Pico Zapatero (2.158)

ASCENSIÓN DESDE SOTALBO

IDA Y VUELTA POR LA SENDA, INVERNAL

El Pico Zapatero es la cumbre de la Sierra de la Paramera, la más occidental de las que se alinean al norte de la divisoria del Sistema Central frente a Gredos. Como en todo este sector occidental de la cordillera, las condiciones son duras y, en cuanto queda el valle abajo, sólo el pasto aguanta vientos y fríos; pero es que, en las Parameras, hasta el matorral es escaso. A falta de una naturaleza pródiga y con su modesta altitud, este monte resulta atractivo por la altivez y soledad de sus laderas, la bravura de los roquedos y el amplio panorama que se domina desde la cresta.

Esta ruta es la más habitual para ascender al pico Zapatero: saliendo de Sotalbo por la pista de tierra que remonta la ladera de la sierra, se llega en vehículo lo más arriba que las condiciones permitan. Normalmente, se puede comenzar a andar en las proximidades de los cantos de El Concho, donde sale de la pista una senda que supera los 500 metros de la cara sur del Zapatero sin dificultad, serpenteando entre matorral y cantos. Esta vez, realicé la ascensión en condiciones invernales, con lo que hube de dejar el coche más abajo, utilizar material adecuado y, sin encontrar grandes dificultades técnicas, poner algo más de cuidado.

La cresta de la Sierra de la Paramera, vista desde las proximidades de Sotalbo

SITUACIÓN:

  • Zona: Las Parameras (Sistema Central)
  • Unidad: Sierra de la Paramera
  • Base de partida: Sotalbo (Ávila)

ACCESO: Sotalbo es un municipio situado en la zona central de la provincia de Ávila, en la vertiente meridional del Valle de Amblés y al pie de las crestas más altas de la Sierra de la Paramera. Tras atravesar el pueblo, salí del mismo por su extremo occidental, junto a la piscina, siguiendo la pista llamada Camino de la Sierra, con la idea de llegar lo más alto que me permitiera la nieve. Fue hasta el cruce de El Collado, a 1.430 m de altitud y a 4 km y pico del pueblo. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.


OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.430 / 2.158
  • Mi tiempo efectivo: 3h44
  • Mi tiempo total: 4h51
  • Dificultades: F, en las condiciones del día (nieve continua a partir de los 1.650 m, en todas sus formas, desde el cristal a capas de 40 cm de polvo). En un par de pasajes cortos, se alcanzan o superan ligeramente los 35º de pendiente, en ambos casos con nieve dura. Unas cuantas trepadas cortas por bloques, muy fáciles pero con la roca escarchada, en el acceso final a cumbre.
  • Track para descargar en Wikiloc

Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del cruce de El Collado por la pista que remonta al sur la ladera. Al poco de pasar la Fuente Cabeza de Gallo, girar a la derecha (O) en una bifurcación y, tras un breve tramo horizontal, pasada una cabaña y justo antes de alcanzar los cantos apilados de El Concho, dejar el carril por una senda indicada con hitos que sale a la izquierda (SE). La subida carece generalmente de dificultad, pero en un par de sitios se superan los 30º de pendiente y, además, hay que usar las manos para superar algunos bloques en la pirámide cimera del Pico Zapatero (F). Bajar por el mismo camino.


Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Itinerario invernal muy fácil y bonito, aunque con nieve nunca se podrá hablar de dificultad nula. Tanto las pequeñas rampas más empinadas como los bloques cerca de la cima, en verano se pasan caminando y, como mucho, teniendo cuidado con dónde se pisa. Ahora, requerían uso de material adecuado o ayuda de las manos y, por supuesto, poner atención, pues el riesgo de una caída siempre estará presente con la montaña escarchada.

Aunque encontré trechos con nieve blanda, el predominio del hielo y la irregularidad del terreno desaconsejaban las raquetas, aunque sólo fuera por no tener que andar cambiando de calzado. Y, desde que dejé la pista hasta que volví a ella, fui todo el rato con los crampones. Tenía también curiosidad por ver cómo estaba la sierra tras gran el incendio de hace año y medio. Y creo que queda todavía para volver a disfrutar adecuadamente de esta montaña, salvo en invierno, con la nieve cubriendo las laderas.

RELATO GRÁFICO:

A poco del amanecer de una mañana despejada y glacial, típico invierno castellano, aparqué en El Collado y tomé, entre las varias que salen del lugar, la que se dirige al sur y remonta la ladera de la sierra. Ya desde el inicio de la excursión, podía ver en lo alto las cimas escarchadas, con el Zapatero a la derecha.

La mayor parte del cielo se veía azul aunque unas nubes parecían pugnar por pasar la cresta desde la vertiente meridional, que se veían especialmente densas a mi izquierda, hacia el este, más allá de un sombrío Río de la Garganta.

Más luminosa aparecía la cosa al noroeste, donde el sol iluminaba ya el vecino Cerro del Castillo y, más allá, el Valle de Amblés y la Sierra de Ávila.

Al paso por la Fuente de Aguas Frías, con la nieve mostrando todavía mucho hueco, pude apreciar las huellas del gran incendio de hace año y medio. Aún queda bastante para poder venir sin nieve por aquí y disfrutarlo.

Según ganaba muy cómodamente altitud, las nubes no paraban de jugar a la cresta,...

... formando imágenes tan bellas como ésta del Risco del Sol.

Muy poco después de pasar junto a la  alberca de la Fuente de Cabeza de Gallo (¡Brrrr!),...

... giré a la derecha (O) en el cruce con otra pista, que recorre horizontalmente la vertiente.

Luego, pasé junto a una cabaña con corral, al fondo de la cual se veía la Serrota, la más alta de Las Parameras, que, a diferencia de ésta, estaba totalmente cubierta de nubes. La construcción se levanta en un ligero alto, desde el cual...

... pude ver los bloques apilados de El Concho muy cerca. Pocos metros antes de llegar a ellos,...

... encontré, a la izquierda (S) de la pista, un mojón artesanal que rezaba “senda al Zapatero”. Así que, aunque ésta se hallaba cubierta por la nieve, estaba claro que llegó el momento de dejar la pista por ese lado y...

... calzarme los crampones para encarar el ascenso hasta la cumbre, que seguía viendo allá arriba, 500 metros por encima de mí. Aunque el trazo era invisible, los hitos me indicaron el camino. A los pocos metros, me encontré los primeros hielos, aunque lo normal fue que el cristal estuviera cubierto por...

... una fina capa de nieve endurecida. Si bien también llegué a encontrarme hasta 40 cm de polvo, fue en pocos sitios y brevemente, con lo que no me desgastó mucho. Así, la subida fue razonablemente cómoda y no tardé en verme bastante por encima de la pista horizontal. Al tiempo, una nube ensombreció el Valle de Amblés.

Y, sin embargo, se despejó La Serrota.

Superados unos 100 metros, ante una collada donde se alza una característica piedra caballera, los hitos me llevaron hacia la izquierda (SE), pasando a...

... contornear por abajo un lomo rocoso. Las nubes ya se iban metiendo aquí también, aunque...

... sin hacer desaparecer del todo el azul y...

... dejando ver algo, como este espolón del Risco del Sol bajo el astro que le da nombre.

Sobrepasado el lomo de bloques, nuevo giro, ahora...

... a la derecha (SO) para dirigirme, a través de una ladera abierta, en derechura hacia la cumbre. Por esta zona, encontré un par de tramos de 20 ó 30 metros en que la pendiente, hasta entonces suave, crecía hasta superar bastante los 30º. Y, como la nieve estaba bastante dura, por si acaso, cambié un bastón por el piolet. Respecto al pico, unas veces se entreveía y...

... otras, desaparecía del todo. Pero los vapores no eran tan densos como para no dejarme seguir los hitos. 

Luego, tan súbito como llegó, la nube empezó a despejarse, primero por el oeste, del lado del Risco del Sol, y...

... luego, mostrando la cima, soleada y ya cercana.

Para cuando llegué al collado, 50 ó 60 metros bajo el hito, el aspecto del cono cimero de bloques apilados era magnífico. Para superarlo con la máxima facilidad, los hitos y mis recuerdos me guiaron a la propia horcada (2.099), donde giré a la derecha (O) para...

... remontar un pasillo de nieve adosado a la vertiente norte, donde se volvían a alcanzar los 30º, e incluso superarlos puntualmente.

Luego, el mismo pasillo gira a la izquierda siguiendo la curva del monte y se empina un poquito más, acabando ante un escaloncito de bloques. Es facilísimo; en verano se podría pasar sin  manos, pero ahora, con un dedo de hielo cubriendo la roca, la prudencia me aconsejó ayudarme de las manos y poner cuidado.

Luego, siguiendo siempre los hitos, pasé la vertiente sur y se me descubrió este sombrío panorama, que contrastaba con...

... el brillo de los bloques culminantes, que había pasado a llevar a mi derecha.

En fin, caminando con tiento sobre los peñascos escarchados, gané los pocos metros que me restaban hasta el hito cimero.

Desde el Pico Zapatero, una nube hurtaba totalmente el panorama en todo el arco meridional, llegando incluso hasta...

... la dirección noroeste, donde, de las Parameras, sólo asomaba ligeramente el blanco lomo de...

... La Serrota.

Al norte, las nubes se extendían sobre el Valle de Amblés y más allá, pero al menos dejaban ver la vertiente de la propia sierra.

Al este, sólo lo más alto de la cresta, hasta el Risco del Sol, estaba despejado. Y sólo relativamente. Estaba, pues, en una isla de sol. Eso sí; no se estaba mal al solecito y, pese a las mediocres vistas, aún aguanté un ratito antes de reemprender el regreso siguiendo mis propias huellas, primero...

... hasta el collado oriental y, luego, por...

... la vertiente norte.

Ahora, el Risco del Sol tenía un aspecto muy diferente, pero también hermoso, todo brillante de hielo bajo el azul.

Bueno, llegando a la pista, pegué algún que otro recorte a las lazadas para abreviar. 

Al alcanzarla, me detuve a quitarme los crampones y, de paso, a despedirme de la cumbre, antes de...

... rematar la excursión con un apacible epílogo, dejándome caer por la pista hasta El Collado.

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