Puntal de las Víboras (1.897)

ASCENSIÓN DESDE LOS PRADOS DE ARGUELLITE

CRESTEO Y RETORNO POR EL SUR

Cerca del extremo nororiental de la Sierra de Segura, se alza el Puntal de las Víboras, también conocido como Cerrillo Mentiras. Se trata de una enorme loma solitaria, cuyo aislamiento se refleja en el hecho de que el pico más cercano que lo supera en altitud está a 30 km al sur y a más de 200 al norte. Así, pese a su altitud más bien modesta, se trata de una montaña muy destacada y de amplios horizontes. Respecto a su morfología y naturaleza, no se diferencia gran cosa de otras del gran complejo prebético de Cazorla - Segura – Alcaraz. En un terreno abundante en fenómenos cársticos, presenta laderas empinadas cubiertas de pinos en sus zonas bajas y medias, sobre cuyas copas surgen canchos calizos de colores y formas variados. Las culminaciones son amplias lomas desoladas. Además, no habiendo núcleos de población importantes cerca, tanto el puntal como el bello entorno geológico y forestal que lo rodea se han mantenido asilvestrados y libres de multitudes.

La ruta parte del collado situado por encima de la cortijada de Los Prado y se encarama a la cresta del monte para recorrerla al suroeste, sobrepasando por la cima hasta encontrar una buena bajada al sureste, ya que el retorno se efectúa por la pista que recorre horizontal esa vertiente.

El Puntal de las Víboras, visto desde el noreste

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Cazorla, Segura y Alcaraz (Cadenas Béticas)
  • Unidad: Sierra del Segura
  • Base de partida: Yeste (Albacete)

ACCESO: Los Prados está 145 km al SO de Albacete, por Hellín, Elche de la Sierra y Yeste. Un kilómetro antes de llegar, pasado ya el Cortijo de Prados Altos, hay un gran campo cruzado por un arroyo; ahí comienza la ruta. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.089 / 1.897
  • Mi tiempo efectivo: 4h58
  • Mi tiempo total: 6h15
  • Dificultades: Muy fácil. Cortos tramos por pedrera y pendientes intensas.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar, junto al Prado Salvador, un estrecho sendero que remonta la ladera al SO, internándose en el pinar. Al salir a una cresta al pie del cerro del Covacho del Agua, girar a la derecha (O) y seguir la cuerda hasta el Puntal de las Víboras.

Continuar cresteando al O hasta el corte del Arroyo de la Peña Palomera y tomar a la izquierda (SE) la senda balizada (GR-66) que sigue su curso. Tras descender el barranco, la vía se transforma en pista forestal que desemboca en otra, que se toma a la izquierda (E). Ya sólo queda seguirla, dejando de lado algunos desvíos, para, pasando por el Cortijo del Rincón, alcanzar en Los Prados una carretera que, a la izquierda (N), conduce en pocos minutos al Prado Salvador.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Buena caminata, generalmente cómoda salvo en un par de cortos pasajes y sin problemas de orientación, transcurriendo en su mayor parte por caminos. Pese a la facilidad y muchos atractivos de la ascensión, no me crucé con nadie en todo el día y tampoco parecía muy transitada la ruta (ni huellas de botas en las sendas, ni un pistacho en la cima…). Por hacer algún tipo de prevención, requiere ir con tiempo sobrado, pues habrá muchas paradas a mirar; ésta es una de las montañas más bellas que he visitado últimamente, incluso comparándola con los dosmiles segureños, mucho más famosos.

RELATO GRÁFICO:

Junto a la Fuente del Prado Salvador, una pista de tierra marcada como GR sale al oeste de la carretera. 

A los pocos metros, se desprende a la izquierda (SO) una senda marcada con hitos que se interna en el pinar y remonta la laderas de La Reserva. Tras un ratito alternando tramos empinados con otros más llevaderos,...

... salí a un claro desde el que, volviéndome al norte, podía ver un buen trozo del Calar del Mundo, incluida la cima, sobre el cuenco de Tús.

Delante tenía una cresta aparente y la traza me llevó hacia ella por terreno más tendido y derivando a la izquierda, hasta la base de un roquedo.

La senda clara pasaba entonces a la vertiente sur y la atravesaba horizontal. En vez de eso, yo giré a la derecha (O) para seguir la cuerda, pasando en primer lugar el cancho por una discontinuidad del mismo.

Al otro lado, se extendía una empinada ladera pedregosa y volví a encontrar hitos, marcando el obvio camino: todo para arriba por el flanco derecho del lomo.

Dejados atrás el roquedo y los últimos árboles, podía ver el horizonte oriental: un lomas boscosas se elevaban entre los valles del Tús y Segura; más allá, una línea desdibujada marcaba las crestas de lejanas montañas, entre las que creí reconocer las sierras de La Muela y Moratalla.

Salí a la cresta en una horcada entre agujas, que enmarcaban lo que parecía la cumbre; en realidad, el hombro de Tala Martínez. No es el primer pico que subo en la Prebética y conozco esta atractiva combinación de caliza y pinos; pero este Puntal de las Víboras se prometía excepcionalmente bello.

Seguí remontando el cordal y, al pasar el cerro del Covacho del Agua (1.584), se descubrió la vertiente noreste, que descendía gradualmente al Río Tús. Más lejos, se extendía el cordal que prolonga el Calar del Mundo al suroeste, hasta el Cerro de los Calarejos. A través de un boquete en el mismo, se veía también...

... la característica silueta amesetada de la peña del Cambrón.

Camino de la cima, la cresta es ancha y alomada, aunque está cortada por un par de canchos. El primero (1.604), lo rodeé por la derecha, siguiendo...

... una traza muy marcada.

El segundo (1.666), lo pasé también...

... por el norte. En esta ocasión, la senda quedaba interrumpida unos metros por una pedrera un poco incómoda.

De nuevo en la cuerda, había ya una muy buena perspectiva del Calar del Mundo, por encima del último cancho.

Al otro lado, al sur, un mar de pinos cubría el valle del Segura, mientras que en el horizonte era ya visible todo el largo crestería de Taibilla y Moratalla, desde la sierra de la Muela a la de las Cabras.

Al otro lado, el terreno es más árido pero tiene también su belleza. Además, a la derecha del Cambrón, se veían ahora también los picos de la Sarga y la Almenara, en la Sierra de Alcaraz.

Tras una breve y suave subida, pasé la única depresión del cresteo, llamada Tala Martínez, antes de acometer otra subida empinada hasta un hombro,...

... a partir del cual el terreno se vuelve más rocoso, al tiempo que se tiende un trecho. Según me acercaba a la cima, iba descubriendo las peñas que trufan la vertiente sur del puntal. Y en el horizonte más lejano, a casi 50 km, la solitaria cúpula de La Sagra. Una nueva subida fuerte, más corta pero...

... el paso más abrupto de la subida, me dejó...

... ante los metros finales de lomo amplio y casi llano hasta el vértice Mentiras que, entonces aún creía que era el punto más alto de la montaña. Pero, un poco más lejos, puede verse otra culminación, que es la cima del Puntal de las Víboras. No sólo figura como un metro más alto en el mapa, lo que, no siendo vértice, no es definitivo, sino que parece un poquito más alto a vista y el GPS marcó dos metros más al pasar por él.

Desde el Mentiras, se abría al sureste un amplio paisaje de pinares ondulados contra el horizonte de las sierras de Moratalla y Taibilla.

Al noreste, el panorama se veía interrumpido por el propio lomo, a cuyos costados llegaban a verse el Calar del Mundo y el pico Ardal, que domina Yeste.

Al noroeste, sobre el cordal de Calarejos y el Boquerón que se alzaba al otro lado del tajo del Río Tus, asomaba la Sierra de Alcaraz.

Al suroeste, sobre un cercano grupo de cerros verdes, formado por Calar de Morillas, Cerro del Espino, El Rayo y Navalhornillo, se levantaban de derecha a izquierda el Calar de Navalperal, el Yelmo y un casi indistinto Blanquillo.

Al sur, junto a la cumbre del Puntal de las Víboras, destacaba la mole aislada de La Sagra. Continué el cresteo hacia allí, caminando a veces por la divisoria y, otras, si ésta se tornaba incómoda, por el trazo de la vertiente derecha.

Tras el corto tramo de cuerda, desde el Puntal de las Víboras se podía ver el curioso estrato que cae del vértice.

Al otro lado, el terreno caía suavemente hacia la extensa planicie cimera del Calar de la Sima. Más allá, además de las montañas ya vistas, se descubrieron el vecino Cerro de Góntar y, muy lejos, las Banderillas, a medio camino entre La Sagra y el Blanquillo. Dejándome caer hacia el gran llano cárstico, el terreno es tan regular que perdí la traza, no sé si porque se interrumpe o por dejar de prestarle atención. A la altura de la Peña del Corral de Piedra,...

... el terreno se empinó y apareció un corte más abrupto. Es el curso más alto del Arroyo de Peña Palomera. Me dejé caer por el empinado pedregal y, al llegar al fondo, me...

... encontré con un sendero, marcado como GR 66, que su recorre su cauce seco. Efectivamente, es el mismo que pasaba por los Prados Altos, de modo que la vuelta está clara: tomarlo a la izquierda (E) y seguir las señales.

Tras un trecho de escasa pendiente, pasé por el angosto pórtico que forman las peñas y...

... emprendí el descenso de la empinada ladera oriental del puntal. Siguiendo marcas de pintura y señales de madera, fui descendiendo por la ribera derecha del barranco seco, con algún paso escabroso pero sin dificultad ninguna.

Pronto, las peñas del Corral de Piedra y Palomera, aquéllas entre las que había abandonado la cresta, pasaron a dominarme, mostrando un aspecto impresionante.

La regularidad de la bajada se vio interrumpida por el cruce del cauce seco, en un paraje agreste donde, cuando corra el agua, debe de formarse un bonito salto.

Más abajo, volvió la tónica precedente: rampa pedregosa regular, aunque ahora menos empinada. A mi espalda, junto a las dos peñas ya conocidas, se alineaba una tercera, anónima (1.721).

La pendiente me dejó en la linde un pinar. Antes de entrar en el mismo, veía una pista cortando el arbolado bajo un cerro rocoso (1.441). precisamente, hacia allí me dirigió el sendero que, al entrar en el bosque, se hizo aún más claro con el cambio de suelo, y menos empinado.

Al poco de caminar bajo los pinos, llegué al extremo de un ancho carril. Continué por él y enseguida desemboqué en una pista forestal, que tomé a la izquierda (SE), dando comienzo a un largo faldeo por la vertiente meridional del cordal antes recorrido, que acabaría devolviéndome al punto de partida. El pinar que atravesaba era denso y bien desarrollado; muy hermoso, pero...

... este tramo final de la excursión hubiera llegado a hacerse largo si no fuera porque, de vez en cuando, un claro me permitía disfrutar de las impresionantes perspectivas de la cresta occidental del Puntal de las Víboras, con su cresta jalonada de peñas, o...

... de los barrancos que, a mi derecha, caían hacia el verde valle del Segura.

A partir de la Majada de las Mozas, al cruzar el espolón que baja de la cumbre, pasé a caminar bajo el cóncavo que se extiende entre ésta y el vértice Mentiras.  

Si el sendero había estado bien señalizado desde que lo tomé para dejar la cuerda, según avanzaba fueron abundando los carteles indicadores. Especialmente, tras dejar atrás el Cortijo del Rincón desde el cual, al haberse deforestado el terreno para preparar unos bancales, la vista sobre la cresta es amplia.

También fui dejando de lado varios desvíos, todos ellos indicados, pero que sin cartel tampoco hubiera habido lugar a confusión. A la altura de Los Prados, justo después de cruzar el Arroyo del Asperón, que atraviesa el caserío, las señales indicaban tomar a la derecha una senda que va al mismo. Yo continué por la pista, pues no estaba interesado a ir a la aldea, aunque...

... el carril acabó bordeándola para ir a morir a la carretera de Yeste a Arguellite. Allí, reencontré el GR 66 y giré a la izquierda (N) para recorrer los últimos 500 m por el asfalto. En medio, traspuse un collado (1.213); antes de entrar en el mismo, se puede disfrutar de una hermosa vista del valle del Segura sobre los tejados de Los Prados.

Luego, según se pasa el breve estrechamiento, el terreno se abre directamente en el Prado Salvador, de donde había partido.

Comentarios