Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Tal como la hice,
la ruta es un bello y exigente recorrido montañero, a través de un fascinante
mundo rocoso, extraordinario incluso en Picos de Europa. El recorrido de las
torres de Salinas y del Hoyo de Liordes no es una actividad demasiado habitual,
aunque tampoco una rareza; pero resulta que el itinerario descrito no es el que
se suele hacer. La razón es que me precipité al dejar las Traviesas de Salinas
por la canal naranja; debería haber esperado un poco más y pasar un tercer
espolón. Cuando me di cuenta del error, preferí terminar de subir por ahí. El
resultado es una variante un poco más difícil y no muy diferente del recorrido
usual. Quizá, por lo que vi, hay menos terreno descompuesto, a cambio de más
trepa.
A la
dificultad para progresar se añade una orientación complicada. Por ello, puede
llevar algo más de tiempo del esperable por desnivel y distancia, ya que al
terreno incómodo y las trepadas, entre la canal anaranjada y la arista SE de la
Torre del Hoyo de Liordes, se añade la necesidad de buscar el paso bueno sin
hitos ni buenas referencias. Por último, quiero recomendar el uso de casco en las canales y, si no se está
muy seguro de destrepar con soltura un III grado, llevar lo necesario para
montar un rápel de unos 15 metros.
RELATO GRÁFICO:
El
Collado de Valdeón está dominado por la cresta de las Peñas Cifuentes pero,
cuando llegué, las nubes bajas impedían verla con nitidez, si bien se
distinguía el corte del Alto de Canal, por donde pensaba ganar la arista.
Comencé a caminar tomando, de las sendas que salen hacia la vertiente oriental
de la horcada, la de la izquierda (NE), que asciende en diagonal hacia la Canal
de Pedavejo.
La vista
se extendía a mi derecha sobre un mar de crestas con el sol naciente al fondo,
bajo la mole del Coriscao.
Al doblar
un contrafuerte herboso, entré en un rellano, al fondo del cual dejé el camino
de la canal por una senda que sube a la izquierda (N), más directamente, por…
… el Sedo
de Remoña, que es una corta y empinada canal de roca, que se salva andando sin
dificultad, mediante unas oportunas repisas diagonales.
Sigue una
rampa de hierba entre riscos, que sale a una collada, al otro lado de la cual…
… me
encontré en una ancha terraza, dominada a la izquierda por una cresta de roca.
Entonces, decidí no llegar al Alto de la Canal, sino desviarme hacia ella (NO),
superando primero la pendiente de hierba para meterme por el hueco entre dos
riscos y ganar la cuerda.
Desde lo
alto de la canalita pedregosa, dominaba un buen tramo del Río de Cantiján bajo
la Sierra Mediana, sobre la que iban asomando las crestas del Alto Carrión. Más
a la derecha, sobresalía también de las nubes la cumbre del Espigüete.
Al otro
lado, sobre los vapores que llenaban la Vega de Liordes, asomaba la cresta que
va del Llambrión a la Padiorna.
A la
izquierda (E), la cuerda se elevaba hacia la Torre de Salinas, cuya cumbre aún
estaba ligeramente velada por las nubes. Comencé a caminar por el flanco
septentrional (derecho) de la arista, subiendo suavemente por una terraza al
pie de la roca.
El
terreno, herboso y pedregoso, no presenta obstáculos y pronto había ganado
altura bastante para ver, a mi espalda, la cresta del Tiro Pedavejo y, más
lejos, la Peña Vieja asomando junto al Pico de la Padiorna.
Al doblar
un lomo, descubrí una brecha cercana: allí recuperaría la arista. La salida de
la misma a la derecha es un resalte de arranque vertical, que es uno de los
tres pasos más difíciles de la ruta.
Pero
antes, al llegar a la horcada, hay que volverse para contemplar cómo se ha
ampliado el panorama, con el cordal de las Peñas Cifuentes entre el del
Llambrión y el valle que cae a la Liébana, dominado por las montañas de la
divisoria cantábrica.
La salida
a la derecha (O) de la brecha es un resalte de poco más de 20 m, con el inicio
vertical y escaso en presas (III), que luego se va tendiendo poco a poco. En
realidad el paso fuerte son los primeros 3 ó 4 metros.
Viene a
continuación un rellano, desde donde, estamos ya a más de 2.200 m de altitud,
se distinguen los tejados de Espinama.
A la
izquierda, persistía sobre tierras leonesas el palio de nubes del que sólo
sobresalían entonces los picos del Mampodre.
La arista
es estrecha, pero no tanto como para no poder caminar sobre ella, y alterna
tramos de ligera subida con resaltes de escasa dificultad (II), todos de menos
de diez metros.
Vienen
luego una depresión, donde se vuelve la cresta aérea y una...
... zona
movida, con pequeñas subidas y bajadas, con su patio pero fáciles (I).
Sigue a
continuación un tramo de lomo rocoso de mediana pendiente, cortado por varios
resaltes de poca dificultad y altura. Éste que saco aquí, de seis metros y II
grado, es el último antes de que...
... la
arista se tienda para formar un hombro, desde donde descubrí, a la izquierda de
la cresta, la Torre Bermeja.
Como la
cuerda forma una curva a la derecha, con el desplazamiento al norte, al
volverme veía ahora una mejor perspectiva de la Vega de Liordes, bajo el Pico
de la Padiorna y la Peña Remoña. Más lejos, detrás de la Torre del Hoyo Oscuro
y junto a la Peña Vieja, había aparecido los Picos de Santa Ana.
Tras el
hombro, bajé a una amplia collada pedregosa, tras la cual el terreno vuelve a
ser rocoso y se eleva hacia una nueva culminación, la cual...
...
tampoco es la cumbre, aunque ya se la ve, pues es la punta siguiente. Tras
cruzar la horcada, subí por terreno movido pero fácil (I) hasta una brecha, a
la que bajé por una chimenea angosta y vertical con buenos apoyos (I+).
El paso
es estrecho y a sus flancos caen vertiginosas canales, especialmente al norte.
A
continuación, afronté los últimos veinte metros de subida, muy empinados pero
fáciles (I).
Al llegar
a la cima de la Torre de Salinas, apareció el objetivo principal del día: la
Torre del Hoyo de Liordes, a la izquierda de un pico anónimo que aparecía
tremendo aunque, en realidad, es poco más que un hombro.
Si hacia
atrás la visión quedaba limitada por el final de la arista recorrida,...
... al
norte era magnífica la vista de los grupos del Llambrión y la Peña Vieja.
Al otro
lado, al sur, las nubes persistían al oeste del Alto Carrión, aunque iban
asomando más montañas: Peña Corada, Yordas, Gildar y Gabanceda e incluso las
Ubiñas.
Bajo la
cumbre de la Torre del Hoyo de Liordes, se veían la ancha canal por donde va la
ruta de ascensión habitual y, a la derecha, otra más angosta, que fue por donde
acabé subiendo yo. Inicié el descenso de la Torre de Salinas siguiendo el
cresteo al noroeste durante un corto trecho.
Pasada
una gran placa que constituye el flanco izquierdo (S) de la cuerda, giré a ese
lado para descender por un empinado corredor pedregoso, que...
... cae
hasta la gran terraza herbosa de las Traviesas de Salinas. Pero no llegué hasta
abajo, sino que,...
...
cuando vi a mi derecha (O) un espolón, en lo alto del cual destacaban un par de
hitos, giré hacia ese lado, dando comienzo a una prolongada travesía horizontal
por repisas bajo la pared de la cresta.
Mientras,
las nubes se retiraban y dejaban ya ver toda la Sierra de Cebolleda y alguno de
los montes próximos a Riaño, como las Peñas Pintas.
Según
avanzaba al oeste, la visión del ingente edificio calizo que se elevaba delante
y sobre mí era cada vez más impresionante. El itinerario está marcado por
hitos, pocos, pero situados en los pasos clave: el par de espolones que hube de
transponer. Hube de bajar y subir unos metros para ganar el segundo, desde el
que...
...
descubrí un gran cóncavo bajo la Torres del Hoyo de Liordes y su compañera
oriental, cortado en su centro por una canal de color anaranjado, prolongada en
la terraza herbosa por una tira de piedras claras. Por ahí iba a subir por
equivocación, ya que la canal de la ruta habitual está más allá, cruzado el
contrafuerte posterior. Se trataba pues de atravesar el cóncavo bajo la pared,
para lo que tuve que destrepar...
... una
chimenea herbosa, casi vertical pero con numerosos apoyos (I+), para caminar
luego por terrazas estrechas bajo las paredes. Al tomar distancia, impresionaba
mirar atrás el pilar oriental de la Torre de Salinas.
Más o
menos a la altura de una característica punta de roca situada pocos metros bajo
la terraza,...
... el
resalte de caliza gris bajo el que caminaba se abrió en una canal de roca
anaranjada. Ahí giré a la derecha (N) para remontarlo, caminando por terreno
bastante empinado,...
...
descompuesto pero no de los peores. Subidos 40 ó 50 metros,...
... giré
a la izquierda (NO) para salir a una collada...
...
situada frente a la cumbre. Al otro lado, una repisa a la derecha (N) me
permitió atravesar la pared caminando en espectacular balconada. Tras cruzar un
contrafuerte, entré en...
... un
cóncavo ciego, que atravesé en ligero descenso hasta alcanzar el borde opuesto en
la horcada que forma un peculiar saliente anaranjado (abajo a la izquierda en la
foto). Para ello,...
... seguí
una vira que, sin ser difícil (II-), resulta tan estrecha e insegura que
constituye el paso más expuesto de la ruta. (La brecha a la que me dirigía se ve ahora arriba y
centrada).
Al cruzarla, me encontré...
... ante
un pasillo pedregoso entre paredes verticales, que ascendía muy suavemente
hacia lo que parecía un culo de saco. Pero al acercarme, fueron dibujándose las
salidas de sendas de canales a ambos lados. Escogí la de la izquierda (NO),
que...
... se
fue estrechando progresivamente hasta acabar al pie de un diedro de unos 20
metros, dividido en dos partes. Los primeros ocho, donde hay bloques apilados
que facilitan la trepada (I+) y, los doce siguientes...
... muy
verticales y llegando a extraplomar ligeramente en el final, aunque por fortuna
con buenos agarres (III+). La salida fue a una arista estrecha, al otro lado de
la cual...
...
corría una ancha canal descompuesta, que debía de ser la “buena”, pues subían
unos por ella. Ni que decir tiene que hacía un ratito que era consciente de mi
error. Ahora, pensé reincorporarme a la vía canónica pero, de momento, bajar
estaba complicado, así que giré a la derecha (N) y...
... fui
siguiendo el contrafuerte, no por el lomo, que presentaba un resalte
importante, sino por una oportuna repisa del flanco oeste (izquierdo),
alternando tramos diagonales con pequeños escalones (I). Al tiempo que subía,
se iba descubriendo la cumbre. Bajo la misma, la gran canal se dividía, siendo
la rama izquierda el camino a la cima que pude ver que no presenta obstáculos
relevantes: una rampa de grandes bloques de pendiente media.
Pero,
para cuando encontré un lugar para bajar con un destrepe asequible (II / 10 m),
estaba sobre la canal derecha, muy por encima de la bifurcación, así que, una
vez sobre los guijarros,...
...
continué la subida por ella, evitando el fondo descompuesto por la base de la
pared derecha. Así alcancé la arista SE de la Torre del Hoyo de Liordes, un
poco al este de la cumbre. Al volverme, veía, por encima de la canal de la que
salía, la Torre de Salinas y, al fondo, el Alto Carrión, donde destacaba
netamente el Espigüete.
A mi derecha,
en la cresta oriental, aquella punta tan espectacular que aparecía junto a la
cumbre, y cuya real magnitud percibía ahora. Detrás, la Torre de Olavarría y al
fondo la Peña Vieja.
Al oeste,
más allá de la vecina Torre del Friero, se veía una buena parte del Cornión,
destacando la Torre Bermeja, la Peñasanta y los Traviesos.
Tomé la
arista a la izquierda (O) y, tras pasar un par de pequeñas puntas, remonté un
lomo corto y fácil de buena roca (I) para llegar a la cumbre de la Torre del
Hoyo de Liordes.
Al este
de la cumbre, la cresta de las Peñas Cifuentes.
Al norte,
el nudo central de los Urrieles quedaba oculto por la barrera que forman
Llambrión, Torre Blanca, Tiro Llago, etc... sobre la que sólo asomaban los
Picos de Santa Ana y la Peña Vieja.
Al sur,
un amplio sector de Cordillera Cantábrica, desde el Alto Carrión a las Ubiñas,
pasando por los montes de Riaño, el Mampodre o Sentiles. En lo más cercano, el
Corcadas y Gildar dominaban los prados y bosques de Valdeón.
Inicié el
descenso recorriendo hacia el oeste la cresta, que pronto se empina en un
descenso vertiginoso. Caminaba por el flanco norte (derecho), siguiendo un
trazo poco claro, con hitos, por...
...
terreno pedregoso, libre de obstáculos pero algo incómodo.
Al llegar
junto a la primera peña importante de la arista, situada frente a la Torre de
Hoyochico, giré a la izquierda (O) para pasar, sobre ella y...
... a
través de una horcada, a la vertiente meridional. Tras descender otro poco por
una canal, topé con...
... una
considerable caída, al fondo de la cual se veía una característica roca en
forma de alcachofa (o eso me parece a mí). A la derecha (N),...
... hay
también un buen escalón pero que se puede descender con relativa poca
dificultad, merced a dos repisas que...
...
forman sendas diagonales enlazadas. Pero para llegar a la primera, hube de
descolgarme por el par de metros de placa lisa y muy cerca de la vertical
(III-), que se puede ver a la izquierda de la panza con algunos canalizos que
hay hacia el centro de la foto.
Una vez
abajo, bajé unos metros a la izquierda (SO) por una canal pedregosa hasta,
frente a la roca característica, doblar un contrafuerte a la derecha (NO) y...
...
recorrer una estrecha repisa (se sigue viendo la alcachofa), al cabo de la
cual...
...
remonté una rampa pedregosa. Luego, pasé junto a dos agujas, la primera por la
derecha y, la segunda, por la izquierda.
Llegué a
continuación a un rellano entre varios riscos, de donde salí por la canal que
caía recto y un poco a la derecha (N).
Todo a mi
alrededor, paredes y agujas ascendían verticales.
Tras un
corto descenso, al salir de la canal, giré a la izquierda (NO) para dirigirme
al amplio collado, cota 2.306 en el mapa, que se abre entre las torres del Hoyo
de Liordes y Hoyochico. Pasé a la vertiente sur por su extremo septentrional,
de donde...
... cae
una empinada canalita de tierra y piedras muy sueltas, la cual termina en...
... una
repisa estrecha e inclinada lateralmente pero estable y libre de obstáculos.
Fui recorriéndola, siguiendo la base de la pared, hacia el Collado de Chavida,
que no llegué a alcanzar pues, como a media travesía,...
...
viendo que el terreno era favorable, abandoné la guía de los hitos para dejarme
caer a la izquierda (O), hacia el fondo de la Canal de Chavida.
Cerca de
su eje, di con un trazo más pisado, que agradecí, pues el piso estaba cubierto
de guijarros sueltos del tamaño de balones pequeños, muy incómodos de bajar.
Siguiendo la huella, que no senda, a la izquierda (S), me lancé a un raudo
descenso hacia un rellano herboso con un
gran cancho, que se veía al pie de la pendiente.
Desde el
prado, se ve la canal rodeada de los roquedos del Friero y Hoyochico.
Dejando
el Peñón Chico a la derecha, pasé por el hueco entre el mismo y la ladera
para...
... tomar
una senda que sale a la izquierda (SE) y va en travesía horizontal hacia los
Altos de Valdeón, que se veían al fondo.
Este
final relajado de la excursión es muy bonito. A mi espalda iban quedando la
Torre Bermeja y los contrafuertes del Friero, mientras caminaba...
... bajo
la gran cresta que acababa de recorrer y...
...
frente a la Sierra de Cebolleda y el valle del Río Arenal, hasta que...
... la
senda me dejó en el Collado de Valdeón.
Comentarios
Publicar un comentario