedó más que seguirla en su suave descenso
para…
…
regresar a Pozos. Un sol vespertino doraba el caserío, dando una imagen plácida
que no reflejaba demasiado lo que había sido la jornada.
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