El Botete (1.924)

ASCENSIÓN DESDE GUÍMARA

CRESTEO DE OESTE A ESTE (INVERNAL)

El Botete es una cima de la Sierra de los Ancares situada muy cerca del Puerto de Cienfuegos, que convencionalmente separa ésta y de los llamados Ancares Orientales o Leoneses. No se encuentra en el cordal principal, sino en la larga estribación que, desprendida al sureste del Cerro de la Pesca, separa los valles de Fornela y Ancares. Sobre ese gran lomo verde, de laderas extensas y empinadas, el Botete se yergue como una vistosa pirámide de aristas bien definidas, resaltadas por los oscuros roquedos que surgen en las culminaciones. Además, como suele suceder cuando una buena prominencia se una a situación excéntrica, esta montaña es un magnífico mirador sobre los Ancares y macizos vecinos. Y todo ello en un pico poco visitado de una comarca apartada. Una delicia.

La ruta es clara; desde el pueblo situado bajo la cara norte de la montaña, se va a rodear ésta hasta el collado al oeste para tomar allí la cuerda, pasar por la cumbre y bajar al otro lado hasta casi el pie de monte, donde una pista permite faldeando a Guímara.

Imagen estival de la vertiente norte del Botete, mostrando casi toda la cresta recorrida

SITUACIÓN:

  • Zona: Los Ancares (Montes Galaico - Leoneses)
  • Unidad: Sierra de los Ancares
  • Base de partida: Guímara (León)

ACCESO: Guímara es una aldea del municipio de Peranzanes situada en el noroeste de la provincia de León. Es la población ribereña  más alta del Río Cúa, que corre por el Valle de Fornela. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.055 / 1.924
  • Mi tiempo efectivo: 4h53
  • Mi tiempo total: 5h53
  • Dificultades: F, en las condiciones del día (buen espesor de nieve consistente durante la aproximación e irregularmente repartida en las aristas, incluidos tramos sin ella y diversos grados de dureza). Pendientes de hielo y nieve de hasta 35º, siendo la más larga de unos 50 m de desnivel. Varias trepadas fáciles (I), superando una los 30 metros; se pueden soslayar pero es incómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En Guímara, tomar la pista que, al oeste, remonta el Río Cúa. Cuando se bifurca al pie del Puerto de Cienfuegos, seguir por la izquierda (SO) para acabar de remontar el valle. En un segundo cruce por encima la Cabaña de la Pesca, otra vez a la misma mano (SE) hasta alcanzar el collado junto al Boquín. Dejando el camino, seguir la cuerda a la izquierda (NE), para, superando pequeñas dificultades en roca (I) y tramos de nieve de cierta pendiente (35º), llegar a la cima del Botete (F).

Proseguir cresteando al este. Los primeros 50 m de bajada es la nieve más empinada de la ruta (40º). Pasado el Alto de Curriellos, al dar con un cortafuegos, tomarlo a la derecha (E) para descender directamente por el lomo hasta Los Ferreiros. Allí, tras haber perdido unos 350 m de desnivel, el cortafuegos toca con una pista. Girar a la izquierda (N) para tomarla de bajada. Ésta desemboca en la del inicio que, tomada a la derecha (E), nos devolverá a Guímara.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Completa ruta invernal, muy entretenida, bonita tanto por los parajes que atraviesa como por el panorama desde la cresta. Aunque las dificultades son ligeras, tiene de todo, tanto roca como nieve. Los resaltes de roca en la arista podían evitarse casi todos, pero por intensas pendientes laterales de matorral, que, cubiertas de nieve, pueden ser más difíciles y expuestas que la trepada y, sin ella, muy incómodas. En fin que, como siempre que hay nieve, matorral y roca mezclados, todo dependerá del día: condiciones meteorológicas presentes y pasadas marcarán la ruta.

En mi caso concreto, utilicé raquetas durante la subida hasta el collado del Boquín. Luego, fui con las botas sin más, pues la nieve no estaba helada, hasta la cúpula cimera del Botete, donde me puse los crampones y agarré el piolet, pues encontré nieve helada, incluso un poquito de hielo, y la pendiente superaba los 30º en los 50 m finales. Luego, seguí igual hasta bajar por el otro lado, pues, aunque al este la nieve estaba más blanda, preferí la seguridad adicional de las puntas en esa bajada, que se acercaba a los 45º. En resumen: que hay que llevar de todo, lo que hace un poquito más exigente la actividad por el peso de tanta cacharrería.

RELATO GRÁFICO:

A la entrada de Guímara, aparqué y comencé caminar por la pista que sale a la izquierda (O) de la carretera, remontando el valle del Cúa, dominada por la cresta de la Peña Rogueira al otro lado del río. Era agradable estar al sol en esta fresca mañana despejada, mientras calentaba las piernas. Me puse las raquetas, aunque habría podido prescindir de ellas yendo sobre las rodadas marcadas en la nieve.

Según avanzaba, cambiaba la perspectiva sobre Peña Rogueira o, mejor dicho, sobre su satélite occidental, el Pico del Ladeirón, que iba mostrando su gran cancho.

Al pie de la Sierra de Cienfuegos, gira a la izquierda con el valle, tomando dirección suroeste y...

... se acerca al cauce del río.

Luego, cambié de orilla por un puente y pasé a caminar bajo el cordal principal de los Ancares. Al fondo, el Cerro de la Pesca señalaba la cabecera del valle.

De nuevo en la ribera oriental, pasé bajo Peña Dueña, cuya cima pisaría luego.

Algo más adelante, un área recreativa y una cabaña.

Tras nuevo cambio de vertiente, cuando la pista acomete la subida final al puerto de Cienfuegos, tomé a la izquierda (SO) un desvío, que...

... continúa remontando el valle. Al fondo, veía ya el Alto Boquín y, a su izquierda, el collado donde iba aganar la cuerda. Incluso llegaba a distinguir el trazo del camino que sube al mismo.

Antes, pasé sobre la Cabaña de la Pesca, asentada en un rellano desde donde se dominaba buena parte del valle remontado, con la Peña Rogueira, ahora sí con la cumbre visible, al fondo.

En el eje del valle, me encontré con otra bifurcación. Siguiendo por la derecha, se va al Alto del Cuadro. Pero yo seguí por la izquierda (SE), hacia el collado anónimo donde...

... tenía previsto alcanzar la cuerda, en la base de la arista occidental del Botete o Loma de Peña Dueña. Pese a lo avanzado de la hora (ya eran las doce), se mantenía el hielo en las umbrías. También la nieve del suelo se iba notando más dura con la altitud.

Poco después alcancé la cuerda en el collado (1.612) abierto entre el Alto Boquín y el Botete. Allí, giré a la izquierda (NE) para dirigirme a la cumbre.

No sin antes pararme un momento a contemplar, al otro lado, el hermoso aspecto que presentaba el horizonte, en el que brillaban sucesivamente el Teleno, los Montes Aquilianos y la Sierra de la Cabrera, a través del boquete del Río de la Vega. Más a la izquierda,...

... al otro lado del profundo tajo, se elevaban los picos Carballín y Ferreira, en el cordal que sale al sur del Botete.

Se ve que la cuerda hacia éste había sido barrida por el viento literalmente y quedaba muy poca nieve. Como, además, no estaba dura del todo, me quité las raquetas y me comencé a recorrerla. El inicio era un lomo amplio y suave, donde se mezclaba el matorral rastrero con algunos canchos, hasta un risco cercano, más allá del cual se veían ya los dos secundarios de esta parte del cresteo: Peña Dueña y el Morteiro. 

Apenas ganada algo de altura, me volvía a contemplar, al otro lado del collado, el Alto Boquín y el Cerro de la Pesca.

Este primer resalte, con sus 35 metros de roca medianamente inclinada y muy cincelada (I), es el más largo que encontré. Podía haberlo evitado por los lados, pero hubiera sido más incómodo e, incluso, expuesto. Roca segura y fácil, y sin crampones, siempre mejor de frente.

Desde lo alto de esta punta anónima, a casi 1.700 m de altitud, la continuación volvía a ser un lomo carente de dificultad y razonablemente cómodo, terreno ideal para...

... recrearse con las vistas del valle del Río Cúa, a la izquierda, y...

... del de la Vega, al otro lado. En el horizonte, en la parte de los Aquilianos, se distinguían bastante bien...

... las cumbres del Teleno y la Cabeza de la Yegua.

Llegando a Peña Dueña, comencé a ver, a través del boquete entre ésta y el Caraballín, unas crestas más allá, al este: la Sierra de Gistreo.

Mirando al oeste desde esta primera cima del día, más allá del Boquín y la Pesca, asomaba la cresta del núcleo principal de los Ancares. De momento, se veían el Mostallar y el Cuíña.

Al otro lado, la Peña Rogueira volvía a estar descubierta y se llegaba a ver el cordal oriental de Ancares hasta el Teso Mular. A continuación, la cuerda se combaba en una horcada (1.723), la más profunda del recorrido. 

Encontré la bajada cubierta de nieve, pero, como no estaba muy helada, continué sin pinchos, pues... 

... la subida al Morteiro volvía a estar trufada de canchos.

Y, si algunos los evité cómodamente, como éste, por la nieve de la izquierda,...

... otros, como este resalte de 20 m, lejos de ser vertical y con excelentes apoyos (I), preferí atacarlos de frente. Desde lo alto del mismo, a 1.800 m de altitud ya,...

... me volví a aprovechar la perspectiva del escalón para recrearme la vista con el panorama al oeste. Ahora, más allá de la cuerda desde Peña Dueña y la mole del cerro de la pesca, asomaba otro pico famoso de lo zona: el Miravalles.

Por delante, unos pocos metros de apacible subida hasta el Morteiro y, luego, otro trecho más largo, pero aparentemente similar, hasta el Botete.

A mi izquierda, más allá del Valle de Fornela, el panorama no hacía más que ampliarse y, mirando abajo,...

... empecé a ver el primero de los cóncavos que se abren en la vertiente septentrional de la montaña, definiendo subidas más aventureras, pero parece que también asequibles... ¡Qué maravilla de montaña!

Al otro lado, también había aumentado el tramo de cordal meridional visible. Ya, hasta el Mollanedo, que lo remata.

Una imperceptible bajada me dejó en el collado (1.811) al pie de la cúpula somital del Botete. La subida se presentaba aparentemente cómoda y sin dificultad. Y así hubiera sido si no fuera porque, en la mitad superior de la misma, me encontré la nieve helada, e incluso alguna placa de hielo cristalino (evitable). Precisamente en esa zona punteada de matojos. Así que me tuve que poner los crampones y, viendo que la cosa se empinaba cerca de cumbre (superaría ligeramente los 30º), también agarré el piolet.

Al llegar a la cima del Botete, la Cordillera Cantábrica apareció ante mis ojos, en un amplio sector que iba del Cornón de Peñarrubia, identificable a la izquierda, a la Sierra de Gistreo, a la derecha. En medio, destacaba la pareja de peñas descomunales que son...

... las Ubiñas, con los Fontanes y el Fariñentu a la izquierda.

En Gistreo, se distinguían también sus picos principales: Tambarón, Valdeiglesias y Catoute.

A la derecha, al sur, el larguísimo cordal de los Montes de León en el horizonte y, más cerca, el cordal meridional culminado en el Ferreira. Hacia Suertes, había un gran fuego que no estaba antes y cuyo humo...

... estropeaba un tanto la visión de la Sierra de Ancares más allá del Miravalles, aunque...

... la turbidez no impedía apreciar la contundencia de las moles del Mostallar y la Cuíña.

Al noroeste, entre el Cerro de la Pesca y la Peña Rogueira, se abría en el cordal la amplia comba del Puerto de Cienfuegos, más allá del cual azuleaban las tierras lucenses de A Fonsagrada.

Tras un buen rato repasando todo ese amplio horizonte, reconociendo montañas ascendidas y por ascender, recordando y haciendo propósitos, etc. Tras un buen rato en cumbre, digo, emprendí el regreso acercándome al gran hito frente a la Rogueira, que marca el extremo norte de la arista cimera y dejándome a la derecha (E), por...

... una fuerte pendiente de nieve consistente, la más intensa de la jornada, que no llega a los 45º pero se acerca. Así que conservé piolet y crampones hasta...

... el collado inmediato (1.838), a partir de donde, además, matojos y piedras predominaban sobre el blanco. Allí me asomé a dos espoloncillos colgados sobre el cóncavo al norte de la arista, llamados Los Fanales. Desde el primero (1.846), mirando atrás, se ve así el Botete y, volviéndome a la derecha...

... la peña Rogueira sobre el valle.

Continué caminando por la cuerda, amplia y cómoda ahora, hacia el Fanal oriental (1.843), desde donde...

... la perspectiva hacia la cumbre era aún más amplia.

Continué la bajada hacia un tercer saliente y el cupular Alto de Curriellos; llegando a éste,...

... la nieve volvió a ser continua, pero, como estaba consistente pero no dura, seguí con sólo las botas. A mi derecha, la vista del Ferreira y compañía era magnífica.

Desde la extensa cima del Curriellos, me volvía a contemplar una vez el Botete, pues, a continuación,...

... al bajar al otro lado, dejaría de verlo. Aunque, a cambio, el panorama ante mis ojos era de fábula, mientras descendía pendientes moderadas de nieve consistente, primero junto a la linde del matorral y, luego, a partir de una collada, por el cortafuegos que se ve y que tomé a la derecha (E) para seguir la loma.

Mirando atrás, el Alto de Curriellos mostraba ese bonito cóncavo con la nieve estriada.

El cortafuegos alternaba trechos de pendiente muy suave, casi llanos, con...

... bruscas bajadas, pero donde la pendiente debe quedarse por los 20º como mucho. Bueno para ir relajando piernas. En esta vertiente, la montaña se muestra más suave, pero sin dejar de tener una belleza, menos espectacular, pero más armónica.

Según bajaba, el cortafuegos se fue estropeando, con matorrales invadiéndolo y un piso irregular que la nieve no acababa de cubrir. Así que, cuando vi que tocaba con una pista, lo dejé por la izquierda para tomarla de bajada (N). Y, por si había alguna duda, Peña Rogueira me marcaba la situación de Guímara.

Tras un par de amplias lazadas, comencé a ver el pueblo en el fondo del valle y, poco después, el carril desembocó en la pista del inicio, 200 ó 300 m aguas arriba de Guímara. Así que no tuve más que tomarla a la derecha (E), para en menos de cinco minutos, llegar al coche.

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