Susarón (1.878)

ASCENSIÓN DESDE PUEBLA DE LILLO

ARISTA ESTE

Situado en el tramo central de la Montaña Leonesa, en el extremo este de la Sierra de Sentiles o de la Cuerna, el Susarón es una de las peñas más grandes y altivas de esta región de peñas descomunales. Y eso que su altitud no es de las mayores. Pero su cima se alza casi 800 metros sobre los valles circundantes; y 400 sobre los collados más altos. Se trata de un monte puntiagudo, en forma de tetraedro alargado, donde destaca la arista oriental por su longitud y aspecto afilado. Además, se encuentra en un entorno privilegiado, con el Embalse del Porma a sus pies y rodeado por los macizos de Sentiles y el Mampodre. Vamos, que sobran motivos para ascender a esta pequeña gran montaña.

La ascensión se realiza recorriendo, desde su base a la cumbre, la ya mentada arista oriental, para luego bajar por la vertiente oeste e ir rodeando la montaña por el norte hasta regresar al punto de partida.

El Susarón visto desde el norte, con la arista este a la izquierda y la ladera inicio de la bajada al otro lado

SITUACIÓN:

  • Zona: Montaña Leonesa Central (Cordillera Cantábrica)
  • Unidad: Sierra de Sentiles
  • Base de partida: La Pinilla (Segovia)

ACCESO: Puebla de Lillo está 67 km al NE de León, por Barrio de Nuestra Señora y Boñar. Kilómetro y medio antes de llegar al pueblo, una vez acabado de rodear el Embalse del Porma y cruzado el río, hay a la izquierda un ramal de la carretera con un depósito de sal. Está precisamente al pie de la arista este del Susarón, así que es ideal para iniciar la ascensión. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.108 / 1.878
  • Mi tiempo efectivo: 3h42
  • Mi tiempo total: 4h56
  • Dificultades: F. Numerosos pasos de I grado en la arista, todos cortos y ninguno expuesto.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del lugar ya señalado en la base de la Arista Este y remontarla, sorteando los obstáculos de más considerables por su flanco norte (derecho), según marcan los hitos, hasta la cima del Susarón (F).

Situarse en la horcada entre las dos puntas que forman la cumbre y bajar al oeste por un trazo de senda marcado con hitos. Al llegar a un collado (1.528), girar a la derecha (NO) para continuar descendiendo por una vaguada hasta El Pradico y, ahí, otra vez a la derecha (N) para meterse por el estrecho barranco que se abre al este del Piñuelo. Al salir del mismo a La Tejera, seguir bajando por los prados hasta dar con una pista. Tomarla a la derecha (NE), llegando por ella junto al Río del Celorno, que se sigue un trecho. Al llegar ante un desvío a la derecha (E), que asciende suavemente, tomarlo, pasando a rodear la base de la montaña hasta encontrar el Río de Silván. Tras cruzarlo por un puente, dejar la pista por la entrada del primer prado a la derecha (SE) y atravesarlo hasta el fondo, hasta la base de la Arista Este.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: La arista este del Susarón es más fácil de lo que parece vista en la distancia, aunque no deja de ser por ello un itinerario elegante y bonito. Yo esperaba algo más de dificultad, después de haber estado años viendo la montaña desde los picos de alrededor. Pero no me decepcionó, pues esa facilidad me permitió ir disfrutando del paisaje con calma, apreciando los cambios de perspectiva según avanzaba. En fin; una maravilla de ruta para una maravilla de montaña, que no llega, ni se acerca, a la cifra mágica de dos mil metros. Otra prueba de que la altitud es algo secundario dentro de los atractivos de una montaña.

Sobre las exigencias de la ruta, creo que está al alcance de cualquier persona en una forma física normal, siempre que vaya con alguien que tenga experiencia en alta montaña. Y la forma fácil de superar las trepadas, que además no son nunca vertiginosas, están señaladas con hitos.

RELATO GRÁFICO:

Desde el ramal de mantenimiento donde había aparcado, salí a la carretera y caminé unos metros a la derecha (SE), para rodear un espolón y, girando al mismo lado (SO), acometer la ascensión de la arista oriental del Susarón, que comenzó siguiendo un trazo difuso, marcado con hitos, por una pendiente de hierba y matorral.

Pronto, al ganar altitud, fui dejando abajo el valle del Porma, mientras...

... iban surgiendo al noreste las crestas del Mampodre.

No tardé en salir a la parte rocosa de la arista, momento en que di vista al...

... Embalse del Porma, con sus aguas tan plácidas entre la bravura de la caliza.

La roca, en esta primera parte de la arista (apenas llevaba ganados 150 m) es empinada pero ancha y regular.

Cuando surgía algún obstáculo de consideración, los hitos me guiaban al flanco septentrional (derecho), para salvar el escalón por fáciles y cortas trepadas (I), nunca verticales ni expuestas.

Con la altitud, se fueron descubriendo las casas de Puebla de Lillo en mitad del valle. También aparecieron en el horizonte, a la izquierda, el Runción y la peña de San Justo.

Hubo también algún tramo más estrecho de arista, pero sin llegar a constituir un obstáculo. A mi espalda, la visión de las crestas del Mampodre era cada vez más completa.

Y, la vista hacia arriba, más espectacular. Aunque no tardé en descubrir que esa altiva punta que llevaba viendo desde el inicio no era la cima, sino la cota 1.679 del mapa, desde la cual...

... sí que apareció la cumbre y lo que me quedaba hasta ella.

Para entonces, el panorama del Embalse del Porma ya lo incluía casi por completo y se divisaban las más meridionales estribaciones de la Montaña Central. Allí destacaba, a la derecha, la masa gris del Pico de Prado Llano. Por desgracia, la evaporación provocada por el calor de estos días, anormal incluso en verano, enturbiaba la atmósfera.

Tras esa pequeña punta, tuve que bajar por primera vez, unos pocos metros, antes de continuar ganando altura por...

... un terreno similar a lo anterior. Quizá por aquí, en el entorno de los 1.700 m de altitud, estén las trepadas más empinadas, pero siempre dentro de lo fácil.

A mi espalda fueron asomando en el horizonte las crestas que rodean Riaño.

Al ver a mi derecha la masa rocosa de la cima, me desvié de la arista a ese lado (NO), para...

... perder unos metros y evitar por abajo un resalte bastante potente y volver a subir por el flanco derecho de la arista...

... hasta la cota marcada como 1.833 en el mapa. Abajo, podía ver la punta 1.805, que me había saltado en el rodeo anterior.

Por delante, tenía la cima principal y la antecima norte a la derecha. Continué bajando al collado intermedio para luego empezar a ganar altitud hacia la segunda.

La vista a la izquierda, al pasar por la horcada era espectacular.

A media altura de la subida hacia la antecima norte, guiado por los hitos, me desvié a la izquierda (SO), para cruzar una canal y dirigirme directamente a la cima.

Desde lo alto del Susarón, descubrí al oeste un horizonte montañoso, en el que destacaban Polvoredo y Bodón a la izquierda, sobresaliendo de un encrespado mar de caliza, y Peña Agujas y sus satélites a la derecha.

Al sur, el Embalse del Porma. Siguiendo el giro, más a la izquierda,...

... más allá del Mampodre, se veían las siluetas de los montes que rodean Riaño. Incluso, a la izquierda de las Peñas Pintas, era reconocible la lejana y solitaria pirámide del Espigüete. Todo ello, sobre la arista por donde había subido.

Al noreste, Puebla de Lillo en medio del valle del Porma. A la derecha de la imagen, al fondo se distinguían otros montes alejados:...

... la Peña Ten y el Cornión, bien reconocible por la característica Peña Santa.

Para bajar, comencé por situarme en la depresión entre la cima y la antecima norte. Allí giré a la izquierda (O) para...

... dejarme caer por la empinada rampa de hierba y pedrera que constituye la cara oeste del Susarón. Afortunadamente, encontré una buena traza que me facilitó el descenso.

Además, el terreno se fue pacificando al ir llegando a la altura del...

... collado occidental (1.528), donde abandoné la traza y giré a la derecha (NO) para...

... descender, ignorando las senda que me cruzaba, por una suave vaguada herbosa hacia El Pradico, donde volví a girar a la derecha (N),...

... entrando ahora en el barranco que se abre al este (derecha) del Piñuelo, donde reencontré una senda que me convenía seguir.

La parte media de este estrecho tubo es pedregosa y empinada y, pese a la senda, fue lo más incómodo de toda la ruta.

Así, fue un alivio salir a los prados de La Tejera, donde se alza una cabaña. Sin llegar a ella, y dejando de lado la senda, giré una vez más a la derecha (NE), atajando por la hierba hacia un camino que veía más abajo y que, como no, tomé a la derecha (O). Esto va pareciendo el cuento de Caperucita.

Por ese carril, crucé un torrente y llegué junto al Río del Celorno, cuyo curso seguí durante un corto trecho. Hasta el primer desvío que salió a la derecha (SE),...

... por el cual gané algo de altura hasta estar frente a la vertiente norte del Susarón. Allí, en una bifurcación, continué por la izquierda (S), pasando a rodear la base del monte.

Al llegar a la cuenca de El Salero, vi enfrente otra pista; sin llegar al cruce, atajé a la izquierda (SE) por la hierba, para tomarla en su descenso (NE) hasta el Río de Silván, que crucé por un puente.

Según pasé a la otra orilla, me metí por la entrada del primer campo a la derecha (SE). Se trata de un prado alargado paralelo al río. No hay senda, pero el terreno es cómodo y lo atravesé hasta el fondo. Allí, encontré un paso abierto en el muro de matorral de la izquierda (NE), que me dio acceso a otro prado, que estaba limitado al otro lado por el carril de mantenimiento donde había dejado el coche. Ya sólo me quedó tomarlo a la derecha (SO) y recorrerlo hasta el extremo para volver al punto de partida.

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