Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Como ya dije,
un itinerario clásico y, en mi opinión, la forma más bonita de subir a Siete
Picos. Las trepadas a los picos primero y segundo no son imprescindibles pero
completan los atractivos de la mera ascensión a Siete Picos, que, por cierto,
ahora viene en los mapas como Pico Somontano; que yo sepa, nadie (bueno, casi
nadie) lo llama así. El resto de los picos, del tercero al sexto, no aportan
visualmente casi nada y, además, encaramarse al bloque cimero del Cuarto
elevaría mucho la dificultad.
Por otro
lado, recorrer la Senda Herreros es mayor obstáculo que las trepadas, pero es
el retorno más lógico y atractivo. Se podría hacer más tranquilo, aunque un
poco más largo, bajando al Camino Schmid y retomando la Senda de los Alevines
en el Collado Ventoso. Pero lo clásico y, creo, que lo más atractivo es el
recorrido que hicimos.
RELATO GRÁFICO:
Salimos
de Camorritos cruzando la barrera que cierra la Vereda de las Encinillas, que,
marcada como GR, asciende cómodamente a través del pinar hasta...
... salir
del bosque en Navarrulaque. Allí, se cruzan varios caminos y nosotros tomamos
en segundo que sale a la derecha (NE).
Se trata
de la Senda de los Alevines, que, marcado de amarillo, vuelve a entrar bajo los
pinos y, manteniendo la cómoda tónica anterior, prosigue la remontada.
Al
disminuir la densidad del arbolado con la altitud, de vez en cuando se
presentaba a nuestra vista la cresta de los Siete Picos.
También, al
otro lado, la llanura madrileña limitada por los montes de El Escorial, que
asomaban más allá de la Peñota y la Peña del Águila.
Al salir
del pinar a la pradera de Majalasna, vimos alzarse a la izquierda el pico
homónimo. Para ascender al mismo, continuamos a través del prado hasta que el
terreno dejó de subir. Entonces, giramos a la izquierda (O), para...
...
encarar una acanaladura que presentan los bloques amontonados en la cara
oriental y que permite trepar fácilmente (I) a...
... la
cima del Pico de Majalasna, primer hito de la jornada. Lo más destacable del panorama,
lo que justifica el desvío, son...
... las
perspectivas del Valle de la Fuenfría, tanto hacia su cabecera como hacia...
... el
amplio surco pinoso que cae hacia Cercedilla.
Y, desde
luego, la excelente vista del Segundo Pico, al que nos dirigiríamos a
continuación. Para ello, volvimos a donde habíamos dejado la Senada de los
Alevines, y la retomamos pero para dejarla a los pocos metros,...
... según empieza a perder altura, por un
trazo que sale a la derecha (NE), menos evidente pero con marcas de PR e hitos.
El mismo
vuelve bajo los árboles y gana altura, con algunos pasajes incómodos y
empinados, los primeros del día.
Tras
rodear el Segundo Pico por el sur y el este, la senda alcanza la cuerda en el
collado entre éste y el tercero. Poco antes, dejamos el trazo por la izquierda
(O), para entrar por la brecha existente entre los dos canchos que conforman
esta cima y encaramarnos al más alto, que es el del sur (izquierdo), aunque a
ojo parezca otra cosa.
Al final,
hubo que volver a trepar, afrontando la mayor dificultad la jornada, que
tampoco llega a ser mucha (I+).
Desde lo
alto del Segundo Pico, descubrimos el ancho surco que el Río Eresma abre entre
la Camorca y Peñalara.
A la
izquierda, se proyecta, desde la cabecera de la Fuenfría, el cordal que forman
el Montón de Trigo, la Mujer Muerta y la Sierra del Quintanar.
Al sur,
la llanura madrileña parecía no tener final.
Y lo que
justifica esta segunda trepada. Al este, una bonita vista del cresterío que se
extiende del segundo al séptimo y más alto de los Siete Picos, sobre el cual
sobresalían ligeramente las crestas de Cabezas de Hierro y las Guarramillas.
Nos disponíamos ahora recorrer este cordal y hubiéramos podido seguir tocando
cimas pero, por haberlo hecho ya, no creo que merezca la pena. Así que bajamos
al collado que nos separaba del Tercer y Pico y allí seguimos recto (E), por la
senda balizada que va rodeando los riscos por el norte (izquierda).
Al alejarnos
del Segundo Pico, una mirada atrás para verlo en perspectiva. Para mí, es el
más bonito del conjunto, aunque...
... no el
más espectacular, pues otros como este Tercero, lo superan.
El
caminillo alternaba tramos comodos con otros no tanto, entre bloques, y hay
que tener cuidado pues se han abierto ramales que podríamos llamar poco
lógicos.
Al cabo,
llegamos ante el torreón del Séptimo Pico, o Siete Picos a secas. El topónimo
Pico Somontano que figura en las ediciones más recientes del IGN no sé de dónde
ha salido, pero nunca, en mis más de treinta años pateando el Guadarrama, había
oído llamarlo así. En fin. Siguiendo los cánones, atacamos el torreón por la
izquierda, donde la senda se acerca al roquedo que, en su cara NE está...
...
dispuesto en forma de una sucesión de repisas que, remontadas a la derecha,
permiten una trepada fácil (I). La cosa es que, sea porque uno va cumpliendo
años y cada vez cuesta más levantar la pierna, sea porque la roca está cada vez
más pulida por el paso de montañeros, encontré la superación del primero de
esos escalones muy alta y más forzada de lo que recordaba. Luego, a la bajada,
volveré sobre ello.
Desde la
cumbre de Siete Picos, hay un extenso panorama al sur, aunque este día la
atmósfera no estaba muy clara.
Más a la
izquierda, sucesión de cordales: Fuenfría, Malagón - Cuelgamuros y Gredos, ya
muy difusa.
Al oeste,
más allá de la cresta de Siete Picos, la Mujer Muerta.
Siguiendo
con la vuelta, el alto valle del Eresma bajo Peñalara.
Al este,
el extremo occidental de la Cuerda Larga, con la Maliciosa desprendida a la
derecha. Hacia allí, por las sendas que baja a ese lado, emprenderíamos el
regreso.
Antes,
destrepamos el cancho cimero y descubrimos que ahora puede que sea más fácil
iniciar la subida por la esquina oriental del mismo, por donde se ve a esa
persona subiendo, para luego ir a la
derecha por una repisa, sobrepasando la vertical del hito, para ir a tomar el
graderío de siempre (está donde más alto llega el verde) por encima del paso de
entrada. De todas formas, estamos hablando de alternativas que no pasan, ni
saliéndose de vía, del II grado, así que tampoco es tan importante.
Sigo:
hitos, marcas de pintura y una traza pedregosa, empinada y más bien incómoda,
nos llevaron a descender hacia el este, a través del pinar que cubría la
cuerda.
Salimos
del arbolado en el amplio collado de la Pradera de Siete Picos. Nada más llegar
a la misma, dejamos este camino, girando a contramano a la derecha (SO), para
seguir por...
... la
famosa Senda Herreros, también homologada como PR, que se presentó en su inicio
como amplia y perfectamente acondicionada. Comodísima.
Además,
en la primera parte de la bajada a través de la vertiente meridional de Siete
Picos, muy gradual y con el arbolado no muy denso, íbamos disfrutando de un
buen panorama, que abarcaba tanto las estribaciones vecinas, como...
... la
llanura al sur.
Después
de cruzar el lomo de Cueva Lirón, dando vista a Cercedilla, el entorno se tornó
más abrupto y rocoso. La senda, o mejor dicho las señales, pues no había traza,
tan pronto nos lanzaba a empinadas bajadas, como...
...
ganaba algo de altura o cruzaba placas inclinadas. Siempre por terreno
escabroso, donde hubimos de ayudar de las manos con frecuencia. Además, hitos y
marcas de pintura parecían discrepar a veces, señalando aparentemente
direcciones distintas y obligando a prestar casi tanta atención al terreno como
si no estuvieran las señales.
Toda esa
incomodidad duró hasta que volvimos meternos en el bosque en el fondo del Cóncavo
de Siete Picos. Allí encontramos un recién nacido Río Pradillo, que se vadea sin
siquiera alargar el paso. Y, súbitamente, el camino mejoró, pasando en pocos
metros de clara senda bien trazada a...
...
verdadero camino real; sobre todo, a partir de haber dejado a la izquierda el
desvío que, siguiendo el cauce del Pradillo, baja más directamente a
Cercedilla. Nosotros nos mantuvimos, con el PR, avanzando al suroeste, hasta...
Llegar a
Navarrulaque, donde cerramos el circuito, dando con el itinerario de subida. Concretamente,
la Vereda de las Encinillas era ahora el primer camino que salía a la izquierda
(SE), y por él completamos el regreso a Camorritos.
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