Corcadas (2.050)

ASCENSIÓN DESDE EL VALLE DEL PUERMA

RECORRIDO INTEGRAL DE LA CRESTA

El pico de Corcadas culmina una afilada cresta de caliza gris que se levanta al sur de la divisoria cantábrica, entre los valles del Orza y el Puerma, tributarios ambos del Esla, al que se unen en el embalse de Riaño. Altiva y aislada, esta cima es un estupendo mirador hacia Picos de Europa, el Alto Carrión y buena parte de la montaña oriental leonesa. Además, hermosos prados y bosques pueblan los valles que abrazan la montaña, haciendo de esta cima una de las más atractivas de este sector de cordillera.

La ruta consiste en encaramarse al extremo oriental de la arista cimera de la montaña por su acceso más inmediato, para recorrerla en su integridad hacia el oeste y regresar luego siguiendo el curso del Río de Ceranzo, que corre bajo su vertiente septentrional.

Llegando por la carretera desde Portilla de la Reina, la cresta de Corcadas se va mostrando a la izquierda, allá en lo alto

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Oriental (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Alto Esla
  • Base de partida: Portilla de la Reina (León)

ACCESO: El Puente de San Martino está 115 km al NE de León, por Boñar, Riaño y Portilla de la Reina, tres kilómetros y pico pasado este pueblo camino de Pandetrave. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.296 / 2.050
  • Mi tiempo efectivo: 3h50
  • Mi tiempo total: 4h53
  • Dificultades: F, en las condiciones del día (muy poca nieve, inevitable en varios pasajes cortos, de óptima consistencia). Unos cuantos pasajes cortos por nieve con hasta 40º de pendiente. Algunos pasos aislados y fáciles (I) en la arista.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Comenzar a caminar remontando el Río de Ceranzo por la pista que cruza el Puente de San Martino. Al llegar ante un segundo puente, dejarla por una senda que sale a la izquierda (O), evitando cruzar el cauce, y desemboca enseguida en otro carril. Tomarlo a la izquierda (NO) para remontar el barranco y, cuando la pista acaba, continuar por la senda que la sucede hasta el Sestil de Majadavieja. Girar allí a la derecha y ascender por el lomo hasta el Corcadas Oriental, donde se inicia la cresta que, a la izquierda (O), conduce a través de pequeñas dificultades hasta el Corcadas (F).

Continuar por la arista hasta su extremo occidental, a poco de pasar el Alto de la Panda (F) y bajar a la derecha (NO) por un empinado lomo. En una collada (1.843), tomar una senda que arranca hacia la izquierda (O), contornea una modesta elevación y vuelve a la cuerda. En el Collado Valcarque, dejarla por otra que sale a la derecha (NE) y atraviesa la ladera para vadear un arroyo antes de descender al fondo de la vaguada y ganar por el mismo los prados de Ceranzo. Tomar la pista que arranca de allí y descender por ella el río hasta estar de vuelta en el Puente de San Martino.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión muy bonita y fácil, aunque con algo de emoción si se sigue la arista. Puede evitarse su tramo más accidentado por la Hoya de Ceranzo, cóncavo de naturaleza cárstica abierto pocos metros por debajo en la vertiente norte. Pero, salvo que las condiciones en la arista sean muy complicadas, creo que es más bonito y montañero ir por el filo. Ya comenté en la introducción los numerosos atractivos de esta montaña, pero quiero recalcar otra vez que el Corcadas presenta una mezcla de belleza y exigencia magnífica; cualquier montañero debería estar encantado tras visitar su cumbre.

RELATO GRÁFICO:

Tras aparcar junto al Puente de San Martino, comencé a caminar por la pista que lo cruza y remonta el Río de Ceranzo. Al llegar ante un segundo puente, dejé el carril por esa senda con obra de contención que se ve a la izquierda y que, ciñendo la ladera (O), evita cruzar el cauce, dirigiéndose al vallejo que se adivina a ese lado.

Al poco, desemboqué en otra pista, que gana altitud en fuerte cuesta y entra en el barranco, dejando...

... abajo el valle principal.

Al poco, vi a mi izquierda esta cabaña con el fondo de las Peñas Malas y el Pico Murcia, allá en el Alto Carrión.

Para entonces había entrado ya a remontar el barranco anónimo que sube al Sestil de Majadavieja. El camino, que a partir de un prado pasó de ser carril a senda, alternaba tramos por prado y matorral con cortos pasos por...

... bosque, en los cuales el trazo se llegaba a perder bajo la hojarasca, pero quedaba la referencia del arroyo.

Al llegar al collado del Sestil de Majadavieja, aparecieron al otro lado la Sierra de Hormas y, más lejos a la izquierda, el Espigüete y el cordal de La Rasa.

A mi espalda, más allá del barranco que acababa de superar, llenaban el horizonte el macizo de Los Urrieles y la Sierra Mediana, con un Vallines impresionante a la derecha.

Tras girar a la derecha (NO), comencé el cresteo afrontando un empinado lomo cubierto de maleza, a la izquierda del cual comenzaba a asomar tímidamente el roquedo culminante.

No encontré una senda definida, pero sí trazas de paso y, además, el matorral no era tan denso como para molestar. Pronto, pude contemplar a mi espalda la nevada cresta entre la Peña Prieta y el Espigüete y...

... llegué a un punto destacado en el lomo, desde donde se distinguían ahora, a la izquierda del Vallines, el Coriscao y la Tabla Mal Rota.

Al norte, el macizo central de los Picos de Europa se había acabado de descubrir. Lo que mejor se distinguía eran obviamente las Peñas Cifuentes, con las torres del Friero y Liordes bien reconocibles. Del resto de cimas importantes, la que mejor se veía era la Peña Vieja, a la derecha.

Por delante, tras cruzar una collada en la que pisé la primera nieve del día, llana y perfecta, el lomo continuaba ascendiendo hasta el pico de las Corcadas Oriental, a la izquierda del cual asomaba la cumbre principal. La subida se presentó primero cubierta de hierba y, luego, ya llegando, de piedras y...

... algún pequeño cancho, pero sin dificultad. Así alcancé la primera cima del día.

Al norte, junto a los Urrieles, se veía ahora el macizo del Cornión, casi tapado por el pico Gabanceda. Más a la izquierda de éste, la cresta divisoria era visible hasta el Gildar.

La arista hasta la cumbre de Corcadas no se presentaba difícil. Es rocosa y, aunque en ocasiones se afila, no hay grandes brechas ni resaltes de otro tipo. En todo caso, las pequeñas dificultades que sí tiene se pueden evitar por el norte (derecha) con facilidad y sin perder mucha cota. Bueno, de momento, lo primero era una bajada suave por un lomo amplio y regular hasta la collada inmediata (1.921). Luego, para encaramarme al siguiente crestón, hube de...

... superar el primer nevero empinado del día. Fueron apenas 20 metros de desnivel con una pendiente que apenas pasó de 30º. Y con una nieve de consistencia perfecta para unas botas con suela dura. Ni me tomé la molestia de sacar el material invernal que llevaba en la mochila.

A partir de esta punta (1.943), viene un tramo de arista afilada que, por lo que tengo leído, es corriente saltarse bajando a la Hoya de Ceranzo, que es esa depresión kárstica que se aprecia a la derecha. 

Pero la arista, venciendo la aprensión a la altura, carece de dificultad. Incluso en los pasajes más afilados, el paso es seguro y no hay obstáculos. Sólo tuve que apoyar las manos (I) en un par de ocasiones, ambas para bajar sendos escalones de menos de dos metros.

Por otro lado, se pasan perspectivas como ésta.

Antes de llegar a la cumbre, encontré otro ventisquero, algo más empinado que el anterior, pero no mucho (35-40º).

Luego, la subida se vuelve aún más apacible. Un lomo rocoso, de mediana pendiente, bastante regular, hasta...

... la cima del pico de las Corcadas. Al llegar, asomaron en el horizonte viejos conocidos: el Mampodre y Peña Ten, desafortunadamente velados por la calima.

Al norte, se desplegaban ahora los tres macizos de los Picos de Europa, más allá del tramo de divisoria cantábrica entre los puertos del Pontón y Pandetrave.

Atrás, al este, Sierra Mediana y Peña Prieta en el horizonte, sobre la arista recorrida.

En el arco sur, se alineaban las crestas del Alto Carrión y la Sierra de Hormas, culminada ésta en el Pandián.

Al oeste, aún continuaba la cresta hacia la anónima punta 2.046 y el Alto de la Panda. La arista a recorrer seguía siendo discretamente amplia, lo suficiente para caminar por ella tranquilamente, y no presentaba obstáculos.

La cumbre desde la punta 2.046. Impresionante la caída al sur.

Ahora podía ver la horcada que se abre al este del Alto de la Panda, profunda pero sin dificultad.

Mirada atrás desde el hito del Alto de la Panda. La perspectiva no es buena y, es más, no parece estar la señal en lo más alto.

Siendo éste el extremo occidental de la arista, el buen panorama estaría al oeste, pero la calima lo estropeaba. Ni el valle del Río Orza ni las crestas del Mampodre y Peña Ten se llegaban a ver bien. Se llegaban a distinguir algunas montañas más lejos, pero irreconocibles. Aquí, giré a la derecha (NE), para...

... abandonar la cresta bajando por un amplio lomo, empinado y pedregoso, quizá lo más incómodo de toda la jornada. Al pie del mismo, se abre una collada (1.843) anónima, de la cual sale una senda a la izquierda que rodea un pequeño alto y por la que iba a terminar de bajar al valle.

A media bajada, una bonita perspectiva a mi derecha, con los macizos del Cornión y los Urrieles a ambos lados de la mole redondeada del pico Gabanceda.

Ya en la senda, una mirada atrás, al Alto de la Panda sobre el lomo que acababa de descender.

Desde el caminillo, se veía así de bien la Sierra de Hormas, al otro lado del valle del Orza.

Al ir girando con la ladera, se fue descubriendo la Sierra de Cebolleda, hasta...

... volver a ganar la cuerda, que aquí amplísima y suave, frente al Gabanceda y, otra vez, Los Urrieles.

Al llegar al Collado Valcarque, dejé la senda por un desvío a la derecha (NE). La salida no estaba clara, tapada además, como descubrí luego, por un nevero. Pero tenía la referencia indudable del trazo en la ladera de enfrente a ese lado, pues la senda atraviesa la ladera para cruzar el barranco que se ve, antes de...

... girar para acabar de descender al valle, con la cresta de Corcadas, más nevada y menos rocosa por este lado.

Al final de la bajada, la vaguada se abrió en los prados de Ceranzo, donde la confluencia de torrentes da lugar al río de ese nombre. Manteniendo dirección nordeste, crucé el llano, llevando...

... el Gabanceda a mi izquierda y...

... el Corcadas al otro lado.

Al llegar al cabo de una pista, la seguí en su descenso del valle. Es la misma por la que había comenzado la excursión, así que ya sólo me quedaba seguirla.

Los únicos obstáculos que me encontré fueron los cruces de un par de torrentes sin puente. Crecidos como iban, acabé mojándome los pies. Pero ya quedaba muy poco.

A medio valle, pasé un hayedo que crece en el tramo más estrecho del mismo.

Al abrirse de nuevo el terreno, la vista del Vallines al fondo me anunció la cercanía del final.

Comentarios

  1. Hola Luiso

    Siempre me ha llamado mucho la atención el Corcadas.
    Cuándo desde el cercano Gabanceda tu mirada se ha detenido durante un buen rato con su magnífica vista de los macizos Occidental y la preciosa fachada sur del Central de Picos y el valle de Valdeón, te giras 180 grados al sur y ahí aparece, con su pequeño pero llamativo cuenco norte y su cresta caliza. Destaca ciertamente altivo e interesante.

    Con esta estupenda y como siempre detallada reseña, este dos mil de la Cantábrica avanza bastante en mi lista de montañas imprescindibles a visitar.

    Saludos campeón y ya sesentón, je, je, bienvenido al club.

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  2. Gracias, Alfredo; siempre un placer recibir tus comentarios. Casualmente, yo también lo vi desde el Gabanceda la primera vez que me llamó la atención. Y ese cuenco norte, ahora que he podido contemplarlo desde los prados de Ceranzo, tiene también una visita en invierno. Un abrazo

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