Peñón de la Solana (1.775)

ASCENSIÓN DESDE EL ESPINAR

POR LA CUERDA, CON CABEZA RENALES (1.757)

La Sierra de Malagón es el segmento de Sistema Central que, extendiéndose entre San Rafael y Ávila, enlaza el Guadarrama con las Parameras. Una de sus cimas más destacadas es el Peñón de la Solana, redondeado cabezo que se alza detrás de El espinar. Quedando muy por debajo esta cumbre de los dos mil metros, los pinos llegan a la cresta y el bosque queda sólo interrumpido por los prados que se extienden en los grandes altiplanos de la vertiente sur. Respecto a Cabeza Renales, se trata de otro cerro similar, más destacado pese a su menor altitud. A diferencia de su compañero, está cubierto mayormente por pasto salpicado de abundantes peñascos. Ambos conforman una muestra de los dos entornos predominantes en la Sierra de Malagón.

Por la brevedad de sus ascensiones y la cercanía entre estas dos cumbres, parece lógico combinar la visita a ambas en una sola ruta. Se trata de una gran circular que se encarama a la Sierra de Malagón desde el pueblo, pasa por ambas cimas y vuelve a descender, yendo siempre por cordal.

Peñón de la Solana y Cabeza Renales sobre San Rafael

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Malagón, Quintanar y Siete Picos (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de Malagón
  • Base de partida: El Espinar (Segovia)

ACCESO: El Espinar está 35 km al SO de Segovia, por Los Ángeles de San Rafael. El punto de partida ideal es un cruce de caminos situado a los 500 m de una pista que sale al al SO del IES María Zambrano. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.215 / 1.775
  • Mi tiempo efectivo: 4h07
  • Mi tiempo total: 4h51
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos o terreno cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el cruce próximo al instituto de El Espinar, referido en “acceso”, tomar una pista que va faldeando el monte hacia el oeste. En la zona de  La Quebrada, al otro lado del Arroyo del Boquerón, dejarla por otro carril que sube a la izquierda (SO) por la ladera de Cabeza Renales. Ante un portón que cierra el paso, dejarlo por la derecha (O) y seguir una senda borrosa, paralela a un murete de piedra, que continua ascendiendo hasta alcanzar el lomo nororiental de Cabeza Renales, siguiendo el cual se llega a su cima.

Continuar por la cuerda al sur hasta dar, cerca del collado (1.594), con el Camino de Peguerinos y tomarlo a la izquierda (SE). Cuando se bifurca en Los Tientos, seguir por la izquierda (SE) para entrar en el Arroyo del Boquerón. Al poco de iniciar su descenso, dejar el camino por un desvío que baja a la derecha (NE) a cruzar el cauce y remonta la ladera opuesta para alcanzar el lomo suroeste y la cima del Peñón de la Solana.

Bajar al norte, por una senda que, por lo alto de un lomo, desciende a la zona de Mata de San Blas. Allí, desemboca en otro camino más importante, que se toma a la derecha (NE) para dejarlo enseguida por otra senda más borrosa a la izquierda (O). Siguiéndola, se llega primero a los Prados de la Charca y luego a El Espinar.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Estupendo paseo, de cierta longitud pero muy cómodo; incluso, en los trechos sin camino, la orientación es obvia y, la comodidad, igual o mayor que en muchas sendas. La ruta combina panorama y paso por bosque. Curiosamente, la cumbre de la jornada carece de lo primero, ya que la cima del Peñón de la Solana está rodeada de pinos. Junto a la cercanía de ambas cimas, éste es otro motivo para unirlas en una ruta: Cabeza Renales nos proporcionará las perspectivas que faltan en el Peñón de la Solana y complementará, con sus prados y cantizales despejados, el carácter boscoso de su compañero mayor. Y nada más. A disfrutar.

RELATO GRÁFICO:

Desde el cruce citado, se veía muy bien Cabeza Renales; hay que aprovechar pues ésta será la mejor perspectiva de esta primera cima del día durante toda la ruta. Comencé a caminar por una pista que recorre el pie del monte al oeste y cruza el Arroyo del Boquerón.

Ya en La Quebrada, cuando el carril empieza a bajar, lo dejé por otro que sale a la izquierda (SO) y...

... remonta la ladera de Cabeza Renales.

Al ganar altura, mirando atrás, se veía este hermoso panorama de El Espinar con las crestas doradas del Guadarrama detrás.

Al rato, un portón cierra el paso por la pista. La dejé por la derecha (O), cruzando un murete de piedras por un hueco para...

... continuar paralelo al mismo, por un trazo poco claro que corta el pasto.

Detrás, podía ver también ahora, al otro lado del Arroyo del Boquerón, un sombrío Peñón de la Solana.

Al llegar a un pinar que hacía incómodo seguir por la derecha del murete, cambié de lado. Para entonces, así se veía El Espinar.

Luego, me encontré con un carril, pero no lo tomé, sino que continué por la traza que llevaba, cada vez más borrosa, monte arriba, junto a la cerca y los pinos.

Los árboles perdieron porte con la altitud, dejando ver el trío de los Calocos, que surgen en mitad del llano.

Tras cruzar otra valla, ésta transversal al lomo, cedió la pendiente. Conviene detenerse a contemplar el panorama atrás, pues...

... entraba en la extensa culminación, en la que...

... se pierden las perspectivas, salvo ésta a la derecha, hacia el Campo Azálvaro y las sierras abulenses.

Ya en el hito, algo se ve al este del resto de la Sierra de Malagón: Cueva Valiente asomando ligeramente sobre el Peñón del Mediodía.

Más a la derecha, se aplana el terreno por los Montes del Escorial y los Pinares.

Continué la marcha continuando por la cuerda al suroeste, hacia las nebulosas siluetas de Gredos y las Parameras, que asomaban sobre el confín occidental de esta Sierra de Malagón, plagado de aerogeneradores. Llegando a los riscos del fondo, la pendiente se intensifica y...

... encontré una senda, que parecía ir en mi dirección y la tomé.

Más abajo, me di cuenta que se desviaba demasiado al oeste y la dejé por la izquierda (S), yendo a cruzar una valla de piedras.

Al otro lado, encontré unas rodadas que bajaban y las seguí para ir más cómodo.

Con la distancia, gané perspectiva hacia la cresta rocosa de Cabeza Renales.

Las rodadas desaparecieron cuando estaba ya muy cerca del final de la pendiente. Delante, un murete, una torrentera y una pista, por ese orden. Crucé los dos primeros y tomé la última hacia la izquierda (SE), para alcanzar enseguida el collado (1.594) que...

... separa Cabeza Renales del cordal de la Sierra de Malagón. Desde allí, se veía al oeste la Sierra de Ojos Albos sobre el Campo Azálvaro.

Por delante, el Peñón de la Solana. Proseguí por la pista, pasando entre...

... el tajo del Boquerón y...

... el altiplano de La Cepeda.

Llegando al collado de Los Tientos, el camino se bifurca y yo continué por la izquierda (E) para...

... entrar en el barranco del Boquerón.

Al llegar a la linde de un pinar, me desvié por una senda que, a la derecha (NE), baja a...

... cruzar el arroyo para remontar la ladera opuesta.

Al principio de esta subida, hay que tener cuidado, pues la senda se encuentra con otra más clara y marcada con hitos, que cruza en diagonal hacia la izquierda. Hay que dejarla de lado pues es el final del Camino del Ingeniero, que recorre la vertiente norte de la sierra y no conviene.

En vez de eso, continué por la senda más estrecha, que luego se aclara mucho, la cual asciende suavemente. Aunque no lo parezca, estaba remontando el lomo occidental del Peñón de la Solana. Este trecho se desarrolló mayormente a través del pinar, con...

... algún breve claro de vez en cuando, aunque el arbolado cercano no permitía ver mucho más allá.

Al cabo de un buen rato con esta tónica, llegué junto a estos bloques apilados a la izquierda de la senda. Aunque no coincide con el punto marcado en el mapa es la cima; en su día, estuve un buen rato yendo y viendo con el GPS en la mano y comprobé que su culminación era el punto más alto. No voy a repetir el experimento.

El acceso más fácil a la culminación del roquedo es por la vertiente oriental, una vez que la senda está a punto de dejarlo atrás. Allí, una suave pendiente escalonada de roca permite llegar a lo alto caminando.

Una vez arriba, el panorama es casi inexistente, tapado por los pinos circundantes. Sólo al noreste se llegan a ver las crestas del Quintanar, Mujer Muerta, Peñalara y Siete Picos, entre otras y, más a la derecha,...

... la doble cima de Cueva Valiente. En esa dirección volvía descender por la placa y luego, en vez de volver a la senda, giré a la izquierda (N) para buscar...

... entre los pinos otra senda, similar a la que me había llevado hasta allí, que desciende por el lomo noroeste de la montaña.

Casi siembre bajo los árboles, el caminillo alternaba largos trechos cómodos y suaves con...

... breves pasajes más accidentados.

En Mata de San Blas, la senda desembocó en otra mejor, horizontal, que tomé a la derecha (NE), pero...

... para dejarla al poco por otro desvío más difuso que salía a la izquierda (O).

Pasé un breve claro, desde donde pude ver que me dirigía hacia Cabeza Renales.

El camino se fue haciendo paulatinamente más ancho y claro, hasta...

... que salí del pinar frente a una cancela. Más allá, se veían las casas de El Espinar y el Cerro del Caloco.

 Atrás quedó este Peñón de la Solana.

Acabé la excursión con las crestas mayores del Guadarrama, que ahora mostraban sus colores, a mi derecha y...

... Cabeza Renales al otro lado.

Comentarios