Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Aunque ya
había remontado la vertiente sur de Gredos para ascender al Morezón o La Mira,
es la primera incursión que hago en la zona de las Canales Oscuras. Me esperaba
un entorno rocoso y abrupto, montaña dura, pero lo experimentado superó las
expectativas. La ruta, para la escogí, entre las Oscuras, la que sale más
directamente a la cumbre, es agreste y salvaje; dura y con mucha trepada,
aunque sin dificultades técnicas de consideración. Incluso el paso fuerte entre
las portillas (II+) puede evitarse perdiendo desnivel, pues vi un trazo en el
cascajo debajo de por donde llevan los hitos; si merece o no la pena depende de
la seguridad y habilidades de cada cual. Estéticamente, combina los amplios
panoramas en la primera parte, siguiendo la cuerda, con el entorno espectacular
dentro de las canales.
Total, que tenemos una ascensión larga,
exigente en el aspecto físico y que requiere soltura en trepadas de poca
dificultad y hábito de moverse sin camino ni marcas por terrenos caóticos.
Precisamente, más que las trepadas, creo que el punto crítico de la actividad
es orientarse en las Canales Oscuras para escoger bien el tubo adecuado, el que
sale justo a la derecha del Cuerno del Almanzor y frente a la chimenea de la
vía normal. Aunque no sería muy grave el despiste, pues las tres ramas
principales y la mayoría de secundarias salen en el entorno de la pirámide
cimera y, por lo que vi, todas andan parejas de dificultad y pendiente.
Una última consideración. Realicé también
esta ruta como exploración de cara a posibilidades invernales (ya sé, seguro
que en Internet hay información, pero me gusta más así). La orientación de
estas canales creo que las hace practicables con nieve, pese a estar en
vertiente sur. La pendiente debe de estar entre 45 y 60º y no aprecié lugares
propicios para la formación de resaltes o muros. Así que... otra cosilla que
tengo pendiente.
RELATO GRÁFICO:
Desde el
final de la pista en El Hornillo, el Camino del Tío Domingo abría un ancho
surco en el helechal. Enseguida se bifurca; yo tiré por la izquierda, pero da
igual, pues ambas ramas se juntan más arriba.
Al ganar
altura, fui descubriendo una amplia perspectiva del Valle del Tiétar, pero el
aire turbio no dejaba distinguir gran cosa.
Salí de entre
el matorral a la verde chorrera de Majalvenero, a partir de la cual...
... el
terreno se fue haciendo pedregoso. Incluso me tuve que ayudar de las manos para
superar algún escalón.
A mi
espalda, se iban desvelando al este las siluetas de las estribaciones vecinas
y,...
... por
delante, la cresta del Circo de Gredos. Dentro de la nube debía de estar la
cumbre. A ver si despeja, pues...
...
aunque siempre me han gustado los juegos visuales del vapor y la roca, suelo
preferir hacer cumbre con tiempo despejado.
La senda
alcanza la cuerda en el Collado de la Barra, donde vi el cordal gredense al
oeste. Más nubes, pero no amenazantes.
Por
delante, un lomo pedregoso jalonado por pequeñas elevaciones me iba a llevar hacia
la masa rocosa del Almanzor, cuya cima sí que se podía, al menos, adivinar
ahora.
A partir
del siguiente collado, llamado de Hinojoso, la senda pasó a estar balizada como
PR AV-47, tras encontrarse con dicha ruta, que llega del oeste, del fondo de la
Garganta Tejea. Ésta sería una aproximación alternativa a ésta, pero menos
práctica, en mi opinión.
Volviendo
a la ruta, continué siguiendo la senda, clara y cómoda, asomándome un par de
veces a la vertiente occidental, aunque...
... la
mayor parte del tiempo iba por el lado derecho. Y, al flanquear la Peña de
Chilla, bastante por debajo de la cuerda.
Abajo, el
gran llano del Campo Arañuelo, donde el Tiétar se une al Tajo, continuaba
brumoso.
La roca
había ganado ya mucho terreno al verde cuando llegué al Sillao de la Peña de
Silla. Antes de llegar al collado, hay una impresionante perspectiva de la
culminación rocosa del macizo, especialmente...
... del
Risco de los Cachorros.
Por
debajo, la Garganta de Chilla.
Al volver
a la cuerda, pude ver que la cresta de la sierra se iba despejando al oeste.
Buenas noticias.
En el
Sillao se acaba el marcaje de la senda como PR, pero...
... ésta
continua, señalada por hitos, más borrosa pero útil para facilitar la
progresión. Apenas va por la cuerda, pues evita las dificultades
aprovechando...
...
terrazas del flanco oriental, desde las que...
... se
veían las aristas que caen del Cuchillar de la Navajas y el Casquerazo, así
como el Risco del Francés al fondo.
Rodeando
el Risco Redondo, las nubes empezaron a levantar sobre el Almanzor.
El cancho
anterior al Risco de los Cachorros lo rodeé por la vertiente oeste y pude ver
la siguiente etapa de la ascensión: en la horcada previa al mismo, debía abandonar
la cuerda por la izquierda (N), recorriendo la base de las paredes hasta la
boca de las Canales Oscuras, que se veía ya al fondo (es el antepenúltimo tubo
que se aprecia en la foto).
La
travesía, ya sin senda ni señales que seguir, es incómoda. Pero las vistas
hacen olvidar esto, tanto abajo...
... como
arriba.
Atrás fue
quedando la cuerda que venía siguiendo desde el inicio.
Al doblar
un contrafuerte, apareció un risco con una característica doble punta casi al
final de las paredes. La canal que buscaba lo abraza por el oeste. Mientras me
dirigía a su base a través de esa terraza de hierba y pedrera,...
... otra
miradita a la Garganta Tejea.
Aquí
tenemos el risco susodicho, ya sólo quedaba rodearlo por su base. Girando a la
derecha (NE) al dejarlo atrás para...
...
entrar en una canal llena de pedrera y comenzar a remontarla.
Al poco,
el tubo se estrechó considerablemente y adquirió una fuerte pendiente. Por
suerte, y pese a lo que pueda parecer, los cantos eran muy estables y no se me
movió casi ninguno.
El
entorno es de los que impresionan.
Atrás, la
peña de Chilla aparecía enmarcada entre paredes.
Llevaba
un tercio más o menos de subida cuando los bloques pasaron a ser mayores,
haciéndome ir constantemente gateando y trepando (I / II). Aunque sin gran exposición.
El paso
más considerable de este tramo llegó para salir del punto, hacia los 2.350 m de
altitud, en que la canal se divide en tres, bajo la referencia del tremendo
Cuerno del Almanzor. Pues bien, para acceder a la de la derecha (E), tuve que
superar una placa, inclinada pero bastante lisa (II), de 10 ó 12 metros.
Mirada
atrás desde lo alto de la misma.
Luego,
sigue otra zona de cantizal, muy empinado, mientras el tubo abraza la gran
aguja. Aquí también tuve que ir casi todo el rato apoyando las manos (I).
Y un
último vistazo al tubo, antes de...
...
encontrarme ante la cresta del Almanzor. Bajo la misma, pasa la ruta normal a
través de la ladera pedregosa, como puede apreciarse. Tras una subida
solitaria, a partir de aquí y hasta abandonar el entorno de cumbre, no dejé
de ver gente en ningún momento.
En fin,
acabé de salir de la canal, dejando de lado el Cuerno del Almanzor y...
...
remonté el abierto pedregal y me incorporé a la romería que iba hacia la
chimenea oeste, paso clave de la vía normal.
Al ir a
entrar, una mirada atrás, al Cuerno entre las ramas derecha y central de las
Canales Oscuras, con el fondo de las estribaciones meridionales de Gredos, de
aquí al Cancho.
Para
llegar a la cima, escalé primeramente un resalte vertical de unos 20 m de
altura, con muy buenos y suficientes apoyos (II), del que salí hacia la derecha
para superar unos escalones (I) y ganar...
... la
cresta a pocos metros del hito, que se alzaba a mi izquierda, al otro lado de
unos bloques aéreos (II).
Al norte
del Almanzor, la perspectiva queda un tanto estropeada por una punta
secundaria, pero, detrás y a la derecha, se llegan a ver bien el Gutre, la
Galana y Cabeza Nevada. Girándome más a la derecha, podía ver...
... el
Circo de Gredos a mis pies. Alrededor de la Laguna Grande, eran visibles el
Ameal de Pablo, Risco Moreno, el Morezón y el Cuchillar de Cerraíllos. Al fondo,
se llegaba a ver bastante bien la cresta de La Mira a la Cabeza del Cervunal, pero,
de las Parameras, sólo se distinguía una sombra. Siguiendo con el giro,...
... al
sureste, el Cuchillar de las Navajas y, la vuelta se cierra con...
... este
panorama sombría de los valles de Tiétar y Tajo, aunque ahora se llegaba a
vislumbrar malamente la línea de los Montes de Toledo en el horizonte. Más
cerca, la cuerda suroeste encajada entre las gargantas de Chilla y Tejea y, a
la derecha, la salida de las Canales Oscuras.
Sobre
ella pasé al iniciar la bajada, tras destrepar la chimenea para, una vez en su
base, seguir a la izquierda (S)...
... los
hitos que marcan la ruta normal hacia la Portilla del Crampón. Allí, las
señales se bifurcan y yo continué recto (S) para rodear el risco que se alza al
otro lado de la brecha por la repisa aérea y escasa de agarres en algún punto
(II+) por donde iban esos montañeros.
Precisamente
al superar el paso expuesto, mirando atrás, vi la cima del Almanzor. Incluso llegaba
a distinguir un poco del hito.
Y esa fue
la última dificultad técnica del día. Pero no el final de las incomodidades.
Luego, pasé a una terraza pedregosa y descompuesta por la que rodeé la boca de
una canal, ciñéndome a la pared del risco y...
...
alcancé la cuerda del circo, encontrándome ante El Sagrao, que se alzaba
impresionante al otro lado de la Portilla Bermeja. Durante el descenso por el
pedregal, a mi izquierda, podía ver quedar atrás...
... el
Almanzor.
Tras una
última mirada a la vertiente del Circo de Gredos, giré a la derecha (SO) en...
... la
Portilla Bermeja, para tomar el Camino del Tío Domingo, que baja por la vertiente
de ese lado y que, por aquí, era apenas un trazo en el inestable cascajo,
definido por una hilera bastante clara de hitos. Al poco de iniciar el descenso,
los mismos me desviaron a la derecha, atravesando la ladera hasta el lomo que
limita la canal por ese lado.
Visto desde
allí, el Sagrao se yergue impresionante.
Al otro
lado del lomo, se extiende una ladera que el camino, por llamarle algo,
desciende en diagonal en busca de la cuerda suroeste. Ya cerca, se veía la
culminación de un risco (cota 2.253 en el mapa), sobre el cual pasé,...
... dando
vista a la vertiente de las Canales Oscuras, para rodearlo y...
...
atravesar una brecha para continuar por el flanco derecho de la cuerda hacia el
Risco de los Cachorros. El terreno seguía incómodo y el camino sólo lo es de
nombre, aunque al menos abría paso en el matorral y los hitos ayudaban a encontrar
lo menos incómodo del pedregal.
A mi
izquierda, apareció el Peñón del Casquerazo, asomando sobre las aristas que caen
del Cuchillar de las Navajas.
El Risco
de los Cachorros, que rodeé por una repisa adosada a su flanco oriental, se
veía impresionante al ir llegando y...
... al
dejarlo atrás.
Y así
llegué al collado donde, subiendo, había dejado este camino, a la vista del
Risco Redondo y la peña de Chilla. Ya sólo quedaba deshacer camino, aunque...
... sin
perjuicio de seguir deleitándome con el panorama, no por conocido menos
hermoso.
Con el
cambio de luz, ahora se veía algo mejor el Valle del Tiétar... aunque tampoco
mucho.
Más clara
era la visión hacia el oeste.
Y la retirada
de las nubes permitía ahora distinguir la cresta del Circo de Gredos, del
Almanzor al Casquerazo.
Saliendo
ya del flanqueo de la peña del Chilla, vi unas cortinas de lluvia que llegaban
del suroeste, me alcanzaron llegando pero sólo me cayeron cuatro gotitas. Ni me
molesté en sacar el impermeable.
Al pasar
el Collado de Hinojoso, una mirada de despedida al Almanzor, porque...
... poco
después llegaba a El Hornillo, mientras las nubes diseñaban una bonita luminotecnia
sobre el Valle del Tajo.
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