Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: La loma NE,
conocida como del Pinar en sus tramos inferiores, es un punto de interés por
las peculiares perspectivas que hay desde la misma hacia Cabezas de Hierro,
Siete Picos, etc. Peñalara también se ve muy bien, pero desde un ángulo más
habitual. Así que sí que hay motivos para ascender a este Cerro de Valdemartín,
tan minusvalorado como cumbre.
Respecto al
crestón (2.117), creo que hay que ir a pisarle la cima (carece de hito);
desconozco si tiene nombre; nunca lo he visto y, de hecho, no figura entre los
“dosmiles” de Guadarrama que catalogó en su día Domingo Pliego. Es cierto que
no tiene una gran prominencia. Pero sus diez metros deberían de ser suficientes
en esa lista... un pequeño olvido.
La senda, más
bien rastro, aunque reforzado con algunos hitos (pocos), apenas se distingue al
doblar la loma en El Pinar; es más, si no hubiera sabido que estaba,
posiblemente no la habría visto. Así que hay que dejar el camino de Las
cerradillas por la cuerda misma; el terreno es despejado al principio y, cuando
el matorral se cierra, aparece el trazo mucho más claro.
RELATO GRÁFICO:
Junto al cambio
de rasante del Puerto de Cotos, tomaos la senda que se va por lo alto de la
Loma del Noruego. Al poco, donde se bifurca, continuamos por recto (SE) para...
... bajar
a cruzar la carretera de Valdesquí y continuar por el camino que sigue al otro
lado, atravesando la explanada del Pingarrón. Desde allí, pudimos ver
brevemente los dos picos del día.
De vuelta
en el bosque, nueva bajada a cruzar el Arroyo de las Guarramillas y, a
continuación, subida suave por el flanco de una loma, que no es sino la arista
NE del Cerro de Valdemartín; es decir, nuestra vía de subida. Así, al ir a
doblarla, giramos a la derecha (SO), dejando el camino por...
... una
senda, estrecha e imprecisa al principio, que va siguiendo la cuerda.
Al salir
del arbolado, podíamos ver Peñalara, alzándose a nuestra derecha, y...
... las
Cabezas de Hierro, al otro lado.
Mirando
atrás, entre las dos cumbres del Guadarrama, se iban descubriendo el Valle del
Lozoya y las montañas de Ayllón al fondo.
Por
delante, volvíamos a ver el Cerro de Valdemartín y, a la derecha, el cancho de
cota 2.117, único obstáculo de esta arista.
Al ganar
altura, podíamos distinguir bajo Peñalara el Puerto de Cotos y sus praderas vecinas.
A nuestra
derecha, por encima de la Loma del Noruego, iban surgiendo los Siete Picos y el
grupo de la Mujer Muerta.
La senda,
claramente marcada ahora en el pasto, nos fue llevando al pie del crestón. En
realidad de un primer cancho, que...
... rodeamos
por la izquierda, antes de...
... ver
el más alto un poco más arriba. Los hitos volvieron a guiarnos hacia un rodeo
por la izquierda, pero...
... nosotros,
a la primera oportunidad, nos encaramamos al filo de la roca, trepando por un
resalte de apenas tres metros, lleno de apoyos y lejos de ser vertical (I).
La arista
presenta una arista fácil, formada por bloques por los que se puede caminar,
aunque con varias brechas,...
... a
alguna de las cuales preferimos bajar por un flanco. Aun así, no llegamos a
soltar los bastones.
A partir
de la punta más alta, vinieron algunos pasos estrechos, pero...
Aunque
suele ser más cómodo afrontar la estrechez en el filo de la arista, que las
repisas a los lados.
El
crestón tiene otro apéndice más bajo por encima. En la collada intermedia
reencontramos la traza, que esta vez seguimos, dejando el risco a la izquierda.
Salimos
del rodeo de nuevo a la cuerda, en un collado al pie de un lomo que cae de la
antecima norte del Valdemartín. Siempre siguiendo los hitos, pues el trazo se
veía de poco a nada, lo remontamos, llevando a la derecha...
... la
Mujer Muerta y Siete Picos y, al otro lado,...
... el
Valle del Lozoya, enmarcado por Peñalara y las Cabezas de Hierro.
Al culminar
el cerro, una mirada atrás, a la arista recorrida, que aparecía con el fondo
magnífico de Peñalara.
A nuestra
izquierda, la Cuerda Larga se prolonga hacia las Cabezas de Hierro. Delante,
apareció...
... un trozo
de la llanura madrileña, con la Sierra del Hoyo de Manzanares plantada en
medio. Y, a nuestra derecha, teníamos...
... el
ancho lomo culminante del Cerro de Valdemartín, flanqueado por las cumbres de
la Maliciosa y las Guarramillas. Tras recorrer el breve trecho que nos separaba
de la cima.
Al norte,
llegaba a distinguirse algo del llano de Castilla la Vieja. Más a la
izquierda,...
... la
Mujer Muerta, Siete Picos y el Alto de las Guarramillas, nuestro siguiente
objetivo. Así que, girando a la derecha (SO) con la cuerda,...
...
bajamos al collado intermedio, desde el cual...
... se
ven a la izquierda los primeros metros de recorrido del Manzanares, bajo la
cima de la Maliciosa.
Luego,
remontamos el lomo de las Guarramillas, desde el que hay esta perspectiva del
cerro de Valdemartín.
Podíamos
habernos ahorrado unos metros de desnivel prescindiendeo de culminar el Alto de las Guarramillas, pues un carril de servicio de la estación de
Valdesquí atraviesa la ladera norte entre la Cuerda Larga y la Loma del Noruego.
Pero, en vez de eso, decidimos disfrutar del panorama y continuamos por la senda balizada de la Cuerda Larga hacia las
antenas, que dejamos a la izquierda, para...
...
llegar al vértice, situado al otro lado de las instalaciones. Desde allí, descubrimos
un extenso panorama al suroeste: en cordales sucesivos, la Peña del Águila y la
Peñota; los montes de El Escorial y la Sierra de Malagón; Las Parameras, y el
tramo más oriental de Gredos. Llevando la vista a la izquierda,...
... la
Maliciosa se alzaba como un bastión ante la llanura, que...
... se
divisaba a sus flancos. Más al este, La Pedriza estaba medio oculta, pero...
... se
llegaba a distinguir su característica sucesión de riscos puntiagudos, entre
las Cabezas de Hierro y el Cerro de San Pedro.
Al seguir
rodeando las antenas, fueron apareciendo Siete Picos, el Montón de Trigo y la
Mujer Muerta.
Luego, al
cruzar la pista de cemento que baja al Puerto de Navacerrada, un fragmento
borroso de llanura al norte.
Y
finalmente, Peñalara, que nos sirvió de referencia para recorrer el lomo en esa
dirección, hasta...
... el
arranque de la Loma del Noruego, donde se acabó de descubrir el monte y, por
debajo, la cuerda que nos llevaría a Cotos.
Durante
el descenso, veíamos a la derecha el Cerro de Valdemartín y su arista NE.
Al otro
lado, el gran pinar de Valsaín, dominado por las crestas de Siete Picos y la
Mujer Muerta.
Al perder
altura, se aclaró la visión de Peñalara, un poco turbia más arriba. También se
distinguía mejor el primero de los dos pequeños altos que jalonan este
descenso: la Peña del Águila.
Al paso
por su cima, una mirada atrás.
Por
delante, se veían ya Cotos y el Pingarrón; en medio, un segundo cabezo, llamado
El Altozano. Al iniciar la subida al mismo, entramos en el pinar, que...
... se
abrió en la cima, dejándonos ver, atrás, la Peña del Águila, enmarcada por las
Guarramillas y Siete Picos.
A la
derecha, la cumbre de Valdemartín por encima de su arista NE.
También,
la cara norte la Cabeza de Hierro Mayor mostraba los canchos y que definen, en
invierno, sus famosos tubos.
Al iniciar
la bajada del Altozano, volvieron a rodearnos los pinos y ya no salimos del bosque
hasta llegar al Puerto de Cotos.
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