Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Una
alternativa más en ese maravilloso rincón en que se convierte la cara norte de
la Cabeza de Hierro Mayor. Poco conocido por su situación marginal, es de los
más empinados y largos del sector, manteniendo además los 45º durante bastante
rato. De hecho, de los itinerarios que llevo subidos en la cara norte de
Cabezas de Hierro es, con la excepción de la cascada, el que presenta mayor
dificultad. Interesante como paso de los itinerarios fáciles a las dificultades
moderadas, además de divertido. El estar fuera del gran pasillo, en una ladera
bastante abierta, le quita “ambiente” pero permite mejores panoramas.
RELATO GRÁFICO:
La niebla
dejaba poco que ver en el Puerto de Cotos cuando salí de allí, tomando la senda
que se dirige al sur por lo alto de la Loma del Noruego. Al poco, en una
bifurcación, bajé a la izquierda (SE) para...
...
cruzar la carretera de Valdesquí y tomar el camino, balizado como PR, va a Las
Cerradillas. Pasando por un claro junto al Refugio del Pingarrón, salí de la
niebla y vi brillar al fondo las Cabezas de Hierro.
También,
las crestas que rodean el Circo de las Guarramillas.
La senda
cruza el torrente del mismo nombre y se interna en el pinar, comenzando una
prolongada travesía al este.
Al doblar
un lomo para pasar de la vertiente de Guarramillas a la de Cerradillas, los
árboles se abrieron momentáneamente, dejando ver algo del valle de La Angostura
y...
... la
cara norte de la Cabeza de Hierro Mayor, con los dos Pulmones y, a la izquierda
del izquierdo, el tubo por donde iba a subir.
Luego,
llegué a otra bifurcación giré a la izquierda (S) para descender a...
...
cruzar un segundo torrente, el de Cerradillas. En la orilla derecha, dejé la
senda balizada, que baja junto al cauce, para tomar otra, más estrecha y
borrosa, que sigue recto (E) y atraviesa la ladera manteniendo cota.
Al llegar
ante un torrente, giré a la derecha (NE) para remontarlo, primero por donde
mejor me pareció...
... por
la canchalera que rodea el cauce y, luego, cuando los encontré, siguiendo unos
hitos que marcaban el paso más cómodo, alternando ambas orillas. Al ganar
altura fueron menudeando los neveros hasta...
...
hacerse continua la nieve hacia los 1.850 m de altitud. Encontré el manto duro,
lo que obligaba a calzar crampones pero hacía la progresión cómoda. Delante, el
tubo escogido se iba definiendo; el trazado bueno estaba muy claro, siguiendo
la base de la roca del Pulmón Izquierdo.
Para
entonces, ya fuera del bosque, Peñalara se había descubierto totalmente a mi
espalda. Y la nube que seguía en Cotos parecía subrayar la montaña.
Donde el
torrente gira, dejé los hitos, que se iban hacia la derecha, y continué recto (SE),
dirigiéndome a la entrada del tubo a través de una despejada ladera nevada, con
la pendiente incrementándose gradualmente.
De hecho,
alcanzó los 45º antes de entrar en el corredor, como se aprecia en esta foto a
mi izquierda, donde se ve asomar el grupo del pico del Nevero, más allá de una
manta de nubes que pugna por cruzar el cordal principal del Guadarrama.
Al otro
lado, las nubes también persistían más allá de Valdemartín, aunque, fijándose
bien, se veía asomar un piquito que debe de ser uno de los de la Mujer Muerta.
Y luego,
hacia los 2.050 m de altitud, entré en el tubo. Durante los siguientes 150 de
desnivel, la pendiente se iba a mantener en torno a los 45º, bajando poco de
esa cantidad y superándola ligeramente en varios tramos de entre cinco y diez
metros, donde, además, solía aflorar el hielo.
Mal sitio
para ponerse a hacer fotos; así que ésta es ya saliendo del tubo, cerca de la
cota 2.200. Véase la sutil marca que dejaban mis crampones. En Cotos, seguía la
niebla, mientras que,...
... si
bien habían aparecido algunas nubes alta, el cielo sobre mi cabeza estaba razonablemente
despejado. Por delante, la cima aún invisible, tenía ahora una rampa de nieve
helada de algo menos de 200 m de desnivel y una pendiente que comenzaba en 40º
e iba a ir disminuyendo gradualmente.
A mi
izquierda, la vista se extendía ahora hasta las crestas de Ayllón, mientras
que, a mi espalda,...
...
Peñalara dominaba el Paisaje y,...
... al
oeste, además de verse ya la cresta de la Mujer Muerta, se podía constatar la
cercanía de la cumbre al descubrirse la vecina Cabeza de Hierro Menor y el
tramo occidental de la Cuerda Larga.
La
pendiente bajó hasta unos escasos 20º en una ancha terraza al pie de cima,
antes del breve achuchón final. Allí, por cierto, convergí con los pocos
montañeros que me encontré. Ya los había visto al pie de la cara norte y ahora
debían de salir de alguna de las rutas entre los Pulmones.
Al
culminar la Cabeza de Hierro Mayor, apareció ante mí la llanura meridional, oscurecida
por la nubosidad y enmarcada por la Pedriza y la Cuerda de los Porrones.
Al este,
la visión quedaba limitada por la propia cuerda, pero, era tal el vendaval que
soplaba que ni me planteé acercarme para ganar perspectiva. Cuanto menos
estuviese en cumbre, mejor.
Al norte,
el terreno tampoco dejaba ver el valle del Lozoya que se abre entre Peñalara y este
pico.
Al noroeste,
Cotos ya se había despejado y la Mujer Muerta se veía completa.
Comencé enseguida
el retorno, bajando al suroeste por la cuerda, amplia y suave. Ya descansaría
en cuanto estuviera algo resguardado. Delante, la Cabeza de Hierro Menor aparecía
entre la Maliciosa y la pareja Guarramillas – Valdemartín, que parecían un solo
cerro.
Antes de
llegar al collado de Entrecabezas, derivé a la derecha (O) para descender
directamente hacia una collada que se veía al pie de la Cabeza Menor, en su
lomo noroccidental. Se la ve encima de por donde iban los tres de antes.
Crucé el
lomo y continué bajando al oeste, apuntando a la Mujer Muerta, por pendientes
crecientes.
Al ir
perdiendo altura, se fue descubriendo y definiendo el Tubo de las Cerradillas,
considerado ruta normal de esta vertiente. Aun así, la pendiente supera claramente
los 30º, que, sin ser gran cosa, aconseja llevar el piolet preparado, sobre
todo con la nieve helada. Al girar al norte el barranco,...
... la pendiente
remite y comencé a ver hitos y marcas de PR en algunas piedras sobresalientes.
También, al fondo, magnífica, Peñalara. No tardé en llegar al límite del pinar,
donde...
... encontré
el primero de los tres torrentes que hube de vadear, todos sin complicaciones. La
nieve fue clareando y...
...
asomando la senda que marcaban las señales que iba siguiendo. Se trata de la
misma por la que inicié la excursión, así que, siguiéndola, no tardé en reencontrar
el cruce donde me había desviado para cruzar el Arroyo de Las Cerradillas y la ruta de ida. Siguiéndola acabé llegando al
Puerto de Cotos sin salir ya del pinar, salvo...
... al
pasar junto al Pingarrón, desde donde se veían Peñalara y...
... las
Cabezas de Hierro mostrando su cara norte. Un buen sitio para decir hasta la
próxima.
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