Con la
ganancia de desnivel, pronto se empezó a extender el panorama. Al oeste, los
primeros rayos del sol golpeaban las crestas de Ensija, Pedraforca y el Cadí,
más allá de la silueta oscura del Cap del Tossal. Precisamente, el segundo
mostraba desde este lado...
... su
perfil más característico.
Tras
cruzar un barranco anónimo, la senda apareció bien acondicionada al entrar en
una zona de bancales en la ladera de Les Deveses.
Al
alcanzar la cresta de L’Enzinet, ya la vista a mi espalda sobre la olla y el
pueblo de Sant Julià mostraba la peculiaridad de aquel accidente. También podía
ver la arista que se extiende entre las puntas de la Taleia y la Creueta, por
donde culminaría la vuelta al gran llano. A la izquierda, el Cap del Banyadors
es el primer hito de la cuerda, pero no lo subiría, aino que la senda me llevó
a flanquearlo por la izquierda. Pero, eso, más adelante; de momento, ...
... el
sendero giró a la derecha (E) para seguir el lomo, entrando enseguida en un
bosque variado muy hermoso, pero que...
... me
limitó el panorama a alguna ventanita ocasional entre el ramaje, como aquí, en
que a mi izquierda pude ver el Comabona, el pico oriental de la Sierra del
Cadí.
Al otro
lado, tampoco la cosa era mucho mejor, además de que el panorama estaba ocupado
casi por entero por el Cap dels Banyadors. Sin grandes pendientes, fui ganando
altura constantemente, hasta...
... la
cota anónima (1.277), tras la cual vino una pequeña bajada y salí del arbolado.
Descubrí entonces a mi izquierda el alto valle del Llobregat, dominado por la
Sierra de Montgrony.
Tenía
delante el Cap dels Banyadors, al otro lado de la suave y amplia horcada del
Coll del Jou. Tras cruzarlo, al ganar una prominencia rocosa, me volví...
... para
contemplar la citada cota (1.277) enmarcada por, además de las crestas que ya
había vista antes subiendo de Sant Julià, los Rasos de Peguera a la izquierda y
las Penyes Altes de Moixeró a la derecha: los dos picos que había ascendido los
dos días anteriores.
De vuelta
en el bosque, la senda me llevó al falso Coll de Jou, por donde pasa la pista
forestal que lo atraviesa, la cual crucé recto para continuar por un trazo
similar al otro lado.
Pasé
algunos desvíos y cruces con otras sendas, pero las marcas no dejan lugar a las
dudas. En todo caso, estaba ahora faldeando el Cap de Banyadors y se trataba de
ir manteniendo más o menos cota, con el monte del lado derecho. Al poco, las
hayas sustituyeron a los pinos como árbol dominante.
Al
sobrepasar el Banyadors, una bajada intensa me llevó a...
... la
Collada de Sobirana. Allí, crucé la carretera que la atraviesa y, al otro lado,
tomé a la izquierda (E) un pista de tierra.
A la
salida de la tercera, que es a la derecha, abandoné el carril por una senda
estrecha que sale a la izquierda (S) y...
... se
interna en el bosque en una subida empinada, la más intensa hasta el momento,
pero no demasiado.
Por esta
vereda, desemboqué en un carril, que tomé a la izquierda (NE) para, a los pocos
metros, llegar a una pista forestal (ésta) y girar a la derecha (SO).
Tampoco
duré en esa vía; al poco llegué a otra bifurcación y continué por la
izquierda (E).
Todo este
tramo en que estaba ahora por el Pla de Sant Cristòfol (nombre peculiar para
una ladera que, si bien es suave, no deja de tener cierta pendiente), consiste
en caminar por buenas pistas en un entorno forestal muy bonito y apacible. Hay
algunos cruces, pero están todos muy bien señalizados. A partir de éste, el PR
C-129 coincide durante un buen trecho con el GR-4, con lo que la señalización
es doble.
Las
vistas no sólo siguen muy limitadas; además, los huecos en el arbolado, sólo
dejaban ver ahora boscosas laderas cercanas.
El
siguiente punto de paso característico es el cruce del Camp de l’Ermità,
collado abierto a 1.468 m de altitud, al pie del reborde que forman el Llobató
y el Fontanals justo al norte del Serrat Negre (ya dije que el relieve del área
es complejo). Por allí pasa una pista, que crucé recto (S) para...
...
continuar por una senda más estrecha pero bien acondicionada que me llevó a
remontar el bosque hasta...
... el
Coll Llobató. Allí el PR C-129 sale a un carril en curva que toma a la
izquierda. Aquí es donde abandoné este camino, tomando otra senda, que sale a
los pocos metros a la izquierda (SE).
También
está marcada con trazos blanquiamarillos pero corresponden al PR C-59; además,
desaparecen los de GR. En fin, que por esta vereda continué remontando el
bosque hasta salir a una pista que tomé a la izquierda (NE) y me dejó...
... en el
collado de la Creu de Catllaràs. A la inicio de la bajada por el otro lado,
dejé también este PR, por una pista a la derecha (S); comenzaba el breve
ascenso al Serrat Negre.
Tras
rodear una pequeña prominencia, el camino alcanzó el collado (1.706), que se
abre al norte de la cumbre. Dejándolo por la izquierda (S), tomé el lomo
nororiental del Serrat Negre, siguiéndolo por una especie de carril de saca,
claro al principio, ...
...
invisible después en la hierba, pero que abre un pasillo despejado en el pinar.
La cumbre
del Serrat Negre es un calvero herboso con una antena en medio y rodeado de
pinos, que impiden casi por completo ver nada más allá.
Sólo al
este se abría una buena ventana, a través de la cual se veían los vecinos Pedró
y Cap de la Baga Alta, sobre un fondo impreciso de las crestas: el Taga a la
izquierda y otras del Ripollés a la derecha.
Aunque, a
base de dar vueltas, al otro lado me encontré con esta perspectiva del
Pedraforca entre los pinos... ¡siempre hay que buscar!
Aunque, a
base de dar vueltas, al otro lado me encontré con esta perspectiva del
Pedraforca entre los pinos... ¡siempre hay que buscar!
... al
poco, desemboqué en otro, que cruzaba la ladera. Éste lo tomé a la derecha (O)
y, por él, fui rodeando el monte en ligero descenso hasta...
... la
Collada de Sant Miquel, donde se encuentran varios caminos. No tomé ninguno
sino que, continuando recto, bajé por la vaguada norte, ...
... unos
metros por un trazo casi imperceptible, hasta dar con una senda que recorre la
ladera. Se trata del reencuentro con el PR C-129, que tomé a la izquierda.
Pasé
ahora a faldear por la norte el Roc de la Clusa, del que caen unas llamativas
paredes (la foto no hace honor). Al acabar éstas, pasé del pinar al...
...
hayedo y poco después salí también de la vertiente septentrional a...
... la
cresta de la sierra, que es un suave lomo boscoso, ancho pero definido. Así
pasé un primer alto en la Taleia. Durante todo este tramo de arista casi
horizontal, pasé varios cruces con sendas que bajaban por ambas vertientes,
pero estaban todos bien señalizados y además, si se perdieran las marcas,
simplemente se trata de mantenerse en cresta.
El
arbolado se despejó en un amplio hueco al rodear la cota (1.416) previa a la
Creueta. Apareció entonces a mi izquierda un telón de crestas conocidas (Rasos
de Peguera, Ensija, Pedraforca, Cadí) rodeando la peculiar meseta del Serrat de
Sant Joan, más allá del cuenco verde de Malanyeu, que se abría a mis pies.
Al otro
lado, el panorama no es tan amplio y se limita al trío de Penyes Altes - Tossa
d’Alp - Puig Llançada, en el Moixeró.
Al paso
por la Creueta, el PR C-129 presenta pasos escabrosos, como este trocito de
arista.
El más
notable es este destrepe equipado con cuerda, para evitar un tramo de arista
especialmente movido por la derecha. Son pocos metros y...
...
además, visto desde abajo, es aún más fácil de lo que parecía (I).
Otro par
de escalones que hay que destrepar, como éste, son aún más fáciles.
Pasada la
Creueta, aún proseguí un poco por la arista, desde donde a la derecha podía ya
ver Sant Juliá, ...
...
mientras a la izquierda llevaba las coloridas paredes de la propia cresta que
recorría.
Poco
después de pasar el cruce, un tanto sobreseñalizado, con el PR C-199 que baja a
Malanyeu, la senda giró a la derecha y se lanzó a un franco descenso a través
del bosque de la vertiente norte, hasta...
... dar
con una pista, que tomé a la izquierda (O).
Estaba en
la cuenca del Torrent de l’Abellol, bastante abajo. Al llegar junto al cauce,
no lo crucé con esta pista, sino que la dejé por otra que sale a la izquierda
(O) y pasa a descender el arroyo.
El carril
acabó en una especie de ensanche del que, siguiendo recto (NO), salí por una
senda que cruzaba un pastor eléctrico. El arranque no es muy visible, como se
puede observar (¿ves la marca en el árbol?) pero...
...
pronto se aclara y define la traza. Por ella, vadeé el torrente y remonté la
vertiente opuesta, la del Puig, que...
... más
despejada, como buena solana, permitía ver a la izquierda panoramas como éste
del Pedraforca o simplemente...
... la
ladera boscosa de la Creueta, que acababa de descender.
Al
trasponer loma di con un cruce de sendas donde, según las señales, hay que hacer
un doble giro (izquierda – derecha) para seguir recto (N). Pero, en vez de eso,
giré a la derecha (NE) para pasar por el Cap del Grau, agradable claro en el
bosque con bancos y fuente, donde tomar un descanso viendo las Penyes Altes de
Moixeró.
De vuelta
al cruce, retomé el PR C-129 a la derecha (N).
Al poco,
cuando se bifurca, seguí por la derecha (NE).
Al salir
del bosque, me encontré siguiendo una canalización de agua, la misma del Cap
del Grau, que baja a Sant Julià.
No tardé
en llegar a una pista que, tomada a la derecha (NE), me introdujo en el pueblo
que atravesé siguiendo señales para regresar al punto de partida.
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