El Nevero (2.211)

ASCENSIÓN DESDE NAVAFRÍA

LOMO NORTE

El Nevero es la máxima altura de la divisoria del Sistema Central entre Peñalara y el Puerto de Somosierra, donde acaba por el este el Guadarrama. Este tramo de sierra es una loma ancha y monótona, con una altitud media en torno a los 2.000 metros, donde los pinos rozan la cresta cubierta de prado y retama. Sólo el Puerto de Navafría y el propio Nevero ponen algo de relieve en estos casi 50 km de cordal. Como atractivos principales de la ascensión, además de la importancia orográfica de este pico, están las estupendas vistas del Valle del Lozoya y la, por supuesto, visita al pequeño pero coqueto circo de origen glaciar del Hoyo de Pinilla, alojado bajo la cumbre misma.

La ruta sigue la larga loma proyectada al norte por la montaña, entre el Río Cega y el Arroyo del Chorro, para luego regresar por las pistas de esta última cuenca. Es un itinerario lógico y directo, estéticamente muy bonito pero de poco interés deportivo, por lo que, con su considerable desnivel y alejamiento de Madrid, es poco utilizado.

El tendido lomo y amplio norte del Pico del Nevero

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Guadarrama (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Guadarrama
  • Base de partida: Navafría (Segovia)

ACCESO: El Refugio del Chorro está 35 km al este de Segovia, por Torrecaballeros y Navafría. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.312  / 2.211
  • Mi tiempo efectivo: 4h47
  • Mi tiempo total: 6h11
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día (nieve blanda en la ladera, con buenos espesores, y dura en el lomo). Pendientes menores de 30º. Un par de tramos sin camino, pero por terreno cómodo y evidente.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el Refugio del Chorro, tomar la pista que remonta el Río Cega hasta una cercana bifurcación, al pie de la Ladera de la Boca del Asno, desde donde un lomo se eleva al SO hasta la cumbre del Nevero. Dejando el carril, remontar el pinar, aprovechando los carriles de saca cuando los haya y manteniéndose más o menos en la cuerda. Cerca de Peña Cabra, la pendiente se va suavizando y, el arbolado, aclarándose, hasta transformarse el terreno en un lomo despejado, ancho y tendido, por el que se alcanza El Nevero.

Descender por la divisoria al NE y, antes de alcanzar el Alto del Puerto, derivar a la izquierda (NE) para descender por el arroyo de Regajoniesto. Al topar con una pista forestal, seguirla a la derecha (NE) hasta el cruce múltiple del Refugio de Regajohondo. Atendiendo a las marcas de PR y carteles, salir por la última pista de la derecha (N), que sigue el Arroyo del Chorro por su orilla derecha. Al llegar pocos metros antes del Mirador de las Cebadillas, tomar un camino que baja a la izquierda (NO), cruza el arroyo y gana la Ladera de la Boca del Asno. Cuando acaba por cruzarse con el itinerario de subida, dejar las señales del PR y dejarse caer por el lomo al NE hasta la pista del Río Cega y el Refugio del Chorro.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Yendo solo, tanto recorrido forestal llega a hacerse un poco largo, sobre todo a la bajada, pese a su belleza. Por otro lado, la empinada primera parte de la subida se puede suavizar siguiendo los caminos que, en amplias lazadas, remontan estas gargantas. Así lo hice en parte de la bajada. Pero, si con mi recorrido llegó a hacérseme larga la caminata entre árboles, mejor no alargarla más aún. Estando la montaña como la encontré, con nieve a partir de un tercio de altura, que es cuando la pendiente cede, ésta es una ruta moderadamente larga y muy fácil, sin pasajes expuestos ni confusos. Y con la tranquilidad asegurada, pues poca gente se decide a ascender al Nevero o sus vecinos desde el norte; y por comodidad, que no por dificultad.

RELATO GRÁFICO:

En el aparcamiento del área recreativa del Refugio del Chorro, caminé hacia fondo, junto al Río Cega, para tomar la pista cerrada con barrera que lo remonta.

Poco después, ésta se bifurca al pie de la Ladera de la Boca del Asno, precisamente donde forma un lomo poco marcado, que asciende durante 850 m hasta la cumbre del Pico del Nevero. Así pues, se trataba de remontarlo. Yo no lo hice estrictamente de frente sino que, antes, me fui unos 100 m por el carril la derecha, a tomar...

... uno de los carriles de saca que suben por esta empinada ladera.

Aunque el suelo era despejado y regular bajo los pinos, se caminaba mejor por él.

Sólo en un par de sitios en toda esta primera mitad de la subida llegué a ver algo fuera del pinar: la ladera boscosa de enfrente.

De vez en cuando, me cruzaba con otros carriles; en esos casos, siempre seguí por el que subía más de firme (SO). También me encontré con una cerca de alambre que cruza la ladera, que atravesé sin problemas, pues no es tupida.

La nieve fue haciéndose poco a poco más abundante hasta llegar a ser continua, a partir de los 1.600 m. A partir de ahí, dejé de ver el trazo de los carriles y me dediqué a ganar altura directamente cara a la pendiente.

Sólo utilicé la pista que encontré hacia la cota 1.650 para corregir mi trayectoria hacia la derecha, en busca de pendientes menores. Durante los primeros 400 m de desnivel del lomo, está la máxima pendiente, siempre entre 20 y 30º.

A partir de los 1.750 m, la pendiente fue cediendo, al tiempo que los pinos aclaraban, dejando ver un cielo del que las nubes de primera hora se iban retirando.

Y entonces, mirando atrás, vi por primera vez la llanura castellana, sombría bajo unos grises vapores.

Junto al Refugio de Pino Mediano, que no vi pero tampoco busqué, me encontré un cruce de caminos. Proseguí recto (SO), remontando una pendiente que ahora era ligera, aunque la nieve, muy blanda y de buen espesor no lo ponía fácil. Incluso con las raquetas me hundía por encima del tobillo.

Al menos, el terreno era cómodo y, cuando al poco el camino que seguía giró a la derecha, lo dejé para continuar siempre arriba. Según ganaba altura, la perdían los pinos y pronto...

... pude ver sobre sus copas. Aunque lo que apareció a mi derecha no fue muy alentador: la loma de Los Pelados y Peñacabra, sombría y cubierta de nubes. Vaya.

Al poco, salí del todo de los árboles en lo alto de Peña Cabra, un modestísimo cabezo que rompe la pendiente del contrafuerte. Y buen mirador hacia los núcleos del Reajo Alto y el Nevero. En medio, a través del boquete del Puerto de Navafría, se distinguía la sombra de la Peña de la Cruz.

Continué descendiendo, de nuevo entre pinos a un suave collado, donde me encontré con...

... una pista preparada para esquí de fondo, parte de la “estación nórdica” Navafría. A mí me sirvió para pisar un rato nieve más consistente. Tras desplazarme un poco a la derecha (O) de donde salí, en una bifurcación, giré a la izquierda (S) para continuar la subida. Ante mí, la última parte del lomo estaba cubierta de nubes y fui temiéndome encontrar lo peor en cumbre.

Luego, en la bifurcación junto a la cota marcada como 2.042 en el mapa, continué por la derecha (SO), por un ramal que acabó enseguida.

Las nubes seguían aparcadas sobre Peñacabra y Los Pelados pero...

... repentinamente se despejó la loma sobre mí. Parece que al final iba a tener suerte. Ahora, la nieve estaba helada pero, entre la escasa pendiente y que la costra superficial era quebradiza, subía muy bien con sólo las cuchillas de las raquetas.

A mi izquierda, también la Somosierra aparecía despejada y se podían formar bonitos cuadros con los arbolitos escarchados.

Al final de este suave tramo, llegué a un alto a 2.146 m. Atrás se dominaba la subida desde Peña Cabra y...

... delante, un cuenco que atravesaría antes de acometer la suave remontada final, mientras de la cumbre se retiraba el último penacho de nube. Bien.

El terreno era aquí suave y regular, monótono pero...

... de una belleza casi irreal. Tras el cercano horizonte blanco, inesperadamente apareció...

... la casetita en ruinas que ocupa la cumbre. Mientras llegaba al Nevero, la Cuerda Larga iba asomando, hasta que...

... la cabecera del Valle de Lozoya, con las Cabezas de Hierro y Peñalara enfrentadas se mostró junto al gran hito de cemento situado al suroeste de la cima. Y hay que ir hacia allí y sobrepasarlo incluso para...

... poder contemplar el Valle del Lozoya en toda su extensión, con el Ocejón y la Sierra de la Puebla asomando por su boca y todo el cordal sur, desde la Sierra de la Cabrera hasta las Guarramillas.

Y no se cansan los ojos de mirar las dos mayores cumbres del Guadarrama dominando Rascafría.

Más a la derecha, se ve el cordal que llega de Peñalara, que se adivina accidentado por un momento en los hoyos que se abren al norte bajo Los Pelados y Peñacabra.

Al norte, la visión queda muy limitada por la extensión de las lomas.

Al este, el trío mayor de Ayllón asomaba ahora sobre la Somosierra. Comencé la bajada precisamente hacia allí, recorriendo la cresta divisoria al noreste, en dirección al Alto del Puerto.

Al dejar atrás la cumbre, ésta mostraba una cornisa, que enmarcaba hermosamente las Cabezas y Peñalara. Por cierto, que ésta mostraba una curiosa nube-tupé.

Al cabo de un corto recorrido por esta ondulada suavidad blanca,...

... me encontré en un collado por donde asomaban el Mondalindo y la Sierra de la Morcuera.

Estaba al pie de la cota 2.165, que no llegué a ascender. En vez de eso, derivé a la izquierda (NE) de la cuerda y...

... me deslicé por la ladera tomando como referencia un cabezo verde que asomaba más allá del blanco horizonte de la ladera: el Picardeñas.

Poco a poco se fue descubriendo la Somosierra, que llevaba un ratito oculta y, luego,...

... el tajo de Regajoniesto, que era lo que iba buscando.

Este barranco se presentó al principio como un tubo de nieve de mediana consistencia, muy cómodo. Pero enseguida, al llegar a los primeros árboles,...

... el terreno se hizo más accidentado, la nieve más blanda y el agua corriente abrió una zanja que hacía incómodo ir por el eje. Así, gané altura por la ladera izquierda, que me pareció mejor, y avancé entre los pinos, siguiendo el arroyo, primero en horizontal y...

... luego bajando, entre los árboles, por terreno estrecho y empinado, llegando la pendiente a acercarse a los 30º.

Cerca del cauce, giré para seguirlo a cierta distancia, buscando siempre el terreno más cómodo, hasta que...

... di con una pista, de nuevo con huellas de esquí de fondo, que seguí a la derecha (NE). La misma traza una prolongada lazada hasta Navalcollado, en la loma que limita el valle por el este, antes de bajar a Regajohondo, que era adonde me dirigía. No llegué a la loma, sino que, a la vista de lo regular de la nieve y lo despejado del suelo del bosque,...

... cuando la pendiente se atenuó, que fue al paso por una curva a la izquierda bajo el Cerro de los Colladillos, dejé la pista por ese lado (NO) y emprendí un descenso directo entre los pinos.

La bajada acabó junto a una cerrada curva que hace la misma pista que había dejado. La tomé a la izquierda (O), hice el giro y...

... me encontré enseguida con el Refugio de Regajohondo y el múltiple cruce de caminos que hay más allá. Caminé manteniendo la dirección hasta...

... el último ramal que sale a la derecha (N), el cual está indicado con marcas de PR y un cartel que señala a El Chorro. Ése era mi camino.

La pista, cubierta de una buena capa de nieve blanda, comenzaba bajando junto al cauce del Arroyo del Chorro, hasta que más adelante éste se encajona y...

... queda invisible, bastante abajo. Sale entonces un camino que baja a la izquierda (NO) y que tomaría. Pero antes, avancé un poco por la pista, que mostraba ya el asfalto, hasta...

... el Mirador de las Cebadillas, desde el que...

... hay buenos panoramas de la Meseta al norte, más allá del corte del Río Cega, y...

... del cercano risco de los Castillejos Bajeros, que se alza al otro lado del Arroyo del Chorro. Mi camino de retorno pasaría cerca de su culminación, pues detrás se extiende la Ladera de la Boca del Asno. Así pues, retrocedí por la pista y tomé el camino de antes, el cual,...

... ancho y bien trazado, baja por el pinar a...

... cruzar el torrente por un puentecillo y...

... remonta la otra ladera para rodear el cancho de antes.

A continuación, se bifurca. Un ramal a la izquierda sube a otro mirador pero yo tomé el de la derecha (N), que encontré cortado de troncos y que enseguida cruza una cerca. La misma que había pasado esa mañana, aunque aquí tiene puerta.

Luego baja en diagonal y, al cruzarse con un carril horizontal, reconocí un cruce donde había estado a la subida. Sin hacer ya más casos a las marcas del PR, seguí de frente (NE), por...

... un carril de saca que llevó en empinadísima bajada directa hasta...

... la pista del Río Cega y, por ella, a la derecha (NE), al área recreativa de donde haba partido.

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