El Torozo (2.022)

ASCENSIÓN DESDE EL PUERTO DEL PICO

CANAL OESTE

En comparación con las montañas que le rodean, el Torozo es una cumbre modesta en extensión y altitud. Culmina el macizo más reducido del tramo en que el Sistema Central sobrepasa los dos mil metros; un breve tramo de divisoria entre los puertos del Pico y Serranillos que enlaza los núcleos principal y oriental de Gredos. El Torozo alcanza los dos mil metros por los pelos; pero, a cambio... ¡qué carácter! En vivo contraste con la suave rampa de matorral y pinos de la vertiente norte, la cara sur se presenta como un murallón de granito donde se encuentran algunas de las paredes más altas de la cordillera. Además de las vistas y los roquedos asombrosos, tiene el atractivo adicional de una presencia especialmente abundante de cabra montés y buitre.

Esta es una de las posibilidades fáciles que ofrece la cara sur del Torozo para recorrerla sin necesidad de sacar a pasear la cuerda y los hierros. La canal oeste es un ancho tubo de pendiente moderada encajado entre el cuerpo principal de la montaña y el Torozo, el espectacular risco adosado a la cara sur que da nombre al conjunto. A la salida del corredor, una afortunada sucesión de terrazas (a veces, la geología hace estos regalos), permite alcanzar la cresta con poca dificultad atravesando la parte alta de la gran pared meridional, en un constante disfrute visual. Para la vuelta, sirve cualquiera de las sendas habitualmente utilizadas para subir desde el Puerto del Pico.

La canal oeste se abre paso entre los riscos de La Albujea y El Torozo

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo Oriental de Gredos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Torozo
  • Base de partida: Puerto del Pico (Ávila)

ACCESO: El Puerto del Pico está 61 km al SO de Ávila, por Solosancho y el Puerto de Menga. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.390 / 2.021
  • Mi tiempo efectivo: 2h36
  • Mi tiempo total: 3h29
  • Dificultades: F. Varias trepadas de bloques (I), muy cortas.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el Puerto del Pico, tomar al SE el sendero PR AV-37, hasta la bifurcación del Refugio de La Albujea. Dejarlo por la senda de la derecha (SE), para rodear la montaña por sus vertientes oeste y sur, hasta la canal oeste, que remonta en diagonal esta última. Subir por ella, pasar el portillo del Torozo y continuar al este por una sucesión de terrazas separadas por espolones fáciles (I). El propio terreno (y los hitos) nos sacarán al cordal cerca de la cumbre de El Torozo (F), que se alcanza por la cresta a la derecha (E).

Allí se reencuentra de nuevo el PR AV-37, que ya guiará nuestros pasos hasta el final. Primeramente, seguirlo al este por la cuerda y girar a la izquierda (N) en el Collado del Risco, para bajar por la vaguada. Pasado el Refugio de los Cervunales, cuando la senda se bifurca, seguir por la izquierda (O) y atravesar la ladera norte hasta la loma de El Laerón. Siempre siguiendo las marcas, descender por ella, pasando de nuevo junto al Refugio de la Albujea, hasta el  Puerto del Pico.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Unos meses antes, había ascendido al Torozo por la loma de Piedra Caballera para tener una buena perspectiva de la cara sur y, ahora, tocaba una primera cata de esa pared. De momento, por la ruta más accesible para atravesar los roquedos, que resulta sorprendentemente fácil, sobre todo en sus tramos finales, fuera ya del tubo. Además de fácil, la ruta es corta y el único peligro que le veo estaría en la niebla, si fuera tan densa como para no poder distinguir la continuidad de las repisas ni ver los hitos a distancia. También con nieve o hielo, la cosa puede cambiar mucho, aunque no vi pasos demasiado expuestos; incluso si la hierba estuviera muy mojada. Para esos casos, observé varias chimeneas de aspecto fácil que permitirían alcanzar antes la cresta, que es ancha y con senda. Por otro lado, las trepadas para trasponer los sucesivos espolones, son todas cortas, muy fáciles y poco expuestas.

RELATO GRÁFICO:

Las nubes cubrían la cresta de la Sierra del Torozo cuando salimos del Puerto del Pico, caminando por una la senda balizada PR AV-37. Ésta parte de detrás del restaurante, se dirige al este y, tras cruzar una valla, remonta gradualmente la ladera.

El camino es ancho y bien trazado. Pese a que no resulta muy cómodo por lo pedregoso, ganamos altura con rapidez. Mirando al otro lado del puerto, las nubes tapaban también la Sierra del Arenal pero podíamos observar cómo al sur el cielo se veía algo más despejado.

Pronto llegamos al Refugio de La Albujea, situado bajo el risco homónimo. Aquí, la senda se bifurca y nosotros, dejando el PR, seguimos por la derecha (SE) para...

... atravesar la ladera y, tras cruzar el Arroyo del Puerto, alcanzar el lomo occidental, desde el cual...

... nos asomamos a la vertiente meridional. La cabecera del Río Ramacastañas, o Valle de las Cinco Villas, brillaba verde bajo la silueta de la Abantera. Efectivamente, al sur estaba soleado y, muy lejos, llegaba a distinguirse en el horizonte la sombra de los Montes de Toledo sobre un impreciso Valle del Tajo.

Siguiendo siempre la senda, más estrecha pero clara y balizada con hitos, giramos con la ladera y volvimos a ganar altura hacia el roquedo superior. Parecía que las nubes iban levantándose pero aún tapaban los picos.

Atrás, al oeste, el grupo de los Galayos y la Mira, que se debía de ver desde aquí, continuaba igualmente cubierto. Una pena.

Cuando alcanzamos el pie de las paredes, las fuimos bordeando, terminando de rodear el lomo occidental y descubriendo poco a poco el cordal de Cabeza Aguda.

Tras pasar junto al vivac de la Majada de La Albujea, entramos en la cara sur. Apareció entonces el Torozo propiamente dicho, espectacular torreón desprendido del cuerpo principal de la montaña. Precisamente por su unión, pasaríamos.

Mientras recorríamos la base de la gran pared de La Albujea, observamos que las nubes se habían retirado del Risco de las Morillas, buena noticia, pues su altitud es muy poco menor que la del Torozo.

Según avanzábamos, se fue descubriendo la canal oeste, encajada entre los riscos de la Albujea y el Torozo. Se presentaba como un ancho pasillo herboso, cuya pendiente no pasa de mediana, sin obstáculos aparentes salvo un par de pilas de bloques.

Pero tanto la dificultad como la exposición de estos pequeños escalones era mínima y se resolvían con trepadas sumamente fáciles (I). Además, los hitos, por si cupiera alguna duda, señalaban los sitios buenos para abordarlos.

Mientras remontábamos la canal, no podíamos dejar de volver la vista hacia arriba.

Abajo, más allá de los tramos ya ascendidos, se veía la vaguada meridional del Puerto del Pico, dominada por la Sierra del Arenal.

Al sur, la vista quedaba limitada por el lomo que sirve de reborde a la canal, que se fue cerrando según nos aproximábamos a… 

… su culminación, en la horcada que separa el Torozo del Risco de los Monteses.

Mirando atrás, sobre la canal, se ve la cima de La Albujea y una chimenea fácil por donde se podría alcanzar la cresta y que suele emplean los escaladores para bajar. Pero nosotros íbamos a seguir recorriendo esta cara sur de la montaña por debajo de la cuerda, pues aún quedaba lo mejor por ver. De momento, no proseguimos por la horcada, sino por…

… una terraza que sube en diagonal por la izquierda, pegada a los Monteses. Como todo el recorrido, estaba marcada por hitos pero es que, además, es la única opción libre de obstáculos y sin exposición. Es decir, que el terreno nos iba a ir llevando por el buen camino.

Durante esta subida, nos asomamos a la derecha para ver la impresionante caída oriental del Torozo, así como la canal de ese lado, mucho más empinada y rocosa.

Esta subida culmina en una horcada junto a una pequeña aguja, a la altura del Alto de los Monteses. Volviéndose desde allí,...

… hay otra bonita perspectiva de las estribaciones de la zona de El Arenal, a través de la collada del Torozo.

Por encima, seguimos viendo bastantes opciones fáciles para alcanzar la cresta. En caso de necesidad, serían opciones para un escape rápido hacia la senda que recorre el cordal y bajar por el norte.

Proseguimos caminando por la terraza, que, siempre fácil y ancha, va haciendo ligeros subibajas entre los sucesivos espolones. Si ante nosotros, las nubes se mantenían bajas, añadiendo misterio a este paisaje de roca y vacío,...

… atrás, veíamos el cielo prácticamente despejado.

A nuestra derecha, la caída hacia el Arroyo de Rioseco, sin ser ni mucho menos vertical, impresionaba. También se veía muy bien la Piedra Caballera, sobre la loma por la que habíamos subido unos meses antes.

Al paso de otro portillo, con su trepada fácil, nos situamos…

… hacia el centro del cuenco entre el risco y la cumbre del Torozo, desde donde hay una buena perspectiva de las Cinco Villas.

Este paso es el más estrecho y su continuación al este presenta una bajada más brusca, posiblemente...

… el paso más escabroso de todo el recorrido.

En lo alto de la subida hacia el espolón siguiente, hay un característico bloque formando ventana. Aunque creo que resultaría más cómodo pasar por la derecha, los hitos nos llevaron a atravesarla.

Estando este paso por encima del resto de la terraza, se ve bastante del tramo posterior a la canal y también el bonito cuadro que forman las puntas del Risco del Torozo y La Albujea.

Viene luego el acceso a la cresta: una breve repisa, un paso estrecho entre el cuerpo del monte y un cancho desprendido y…

… una pendiente final de bloques. Todo ello, sin apenas dificultad.

A nuestra derecha, entre dos rocas, vimos asomar, el hito cimero, muy cerca ya, justo antes de…

… alcanzar la cuerda de la sierra. Volvimos a ver la vertiente norte, que seguía muy cubierta de nubes bajas, dejando ver sólo las vertientes más cercanas del Valle del Alberche. Giramos entonces a la derecha (E) y…

… nos dirigimos hacia la cima, siguiendo los hitos y ocasionales trazas de sendero.

Cuando llegamos a la cumbre del Torozo, nos encontramos con el inesperado regalo del sol, mientras que las nubes seguían cubriendo la Sierra del Arenal y los Galayos. Más cerca, se llegaban a ver las puntas y algo de la vertiente meridional que acabábamos de atravesar.

Pero el panorama más abierto es al sur: el valle de las Cinco Villas, encajado entre las estribaciones de Gredos y el cordal de Cabeza Aguda y la Abantera.

Al este, el cordal prosigue hacia la Sierra del Cabezo, cubierta también. Por una vez, estábamos en el sitio bueno. Podíamos haber vuelto hacia el Puerto del Pico tomando la senda del cordal al oeste pero, por no deshacer camino y por prolongar algo una excursión tan corta, iniciamos la bajada dirigiéndonos al este. En la cima, tomamos el PR AV-37, que…

… ancho y cómodo, verdadero camino real, nos llevó hacia el Collado del Risco.

Cuando el roquedo quedó atrás y la cresta pasó a ser lomo,...

… antes de la horcada, nos desviamos a la izquierda (NE) por una senda más estrecha, la cual entra en la vaguada septentrional y gira para…

… descender por ella. Al poco, pasamos por el Refugio de los Cervunales y enseguida, en el rellano subsiguiente,...

… nos desviamos a la izquierda (O) para tomar una senda que cruza un torrente y…

… atraviesa horizontal la ladera del Torozo.

El monte chorreaba agua y esto se reflejaba en los manantiales, que no siempre se ven así.

La travesía nos dejó en el lomo del Laerón, que baja del Alto de los Monteses; es decir, del extremo occidental de la cresta.

Desde allí, se ve ya el monte de La Fría dominando el Puerto del Pico, hacia el que la senda baja ahora decididamente, trazando amplias lazadas que se pueden atajar.

Tras los Monteses fue asomando La Albujea, anuncio de que…

… la cosa se acababa. La confirmación llegó al dar vista al refugio, donde cerramos circuito. Ya sólo quedó volver por el sendero del inicio al puerto, desde donde…

… nos despedimos de los riscos del Torozo, mucho más despejados ahora. Lo cierto es que, pese al aspecto sombrío con que nos recibió la montaña ese día, no podemos decir que los dioses nos trataran mal…

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