Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Esta ruta es
una alternativa a las subidas más frecuentes al Montón de Trigo, que consiste
en recorrer la más desarrollada y aguda de sus aristas. El resultado es una
caminata a través de hermosos parajes, primero, y con amplios panoramas
después. Es una actividad recomendable para el verano pues, si hemos salido
pronto, cuando el calor empiece a apretar deberíamos estar ya de vuelta bajo
los árboles.
Con una
longitud y desnivel medianos, no plantea otra dificultad que unas breves
pedreras bastante estables y unas manchas de matorral, donde siempre se acaba encontrando
paso. La remontada de la primera parte de la arista, cuando todavía es un lomo
boscoso, va a requerir orientarse sin referencias entre los pinos; además, el
lomo es aquí muy poco perceptible pero, siendo el suelo del bosque bastante
despejado y regular, no se trata sino de mantenerse cuesta arriba y el propio
terreno nos guiará.
RELATO GRÁFICO:
Tras
aparcar en la más alta de las dos explanadas del Puente de la Cantina, la que
está en la orilla izquierda del Eresma, crucé la carretera y me dirigí al oeste
por un camino que entra en el pinar por un portillo.
Señalizada
como GR 10.1, la vereda desembocó al poco en una pista asfaltada, que tomé a la
derecha (NO) para remontar el Arroyo Minguete. Este inicio de excursión,
caminando prácticamente en llano a través del solemne pinar de Valsaín en el
frescor de la primera hora del día, fue relajado. Pero breve.
Al poco
de pasar el puente sobre el Arroyo del Telégrafo, dejé el asfalto (y el GR) por
un desvío de tierra a la derecha (SO). Podría haber seguido por la pista
principal hasta la Pradera de la Venta pero esta otra subida es más directa.
El carril
me llevó a cruzar el Arroyo Minguete. Al otro lado, salían tres caminos y tomé
el del medio (SO), que remonta...
... la
Divisoria de los Berciales por su lomo, boscoso y poco evidente pero empinado
en ocasiones. De hecho, en este tramo encontré las pendientes más intensas de
la jornada.
Cuando,
después de pasar el cruce con otro camino, el carril se bifurcó, seguí por la
izquierda (O).
Tras otro
tramo de subida especialmente intensa, el sol mañanero me alcanzó casi a la vez
que llegaba a la Loma de la Camorca. Allí, tomé a la izquierda (SO) el camino
que la recorre, mientras veía por primera vez en el día, entre las copas de los
pinos...
... la
pedregosa cumbre del Montón de Trigo, junto a su antecima noreste. Para
alcanzarla, lo primero, comencé por...
... bajar
a la Pradera de la Venta, que crucé manteniendo la dirección oeste para tomar,
al otro lado, el arranque de una pista que se introduce en el pinar.
Antes,
podía ver a mi izquierda las crestas de las Guarramillas y Siete Picos
flanqueando el Puerto de Navacerrada.
El camino
me fue llevando a rodear, en muy ligera subida, el contrafuerte nororiental del
Montón de Trigo. Cuando calculé que estaba sobre su poco perceptible eje, dejé
el carril por la izquierda (SO) y...
... pasé
a remontar la boscosa ladera. No encontré senda ni señales y tampoco llegaba a
notar la curvatura del lomo. Así pues, me dediqué a ir siempre cuesta arriba
por la máxima pendiente, que por otra parte no pasaba de moderada: de esta
forma, sólo podía acabar en cumbre ¿no? Además, siendo el terreno regular y
despejado bajo los árboles, la progresión fue razonablemente cómoda.
Más
arriba, al tiempo que clareaban los árboles, se adensó el matorral pero éste
nunca llegó a ser muy alto y siempre encontré un paso relativamente cómodo
entre las matas.
Al
abrirse los pinos, comencé a ver las montañas vecinas. La primera en aparecer,
Peñalara a mi espalda.
Después,
surgió la Pinareja a mi derecha y...
... la
Cuerda Larga, de las Cabezas de Hierro a la Maliciosa, a mi izquierda.
Ante mí,
cada vez más cerca, el cancho que corona la antecima noreste del Montón de
Trigo. Llegando a su base,...
...
descubrí a mi izquierda la cresta de Siete Picos sobre el Puerto de la
Fuenfría, por donde pasaría más tarde ya de bajada.
Atrás,
más allá de la sierra, se extendía la meseta amarillenta.
A la
derecha, ya eran visibles los dos picos principales de la Mujer Muerta.
A partir
de la antecima, el verde lomo que venía remontando se transformó en...
... una
arista más rocosa y definida, aunque también se pierde pendiente y los canchos
culminantes eran fácilmente soslayables. Tras un primer tramo de subida,
alcancé un cancho que parecía la cima pero que...
...
resultó ser sólo una modesta prominencia desde la que quedaba otro tanto hasta
la culminación del Montón de Trigo. El terreno, fácil en general, sólo...
... se puso
algo incómodo en los metros finales.
El Montón
de Trigo es un mirador fabuloso en todas direcciones, pero lo primero que atrae
la mirada del montañero que arriba a su cumbre es la vecina cresta de la Mujer
Muerta.
Girando
la vista a la izquierda, al sur, sobre la Garganta del Espinar, el cordal del
Cerro Minguete, la Peña del Águila y la Peñota se proyecta hacia los montes
escurialenses y la Sierra de Malagón.
Continuando
la vuelta, imponente sobre el gran pinar, se alzan las cumbres del nudo del Guadarrama:
Peñalara, Cabezas de Hierro, Guarramillas, Maliciosa y Siete Picos. Aún no eran
las diez de la mañana y el calor ya se hacía notar pese a soplar una brisa
ligera... que llegaba caliente. Así que emprendí el retorno...
...
bajando por un senderillo marcado con hitos que sale junto a los restos de un
cobijo que hay en el lomo sur, pocos metros bajo la cima.
El mismo
me condujo con bastante comodidad entre el matorral y los cantos que cubren la
ladera hasta el...
...
Collado Minguete donde, dejando de lado el cordal que asciende al cerro
homónimo, tomé un trazo más estrecho que se desvía a la izquierda (SE) para
atravesar su vertiente nororiental.
No sin
antes volverme a despedirme de la Mujer Muerta, que perdería de vista
enseguida.
Pasando
bajo la cima del Minguete, hay un estupendo panorama del arroyo del mismo
nombre. Este cuenco ondulado poblado de pinos bajo altas crestas, con su
relieve generalmente suave roto aquí y allá por algún cancho, define, en mi
opinión, el carácter de estas montañas.
Y la
perspectiva hacia el Montón de Trigo tampoco está mal.
Al llegar
al lomo oriental del Minguete, lo tomé a la izquierda (E) para bajar al Puerto
de la Fuenfría.
Como
siempre, había bastante gente pero es que éste es uno de los parajes más
frecuentados de una sierra ya de por sí masificada. Echando un último vistazo a
mi izquierda al Montón de Trigo, que perdería de vista al entrar en el pinar,
atravesé el collado, derivando un poco a la izquierda (NE) para....
... tomar
la Senda de los Cospes, en realidad un amplio y bien liso carril que atraviesa
la ladera norte de los Siete Picos. Allí reencontré aquellas señales del GR
10.1 que había seguido al principio y que me acompañarían ya hasta el final de
la excursión.
Enseguida
llegué a la fuente que da nombre al vecino puerto, la cual es de las pocas de
estas sierras que no se llega a agostar nunca. Allí se bifurca el camino y yo
abandoné el de los Cospes, tomando a la izquierda (NE)...
... un
carril que baja al fondo del Arroyo Minguete. Al momento, volvió la soledad que
se mantendría casi hasta el final: la mayoría, se mueve entre los puertos de
Navacerrada y Fuenfría pero rehúye el desnivel.
Según
perdía rápidamente altura, el bosque se fue adensando. Al desembocar en una
pista horizontal, la tomé a la derecha (E) y llegué enseguida al...
...
Cargadero del Minguete, donde hay una encrucijada un tanto confusa. Siguiendo
las marcas y sabiendo que ahí debía de vadear el arroyo, giré a la izquierda
(N) para...
... pasar
a faldear la Divisoria de Casarás, en horizontal e incluso subiendo un poquito.
Así,
acabé desembocando en la pista asfaltada del inicio, que tomé a la derecha (NE)
para cerrar el circuito y regresar al Puente de la Cantina, sin olvidar que hay
que tomar un breve desvío (bien señalizado) de tierra a la izquierda (E) poco
antes del final.
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