Siete Picos (2.138)

CRESTEO DESDE CAMORRITOS

POR MAJALASNA Y BAJADA POR LA SENDA HERREROS

Los dos cordales cruzados que en que se articula el Guadarrama se encuentran en el pequeño núcleo montañoso, casi independiente, de Siete Picos. Se trata de una gran loma boscosa con un característico remate horizontal, sobre el que se alzan los riscos que le dan nombre. La roca surge aquí casi directamente del pinar, dando como resultado un entorno bello y variado. Belleza que se ha mantenido pese al alto grado de humanización de la montaña, con pistas y caminos que suben hasta la misma cresta, pero trazados con la suficiente discreción para no ofender la vista. Tampoco tienen desperdicio las vistas sobre las cumbres vecinas. Por todo esto, hace tiempo que considera a esta montaña la más atractiva de todo el Guadarrama, aunque las haya más altas.

Este es un itinerario clásico. Partiendo de Camorritos, alcanza el Segundo de los Siete Picos por lo más fácil, pasando por Navarrulaque y Majalasna, para luego recorrer la cresta hasta la cima más alta. El retorno se hace bajando al este a la Pradera de Siete Picos para tomar allí la Senda Herreros y atravesar en diagonal la cara sur de la montaña.

Vertiente sur de la cresta de Siete Picos

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Malagón, Quintanar y Siete Picos (Sistema Central)
  • Unidad: Macizo de Siete Picos
  • Base de partida: Cercedilla (Madrid)

ACCESO: El apeadero de Camorritos está junto a Cercedilla, 56 km al NO de Madrid, por Collado Villalba y Navacerrada. De las dos pistas de tierra que salen a la izquierda de la carretera, tomar la de la derecha (NE), llamada Vereda de las Encinillas. Al cabo de 500 m, se llega frente a una barrera. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.397 / 2.138
  • Mi tiempo efectivo: 4h48
  • Mi tiempo total: 6h06
  • Dificultades: F. Un paso de I+ en el Segundo Pico y varios de I en el acceso a los otros dos ascendidos, ninguno largo ni expuesto. Pasajes muy empinados, poco claros y escabrosos en la Senda Herreros.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Tomar en Camorritos, que asciende al norte, a través del pinar hasta Navarrulaque. Seguir por la segunda senda que sale a la derecha (NE), llamada de los Alevines. Al alcanzar la Pradera de Majalasna, dejar el camino por la izquierda (O) y trepar al Primer Pico (F) por una especie de canalón que forman los bloques de su cara oriental. Volver a la senda y, antes de que acabe de atravesar el rellano, abandonarla por otra, marcada con hitos, que sale a la derecha (NE) y continua subiendo hasta la cresta del monte. Al llegar a la misma, dejar la senda por la izquierda (O) para alcanzar la cima del Segundo Pico (F), entrando por el hueco entre las dos puntas que se ven y trepando a la meridional (izquierda). Volver a la senda y seguirla al este, recorriendo el cordal y rodeando los sucesivos picos por el sur hasta el séptimo y más alto, donde hay que volver a trepar. Por su vertiente nororiental hay varias posibilidades de trepar sin gran dificultad (I) a la torre que culmina los Siete Picos (F).

Seguir por la cuerda al este, bajando a la Pradera de Siete Picos. En su extremo occidental, tomar un camino que sale a contramano a la derecha (SO) y atraviesa en diagonal con algún subibaja el Cóncavo de Siete Picos; se trata de la clásica Senda Herreros, que presenta pasos escabrosos y no siempre está clara, por lo que conviene ir atentos a los hitos y marcas de pintura, sobre todo hasta cruzar el Río Pradillo. Finalmente, se llega a Navarrulaque, donde la se encuentran las sendas Herreros y de las Encinillas; tomando esta última a la izquierda (S), se regresa a Camorritos.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Como ya dije, un itinerario clásico y, en mi opinión, la forma más bonita de subir a Siete Picos. Las trepadas a los picos primero y segundo no son imprescindibles pero completan los atractivos de la mera ascensión a Siete Picos, que, por cierto, ahora viene en los mapas como Pico Somontano; que yo sepa, nadie (bueno, casi nadie) lo llama así. El resto de los picos, del tercero al sexto, no aportan visualmente casi nada y, además, encaramarse al bloque cimero del Cuarto elevaría mucho la dificultad.

Por otro lado, recorrer la Senda Herreros es mayor obstáculo que las trepadas, pero es el retorno más lógico y atractivo. Se podría hacer más tranquilo, aunque un poco más largo, bajando al Camino Schmid y retomando la Senda de los Alevines en el Collado Ventoso. Pero lo clásico y, creo, que lo más atractivo es el recorrido que hicimos.

RELATO GRÁFICO:

Salimos de Camorritos cruzando la barrera que cierra la Vereda de las Encinillas, que, marcada como GR, asciende cómodamente a través del pinar hasta...

... salir del bosque en Navarrulaque. Allí, se cruzan varios caminos y nosotros tomamos en segundo que sale a la derecha (NE).

Se trata de la Senda de los Alevines, que, marcado de amarillo, vuelve a entrar bajo los pinos y, manteniendo la cómoda tónica anterior, prosigue la remontada.

Al disminuir la densidad del arbolado con la altitud, de vez en cuando se presentaba a nuestra vista la cresta de los Siete Picos.

También, al otro lado, la llanura madrileña limitada por los montes de El Escorial, que asomaban más allá de la Peñota y la Peña del Águila.

Al salir del pinar a la pradera de Majalasna, vimos alzarse a la izquierda el pico homónimo. Para ascender al mismo, continuamos a través del prado hasta que el terreno dejó de subir. Entonces, giramos a la izquierda (O), para...

... encarar una acanaladura que presentan los bloques amontonados en la cara oriental y que permite trepar fácilmente (I) a...

... la cima del Pico de Majalasna, primer hito de la jornada. Lo más destacable del panorama, lo que justifica el desvío, son...

... las perspectivas del Valle de la Fuenfría, tanto hacia su cabecera como hacia...

... el amplio surco pinoso que cae hacia Cercedilla.

Y, desde luego, la excelente vista del Segundo Pico, al que nos dirigiríamos a continuación. Para ello, volvimos a donde habíamos dejado la Senada de los Alevines, y la retomamos pero para dejarla a los pocos metros,...

 ... según empieza a perder altura, por un trazo que sale a la derecha (NE), menos evidente pero con marcas de PR e hitos.

El mismo vuelve bajo los árboles y gana altura, con algunos pasajes incómodos y empinados, los primeros del día.

Tras rodear el Segundo Pico por el sur y el este, la senda alcanza la cuerda en el collado entre éste y el tercero. Poco antes, dejamos el trazo por la izquierda (O), para entrar por la brecha existente entre los dos canchos que conforman esta cima y encaramarnos al más alto, que es el del sur (izquierdo), aunque a ojo parezca otra cosa.

Al final, hubo que volver a trepar, afrontando la mayor dificultad la jornada, que tampoco llega a ser mucha (I+).

Desde lo alto del Segundo Pico, descubrimos el ancho surco que el Río Eresma abre entre la Camorca y Peñalara.

A la izquierda, se proyecta, desde la cabecera de la Fuenfría, el cordal que forman el Montón de Trigo, la Mujer Muerta y la Sierra del Quintanar.

Al sur, la llanura madrileña parecía no tener final.

Y lo que justifica esta segunda trepada. Al este, una bonita vista del cresterío que se extiende del segundo al séptimo y más alto de los Siete Picos, sobre el cual sobresalían ligeramente las crestas de Cabezas de Hierro y las Guarramillas. Nos disponíamos ahora recorrer este cordal y hubiéramos podido seguir tocando cimas pero, por haberlo hecho ya, no creo que merezca la pena. Así que bajamos al collado que nos separaba del Tercer y Pico y allí seguimos recto (E), por la senda balizada que va rodeando los riscos por el norte (izquierda).

Al alejarnos del Segundo Pico, una mirada atrás para verlo en perspectiva. Para mí, es el más bonito del conjunto, aunque... 

... no el más espectacular, pues otros como este Tercero, lo superan.

El caminillo alternaba tramos comodos con otros no tanto, entre bloques, y hay que tener cuidado pues se han abierto ramales que podríamos llamar poco lógicos.

Al cabo, llegamos ante el torreón del Séptimo Pico, o Siete Picos a secas. El topónimo Pico Somontano que figura en las ediciones más recientes del IGN no sé de dónde ha salido, pero nunca, en mis más de treinta años pateando el Guadarrama, había oído llamarlo así. En fin. Siguiendo los cánones, atacamos el torreón por la izquierda, donde la senda se acerca al roquedo que, en su cara NE está...

... dispuesto en forma de una sucesión de repisas que, remontadas a la derecha, permiten una trepada fácil (I). La cosa es que, sea porque uno va cumpliendo años y cada vez cuesta más levantar la pierna, sea porque la roca está cada vez más pulida por el paso de montañeros, encontré la superación del primero de esos escalones muy alta y más forzada de lo que recordaba. Luego, a la bajada, volveré sobre ello.

Desde la cumbre de Siete Picos, hay un extenso panorama al sur, aunque este día la atmósfera no estaba muy clara.

Más a la izquierda, sucesión de cordales: Fuenfría, Malagón - Cuelgamuros y Gredos, ya muy difusa.

Al oeste, más allá de la cresta de Siete Picos, la Mujer Muerta.

Siguiendo con la vuelta, el alto valle del Eresma bajo Peñalara.

Al este, el extremo occidental de la Cuerda Larga, con la Maliciosa desprendida a la derecha. Hacia allí, por las sendas que baja a ese lado, emprenderíamos el regreso.

Antes, destrepamos el cancho cimero y descubrimos que ahora puede que sea más fácil iniciar la subida por la esquina oriental del mismo, por donde se ve a esa persona subiendo, para luego ir  a la derecha por una repisa, sobrepasando la vertical del hito, para ir a tomar el graderío de siempre (está donde más alto llega el verde) por encima del paso de entrada. De todas formas, estamos hablando de alternativas que no pasan, ni saliéndose de vía, del II grado, así que tampoco es tan importante.

Sigo: hitos, marcas de pintura y una traza pedregosa, empinada y más bien incómoda, nos llevaron a descender hacia el este, a través del pinar que cubría la cuerda.

Salimos del arbolado en el amplio collado de la Pradera de Siete Picos. Nada más llegar a la misma, dejamos este camino, girando a contramano a la derecha (SO), para seguir por...

... la famosa Senda Herreros, también homologada como PR, que se presentó en su inicio como amplia y perfectamente acondicionada. Comodísima.

Además, en la primera parte de la bajada a través de la vertiente meridional de Siete Picos, muy gradual y con el arbolado no muy denso, íbamos disfrutando de un buen panorama, que abarcaba tanto las estribaciones vecinas, como...

... la llanura al sur.

Después de cruzar el lomo de Cueva Lirón, dando vista a Cercedilla, el entorno se tornó más abrupto y rocoso. La senda, o mejor dicho las señales, pues no había traza, tan pronto nos lanzaba a empinadas bajadas, como...

... ganaba algo de altura o cruzaba placas inclinadas. Siempre por terreno escabroso, donde hubimos de ayudar de las manos con frecuencia. Además, hitos y marcas de pintura parecían discrepar a veces, señalando aparentemente direcciones distintas y obligando a prestar casi tanta atención al terreno como si no estuvieran las señales.

Toda esa incomodidad duró hasta que volvimos meternos en el bosque en el fondo del Cóncavo de Siete Picos. Allí encontramos un recién nacido Río Pradillo, que se vadea sin siquiera alargar el paso. Y, súbitamente, el camino mejoró, pasando en pocos metros de clara senda bien trazada a...

... verdadero camino real; sobre todo, a partir de haber dejado a la izquierda el desvío que, siguiendo el cauce del Pradillo, baja más directamente a Cercedilla. Nosotros nos mantuvimos, con el PR, avanzando al suroeste, hasta...

Llegar a Navarrulaque, donde cerramos el circuito, dando con el itinerario de subida. Concretamente, la Vereda de las Encinillas era ahora el primer camino que salía a la izquierda (SE), y por él completamos el regreso a Camorritos.

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