Mondalindo (1.832)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DE CANENCIA

POR EL CORDAL

El Mondalindo es un pico de la Sierra de Morcuera, prolongación al este de la Cuerda Larga del Guadarrama. Se trata de un monte de formas suaves, con laderas en las que predomina el prado, en la vertiente sur, o el pinar, en la norte, interrumpidas por canchos graníticos de sabor típicamente guadarrameño, con extensas placas tumbadas y aristas redondeadas. La culminación es una amplia loma herbosa sobre la que se elevan dos cimas; entre ambas, el título de cumbre ha ido variando con las sucesivas ediciones cartográficas; actualmente, el Mapa Topográfico Nacional atribuye al pico oriental un metro más de altitud, pero eso mañana puede variar. Como curiosidad, el nombre Mondalindo es una deformación de una “Peña de Don Galindo”, documentada en escritos anteriores al siglo XVI.

La ruta es muy simple y lógica; consiste en recorrer el cordal desde el puerto más cercano accesible en vehículo.

Cordal del Puerto de Canencia al Mondalindo, visto desde el sur

SITUACIÓN:

  • Zona: Cuerda Larga y Sierra de la Morcuera (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de la Morcuera
  • Base de partida: Miraflores de la Sierra (Madrid)

ACCESO: El Área Recreativa del Puerto de Canencia está 53 km al norte de Madrid, por Colmenar Viejo, Soto del real y Miraflores de la Sierra. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.481 / 1.832
  • Mi tiempo efectivo: 4h53
  • Mi tiempo total: 5h33
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del Puerto de Canencia en dirección este, caminando por las sendas que siguen el cordal. Se pasará por la Cabeza de la Braña y otro par de picos secundarios antes de alcanzar la cumbre del Mondalindo. Regresar deshaciendo el mismo itinerario.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Éstas no son cumbres importantes pero están ahí y, después de todo, la prominencia del Mondalindo es superior a 300 metros. La belleza serena del entorno, pese a estar bastante humanizado, y las amplias vistas son atractivos de sobra para acometer este paseo, que constituye la ruta más sencilla, aunque no más corta, de acceder a esta cima. Sólo la meteorología puede condicionar su realización, como siempre sucede en la montaña, aun la más modesta y amable

RELATO GRÁFICO:

Al fondo del aparcamiento del Área Recreativa del Puerto de Canencia pasa una cerca de piedras. Comencé a caminar siguiéndola hacia la derecha (SE). Pronto comencé a ver marcas rojiblancas de GR, que me llevaron a cruzar el murete y luego,...

... tras pasar un alto ya en el cordal, a descender por un camino cada vez más claro.

Salí de los árboles en Collado Hermoso, frente a la Cabeza de la Braña, primer hito de la jornada. Cunado, en el punto más bajo de la horcada, el camino empezó a descender hacia la vertiente meridional, lo dejé por una senda menos clara, pero marcada con hitos, que sale a la izquierda (E). La misma me llevó a remontar el lomo siguiente por un pasillo abierto en el pinar.

Antes, mientras atravesaba la amplia horcada, pude ver un anticipo de los panoramas que amenizarían la excursión. A mi izquierda, el cordal principal del Guadarrama, que muestra aquí los picos de El Nevero y La Muela flanqueando el Puerto de Navafría.

Al otro lado, al sur, el violento contraluz marcaba las siluetas de la Cabeza Arcón y el Cerro de San Pedro. Y, más a la derecha, se llegaba a distinguir entre los pinos el “skyline” de la ciudad de Madrid.

El camino era en general bueno; solamente una breve pedrera, a media subida de la subida, vino a perturbar la comodidad durante unos pocos metros.

Al llegar a lo alto del lomo, mirando atrás, pude disfrutar de esta magnífica perspectiva de la Sierra de la Morcuera, en cuya ladera meridional se marca el contraste que el otoño establece entre robles y pinos. Y la mole blanqueada que asoma a la derecha es, obviamente, Peñalara.

Pero no estaba aún en la cima, sino en un hombro, a partir del cual la cuerda, mucho más tendida, estaba recorrida por un cortafuegos, que hizo aún más confortable la andadura.

Con la altura, a mi espalda no sólo veía asomar Peñalara sobre el lomo de la Morcuera; fueron apareciendo también la Najarra y las Cabezas de Hierro.

Un gran hito marcaba, ahora sí, la llegada a la culminación de la Cabeza de la Braña. Pero no estaba en la cima; ésta quedaba unos metros a la izquierda (N) y, para alcanzarla, crucé la alambrada por la rústica cancela que se ve. Un senderillo me guio a través del pinar y, tras pasar junto a la caseta de un repetidor, me...

... sacó del mismo en las rocas cimeras, frente a una ladera de matorral, más allá de la cual se alzaban en el horizonte las crestas de Ayllón, del Tres Provincias al Ocejón, pasando por el grupo del Pico del Lobo.

Volviéndome a la derecha (E), podía ver el Mondalindo. Regresé junto a la alambrada por el mismo sendero y, viendo que...

... el cortafuegos no seguía más allá, pero un estrecho trazo cortaba el matorral de este lado de la cerca, no la crucé, sino que continué cordal adelante llevándola a la derecha. La progresión no llegaba a ser cómoda por lo angosto e impreciso del pasillo en el retamar, pero no se iba mal. El matorral denso acabó en el collado y, en la subida posterior a La Albardilla,...

... el matorral era mucho denso y más bajo. En la foto, vista de la Cabeza de la Braña desde La Albardilla.

Allí, me fijé en que una magnífica senda iba por el cordal al otro lado de la alambrada. Estaba claro que me había pasado ligeramente de listo al bajar de la cabeza de la Braña. Pero bueno, no fue grave. Crucé la cerca para incorporarme al camino y tomé nota para la vuelta. La subida siguiente era bastante tendida y...

... disponiendo de buen camino la superé a buen ritmo. Desde lo alto, al ceder la pendiente, una mirada atrás. De izquierda a derecha, Sierra del Hoyo de Manzanares, La Pedriza, la mitad oriental de la Cuerda Larga sobre la Sierra de la Morcuera y, en la vertical de la Cabeza de la Braña, Peñalara.

Pero no estaba en la cumbre, sino llegando al vértice geodésico, que está en la punta occidental y algo más baja, llamada Cabeza del Cervunal. Para llegar a aquélla, aún quedaba un kilómetro de lomo ancho y suave.

Durante tan relajado tramo, me iba recreando los ojos con el panorama a ambos lados. A la derecha, los cerrillos del Pie de Monte y la llanura madrileña.

Al otro lado, la divisoria del Sistema Central, de Peñalara al Pico del Lobo, más allá del Valle del Lozoya.

Desde la cumbre del Mondalindo, que tampoco está junto a las antenas sino en lo alto de un cancho un poco más al noreste, hay un buen panorama sobre las montañas de Ayllón, tanto la sierra homónima como la del Rincón, sobre la cual asomaba la cima del Ocejón.

Un poco más a la derecha, la que creo la mejor perspectiva de la Sierra de la Cabrera. Respecto a los panoramas al norte y sur, son más o menos los mismos que veía cuando recorría el tramo final de cordal.

También al oeste el panorama es conocido, aunque no se cansa uno de mirarlo. Para regresar, a falta de una alternativa práctica, deshice la ruta por el cordal.

En un momento dado, hay esta estupenda perspectiva de la cadena de circos de Pinilla.

Al pasar La Albardilla, continué por el camino marcado. En el collado siguiente, llamado de Hernán García, el trazo se llega a perder en la hierba, pero no hay mucho problema. Continué adelante (NO) tras la horcada y, al intensificarse la pendiente al pie de Cabeza de la Braña, derivé a la izquierda (O), progresando siempre por los pasillos de hierba entre el matorral. Así, sin previo aviso,...

... me encontré pisando de nuevo una senda. Volviéndome a media altura de esta subida, puede verse la Cabeza del Cervunal sobre el Collado de Hernán García.

Llegando arriba, a la Cabeza de la Braña, la vista sobre la vertiente meridional de la Sierra de la Morcuera, anunciaba la cercanía del final.

También, la Cabeza Arcón y el Cerro de San pedro, que formaban esta bonita composición. A partir de aquí, al encontrar el final del cortafuegos, ya lo que quedaba de regreso fue exactamente igual a la ida.

Otra perspectiva notable era la de la vertiente sureste de Peñalara, con sus tubos resaltados ya por la mínima nevada caída los días previos.

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