Pico de la Sarga (1.770)

ASCENSIÓN DESDE VILLAVERDE DE GUADALIMAR

POR LA CUERDA DEL CERRO DEL PICAYO (1.524)

El Pico de la Sarga se encuentra en el cordal principal de la Sierra de Alcaraz, al oeste de su máxima cumbre, la Almenara. Corona la descomunal mole caliza el Monte Padrón, que sobresale contundente de los pinares circundantes, de una forma bastante habitual en estas montañas prebéticas del suroeste de la provincia de Albacete. Y con eso queda descrito el lugar: un árido lomo calizo sobre laderas boscosas, cortadas por barrancos escarpados y punteadas por curiosas formaciones rocosas.

La ruta comienza remontando el Arroyo del Tejo, principal barranco de la vertiente sur del Monte Padrón, para alcanzar el Collado de Villaverde, en la cresta que lo limita por el noreste. Desde ahí, recorre los lomos en torno a dicha cuenca, coronando sus tres cimas principales antes de retornar al punto de partida.

La mole del Monte Padrón, detrás del Padroncillo, vista desde el sureste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra de Alcaraz
  • Base de partida: Villaverde de Guadalimar (Albacete)

ACCESO: Villaverde de Guadalimar está 120 km al SO de Albacete, por Villapalacios y Bienservida. Para llegar al punto de partida de la ruta, según se entra al pueblo desde el Bellotar, tomar la primera calle a la izquierda (SE), llamada de Solares y con un llamativo empedrado rojo; cuando acaba, girar a la izquierda (N) para seguir, ya fuera del pueblo, hasta una caseta junto a la salida a la izquierda (N) de una pista de tierra y aparcar. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 834 / 1.770
  • Mi tiempo efectivo: 5h09
  • Mi tiempo total: 6h00
  • Dificultades: F. Algunos destrepes fáciles (I) en la bajada del Picayo. Tramos incómodos campo a través, por karst y bosque muy empinado.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GENACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Junto al cementerio de Villaverde de Guadalimar, tomar el Camino del Arroyo del Tejo para remontar dicho curso. Pasado el Cortijo del Tejo, dejarlo por el siguiente desvío a la derecha (E), llegando en breve al Cortijo de la Casica, por el que está prohibido pasar. Dejar el camino por la izquierda (NE), remontando el bosque en paralelo a la vaguada en que está la finca; luego, una vez dejada atrás, girar a la derecha (SE), cruzar el barranco y, al dar con la Senda de Miraflores, tomarla a la izquierda (E) para alcanzar el Collado de Villaverde. Allí, girar a la izquierda (NO) para seguir otra traza, más borrosa pero marcada con hitos, que va por la cuerda hasta el Cerro del Picayo.

Al perderse la traza en esa cima, bajar a la izquierda (S) a través del pinar. Perdidos unos 50 m, girar a la derecha (O), para rodear por su base lo más empinado del risco cimero. La lógica del terreno y algunos rastros de paso, conducen de vuelta a la cuerda, perdiendo altura a través de repisas y cortas canales, con algún que otro breve paso en roca (I). Ya en el lomo, reaparece la senda en el collado siguiente; sigue siendo borrosa y se pierde de nuevo al salir del pinar y cruzar el karst camino de la cima del Monte Padrón (F). Desde ahí, seguir a la derecha (E), perdiendo altura por una vaguada que muere al pie del Pico de la Sarga, cuya cumbre se alcanza remontando directamente (SE) la ladera.

Bajar por la pista de servicio del repetidor de la cima y dejarla cuando gira al norte en la segunda curva, por una senda que sale a la derecha (S) y desciende a través del pinar. Al encontrar, en el collado de Juan Fría, el extremo de una pista, seguirla a la izquierda (E) y, cuando se bifurca, continuar por la derecha (S). Al poco, el carril acaba, pero se prolonga en una senda, va siguiendo el lomo sur del Pico de la Sarga, yendo de collado en collado, rodeando prominencias, hasta la zona de El Convento. Allí, desemboca en una pista que, tomada a la izquierda (S), conduce en pocos minutos al punto de partida cerca de Villaverde de Guadalimar.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Este itinerario es una variante ampliada de la ruta circular normalmente utilizada para ascender a la Sarga desde Villaverde, con el propósito de incluir el Cerro del Picayo, que debe de tener unas vistas de impresión sobre la crestas del Monte Padrón, cuando las nubes no la tapan. Si se sigue el trazado habitual, siguiendo el Camino del Arroyo del tejo hasta el Barranco Judío para alcanzar la cuerda al pie ya del Padrón, la poquita dificultad que presenta la ruta tal como la hice. El paso prohibido a través del Cortijo de la Casica, no debería de ser un gran inconveniente, pues la parcela acaba un poco más arriba y puede rodearse a través del pinar sin gran coste; es más, había unas marcas blancas, bastante chapuceras, en los pinos que deben de indicar esa posibilidad.

La senda se pierde bastantes veces en el cordal, entre el Collado de Villaverde y la cumbre. En esos tramos, el terreno permite orientarse y pasar muy fácilmente, excepto en la bajada del Cerro del Picayo; ahí, hay que tirar de instinto y prestar atención para no enrocarse. Como suele pasar, el truco está en leer con atención el terreno y dejarse conducir por él, buscando siempre el mejor paso y sabiendo que las dificultades no deben de superar el I grado y, siempre, destrepes cortos. Con todo, este tramo dota de un mayor carácter agreste a una ruta que ya es muy bonita, con su mezcla de entorno forestal abrupto, con sus canchos destacando entre los pinos, y amplios panoramas en la cuerda (con permiso de las nubes, claro).

RELATO GRÁFICO:

Comencé a caminar por la carretera asfaltada por la que había salido de Villaverde de Guadalimar. A los pocos metros, dejé de lado el desvío al cementerio y, siguiendo unos carteles que indicaban Los Picarazos y la Cruz del Pernales, continué por el camino del Arroyo del tejo, que remonta dicho curso entre cerros boscosos.

Pronto, aparecieron entre los árboles los riscos típicos de estas sierras, mientras me acercaba gradualmente a la panza de las nubes que tapaban las crestas. Durante el trayecto, dejé de lado varias desviaciones, ninguna de las cuales plateaba dudas de orientación y, donde sí, como en el desvío a la Cruz del Pernales, un cartel las resolvía.

Mirando a la boca del valle, ya a cierta altura, pude ver las casas de Villaverde y un panorama tan casi sombrío como el que me dominaba.

Al rato, el camino se separó del torrente para ganar altura por la ladera, trazando largas diagonales, durante las cuales atravesaba lomos y barrancos.

Pasado el Cortijo del Tejo, la pista se bifurca y me desvié a la derecha (E), para dirigirme al Cortijo de la Casica, cuyas paredes blancas se entreveían en el verde.

Al llegar ante la finca, una cancela me cerró el paso, con un cartel que prohíbe el paso por la finca. Dejé entonces el camino por la izquierda, para rodearla a través del pinar, que, pese al matorral que crecía bajo los árboles, no opone apenas incomodidad. Me encontré con que algunos pinos lucían unas marcas blancas, que trazaban una línea; no sé si son marcas para ayudar en el rodeo o tienen otro propósito. En todo caso, una vez que quedaron atrás las casas y el campo explanado que se extiende detrás, giré a la derecha (SE) y...

... atravesé la vaguada. Al otro lado, encontré una senda estrecha pero clara; es el llamado Camino de Miraflores y lo tomé a la izquierda (NE).

Acabé así de remontar la ladera hasta el Collado de Villaverde, que se encuentra en el cordal que baja del Monte Padrón y limita la cuenca del Arroyo del fresno por este lado. En la horcada, se cruzaba mi senda con otra que va por la cuerda y que tomé a la izquierda (NO).

Este nuevo trazo estaba borroso, pero se podía seguir y, además, algunos hitos ayudaban a no perderlo.

A través de los huecos del pinar, me encontré con que, a mi derecha, el sol brillaba sobre Riópar, dominado por el Gallinero y los Picos del Oso, en el valle del Río Mundo. Parece que me equivoqué al escoger el monte a subir.

La senda estaba cortada por árboles caídos y algún que otro roquedo sin dificultad.

Pero predominaban los tramos cómodos y despejados. De vez en cuando, la traza abandonaba la cuerda para atravesar por una u otra ladera, supongo que evitando algún obstáculo.

Cuando el terreno se empinó y aparecieron canchos de más porte, que la senda me llevó a contornear, enseguida...

... me encontré en la cima del Cerro del Picayo. Aunque en ese momento, el cielo estaba azul sobre mí,...

... y brillaba el sol hacia Riópar,...

... la visión en el resto de direcciones estaba muy limitada. Del Padrón, sólo llegué a ver este trozo de arista oriental por un momento.

La continuación de la cuerda presentaba un corte vertical y no había hitos ni traza a la vista. Pareciéndome lo más fácil, bajé por la izquierda (S), primero por una intensa pendiente de hierba y canchos y...

... luego a través del bosque, aún más empinado.

Cuando me pareció, fui derivando hacia la derecha (O), para rodear por debajo el risco cimero. Ahí me encontré lo que parecían rastros de paso atravesando lomos por repisas y...

... dejándose caer por canalizos, empinados pero libres de obstáculos. En todo caso, fue más el terreno que otra cosa, lo que me fue guiando por aquí.

En un tres o cuatro ocasiones, tuve que destrepar fáciles resaltes como éste, ninguno de los cuales llegaba a los tres metros.

El entorno, por otra parte, era ameno y sorprendente a veces, como en esta mirada arriba.

Y así me encontré de vuelta en la cuerda, cuando ésta vuelve a ser un pacífico lomo pinoso.

Poco después, llegué a un doble collado, donde hay un claro y pude comprobar que las nubes seguían cubriendo la cresta del Padrón, a diferencia del...

... soleado Picayo, que dejaba atrás. Desde aquí se puede ver, por cierto, el resalte vertical que defiende la cima y, a la derecha, los canalizos oscuros por donde bajé. También, reapareció la senda, que...

... me condujo de vuelta al pinar y a iniciar la subida al Padrón.

El trazo volvió a desaparecer, junto con los árboles, al llegar al lomo calizo de la montaña. Mirando atrás, sobre el valle de Riópar, un atractivo cuarteto de cerros boscosos. El más cercano es el Picayo y el último recibe el nombre de Labatiera.

Y entonces llegó la esperanza. La cresta se despejó y pude, incluso, ver sobre mí la cima del Padrón, pintada de nieve. El terreno es un tanto incómodo y,...

... mejora ya en la cresta, ancha y herbosa, que alcancé algo a la derecha de la cima. Pero, caminando los metros finales,...

... las nubes se desplazaron desde el oeste y...

... lo habían tapado todo cuando llegué junto al hito del Monte Padrón. Esperé un poco a ver si despejaba, pero, en vez de eso, arreció el viento y bajó la temperatura, así que,...

Entre el ir y venir de las nubes, caminé perdiendo altura al este, hasta localizar y meterme por la boca de una vaguada, que...

... desembocó al pie de una pendiente nevada. Sin variar la dirección suroeste del tubo, la remonté.

El vendaval y la desaparición de la nieve me anunciaron que alcanzaba cresta de nuevo.

Efectivamente, no tardaron en materializarse las sombras de un mástil de antena, el vértice del Pico de la Sarga y una persona; había un grupito en la cima, el único que me encontré en toda la jornada.

Como la cosa no mejoraba, tras comer un bocado inicié el regreso, bajando por la pista de servicio del repetidor, hasta la segunda curva a la derecha. Allí, cuando la pista adopta dirección norte, la dejé por una difusa senda que salía a la derecha (S). Ese palo que se ve en la foto, pensé que era una señal; y lo es, pero no del camino sino del límite una zona de reserva. De todas formas, mientras persista viene bien como referencia, pues...

... el arranque del caminillo no está nada claro y este hito, el primero que encontré, estaba bastante separado de la pista. La senda seguía el lomo meridional del Pico de la Sarga, que por aquí es una amplia pendiente pedregosa sin referencias.

Pronto aparecieron los primeros pinos dispersos, al tiempo que el trazo mejoró; como suele pasar, cuando ya no hacía tanta falta.

El bosque se adensaba según perdía altitud.

Al salir de las nubes, por un hueco a mi izquierda vi los curiosos Picarazos.

Poco después, se alzó ante mí el Cerro de Juan Fría. En el collado previo, me encontré con una pista que sale a la izquierda (E).

La tomé y, a los pocos metros, giré a la derecha (S), dejándola por un carril algo más estropeado. Si hubiera seguido por la misma, también hubiera acabado en Villaverde, pues se trata del mismo Camino del Arroyo del Tejo del principio de la excursión. Pero la vuelta por donde la hice da menos rodeo y es más variada.

El carril acabó al poco, pero lo prolonga una senda y continué por ella.

Por el este, al otro lado de la cuenca del Arroyo del Tejo, el cielo se aclaraba y se apareció la cima del Padroncillo, hermano menor del monte que acababa de subir.

Siempre siguiendo el cordal que se desprende al sur del Pico de la Sarga, el caminillo me fue llevando de collado en collado, muy cómodamente, rodeando sucesivas prominencias. Las vistas, pese a lo turbio del día, tenían su belleza, tanto delante, con las siluetas de la Sierra de las Villas, como... 

... a mi derecha, donde destacaba el Cerro de Juan Fría, o...

... a mi izquierda, sobre la cuenca del Tejo, según la vertiente de la cuerda.

Así, me encontré a la vista de Villaverde de Guadalimar. Entonces, cuando los olivares sustituyeron al pinar, me encontré con un carril, que tomé a la izquierda (S), para cubrir por él los últimos cien metros hasta el coche.

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