Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Este
itinerario estruja prácticamente todas las posibilidades del monte. Coincide
íntegramente con la ruta señalizada de Las Perenalas, pero abandonándola para
ir a pisar la cumbre verdadera y el vértice Perenalas (que no Pernalas),
mediante sendos rodeos bosque a través. Pero el paso por las dos cimas no tiene
otro aliciente que el testimonial, pues las vistas son nulas en ambos casos,
aunque añaden el aliciente de caminar, aunque sea brevemente, sin senda entre
los pinos; y eso, en un día de sol, con la nieve sin pisar y en absoluto
silencio, da un sabor especial a cualquier excursión. Sin nieve, creo que esta
caminata sería un poco sosa; bonita, pues el bosque lo es, pero acabaría
haciéndose monótona. En resumen, que la ascensión a la Muela de San Juan carece
de dificultad, tiene poca exigencia física (no digamos ya si subimos en coche
hasta la estación de esquí) y está más justificada por la importancia
orográfica del pico que por otros factores.
RELATO GRÁFICO:
Al oeste
de Griegos se alza modestamente la Muela de San Juan. Para ascender a ella,
comencé dejando el pueblo por la Calle de las Eras y, luego, por el carril que
lo prolonga al noroeste, reproduciendo el trazado del viejo Camino de los
Poyales.
Ya de
salida, me encontré unos carteles que indicaban la Ruta de Las Perenalas; por
la misma iba a transcurrir casi toda la excursión, excepto cuando me desvié
para pisar las cimas del día. Ya lo contaré. El caso es que, tras superar una
suave rampa entre campos,...
... la
senda se estrechó considerablemente y entré en el pinar de La Umbría.
El arbolado
en la Muela de San Juan es denso, pero el terreno está despejado entre los
troncos. Y, aunque limitaba la visión, estaba muy bonito, como sucede siempre
en los días soleados, cuando la nieve contrasta con los colores oscuros de los
pinos.
Sólo
ocasionalmente, algún hueco me permitía ver el altiplano que se extiende hasta
la Sierra de Albarracín, cuyo pico más alto, el Caimodorro, se distinguía
claramente.
Tras
cómoda subida en diagonal, alcancé la cuerda y el camino que la recorre, que
tomé a la izquierda (SE).
Este
carril es ancho y, pese a la nieve, se le distinguía muy bien por unas rodadas.
Aunque
éstas se perdieron al paso por un alto anónimo (1.819), bastaba cruzarlo en
línea recta para encontrar la continuación.
Y así,
por terreno suave y amplio, muy agradable de caminar, y con un espesor de nieve
blanda que era como caminar seco, llegué a la estación de Esquí de fondo, que
consiste simplemente en un bar y un aparcamiento. Allí, desemboqué en la carretera
de acceso, que seguí a la derecha (S), pero para desviarme enseguida a la
izquierda (E) para cruzar el aparcamiento y...
... asomarme al borde oriental de la meseta, desde el cual se dominaba,
un amplio panorama, que se extendía por toda la comarca del alto Turia en un
sector que abarcaba desde las Sierras de Albarracín a la de Javalambre. Ahora
debía seguir el cordal hacia la torre de vigilancia que se ve a la derecha
(SE). Me dirigí directamente hacia ella, ya que...
... lo suave y despejado del terreno hacía innecesario ir por el camino.
Tras culminar una breve cuesta, que es la pendiente más fuerte y continua del
día, me encontré...
... en la base de la torre, donde hay un mirador, la Cruz de Santa
Bárbara, que se asoma de nuevo al este. No me detuve mucho, pues las vistas eran
prácticamente iguales a las del aparcamiento.
Quizá es algo mejor la perspectiva hacia Albarracín, que mostraba a la
izquierda del Caimodorro otro par de sus alturas principales: la Peña de la
Gallina y el San Cristóbal.
La pista pasa por el mirador y ahora sí la retomé para continuar por el
cordal al suroeste. Pero enseguida, en este ligero giro a la izquierda, dejé el
carril por la derecha (S) para internarme en el bosque y...
... ganar muy suavemente altura entre los pinos hasta...
... llegar aquí. Confirmado por el mapa del GPS, hacia el centro de la
foto, entre esos dos pinos de delante, está el punto más alto de la Muela de
San Juan y de los Montes Universales. La verdadera cima. Como se ve, el
panorama es nulo, pero el paraje es bonito y sirvió de excusa para caminar,
aunque sea brevemente, bosque a través por la nieve virgen y dar una pincelada
silvestre a la ruta. En fin, que giré a la izquierda (E) y, tras un suave
descenso por terreno similar, aparecí...
... de nuevo en la pista, que tomé a la derecha (SE). Aunque caminaba
junto al borde de la planicie culminante, una fila de árboles me impedía la
visión al este.
A través del único hueco ante el que pasé en este tramo, se veían las
lejanas nieves de la Sierra de Javalambre y, a la derecha, la masa oscura de la
de Jabalón. En la monótona cresta de la primera, se llegaba a...
...
distinguir el pico que culmina y da nombre al conjunto.
Poco
después, justo antes de que el cordal descienda mucho por Peña Civera, la pista
giró cerradamente para tomar dirección noroeste y continuar recorriendo la
meseta, ahora cerca de su borde occidental.
Pero,
otra vez, entre la pista y el cantil, una banda de arbolado tapaba las vistas.
En este
tramo, pasé dos puntos característicos. El primero es este cruce, donde
continué recto (NO).
El
segundo, un gran claro, a la derecha del cual el terreno se abombaba
ligeramente en la segundo cima del día, el Perenalas.
Poco
después, cuando el terreno me pareció favorable y, la dirección adecuada, me
desvié a la derecha (NE) y...
...
acometí una nueva remontada directa entre los pinos, aún más tendida y cómoda
que la de la cima de la Muela.
Tenía
esperanzas de que este otro pico fuera más panorámico, al haberse emplazado
aquí el vértice geodésico. Pero los pinos rodeaban la señal sin dejar ver nada.
Para volver a la pista, me dirigí a la derecha (E).
Al poco,
la pendiente y poca altura de los pinos, me permitieron ver el extremo opuesto
de la meseta, donde destacaba la torre de vigilancia, que tomé de referencia.
Cuando dejé de verla,...
... me
encontré con el arranque de una vaguada que me guio en los metros finales de descenso hasta...
... la
pista, la misma de antes, que tomé a la derecha (E).
Tras
dejar de lado dos desvíos en peor estado, llegué a esta bifurcación en paso por
el Barranco de las Avellanas, donde, atendiendo además al cartel, continué por
la izquierda (NE).
Luego,
dejé la pista principal por este desvío a la derecha (N),...
... más
estrecho, pero también cómodo.
Rodeando
La Celadilla, torca de considerable tamaño, pero poco visible por lo denso del
pinar, el camino giró hasta...
... tomar
dirección sur para continuar junto al borde oriental de la meseta. Como casi
siempre, con la visibilidad “hacia fuera” entorpecida por los pinos.
Y, así,
llegué al cabo al cruce aquél en que había alcanzado antes la cresta del monte.
Ahora, giré a la izquierda (SE) para...
...
deshacer camino por el de Los Poyales, que seguía sin mostrar otras huellas que
las mías de subida.
En otro
hueco entre pinos, me fijé ahora en que se veían los cantiles de El Cuarto, en
el extremo septentrional de la vertiente.
Pisando
pues terreno conocido, acabé llegando a Griegos sin otra novedad que una considerable
disminución del manto nevado.
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