Muela de San Juan (1.844)

ASCENSIÓN DESDE GRIEGOS

RECORRIDO DE LA MESETA CON EL CERRO DE LAS PERENALAS (1.799)

La Muela de San Juan es la mayor altitud de los Montes Universales, alineación montañosa que se eleva entre la Sierra de Albarracín y la Serranía de Cuenca, en el complejo sector central de la cadena meridional del Sistema Ibérico. Como todas las montañas de esta zona, se trata de una loma que se eleva modestamente del altiplano circundante; de hecho, apenas doscientos metros de desnivel separan el pueblo de Griegos de la cima. En este caso, además, la culminación es una amplia meseta muy suavemente ondulada y cubierta de pinos, de modo que el panorama queda limitado a unos pocos miradores, asomándose a los bordes de la meseta. Respecto a las posibilidades deportivas tampoco son importantes y el atractivo queda limitado a los apacibles recorridos forestales, bastante tranquilos en esta comarca apartada.

La ruta consiste en encaramarse a la meseta cimera de la Muela de San Juan desde el pueblo más cercano, siguiendo un viejo camino, rodearla luego siguiendo más o menos sus bordes y volver a descender por el mismo camino.

La Muela de San Juan desde las afueras de Griegos

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierra de Albarracín y Montes Universales (Cordillera Ibérica)
  • Unidad: Montes Universales
  • Base de partida: Griegos (Teruel)

ACCESO: Griegos está 79 km al oeste de Teruel, por Cella, Monterde de Albarracín y Orihuela del Tremedal. El punto ideal para iniciar la excursión es el final de la Calle de las Eras, que se toma girando a la derecha (O) sin entrar en el pueblo, por un desvío indicado al cercado de los ciervos y aparcamiento de autocaravanas. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen a ese punto en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.618 / 1.844
  • Mi tiempo efectivo: 3h44
  • Mi tiempo total: 4h16
  • Dificultades: Muy fácil, en las condiciones del día (capa de menos de 10 cm de nieve fresca durante todo el recorrido). Itinerario por caminos con pendientes suaves, que sólo puntualmente alcanzan los 10º.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Griegos por el viejo camino que remonta al NO la ladera de La Umbría, hasta la cuerda de la montaña, donde se encuentra con el carril que la recorre. Seguirlo a la izquierda (SE) y, pasado el mirador de la Cruz de Santa Bárbara, cuando la pista deriva liegramente a la izquierda, dejarla por la derecha (S) para alcanzar, caminando entre los pinos, la cima de la Muela de San Juan.

Descender a la izquierda (E) para regresar al camino por lo más corto y proseguir el cresteo a la derecha (       SE). A la altura de Peña Civera, el carril gira al oeste y pasa a atravesar la planicie cimera. Poco después de dejar de lado un desvío a la izquierda y pasar un gran claro, dejar de nuevo la pista por la derecha (N), para atajar esta ver hasta el vértice del Cerro Perenalas.

Bajar hacia la derecha (E) y, al llegar a la pista, tomarla a la derecha (S). Luego, hay que girar en dos bifurcaciones sucesivas a izquierda (NE) y derecha (N) respectivamente. Tras rodear La Celadilla, el camino nos devuelve a la cresta y toma dirección SE, llevándonos hasta el cruce en que culminamos la subida inicial de la ruta. Girando ahora a la izquierda (SE), sólo queda retornar a través de La Umbría, por la senda ya conocida, a Griegos.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Este itinerario estruja prácticamente todas las posibilidades del monte. Coincide íntegramente con la ruta señalizada de Las Perenalas, pero abandonándola para ir a pisar la cumbre verdadera y el vértice Perenalas (que no Pernalas), mediante sendos rodeos bosque a través. Pero el paso por las dos cimas no tiene otro aliciente que el testimonial, pues las vistas son nulas en ambos casos, aunque añaden el aliciente de caminar, aunque sea brevemente, sin senda entre los pinos; y eso, en un día de sol, con la nieve sin pisar y en absoluto silencio, da un sabor especial a cualquier excursión. Sin nieve, creo que esta caminata sería un poco sosa; bonita, pues el bosque lo es, pero acabaría haciéndose monótona. En resumen, que la ascensión a la Muela de San Juan carece de dificultad, tiene poca exigencia física (no digamos ya si subimos en coche hasta la estación de esquí) y está más justificada por la importancia orográfica del pico que por otros factores.

RELATO GRÁFICO:

Al oeste de Griegos se alza modestamente la Muela de San Juan. Para ascender a ella, comencé dejando el pueblo por la Calle de las Eras y, luego, por el carril que lo prolonga al noroeste, reproduciendo el trazado del viejo Camino de los Poyales.

Ya de salida, me encontré unos carteles que indicaban la Ruta de Las Perenalas; por la misma iba a transcurrir casi toda la excursión, excepto cuando me desvié para pisar las cimas del día. Ya lo contaré. El caso es que, tras superar una suave rampa entre campos,...

... la senda se estrechó considerablemente y entré en el pinar de La Umbría.

El arbolado en la Muela de San Juan es denso, pero el terreno está despejado entre los troncos. Y, aunque limitaba la visión, estaba muy bonito, como sucede siempre en los días soleados, cuando la nieve contrasta con los colores oscuros de los pinos. 

Sólo ocasionalmente, algún hueco me permitía ver el altiplano que se extiende hasta la Sierra de Albarracín, cuyo pico más alto, el Caimodorro, se distinguía claramente.

Tras cómoda subida en diagonal, alcancé la cuerda y el camino que la recorre, que tomé a la izquierda (SE).

Este carril es ancho y, pese a la nieve, se le distinguía muy bien por unas rodadas.

Aunque éstas se perdieron al paso por un alto anónimo (1.819), bastaba cruzarlo en línea recta para encontrar la continuación.

Y así, por terreno suave y amplio, muy agradable de caminar, y con un espesor de nieve blanda que era como caminar seco, llegué a la estación de Esquí de fondo, que consiste simplemente en un bar y un aparcamiento. Allí, desemboqué en la carretera de acceso, que seguí a la derecha (S), pero para desviarme enseguida a la izquierda (E) para cruzar el aparcamiento y...

... asomarme al borde oriental de la meseta, desde el cual se dominaba, un amplio panorama, que se extendía por toda la comarca del alto Turia en un sector que abarcaba desde las Sierras de Albarracín a la de Javalambre. Ahora debía seguir el cordal hacia la torre de vigilancia que se ve a la derecha (SE). Me dirigí directamente hacia ella, ya que...

... lo suave y despejado del terreno hacía innecesario ir por el camino. Tras culminar una breve cuesta, que es la pendiente más fuerte y continua del día, me encontré...

... en la base de la torre, donde hay un mirador, la Cruz de Santa Bárbara, que se asoma de nuevo al este. No me detuve mucho, pues las vistas eran prácticamente iguales a las del aparcamiento.

Quizá es algo mejor la perspectiva hacia Albarracín, que mostraba a la izquierda del Caimodorro otro par de sus alturas principales: la Peña de la Gallina y el San Cristóbal.

La pista pasa por el mirador y ahora sí la retomé para continuar por el cordal al suroeste. Pero enseguida, en este ligero giro a la izquierda, dejé el carril por la derecha (S) para internarme en el bosque y...

... ganar muy suavemente altura entre los pinos hasta...

... llegar aquí. Confirmado por el mapa del GPS, hacia el centro de la foto, entre esos dos pinos de delante, está el punto más alto de la Muela de San Juan y de los Montes Universales. La verdadera cima. Como se ve, el panorama es nulo, pero el paraje es bonito y sirvió de excusa para caminar, aunque sea brevemente, bosque a través por la nieve virgen y dar una pincelada silvestre a la ruta. En fin, que giré a la izquierda (E) y, tras un suave descenso por terreno similar, aparecí...

... de nuevo en la pista, que tomé a la derecha (SE). Aunque caminaba junto al borde de la planicie culminante, una fila de árboles me impedía la visión al este.

A través del único hueco ante el que pasé en este tramo, se veían las lejanas nieves de la Sierra de Javalambre y, a la derecha, la masa oscura de la de Jabalón. En la monótona cresta de la primera, se llegaba a...

... distinguir el pico que culmina y da nombre al conjunto.

Poco después, justo antes de que el cordal descienda mucho por Peña Civera, la pista giró cerradamente para tomar dirección noroeste y continuar recorriendo la meseta, ahora cerca de su borde occidental.

Pero, otra vez, entre la pista y el cantil, una banda de arbolado tapaba las vistas.

En este tramo, pasé dos puntos característicos. El primero es este cruce, donde continué recto (NO).

El segundo, un gran claro, a la derecha del cual el terreno se abombaba ligeramente en la segundo cima del día, el Perenalas.

Poco después, cuando el terreno me pareció favorable y, la dirección adecuada, me desvié a la derecha (NE) y...

... acometí una nueva remontada directa entre los pinos, aún más tendida y cómoda que la de la cima de la Muela.

Tenía esperanzas de que este otro pico fuera más panorámico, al haberse emplazado aquí el vértice geodésico. Pero los pinos rodeaban la señal sin dejar ver nada. Para volver a la pista, me dirigí a la derecha (E).

Al poco, la pendiente y poca altura de los pinos, me permitieron ver el extremo opuesto de la meseta, donde destacaba la torre de vigilancia, que tomé de referencia. Cuando dejé de verla,...

... me encontré con el arranque de una vaguada que me guio  en los metros finales de descenso hasta...

... la pista, la misma de antes, que tomé a la derecha (E).

Tras dejar de lado dos desvíos en peor estado, llegué a esta bifurcación en paso por el Barranco de las Avellanas, donde, atendiendo además al cartel, continué por la izquierda (NE).

Luego, dejé la pista principal por este desvío a la derecha (N),...

... más estrecho, pero también cómodo.

Rodeando La Celadilla, torca de considerable tamaño, pero poco visible por lo denso del pinar, el camino giró hasta...

... tomar dirección sur para continuar junto al borde oriental de la meseta. Como casi siempre, con la visibilidad “hacia fuera” entorpecida por los pinos.

Y, así, llegué al cabo al cruce aquél en que había alcanzado antes la cresta del monte. Ahora, giré a la izquierda (SE) para...

... deshacer camino por el de Los Poyales, que seguía sin mostrar otras huellas que las mías de subida.

En otro hueco entre pinos, me fijé ahora en que se veían los cantiles de El Cuarto, en el extremo septentrional de la vertiente.

Pisando pues terreno conocido, acabé llegando a Griegos sin otra novedad que una considerable disminución del manto nevado.

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