Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: No aconsejo
esta ruta. Sobre el mapa me parecía estupenda y, lo cierto, es que el entorno y
el panorama son bonitos pero, aparte de incomodísima, tuve que acabar saltando
una cerca. En la foto aérea, se ve un carril que va por la cuerda, pero se
encuentra del otro lado de una valla y la vertiente septentrional de la sierra
está ocupada por una finca con prohibición de paso, así que supongo que no se
debe usar. Creo que, si sólo había encontrado referencias a la subida por la
pista es porque no se puede ir por otro sitio sin invadir propiedades que no
permiten el paso. Incomodidades aparte, que nunca me han importado mucho, tras
subir por la cuerda a la cima oeste (1.147), me encontré con una cerca
cerrándome el paso y, con la cima al alcance de la mano, la salté. Por cierto,
que esa cota, como las otras dos que pasé (1.033) y (1.112), desconozco si
tiene nombre por más indagaciones que he hecho.
En resumen: si vas a
subir, ida y vuelta por el itinerario de bajada: es más cómodo, prácticamente
igual de bonito y está permitido o, al menos, tolerado.
RELATO GRÁFICO:
De la
carretera que une Torre de Juan Abad y Torrenueva, a media distancia de ambas
poblaciones, sale al sur una pista con restos de asfalto que se dirige a la
sierra. Al poco, una cancela cierra el paso de los vehículos; aparqué y
continué andando, hasta cerca del pie de la sierra, donde la pista gira a la izquierda
para ir paralela a la misma. Yo continué por la derecha, por...
... un
carril de tierra que se dirige al oeste entre campos.
Al sur,
se llegaba a ver lo más cercano del cordal principal de Sierra Morena;
concretamente, la zona de la Sierra del Cambrón.
Al otro
lado, me dominaba la propia cresta Cabeza de Buey.
Cuando el
camino gira a la derecha, lo dejé, siguiendo recto (NO) a través del monte
bajo, junto a la cerca que venía llevando a la izquierda desde hacía rato.
Enseguida,
me encontré en la cuerda de la sierra, que es aquí ancha, de pendiente mediana
y poblado por un monte bajo que no es tan denso como para estorbar seriamente
el paso. Girando a la derecha (NE), comencé a remontarla, camino de la primera
cota anónima del día, de 1.033 m según el mapa.
Al ganar
altura se fue ampliando el panorama al sureste, hacia los cerros que rodean
Torre de Juan Abad, destacando la curiosa doble cima de Dos Hermanas y, a la
derecha, el puntiagudo Montoso, que culmina una breve cadena de tres
elevaciones. Más allá, sobre la brillante capa de bruma, apenas se adivinaba la
sombra de las crestas prebéticas.
Atrás,
sobre el lomo recorrido, podían verse las áreas centrales de Sierra Morena;
hacia el centro, en el último horizonte, resaltaba ligeramente una cima
importante: el Cerro de la Estrella, pico más alto de la Sierra de San Andrés y
de todo el sector oriental de la cordillera.
Entre las
cotas (1.033) y (1.112), la cuerda se tornó una afilada arista de bloques,
donde la presencia de la valla hacía aún más incómodo el paso.
Entonces,
pude echar una mirada al norte, al llano que se extendía hasta la cadena de las
sierras de los Bailones, el Cristo y Alhambra, que interrumpe el Campo de
Montiel al este de Valdepeñas.
Al otro
lado, por encima de la vecina Sierra Lóbrega, aparecían ahora unas montañas más
lejanas:...
... la
Sierra de Mágina.
Al pie de
la cota (1.112), crucé una cartera; es el acceso a un depósito de agua, con el
paso expresamente prohibido. Así que continué por la cuerda, ahora algo más
cómoda, aunque tenía que ir buscando el paso entre los arbustos.
Desde
esta nueva prominencia, una mirada atrás. Más allá del tramo de cresta recorrido,
destacaba la verde cúpula del Chiriví, el otro monte de esta sierra.
Ahora,
por encima de los montes de la parte de Torre de Juan Abad, se veían algunas
crestas prebéticas: en directo, llegué a reconocer la Sagra, el Yelmo y el
Puntal de las Víboras, aunque en la foto no se distinguen tan bien.
Llegando
a la cota (1.147), penúltima antes de cumbre, el terreno se hizo más favorable
e incluso apareció una traza de paso en la hierba.
Pero fue
un espejismo. Pronto volvieron las incomodidades, con pasos fáciles pero
estrechos y peleones, entre peñascos, matorral y encinas. Y la cerca, siempre,
facilitando las cosas. Por entonces, constaté, vi que el camino que había visto
por la cuerda en foto aérea, existía e iba al otro lado. Pero no me fie de
saltar la valla, reforzada además con alambre de espinos por encima.
Así que
seguí abriéndome paso penosamente hasta esta cima (1.147) con sus antenas.
Por entonces,
vi que, al norte, las nubes que cubrían el resto de la Península se iban comiendo
ya la Sierra del Cristo.
En las
antenas, esperaba encontrar un camino. Y lo había. Magnífico. Pero bajaba por
la vertiente sur, así que...
...
continué siguiendo la cuerda a través del monte bajo que, entre las dos cimas
de la montaña, era especialmente denso. Para rematar, otra cerca me cortaba el
paso. Esta vez me decidí a saltarla y, tras pasar la peor zona de matorral de
la jornada, afortunadamente corta, llegué al carril de acceso a las antenas de
la cumbre y, en pocos minutos más, a ésta.
En la Cabeza
de Buey, hay una caseta de observación desde donde se disfruta de este panorama
al norte. Las sierras próximas a Valdepeñas, por cierto, había desaparecido ya
del todo. No me convenía entretenerme.
Al noreste,
la vista hacia el horizonte plano, estaba algo estorbada por diversos
artilugios.
Algo
mejor al sureste, aunque ahora ya no se veía nada más allá de los cerros más
cercanos.
Al sur,
el panorama quedaba tapado por un edificio y un denso grupo de encinas.
Metiéndome por él, sólo conseguí ver esto y constatar que también la vista se
iba degradando en esa dirección.
Así que
inicié el descenso por la pista de acceso que, en sus primero metros, va al
oeste, hacia la cima vecina, que aparece con el fondo de las partes centrales
de Sierra Morena.
Pero,
enseguida, giró al sur. En el descenso hay mejores vistas que en la cumbre,
tanto hacia las sierras del otro lado, como hacia la Solana de Cabeza de Buey,
donde destacaba una casa. Junto a ella, la pista...
...
desembocó en otra, también asfaltada, que tomé a la derecha (O).
Este
cruce es un buen lugar para volverse a contemplar la cumbre.
Luego,
fui siguiendo el carril, que no es otro que aquél por el que había llegado. Al
poco, me encontré con la curva donde esa mañana lo había dejado y, girando a la
izquierda (S) acabé en la cancela junto a la que había dejado el coche.
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