Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Larga
excursión, su principal atractivo son los panoramas desde el cordal, pues, en
noviembre de 2022, el rastro de un incendio forestal estropeaba en buena medida
el entorno cercano. Aun así, suficientes trozos se habían librado del fuego
como para que la excursión no resultase un fiasco. El tramo sin camino pro el
lomo, sin presentar obstáculos y transcurriendo por terreno despejado y suave,
es bastante incómodo por las piedras que sembraban el suelo. Pero nada que no
se arregle con un buen calzado, duro y de suela gruesa. Respecto a las vistas,
a resaltar las que hay sobre las Peñas de Carazo, en mi opinión, las mejores
posibles.
RELATO GRÁFICO:
Frente al
aparcamiento de Santo Domingo de Silos, al otro lado de la carretera, sale una
pista de tierra que se dirige al noroeste por la falda del monte. Unos carteles
nos informan de que se trata del GR-160, o Camino del Cid, ruta balizada que
une Burgos con Murcia. Por ahí comencé la excursión.
A poco de
salir, a mi izquierda se desplegó un apacible paisaje de campos, bajo las
alturas de las Peñas de Cervera. Una peculiar mezcla de vegetación quemada e
intacta me iba a rodear durante toda la jornada.
Mientras
me alejaba, podía ver a mi espalda el pueblo bajo la Peñáguila y la loma de
Peñacoba.
Pasada
una cantera, el camino se divide. Siguiendo las señales, continué por la
derecha (N) y, en...
... una
segunda bifurcación ante la boca de un barranco, a la izquierda (NO). Empecé
entonces a ganar altura...
... a
través de un paisaje en que zonas quemadas y verdes se alternaban. Curiosa
manera de arder un monte. En este tramo, dejé de lado algunos desvíos. Me
sirvieron de guía las marcas y, cuando faltaban, la lógica, optando siempre por
el ramal que subía y mantenía la dirección.
Al rato,
dejé de subir y volvía a llanear, atravesando ahora una boscosa ladera en que
las sabinas convivían con las encinas, algunas de ellas notables.
Puede
suscitar dudas esta bifurcación en la zona de La Calera. Las marcas indican
cruzar por el portón y así lo hice; poco después, saldría por otro similar y...
... el
camino empezó a bajar en la zona marcada en el mapa como La Poza. Entonces,
dejé el GR por la derecha (NE), para...
...
remontar un cortafuegos de pendiente moderada, que sube directo por un ancho
lomo.
A mi
espalda, la Peña de Valdosa y la Sierra de Tejada se alzaban al otro lado del
valle del Río Mataviejas.
Al rato,
llegué a la cuerda principal y pude ver, al otro lado, la Sierra de Mencilla
y...
... la de
las Mamblas. También, la cubierta nubes que iba llegando del noroeste.
El
cortafuegos, que, a partir de ahí seguía la cuerda al este, acabó girando a la
derecha y bajando por la vertiente meridional. Entonces, seguí recto,
continuando el cresteo al este por un terreno pedregoso, un tanto incómodo.
A mi
izquierda, el panorama se iba ampliando hacia Mencilla y la Demanda.
Al pasar
un alto (1.329), pude ver a mi derecha, por encima de los árboles, los montes
al sur de Santo Domingo, de la Peñáguila a la Sierra de Tejada y me fijé en
que, en medio,...
... por
encima del corte de La Yecla, se veía una lejanísima Sierra de Ayllón,
resaltada por la bruma.
Por
delante, la ondulada culminación del Pedernales.
Mirando
atrás, se veían las nubes más oscuras, pero no amenazantes.
Aunque ya
empezaban a rasar la cimas de la Valdosa y Tejada.
Al llegar
a la punta occidental (1.372), pude ver la cima, tras la que asomaba la
contundente meseta de la Peña de Mirandilla, del Castillo o de San Carlos. Un
mínimo subibaja me separaba de la cumbre del día. Pasando el collado
intermedio, a mi derecha,...
... sólo
se veía la modestísima Sierra del Gayubar, bonita, eso sí.
Porque el
propio Alto de Pedernales, rodeado de árboles, es quizá el punto menos
panorámico de toda la cresta. Para tomar esta foto de las Peñas de Cervera (o
lo que de ellas se veía), tuve que desplazarme unos 100 metros al sur. Y, aun
así, tampoco es que la perspectiva sea maravillosa.
Así que
continué adelante por cuerda, que mantenía la misma tónica que hasta entonces.
Acercándome a la punta oriental (1.375), fue mostrándose algo más de las Peñas
de Carazo.
Luego
vinieron un par de suaves prominencias más hasta El Rodadero, desde donde la
cumbre se veía así y...
... me encontré
ante una brusca caída. Aquí, la cuerda se estrecha y un cantil rocoso cae hacia
los campos de Mirandilla,...
... al
otro lado de los cuales podía ver ahora el grupo completo de las Peñas de
Carazo. Aquí, la cuerda gira a la derecha para...
... tomar
dirección sureste. Como puede verse, aunque más estrecha, seguía sin presentar
obstáculos. Pero incluso se acabó el incómodo pedregal al llegar...
... al
extremo del Rodadero, que un amplia extensión cubierta de hierba adonde llega...
... una
pista, por donde continué el cresteo, ahora más confortablemente para mis pies.
Además,
el cielo se fue aclarando con la misma prontitud que se había cubierto y así
podía ver las Peñas de Cervera.
A así,
mirando atrás, el Alto de Pedernales. Poco impresionante, la verdad.
Por
delante, el cordal seguía, en un continuo subibaja suave, hacia la doble cima
de Los Cuetos.
A mi
izquierda, cambiaba la perspectiva de las peñas de Carazo, cuya visión no
cansaba.
Tras una
bajada considerable y cruzar una pista circulable en el Collado de la
Celadilla, al ganar de nuevo altura, se iban viendo ya cerca Los Cuetos.
Y,
mirando atrás, este panorama de buena parte del cordal recorrido.
Al paso por
el más occidental y alto de Los Cuetos, la vista quedaba bastante limitada a la
derecha, pero...
... no
así al otro lado, donde el roquedo vertical mantenía el arbolado a raya.
Un suave
subibaja, me llevó al Cueto oriental, desde donde...
... se ve
así a su hermano mayor, junto al curvado cordal que domina los campos de
Mirandilla.
Luego
vino un pronunciado descenso, la Cuesta de Mirandilla, hacia el tajo abierto
entre este monte y el Cerro Collado por el Río Mataviejas.
Y, desde
ahí, un vistazo de despedida a las Peñas de Carazo, pues dejaría de verlas a
partir de...
... una
bifurcación, en que giré a la derecha (O), para pasar a...
... la vertiente
meridional del cordal y atravesarla en diagonal para volver a Santo Domingo.
A mi
izquierda, con permiso del arbolado, podía ver la Peñáguila.
Mientras
que, a mi derecha, la cuerda previamente recorrida se elevaba sobre una ladera suave.
Al dejar
atrás los árboles, me encontré ya muy cerca del pueblo.
Enseguida
llegué a la carretera, precisamente a una rotonda donde un cartel indica que, a
la derecha, se va al aparcamiento. Pero no fui por ahí, pues la vía carece de
arcén y, además, va por un túnel. A pie, es mejor seguir recto (SO) y, en la
bifurcación del cartel de Santo Domingo de Silos, seguir por la derecha (NO),
siguiendo precisamente el Camino del Cid, que va...
... por
la parte alta del pueblo, con alguna vista notable del monasterio, hasta acabar
ante el aparcamiento de donde había salido.
Comentarios
Publicar un comentario