Cerro del Campo (1.934)

ASCENSIÓN DESDE EL RÍO SONSAZ

ARISTA NORTE

El Cerro del Campo es la culminación de la Loma de Piquerinas, que cierra por el norte el cóncavo de La Chorrera, famoso por su cascada, en la Sierra del Robledal. Así pues, se alza justo frente al Ocejón, lo que es uno de sus principales atractivos y el motivo por el que una montaña como ésta es poco visitada por excursionistas. Visto tanto desde Majaelrayo como desde Valverde, aparenta ser un monte de relieve redondeado, un gran lomo de ancha culminación. Pero, en su cara norte, la que da al despoblado valle alto del Río Sonsaz, guarda un enclave rocoso, con vertientes abruptas cortadas por aristas y corredores, sorprendente en esta zona y lo más alpino que conozco, por estas áreas orientales del Sistema Central.

La ruta consiste en aproximarse a la base de la arista norte del Campo descendiendo el valle del Sonsaz, lo que ya es una pequeña aventura. Luego, se trata de remontarla y regresar al Collado de la Vieja recorriendo los cordales, primero de las Piquerinas y luego de la Sierra del Robledal.

Las Piquerinas se alzan masivas entre el Ocejón, a la derecha, y el tajo del Sonsaz; sobre éste, contra el cielo, la arista norte

SITUACIÓN:

  • Zona: Macizo de Ayllón (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra del Robledal
  • Base de partida: Majaelrayo (Guadalajara)

ACCESO: La mejor manera de acceder al valle del Sonsaz es yendo por Majaelrayo, municipio situado en el noroeste de Guadalajara, dentro del área llamada de la arquitectura negra. Precisamente, su principal recurso es el turismo basado en los atractivos de las construcciones de pizarra, además de la cercanía del Ocejón. El punto de partida de la excursión es el Collado de la Vieja, al que se llega en coche desde el pueblo, saliendo hacia el norte por la pista de Cantalojas y recorriendo seis kilómetros. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen e ese lugar en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.297 / 1.934
  • Mi tiempo efectivo: 5h34
  • Mi tiempo total: 7h20
  • Dificultades: PD-. Media hora de continuas trepadas cortas, de poca dificultad (máximo II grado) y pasajes aéreos en la cresta de Peñas Verdes. Subida de 400 metros de desnivel por una ladera extremadamente empinada de hierba y matorral, cerrado en ocasiones, incluyendo un trecho entre árboles sin referencias claras. En el valle del Sonsaz, la senda se pierde en ocasiones entre vegetación muy densa. El resto carece de dificultad técnica y es (relativamente) cómodo.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: En el  Collado de la Vieja, tomar la senda medio borrada que desciende por la vaguada NE hasta la Venta de la Vieja. Allí, seguir el descenso y vadear el Río Sonsaz por encima de la confluencia para buscar, en la orilla izquierda, la senda que sigue su curso y tomarla. Este camino también se pierde en ocasiones, pero con cuidado, se llegará al monte de Polvarales y a un desvío que baja a contramano a la derecha (SO) y cruza el río. Cuando el camino se esfuma en una pradera, atravesarla al este para vadear un riachuelo y llegar a las ruinas de La Fragüela. Girar a la derecha (SE) y remontar la ladera directamente pendiente arriba, entre robles y matorral, más tarde sustituidos por una más agradable gayuba, aunque también empinadísima, hasta dar con la base del crestón de Peñas Verdes. Encaramarse al mismo por una de las chimeneas de su flanco oeste y, una vez en el filo, irlo siguiendo, teniendo que superar pequeños pasos de escalada entre el I y II grado, así como otros sin dificultad pero aéreos. La roca acaba ante una loma herbosa, amplia y tendida, que conduce, ya sin dificultad, a la cima del Cerro del Campo (PD).

Girar a la derecha (O) y seguir la cuerda, ondulada por varias cotas secundarias, hasta el vértice Campachuelo, situado ya el cordal principal de la Sierra del Robledal. Tomarlo a la derecha (N) y no abandonarlo ya, salvo al paso por la Cabeza del Corral, en que conviene desviarse a la derecha (E), hasta una antecima, donde hay una magnífica perspectiva del circo norte de las Piquerinas. Luego, de vuelta en la cima donde nos habíamos desviados, bajar por el lomo del cordal al oeste hasta el Collado de la Vieja.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Hacía ya mucho tiempo que me había fijado, durante varias actividades invernales en el este de la Sierra de Ayllón, que en la vertiente norte del Campo / Piquerinas, se observaban unos corredores muy definidos y que, siendo visibles a tal distancia, debían de salvar bastante desnivel. Tenía ganas de echar un vistazo más de cerca, pero, por la mala accesibilidad del paraje, que debía hacerse por un tramo del valle del Sonsaz carente de buenos caminos, lo había ido retrasando. Pero llegó el momento; no había nieve ahora, pero me ha servido para hacerme a la idea de lo que voy a encontrar. Precisamente la selección de la ruta, esa arista norte y el recorrido posterior por la cuerda, incluido el desvío a la antecima este de la Cabeza del Corral, fue con el propósito de poder ver qué ofrece el lugar para actividad invernal.

Respecto a la ruta en sí, aparte de servir para explorar la zona, es un recorrido bastante entretenido y atractivo. La dificultad técnica es baja, pues los pasos más difíciles en roca no pasan de II grado, son cortos y sin mucha exposición. Respecto a la subida desde la Fragüela, aunque digo que no hay referencias, en realidad hay una muy clara: la pendiente; consiste en ir por donde más pina esté la cosa... ¡así de simple! Digamos que requiere más experiencia e intuición que técnica, para recuperar la senda del valle cuando se pierde, no desviarse en la subida hacia Peñas Verdes y saber moverse por ese roquedo caótico, encontrando los pasos fáciles, que no siempre se ven a la primera. Barajé en algún momento entrar al valle del Sonsaz por el otro lado, para remontarlo, sea desde la parte de Valverde o desde su desembocadura en el Sorbe, pero no lo vi claro; creo que el Collado de la Vieja es el punto de partida mejor.

Finalmente, este Cerro del campo es uno de los mejores miradores de todo Ayllón; además del horizonte que le rodea, que incluye las cumbres mayores del macizo, el Alto Rey y la Sierra del Rincón (es decir, todo), la perspectiva del Ocejón es impresionante. Y si tan panorámico cordal se combina por un recorrido por un valle perdido y una vertiente salvaje, abrupta y solitaria, pues tenemos una excursión de primera.

RELATO GRÁFICO:

Del Collado de la Vieja, sale al este una pista que parece dirigirse hacia el valle del Sonsaz; pero no es así; acaba poco después en mitad de la ladera. Así que, dejándola de lado, bajé a la izquierda (NE), por el eje del Barranco de la Venta de la Vieja.

Pronto, se dibujó en la hierba un trazo estrecho pero claro que me llevó hasta...

... las ruinas de la Venta de la Vieja y sus corrales. Allí, el senderillo desapareció entre el pasto y yo continué descendiendo, pero...

... desviándome un poco a la izquierda (NE) para, tras atravesar una banda de árboles de ribera, alcanzar el cauce del Río Sonsaz por encima de la confluencia. Allí, una piedra erguida señalaba el lugar más conveniente para vadearlo. Al otro lado, remonté un pequeño cantil de roca sin dificultad y...

... me encontré con un hito y una traza borrosa. La senda va siguiendo el río y, como es lo que pretendía, la tomé a la derecha (E). Durante el descenso, se alternaron breves trechos en que la traza se perdía en una densa vegetación de jaras, zarzales y otras plantas igualmente agradables, con otros en que...

... el camino estaba clarísimo, pero lo que predominó fue...

... una traza mediocre y medio comida por el matorral. Mientras avanzaba al este, las vertientes del valle se fueron cerrando.

Impresionante fue el paso frente a Los Surcos, dos corredores paralelos que salvan unos 450 m de desnivel. Lástima que estén tan bajos.

De vez en cuando, podía también ver sobre mí la cresta de este lado.

Luego, se abrió enfrente un barranco anónimo, al fondo del cual se veía la Cabeza del Corral, por la que pasaría a la vuelta, con sus altas laderas punteadas de nieve.

Delante, empezó a descubrirse el siguiente hueco, el del Arroyo de la Fragüela, bajo la arista norte del Campo.

Poco después, llegué frente al barranco, al fondeo del cual destacaba la cima occidental del Chortal Largo. Delante, más cerca, veía un rellano empradizado; el siguiente hito de la ruta. Para llegar a él,...

... estuve atento a localizar un desvío a contramano a la derecha (O), marcado con ese hito que se ve.

El mismo desciende en diagonal la ladera hasta...

... alcanzar el cauce en un rústico y precario (la madera crujía al pisar) puentecillo, por el que lo crucé.

Al otro lado, la senda aún atravesó una breve banda de árboles antes de desaparecer en el prado que había visto antes. Viendo un hueco en los árboles de enfrente, a mi izquierda (E), me dirigí a ellos, encontrando un buen vado sobre el Arroyo de la Fragüela, al otro lado del cual y...

... tras una breve subida, encontré las ruinas de la Fragüela. Allí empezaba lo serio. Giré a la derecha (SE) y...

... encaré el lomo cubierto de robles y matorral que constituye la base de la arista norte. Por ahí tenía que subir. Bueno, pese a la pinta, siempre encontré huecos en la vegetación para...

... ir ganando altura con relativa comodidad. Los árboles no dejaban ver gran cosa alrededor pero tenía una referencia indudable: la pendiente. También apareció algún trazo, posiblemente cosa de corzos, que abundan en esta parte de la sierra.

Con la altitud, arbolado y monte bajo se fueron aclarando, hasta ser sustituidos por una cómoda alfombra de gayuba. Enfrente, la Loma de la Asadera imponía su contundente presencia.

Aunque ahora el terreno estaba despejado, seguía muy empinado. Cerca de los 1.500 m de altitud, topé con un primer roquedo, que salvé por un verde pasillo, en lo alto del cual...

... me encontré en la arista, apareciendo al otro lado la loma de Los Mojones, ya en la Sierra del Alto Rey.

Mirando al otro lado, atrás, podía ver el tajo del Río Sonsaz bajo la  del Pinarejo. Tiene que verse bonito esto desde ahí. ¡Ale! Ya tengo otro pico pendiente. ¡Esto de la montaña es un no parar!

Por encima mía podía ver ya el arranque de las Peñas Verdes, la cresta que iba buscando, casi 200 metros más arriba. Parece que está más cerca ¿verdad? Pues no, es que es muy grande.

Mientras cubría este último tramo de lomo herboso, me fijé en que, a la derecha de la Asadera, se veía un trazo blanco en el horizonte:...

... el Pico del Lobo.

Si miraba abajo, veía ya el fondo del Arroyo de la Fragüela, con sus vertientes cortadas por canales, bastante derechas y altas. Pues sí que tiene buena pinta esto para cuando haya nieve.

Y, con éstas, me encontré, a unos 1.650 m de altitud, ante la base de la Peñas Verdes. Pareciéndome que sería más cómodo ir por la arista, como casi siempre, miré la forma de encaramarme y me fijé en un par de discontinuidades en el flanco derecho del roquedo. Me fui a la más cercana y...

... resultó ser un cómodo pasillo cubierto de gayuba. Lo remonté y, justo antes de llegar arriba, giré a la derecha (S), para...

... resultó ser un cómodo pasillo cubierto de gayuba. Lo remonté y, justo antes de llegar arriba, giré a la derecha (S), para...

A partir de ahí, comenzó una sucesión cortas trepadas y gateadas (I / II), incluyendo algún paso de decisión. Hasta tuve que saltar una vez en uno de los cortes que presentaba la arista. Por suerte, el primer escalón importante presentaba una repisa diagonal por donde salvarlo sin dificultad.

Desde esta primera prominencia de la cresta, una mirada atrás permite apreciar su carácter caótico, más que difícil.

Estaba en una terraza del flanco derecho de la arista. Parecía cómoda y empecé a progresar caminando sobre ella, pero pronto cambié de opinión. Aunque no se aprecia, presentaba costes anchos y profundos, que me animaron a volver al filo, trepando a la izquierda por una roca inclinada y llena de agarres (I).

Por arriba, la cosa era un poco irregular, pero más cómoda y, con cuidado, se podía ir pasando de un canto a otro sin apenas usar las manos. Así llegué a otro resalte importante, que defiende la cota 1.763 del mapa. Como en la anterior ocasión, una repisa diagonal, con subida a la derecha, permitía salvar el obstáculo. ¡Parece hecho a posta!

Luego, bajada a una brecha y subida posterior a otro risco, que incluyó alguna trepadita (I / II) más al final.

Al paso por la horcada intermedia, impresionante mirada abajo.

Al culminar el risco, sin marcar en el mapa pero a 1.824 m de altitud según el GPS, mirando al oeste, se veían ya, en la Sierra de Ayllón, la Cebosa y la Buitrera, además del Lobo.

Al norte, sobre el último tramo de arista recorrido, ya se distinguía la Sierra de Pela en el horizonte.

Por delante, sólo me quedaba ya un amplio lomo verde hasta la cumbre.

Tampoco la pendiente era gran cosa. Empezaba al parte más fácil y panorámica de la ruta. A mi izquierda, apareció el Alto Rey.

Al otro lado, junto a los de antes, otro grande: el Cerrón.

Y, según se tendía el terreno, apareció un hito geodésico, ya muy cerca. Pero el vértice no es lo más alto de este monte.

La cima encuentra unos 500 m al sur, así que seguí por el lomo, sobre el cual iba surgiendo el Ocejón, que...

... acabó de descubrirse al culminar el Cerro del Campo. También podía ver, a la izquierda, los tejados de Valverde de los Arroyos. Por desgracia, del sur iba llegando una calima que enturbiaría la vista durante lo que me quedaba de excursión.

Al este, más allá del extremo de la Loma de las Piquerinas, el horizonte lo llenaban los dos núcleos de la Sierra del Alto Rey.

Al norte, la perspectiva estaba interrumpida más allá del vértice por la extensa culminación de este monte.

Al noroeste, la Sierra de Ayllón. Sólo faltaba el Tres Provincias.

Por último, al oeste, junto a la borrosa Sierra del Rincón, la Loma de las Piquerinas. Por ella inicié el retorno. Tras una antecima,...

... puede ver el segundo pico de la jornada, el Chortal Largo, que presenta una subida empinada, pero de apenas 50 m.

Desde este Chortal, la perspectiva del Ocejón había cambiado, pero también era magnífica.

Atrás quedaba el Cerro del Campo.

El lomo del Chortal Largo explica su nombre. La punta oriental es más baja, pero...

... tiene mejor vista del cordal al mirar atrás.

Por delante, una ligera bajada conduce al otro vértice de esta loma: el Campachuelo, tampoco situado en cima. Allí, la Loma de las Piquerinas entronca con el cordal principal de la Sierra del Robledal, que tomaría a la derecha (N).

No sin antes echar otra mirada al Ocejón, cuya visión, cambiante, no cansa desde este cordal.

Al este, entre la calima y el contrasol, las crestas de la Sierra del Rincón aparecían sombrías y veladas. Abajo, brillaba Majaelrayo.

Al principio, me dirigí al norte por la misma cuerda, donde dos estratos sobresalientes formaban un curioso pasillo.

Luego, por comodidad, derivé a la izquierda (NO) para bajar más directamente hacia el Collado de la Mujer. El terreno era regular y despejado y no se veían hitos ni senda, pero sí trazas intermitentes, posiblemente de bicho.

Tras la bajada una subida suave me llevaría a la Cabeza del Corral.

Desde el collado, hay una buena perspectiva de las Peñas Verdes.

En esta cima, me desvié de la teórica ruta a la derecha (E), para acercarme a una antecima, desde la cual intuí que...

... habría un estupendo panorama del circo cabecero del Arroyo de la Fragüela, con sus aristas y canales. Y así es.

Tras el desvío, volví a la cima de la Cabeza del Corral y bajé recto (O) por el otro lado, hacia el siguiente, y último, hito de la jornada, el Cerrito Collado. Como se ve, el terreno seguía con la misma tónica, pero haciéndose aún más cómodo si cabe. Y, al fondo, brillante en el horizonte,...

... el Pico del Lobo. ¡Peste de calima!

En algún momento de esta bajada, me encontré pisando un trazo de senda. No es gran cosa, ni hace mucha falta, pero lo seguí, aunque sólo fuera por no perjudicar la hierba. A continuación, una subida breve y suave me llevó a lo alto del Cerrito Collado, cuya cima está a la derecha (N), al cabo...

... de un ancho y suave lomo casi horizontal.

Desde el último pico del día, una mira atrás, hacia la masa achaparrada de la Cabeza del Corral, a cuya izquierda...

... se distinguía el corte del Río Sonsaz.

En esta punta, giré a la izquierda (NO) y emprendí la última bajada hacia el Collado de la Vieja, con el Pico del Lobo todavía asomando en el horizonte. A la izquierda,...

... el valle del Río Jaramilla, encajado entre las sierras del Robledal y el Rincón, y, al otro lado,...

... el corte del Río Sonsaz.

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