Tozal de Guara (2.077)

ASCENSIÓN DESDE LA TEJERÍA

POR LA GARGANTA DEL RÍO CALCÓN Y EL BARRANCO DE ABADEJO

El Tozal de Guara es la máxima cumbre de la sierra que le da nombre y de todo el tramo aragonés del Prepirineo. Rodeado de valles profundos y sin altitudes próximas que puedan estorbar la vista, ante su cumbre se despliega el Pirineo desde el Valle de Ansó al Macizo de la Maladeta. Como en toda montaña caliza, peñas y estratos coloridos sobresalen de los densos bosques conformando un sugestivo entorno, que en esta Sierra de Guara lo es en grado sumo. Las laderas del Tozal son abruptas pero permiten ascensiones fáciles. De no estar tan cerca los Pirineos, a buen seguro que sería ésta una montaña aún más famosa y visitada.

Esta ruta es posiblemente la más conocida y utilizada para ascender al Tozal de Guara. Combina subida y bajada por los dos barrancos de más fácil acceso de la vertiente sur.

Visto desde el oeste, el Tozal de Guara asoma por encima de la cresta del Fragineto

SITUACIÓN:

  • Zona: Prepirineo Jacetano y Serrablés
  • Unidad: Sierra de Guara
  • Base de partida: Bandaliés (Huesca)

ACCESO: El aparcamiento de La Tejería está 27 km al NE de Huesca, por Bandaliés y Coscullano. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 887 / 2.077
  • Mi tiempo efectivo: 6h07
  • Mi tiempo total: 7h53
  • Dificultades: Muy fácil. Aunque la ruta transcurre íntegramente por caminos, éstos incluyen pedreras empinadas e inestables, además de pasajes escabrosos en los hay que apoyar las manos.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Dejar La Tejería por el camino que sale al NE y, tras rodear el Alto de la Carrasca y pasar por la Ermita de Fabana, llega al cauce del Río Calcón, donde se bifurca. Seguir por la izquierda (NO), remontando el curso de agua. Pasado el estrecho de Las Gargantas, la senda se bifurca; dejando de lado el ramal que sube al Collado de Fragineto, seguir por la derecha (N). Luego, hacia los 1.350 m de altitud y al tocar una torrentera, dejar la senda, que sigue hacia el Puerto de Pedreñales, por un atajo que sale a la derecha (NE). Al desembocar de nuevo en la senda principal, tomarla a la derecha (SE) y, pasando por Llano de los Hongos, alcanzar la collada de La Cubilota. Girar a la izquierda (N) con el camino para subir directamente por la ladera hasta la cresta que, a la derecha (NE) conduce a la cima del Tozal de Guara.

Retroceder por la cuerda hasta el embudo de Las Pedreras y descender a la izquierda (SO), primero por el embudo de pedriza suelta y luego por una escabrosa senda que se abre paso en la densa vegetación del Barranco de Abadejo. Finalmente, se llega al Río Calcón, junto al primer cruce de la jornada. Vadear el cauce y tomar a la izquierda (SE) el camino de vuelta a La Tejería.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ruta muy bonita y fácil para subir al Tozal de Guara. Aunque el largo paso por bosque y matorral alto, que limitan la visibilidad, puede llegar a hacerse un poco largo. La vuelta por Las Pedreras, por popular que sea, no me convence; no por el pedregal en sí, que se baja muy bien, sino por la parte de senda del tramo medio, en que se va por un angosto pasillo entre vegetación que no deja ver nada y está cortado por cantos y escalones en los que hube de ayudarme con frecuencia de las manos. En mi opinión, esa bajada no aporta ningún atractivo a la ruta de subida. Si repitiera, me buscaría otra opción para combinar con la ruta de las Gargantas y el Llano de los Hongos, o bien haría ida y vuelta por la misma, mucho más atractiva y cómoda que la bajada por el Abadejo. La existencia de una senda que une Las Pedreras, hacia la mitad, con la senda de La Cubilota sería también una buena alternativa para combinar el rápido inicio del descenso por el pedregal con la comodidad de la senda normal.

RELATO GRÁFICO:

Salí del aparcamiento de La Tejería por un camino que se dirige al noreste, rodeando la ladera del Alto de la Carrasca. Aunque en principio es bastante ancho,...

... enseguida, y según entra bajo los pinos, se estrechó, pero conservando su estupenda condición.

En una ocasión, un hueco en el arbolado me dejó ver algo del paisaje al sureste, hacia donde está, invisible, el Embalse de Guara.

Poco después, pasé junto a las ruinas de la Ermita de Fabana, situadas en un claro en alto, desde donde...

... vi por un momento la cima del Tozal de Guara, más allá del boquete del Barranco de Abadejo. A continuación, volví al bosque...

... para bajar a un cruce junto al cauce del Río Calcón. Sin vadearlo, seguí por la izquierda (NO) para remontar la corriente.

Los menores porte y densidad del arbolado me permitían ahora ver, entre las copas, los riscos sobre mí.

Precisamente, llegó un momento en que le camino parecía llevarme a dar contra uno de esos roquedos.

Pero, súbitamente, vi abrirse un angosto boquete en el mismo. Se trata del paso de Las Gargantas, donde...

... en ocasiones, el agua y la senda compartían espacio. Aunque las piedras estratégicamente colocadas, además del poco caudal, permitían pasar sin problemas.

La vista hacia arriba impresionaba.

Pasada la parte más estrecha, la senda siguió cerca del cauce remontando el barranco, hasta...

... llegar a una bifurcación. Allí, dejando de lado la subida al Collado de Fragineto, giré a la derecha (N).

A partir de ahí, la senda pasó a atravesar un hermoso pinar, al tiempo que se separaba del cauce, ganando altura suave pero constantemente por la ladera.

Salí del bosque al claro abierto en la collada marcada en el mapa con la cota 1.176, desde donde se veía enfrente el Montidinera.

Al otro lado del paso, estos peculiares estratos en cuchilla bajo la cresta de Fragineto.

De nuevo en el bosque, al cabo de un rato, la senda cruzó el cauce, seco a esta altura. Ahí dejé el trazo principal por un desvío, marcado con hitos al inicio, que remonta la torrentera unos metros y luego sale a la derecha (NE), para...

... remontar directamente la ladera. Primeramente, estrechado por dos muros de vegetación y...

... luego, por un terreno de matorral y cantos, desde donde había esta perspectiva del barranco del Río Calcón bajo las crestas de Montidinera y Fragineto.

Tras la recia remontada, el atajo volvió a encontrar la senda principal, que llegaba aquí tras dar un rodeo por el Puerto de Petreñales. Tomándola a la derecha (S), llegué enseguida...

... al Llano de los Hongos, que atravesé para remontar luego la boscosa vaguada la collada de La Cubilota, que se veía al fondo.

Al pasar este claro, se ve una curiosa perspectiva del Fragineto.

En La Cubilota, volvía salir del bosque y se abrió ante mí el panorama al sur: más allá del Barranco de Abadejo, se extendía una borrosa Hoya de Huesca.

A la derecha, aún asomaba algo el Fragineto, más allá de un par de picachos vecinos.

Al otro lado, a la izquierda al llegar, estaba la ladera meridional del Tozal de Guara, que la senda remontada directamente, abriéndose paso por el matorral y superando un par de escalones de roca...

... aprovechando el paso más cómodo.

Al poco, pasé por un rellano, donde apareció la cima.

A mi izquierda, veía ahora, además del Fragineto, el Gabardiella y el Pico del Águila, entre otras crestas.

Cerca de la cuerda, la senda viró a la derecha para ir subiendo paralela a la misma por sur flanco sur.

Tras asomarse al embudo de Las Pedreras, momento que aproveché para ver lo que me esperaba al iniciar el descenso, el trazo...

... salió por fin a la cresta. Por desgracia la vista al norte era tan mediocre como al sur. La turbidez de la atmósfera apenas dejaba adivinar el telón de montañas que llenaba el horizonte. Sólo a la derecha la nieve persistente permitía identificar mejor el macizo de las Tres Sorores. Girando obviamente a la derecha (NE), la senda...

... me llevó por la cuerda, evitando por el sur los pasos más escabrosos.

Una mirada atrás para no perder perspectiva antes de que...

... la arista se tienda cerca de la cima.

En el arco oeste y norte, la vista seguía obviamente igual de mediocre que cuando gané cresta, pero ahora con más extensión.

Al este, poco se vislumbraba más allá del resto de picos de esta Sierra de Guara.

Y al sur, más allá del complejo relieve del pie de monte inmediato, la Hoya de Huesca aparecía borrosa.

Para bajar, comencé deshaciendo camino hasta la entrada a Las Pedreras. Ya en el inicio, se veían varias trazas de paso, que...

... harían algo más cómodo el descenso hacia el Barranco de Abadejo. Descenso que, por otra parte, fue raudo, dejándome caer con las botas enterradas hasta los tobillos en la grava y los bastones retrasados usados un poco de timón. Un par de veces, hube de cambiar de banda de pedriza según acababa. En esas cortas travesías, encontré siempre sendas marcadas con hitos atravesando el matorral intermedio.

Cuando finalmente llegué a lo verde, una traza pedregosa continuaba el descenso, al principio ancha y relativamente cómoda.

Luego, por debajo ya de los 1.600 m de altitud, angosta y muy incómoda, con abundantes cantos, que me obligaron a ir pendiente de dónde pisaba, e incluso dos o tres escalones en los que tuve que apoyar las manos. Además de que el alto matorral me tapaba la vista alrededor. Este tramo es corto pero muy malo.

Hacia la cota 1.450, el terreno y la senda mejoraron en todos los aspectos.

Y al menos pude compensar la incomodidad con la contemplación de los riscos que se elevaban a mi alrededor.

A veces, mirando atrás, pude ver la cumbre del tozal enmarcada en el barranco.

Y seguí disfrutando de la combinación de canchos y verdor hasta entrar en el bosque.

Entre los árboles, la visibilidad volvió a ser limitada y la senda se estrechó durante un buen rato, hasta dar con...

... una pista. Al salir a la misma, vi, pocos metros a la derecha (O), el vado sobre el Río Calcón que no había cruzado esa mañana. Ahora, sí lo hice, para girar a la izquierda (S) en la bifurcación del otro lado (se ve mal en la foto, pero el cruce está).

Llegué así al camino por el que salí de La Tejería. Y tomándolo a la inversa, no tuve más que seguirlo para completar el retorno.

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