Curavacas (2.524)

ASCENSIÓN DESDE VIDRIEROS

CORREDOR OBLICUO DE LA CARA SE

El Alto Carrión es una extensa área montañosa situada en los límites de Palencia, Cantabria y León. En ella se alcanzan las mayores altitudes de la Cordillera Cantábrica fuera de los Picos de Europa, pero, a diferencia de lo que sucede en éstos, se trata de montañas de estructura “normal”, con laderas de hierba y matorral que se elevan de forma continua desde los valles hasta las rocosas culminaciones. El Curavacas es su segunda cumbre en altitud y conforma, junto a la Peña Prieta y el Espigüete, un trío de gran prestigio, aunque cada una presenta un carácter propio. Este Curavacas, situado en el extremo suroriental del conjunto, es una inmensa cresta de conglomerado oscuro, muy individualizada, de 500 m de potencia. Sus vertientes extremadamente empinadas están cortadas por numerosos corredores y espolones, que hacen de esta montaña una de las de mayor sabor alpino de la península.

Este Corredor Oblicuo, como su nombre indica, corta la cara sureste de la montaña en diagonal, alcanzado la cresta al oeste de la cumbre, en la punta central. Desde ahí, aún quedará al montañero recorrer un breve y emocionante tramo de arista cimera, antes de regresar bajando por el Callejo Grande, el tubo más fácil de la vertiente meridional.

La nieve marca los corredores en la cara sureste del Curavacas

SITUACIÓN:

  • Zona: Alto Carrión (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Macizo de Peña Prieta
  • Base de partida: Vidrieros (Palencia)

ACCESO: Vidrieros está 135 km al norte de Palencia, por Osorno, Cervera de Pisuerga y Triollo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.324 / 2.524
  • Mi tiempo efectivo: 5h05
  • Mi tiempo total: 7h00
  • Dificultades: PD+ (condiciones del día: nieve dura, continua en los corredores y evitable en cresta). Ambos tubos tienen 500 m y llegan a 55º durante 30 en el Oblicuo y 60 en el Callejo; las pendientes medias son 40º y 30º respectivamente. Además, hay trepadas cortas por conglomerado inclinado (I).
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar Vidrieros por el Camino de Valdenievas, que remonta ese arroyo. En la confluencia del de Los Cabriles, tomar un desvío a la derecha (N) para remontar este último hasta los prados cabeceros. Allí, a la vista de la cara sur del Curavacas, subir directo al norte, atravesando las pedreras de la base por trazas de senda. Ante el Callejo Grande, derivar a la izquierda (NO) para entrar en el Corredor Oblicuo. Seguirlo, primero directamente (NO) durante unos 350 m (45º) y luego en ligera diagonal izquierda (O), para, junto al espolón que cae del Pico del Medio, acometer los 100 m finales (55º) de nuevo en directo (NO) y alcanzar la cresta pocos metros al este del Pico del Medio (PD+). Seguirla a la derecha (NE) hasta el cueto cimero y rodearlo por una repisa del flanco sur, para alcanzar la cumbre del Curavacas (F) superando su arista SE mediante una breve trepada (I).

Bajar por la cuerda al NE y, cuando ésta se desploma bruscamente, girar a la derecha (S) para bajar por el Callejo Grande. En los primeros 60 m, se encuentran pendientes de 55º, que no tardan en remitir gradualmente, hasta salir del tubo en las pedreras sobre Los Cabriles (PD+). Buscar entonces los trazos que ya se usaron en la subida, para regresar a Vidrieros.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: 

Dentro de la variedad de rutas de ascensión que surcan la vertiente meridional del Curavacas, el Corredor Oblicuo tiene una dificultad similar a la ruta normal por el Callejo Grande, lo que permite realizar una circular asequible combinando dos vías visualmente diferentes, unidas por un breve recorrido de cresta, que siempre añade atractivo a las ascensiones. La ruta es preciosa, aunque debo de advertir que exige cierto dominio de las técnicas básicas de progresión invernal y, sobre todo, autodetención, debido a la exposición en algunos tramos del Callejo Grande. Respecto al sentido, bajé por la normal, lo que parece lógico, pues debería de ser más fácil; sin embargo, por la forma en que la nieve se había repartido, encontré en ambos corredores la misma pendiente máxima y más prolongada en el Callejo. Ya se sabe que, con nieve, hacer la misma ruta no siempre es repetir.

RELATO GRÁFICO:

En la travesía de Vidrieros, tomé la Calle Chica, que sube al norte frente al primer bar que se encuentra. Siguiéndola, salí al punto a una pista de tierra que remonta al noroeste el vallecito de Valdenievas. A mi derecha, sobre las verdes lomas iba descubriéndose gradualmente el Curavacas, donde ya se distinguía el Corredor Oblicuo: de los dos más grandes a la izquierda de la cumbre, es (obviamente) el que sube en diagonal.

Al cruzar un puente sobre el Arroyo de los Cabriles, me encontré ante una bifurcación y giré a la derecha (N), para subir por este nuevo barranco.

El camino era estupendo y la pendiente suave, así que pronto fue quedando atrás el valle, dominado por la Peña de Santa Lucía.

Al poco, tomé a la derecha (N) un camino más estrecho y pedregoso, que me acercó al cauce bajo los árboles, perdiendo la cumbre de vista por un rato.

Pero no tardamos en recuperar su vista, imponente ya, en los prados de Los Cabriles. Allí, la senda, reducida a un estrecho trazo en la hierba, cruza el torrente y una vez en la otra orilla, remonta la ladera, cada vez más pedregosa y menos herbosa, abriendo un pasillo suficiente en...

... la banda de matorral entre los prados y las pedreras. Al llegar a éstas, volviéndonos podíamos contemplar el largo cordal de las sierras de la Peña y el Brezo, jalonado por la Redonda y el Fraile, más allá del embalse de Camporredondo.

El pedregal estaba surcado por varios trazos, sin los cuales esto sería infernal, pero no se puede hablar de senda. Así, subimos al norte por el más marcado hasta los 1.950 m de altitud. Entonces, junto a un par de hitos y al pie de una mancha de matorral que parece dividir la pedrera en dos pasillos, derivamos a la izquierda (NO) para dejar de lado el Callejo Grande e ir al Corredor Oblicuo, que se veía completo desde aquí.

Alcanzamos el tubo hacia los dos mil metros, al pie del espolón central izquierdo, que cae de la cima principal. Junto al mismo, se preparaban para subir dos esquiadores, que irían con nosotros hasta la cresta.

A la izquierda, el panorama al sur seguía ampliándose con la altura y, al estar más al oeste, se veían algunas casas de Vidrieros, apreciándose lo subido hasta el momento. También, que el corredor se podía tomar algo más abajo, unos cien metros, aunque no merece la pena si hay que renunciar al trazo.

Pero al otro lado estaba nuestro objetivo, Comenzamos ascendiendo, por nieve dura pero un poco húmeda en superficie, unos 150 m de pendiente regular de unos 35º, hasta…

… dejar a la derecha la canal sur y encontrar una banda sin nieve.

La salida y el cruce carecían de dificultad y, siendo éste muy breve, pasamos con los crampones.

Proseguimos la remontada con otros 150 m ligeramente más empinados (40º), que nos llevaron a un cancho más consistente.

Aquí encontramos una rimaya de salida, pero muy fácil, y hubo que apoyar un poco las manos para superar (I) el cancho. Pero la cosa seguía agradable y problemas.

Atravesado el roquedo, volvimos a la nieve, que nos llevó en travesía a la izquierda (O) ganando apenas altura, para rodear la siguiente banda de roca y…

… encarar nuevamente la pendiente junto al espolón meridional del Pico del Medio. Éste es el tramo más empinado: 120 m que comienzan en 45º y terminan en 55º, durante los últimos 30 m. La salida fue precisamente por la escotadura que se ve a la derecha del espolón.

Y a todo esto, no hay que dejar de mirar alrededor. Atrás, las amplias vistas hacia el valle del Carrión.

A la derecha, la cumbre, sobre el espolón central.

Y ya cerca del final, la cresta, mostrando una modesta pero bella cornisa. Precisamente, por ahí mandan los cánones salir pero, a la vista de lo que había, optamos por seguir recto hacia la vertiente del Pico del Medio.

En este caso, la salida no planteó ningún problema, encontrando la nieve casi al ras de la roca.

Estábamos apenas 20 m por debajo de la cima central del Curavacas, que alcanzamos mediante una breve y fácil trepada (I), por la diagonal que se ve y el lado sur.

Lo primero que me golpeó la vista al llegar al Pico del Medio, es la impresionante cima oeste contra el fondo de las montañas occidentales, destacando muy especialmente…

… el Espigüete.

Al otro lado, caía el terreno hacia el Pozo del Curavacas y, al fondo, quebraban el horizonte los macizos central y oriental de los Picos de Europa, junto a la Peña Prieta y sobre los Puertos de Riofrío.

Al sur, las sierras de la Peña y el Brezo seguían presentes.

La estancia fue breve, pues la cumbre del Curavacas, que veíamos al noreste, enmarcada por la Sierra de Peña Sagra y las crestas del Alto Campoo, esperaba. Para llegar a ella, volvimos a recoger material a la salida del Corredor Oblicuo, donde están en la foto los esquiadores, y tomamos la breve arista, que aquí es ancha. No en vano es llamado Meseta Inclinada este tramo.

La nieve que cubría parte de ella era mayormente evitable y, cuando no, se trataba de tramos cortos y de escasa pendiente. Además, pese a la pinta de las cornisas,...

… habiéndolas visto desde abajo, sabíamos que tenían poco vuelo, como se aprecia en esta foto, en que aparecen las puntas del Medio y Oeste desde el final del cresteo.

Sólo nos quedó cruzar la salida de la canal sur para estar al pie del cueto cimero del Curavacas. Una vez allí, en vez de ir, como mandan los cánones, al flanco norte para superarlo, tomamos una repisa que, en ligera subida, lo rodea por el sur.

Por cierto que, antes, me fijé en esta hermosa perspectiva del Espigüete asomando por la horcada que separa los dos picos secundarios del Curavacas.

La repisa es razonablemente ancha y no presenta obstáculos sin nieve. Y la poco que quedaba se podía soslayar sin pegas. Tras cruzar dos cóncavos, llegamos a la arista sureste.

Por desplazamiento, hay al volverse muy buena perspectiva de la cara de la montaña que acabábamos de superar, incluido el tramo más alto del Corredor Oblicuo, donde se distinguen dos puntitos: los esquiadores, que bajaban.

Al otro lado, dimos vista al Callejo Grande, aunque su fondo quedaba oculto por los sucesivos espolones. Al fondo, entre Peña Sagra y Peña Labra asomaba solitario el Cueto de la Concilla.

En fin que, girando a la izquierda (NO), superamos una fácil trepada (I) por conglomerado inclinado para salir a…

… la cumbre del Curavacas.

Al norte, seguían presentes los dos macizos visibles de Picos de Europa y la Peña Prieta. Girando la vista a la izquierda,...

… sobre el cordal occidental del Alto Campoo (Pico Murcia, Peñas Malas, las Guadañas), destacaban en el horizonte las Ubiñas, el Pico Torres y Peña Ten, entre otras montañas.

Siguiendo la vuelta, al suroeste atraía la mirada el Espigüete, más allá del circo norte y los picos del Medio y Oeste. También se distinguía la silueta oscura de la emblemática Peña Corada.

Al sur, por encima de los cordales meridionales, se llegaba ahora a distinguir la difusa meseta, que parecía extenderse hasta el infinito.

Al sureste, los espolones que coronan el Callejo Grande y, más lejos, la continuación del cordal por los picos del Hospital, el Pando y las Lagunillas.

Y acabo al noreste, con Peña Sagra, la Concilla, el Alto Campoo y la Sierra de Híjar en el horizonte. Y, por debajo de estas dos últimas, la pareja Horca de Lores y Carazo. En esa dirección iniciamos el descenso, recorriendo la breve arista cimera. Desde su extremo,...

… descubrimos la doble cresta norte, cuya rama oriental (derecha en la foto) llaman algunos mapas Cola del Curavacas. Detrás, se alineaban Lezna, Bistruey y Peña Sagra.

Allí se divide la cuerda y seguimos por la rama derecha (E), ancha y de moderada pendiente. La recorrimos por su flanco izquierdo (norte), alternando terreno pedregoso y algún neverillo hasta...

… que se desploma bruscamente. Ante la boca de una estrecha chimenea, giramos a la derecha (S) y…

… traspusimos la arista, destrepando al otro lado un pequeño escalón, apenas metro y medio, fácil (I) pero… 

… un tanto vertiginoso pues debajo tiene el Callejo Grande. Además, ese día, los primeros 50 ó 60 metros estaban especialmente empinados (55º), en el límite de lo que, yo por lo menos, bajo de frente.

Ese primer tramo empinado,...

… acabó junto a un par de pequeñas agujas características.

Luego, la pendiente suavizó bastante, manteniéndose en torno a 45º durante…

… otros 60 metros y…

… cayendo ya a 30º o menos en el resto del corredor. Por cierto, las vistas seguían siendo estupendas, tanto hacia abajo, como…

… hacia los riscos que nos rodeaban o…

… hacia atrás, hacia la culminación del Callejo Grande.

Cuando la nieve acabó en una pedrera, aún pudimos, atravesándola brevemente hacia la izquierda (E), tomar otro nevero, aún menos empinado.

Desde su parte baja al haber salido del todo del Callejo Grande, no sólo veíamos este corredor, sino también el Oblicuo a la izquierda.

Pero todo se acaba y terminamos llegando al pedregal que domina el vallecito de los Cabriles. Allí buscamos el trazo que habíamos usado a la subida y, por el mismo, bajamos a los prados y al camino, que nos condujo apaciblemente de vuelta a Vidrieros.

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