Pala del Teller (1.889)

ASCENSIÓN DESDE LA TORRE DE TAMÚRCIA

POR EL PORTÚS Y LA CRESTA, CON LA PALA DE L’AVEGODA (1.839)

La Pala del Teller es el punto culminante de la Sierra de Sant Gervàs, la más occidental de las que componen el Prepirineo Central. Está ubicada entre los cursos de las Nogueras Ribagorzana y Pallaresa al sur del Valle de Boí. Morfológicamente, se trata de un gran lomo de orientación este – oeste, con pocos altibajos en su cresta, defendida al sur por potentes paredes calizas, mientras que al norte cae en una suave pendiente cubierta de matorral. Pese a su modesta altitud, su prominencia de más de 500 metros, así como su situación en primera fila frente a la cadena axial, hace que se domine un extenso y bello panorama desde sus cimas.

La ruta consiste en superar la verteinte sur de la montaña, la más agreste y espectacular, por el camino que accede al paso de El Portús, centrado entre las dos cimas que pretendemos visitar. Una vez allí, sólo queda visitarlas sucesivamente por la cuerda.

Vertiente sur de la Sierra de Sant Gervàs, entre las palas del teller y l’Avegoda

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Central Catalán
  • Unidad: Sierras de Sant Gervàs y Gurp
  • Base de partida: La Torre de Tamúrcia (Lérida)

ACCESO: La Torre de Tamúrcia está 110 km al norte de Lérida, por Alfarrás y Puente de Montañana. Atravesar el pueblo y salir al norte por la pista que va a Espluga de Serra. Al cabo de un kilómetro, se llega al collado donde sale el desvío a la izquierda (NE) que baja al Barranc de Miralles. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 950 / 1.889
  • Mi tiempo efectivo: 5h37
  • Mi tiempo total: 7h42
  • Dificultades: Muy fácil en las condiciones del día (nieve de poco espesor y buena consistencia en la vertiente norte del lomo). Itinerario por senda con algunos pasos escabrosos. Pendientes de nieve menores de 20º.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el collado (1.059) junto a La Torre de Tamúrcia, tomar la pista que baja, al NE, hacia el Barranc de Miralles, lo cruza y sube por los Corrals de Sallonts. Cuando acaba hacia los 1.200 m de altitud ante dos sendas, continuar por la de la izquierda (NE) que, pasando por la Ermita de Sant Gervàs, alcanza la cresta en El Portús. Girar a la izquierda (O) y seguir la cuerda hasta la Pala del Teller.

Dar la vuelta y recorrer la cresta al E para visitar la Pala de l'Avedoga.Luego, volver (O) de nuevo a El Portús y deshacer la ruta de subida para regresar al collado (1.059).

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: 
La ruta es la típica excursión prepirenaica, que transcurre a través de paisajes apacibles de monte mediterráneo y campos con intensa actividad agropecuaria. La manera en que se alcanza el Portús, a través de una sorprendente grieta en las paredes de la vertiente meridional, añade atractivo a la ruta, así como la posibilidad de contemplar de cerca el elegante vuelo de los buitres. Su única dificultad estribó, ese día, en la presencia de nieve en la cuerda. Sin ella, no habría habido ninguna pues, aunque con algún paso incómodo, hay camino hasta la cumbre misma. La visita a la Pala de l’Avedoga no es obligada pero pilla muy a mano y completa el panorama contemplado en la cresta; más que recomendable. Aunque hubiera sido más lógico realizarla en primer lugar y dejar el pico más alto para el final, no acababa de fiarme del tiempo y decidí asegurar.

RELATO GRÁFICO:

Aparqué en el collado de cota 1.059 próximo a La Torre de Tamúrcia y desde el que hay una bonita vista del pueblo.

Al otro lado, al norte, se veía el gran farallón que defiende la cresta de la Serra de Sant Gervàs, incluyendo la Pala de Teller, justo delante, y la de l’Avedoga, con su doble cumbre en el extremo derecho. Hacia allí me dirigí, tomando el desvío, señalizado a El Portús, que sale a la izquierda (NE) de la pista que llega de La Torre y baja al fondo del Barranc de Miralles.

Al ir entrando en el barranco, se fueron descubriendo a la izquierda las estribaciones de la Sierra de Sis, en la vecina Ribagorza.

Cerca del fondo, iba viendo la Pala de l’Avedoga enmarcada por las ramas de los robles.

La bajada acabó en el torrente, que la pista cruza por un vado sin preparar. La escasa profundidad me permitió cruzarlo sin mojarme más que las suelas. Al otro lado, inicié una suave subida que…

… me fue acercando, casi sin sentir, a las coloridas paredes.

Al desplazarme cambiaba la perspectiva tanto de la Pala de l’Avedoga, a mi derecha, como…

… de la zona occidental de la gran pared al otro lado, mientras los últimos restos de vapores de la niebla matutina terminaban de levantar, jugando con la ladera.

Llegando a los Corrals de Sallonts, volví a ver La Torre de Tamùrcia asomando sobre la loma de la que había partido.

También hay una buena perspectiva al oeste, hacia las lomas del extremo sur de la Sierra de Sis.

En este tramo, la pista estuvo un trecho blanqueada, embelleciendo el entorno, sencillo y apacible pero muy bonito.

Así llegué al final de la pista, de donde salen dos sendas divergentes. Siguiendo la señal de El Portús, tomé la de la izquierda (NE), en cuyo inicio hay unos rústicos escalones.

Pronto aparecieron las señales rojiblancas de un GR, que me acompañarían hasta la cresta. El caminillo es estrecho pero está muy bien acondicionado y me llevó en gradual subida, hasta la Ermita de Sant Gervàs.

Llegando al edificio, junto a unos arcos, tomé a la derecha (N)…

… una senda poco visible que remonta la ladera hacia las paredes superiores. Tras unos metros muy empinados,...

… el caminillo viró a la derecha para trazar una diagonal más tendida hacia el este, al tiempo que se aclaraba la traza. Desde este tramo en balcón, había buenas vistas hacia la quebrada vertiente occidental del Camporan y, más a la derecha,…

… la Torre de Tamúrcia y un horizonte en el que iban surgiendo las sierras de Gurp y el Montsec.

Tras cruzar un lomo, atravesé la cuenca del Barranc de Sant Gervàs. Los varios cauces que caen por ella estaban prácticamente secos y no me plantearon ningún problema al cruzarlos pero, con agua corriendo, el principal de ellos puede resultar expuesto, pues la traza se pierde en una laja de roca pulida e inclinada.

En el lomo del otro lado, giré a la izquierda (N), siguiendo la senda, para remontarlo hacia las paredes superiores.

Al acercarme a la roca, fui distinguiendo, entre los espolones que defienden la cresta, la fractura que permite ganarla sin dificultad. Concretamente, se encuentra entre los dos últimos riscos de la derecha; sobre un cancho partido más abajo.

Más a la derecha, iba viendo cómo la Pala de l'Avedoga quedaba (falsamente) a mi altura.

Llegando a la roca, la senda me llevó a la derecha (E) en…

… una travesía horizontal al pie de las paredes, abriéndose paso entre abundante matorral, robles deshojados y bloques caídos, hasta…

… alcanzar una grieta en la roca. Una marca de pintura y un hito invitaban a entrar…

… en el estrecho pasillo. El peculiar paso es corto y carece de dificultad, pues es suficientemente amplio como para caminar por su fondo, cubierto de piedras y…

… de pendiente suave. Sólo a la salida hay un par de escalones que requieren levantar la pierna para…

… acceder a la cresta en El Portús, momento en que descubrí, al norte, las crestas nevadas de la cadena axial. Caminando unos metros más allá de la divisoria,...

… ya en vertiente norte, se desplegó ante mis ojos un panorama que iba desde el picudo Basibé, hasta la chaparra Torreta de l’Orri, pasando por la cresta meridional de la Vall de Boí y la Serra del Rei.

A mi derecha, se elevaba airosa la Pala del Teller. Lo lógico hubiera sido ir hacia allí pero, aunque en el cielo había aún más sol que nubes, la previsión de lluvias a partir de mediodía me decidió a asegurar la cima principal y…

… desde el cruce de sendas donde estaba, giré a la izquierda (O) para seguir la traza que, marcada con hitos, seguía la cuerda hacia la Pala del Teller, aunque dando un rodeo por la vertiente septentrional. El trazo abría un nítido corte en el matorral y, tras una zona de pendiente suave,...

… atravesé un amplio rellano hasta…

… un lomo suave. Giré allí a la izquierda (SO) para remontarlo. Había perdido el trazo poco antes con la nieve pero, como el terreno era ya regular y el matorral había perdido la densidad de antes, me dediqué a subir por donde me pareció.

Durante esta remontada, la nieve, escasa y medianamente consistente, tipo moqueta que se suele decir, llegó a rozar los 20º; nada serio.

Poco antes de culminar, las nubes se levantaron de las crestas septentrionales lo justo para dejar ver el Corronco, la Pica de Cerví, el Pic de Llena y Lo Tossal, que son las cimas de la cadena axial más cercanas y limitan por el sur las áreas montañosas de la Vall de Boí y de Sant Maurici.

Desde la cumbre, volví a ver el panorama al sur, apreciándose el quebrado terreno que se extiende hasta las sierras meridionales del Prepirineo. Más allá de los Montsecs, se llegaba a ver la Sierra de Carrodilla, que se extiende al este del Congosto de Ólvena, incluyendo un destacado pico de San Quílez.

Me desplacé un poco al oeste por la cresta, hasta un hombro cercano, desde el que…

… hay una bonita vista de la cumbre a un lado y, al opuesto,...

… otra, impresionante, de las cuchillas rocosas que caen a la Noguera Ribagorzana desde el Tossal de les Cornasses, con el fondo del Tossal de los Moros, la Roca Cirera y el Amariedo.

Al norte, el panorama aún era mayor que antes, llegando al oeste hasta el Macizo de Posets y, al este, a la Serra de Taús. Como más destacados de esto, en el extremo izquierdo,...

… los Eristes, la cresta Espadas - Posets, el Cibollés y Basibé.

Hacia el centro, los ya mentados Pica de Cerví y sus vecinos.

A oriente, se veía más allá de la Pala de l’Avedoga la continuación del Prepirineo por el Boumort y, muy al fondo, medio difuminadas por las nubes, el cadí y la Serra de Port del Comte. Para ir al siguiente pico, en vez de deshacer la ruta de subida, recorrí directamente la cresta, rocosa y despejada, al este.

La pendiente suave permitía un descenso relajado y me dediqué a ir mirando, a mi derecha, la caída de las paredes meridionales.

En general, el panorama era menos vertiginoso de lo que me esperaba, pero, en algunos sitios, no estaba mal.

Antes de llegar al collado, pasé por el rellano de antes. Aunque las nubes no cesaban de llegar y oscurecerse, parece que el tiempo iba aguantar al menos hasta completar los dos picos.

En fin que, tras el apacible descenso, sin senda pero por un terreno muy cómodo y carente de dificultad,...

… me volví a encontrar en el cruce del Portús y, tomando la senda que va al este, inicié la subida a la Pala de l’Avedoga, primero por terreno casi llano y, luego, por pendientes ligeras y moderadas.

De vez en cuando, me paraba para volver la vista abajo y atrás.

Aunque el matorral se adensaba a veces, la senda hacía el avance cómodo.

Este cresteo es más espectacular que el de la Pala de Teller.

A media subida, los hitos me hicieron derivar a la izquierda, hacia la vertiente norte, donde el terreno forma una rampa despejada, que encontré cubierta de nieve.

Para entonces, volvieron a quedar despejadas las crestas de Cerví.

Tras remontar la blanca pendiente, que no llega a 20º, la vista de la Pala del Teller era estupenda.

Ya veía muy cerca la cima, desde la cual, es...

... todavía más amplia la visión hacia la parte occidental de la sierra, más allá de la cual se iban descubriendo el Turbón, el Cotiella y la Sierra de Chía.

Pero no estaba en cima: al llegar a esta punta oeste, descubrí que el hito estaba sobre la oriental, que era por tanto la más alta. Y hacia allí dirigí mis pasos siguiendo la arista.

Desde la horcada intermedia, hay esta atractiva perspectiva de la Serra de l’Estall, enmarcada en roca. Más allá, en el horizonte, las siluetas oscuras del Boumort y el Montsec.

Desde la Pala de l’Avedoga, al noreste, la vista se extendía hasta la Serra del Rei y la Torreta de l’Orri, en medio de las cuales asomaba al fondo la cresta del Salòria, que ha quedado medio tapada por el hito.

Al norte, el Pirineo axial seguía mostrándose, ahora quizás algo más despejado.

Incluso se descubrió por un momento el Macizo de la Maladeta, donde se distinguían, el Vallibierna, la Cresta de Enmedio, el Aneto y el Russell.

Al otro lado, vecino el Camporan dominaba...

... los barrancos que caen al Noguera Pallaresa, por donde se veían llegar las nubes y algunas cortinas de lluvia. Había que abreviar.

Para regresar, comencé por deshacer el camino hasta El Portús, llevando ante los ojos la Pala del Teller, sobre cuyo lomo septentrional asomaban...

... el Turbón, el Cotiella y la Sierra de Chía. 

Una vez en el collado, se trataba de deshacer el camino de subida, que transcurrió sin otra cosa que reseñar que el encuentro con unas ovejas montaraces al pasar al pie de las paredes meridionales.

Con el cambio de luz, se apreciaban muy bien los contrastes de la nieve y la roca en la vertiente del Camporan.

De vez en cuando, me volvía para despedirme de esta hermosa cresta. Si el tiempo me había respetado,...

... tuve incluso la suerte de que el cielo se cubriera justo para subir a la sombra los ciento y pico metros de desnivel que hay del Barranc de Miralles al collado junto a la Torre de Tamúrcia donde había dejado el coche.

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