Los Fantasmas (1.727)

ASCENSIÓN DESDE CANTO COCHINO

POR EL HUECO DE LAS HOCES Y EL ARROYO DE LA DEHESILLA

Los Fantasmas son un grupo de riscos, entre los que se encuentra el más alto de la Pedriza Anterior, especie de submacizo granítico adosado a la vertiente sur de la Cuerda Larga del Guadarrama (sí, yo también creí en tiempos que ése era el Yelmo). Morfológicamente, es el típico cancho de granito anaranjado de la zona, con sus formas curvas, flancos verticales y culminación abultada, acribillada de pilas de buitre. Ninguno de su media docena de picos se puede alcanzar sin escalar; y sólo el segundo en altura (1.923) es accesible, por una chimenea en la cara norte, mediante una trepada de dificultad baja. Y, con tocar esa punta, me conformaré. Respecto al entorno que hay que atravesar para llegar a Los Fantasmas, la Pedriza Anterior es un ingente montón de grandes peñascos de formas peculiares; un laberinto rocoso en cuyos intersticios prosperan jaras, carrascas y pinos. Estando recorrido por mil sendas, no siempre es fácil orientarse, pues, entre tanto canto y vegetación, en ocasiones la visibilidad se limita a unos pocos metros alrededor. Además, incluso siguiendo caminos marcados, es frecuente tener que recurrir a las manos para superar cantos y escalones.

La ruta es la alternativa más práctica partiendo del oeste. Primero, subir remontando el barranco que más directamente alcanza la culminación de la Pedriza Anterior por esa vertiente. Luego, bajar al collado que separa el submacizo del cuerpo de la Cuerda Larga para seguir, a continuación, su vaguada occidental.

Grupo de Los Fantasmas visto desde el suroeste, con la cima más alta a la izquierda y la que subí a la derecha

SITUACIÓN:

  • Zona: Cuerda Larga - Sierra de la Morcuera (Sistema Central)
  • Unidad: La Pedriza
  • Base de partida: Manzanares el Real (Madrid)
ACCESO: Parking Canto Cochino es una conocida base de partida de excursiones en La Pedriza. El acceso está regulado en verano y conviene visitar la web del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama para informarse de horarios de entrada y posibilidad de utilizar el autobús-lanzadera. Además de sitio para aparcar, hay en el lugar bar-restaurante y un centro de información del parque natural. La población más cercana es Manzanares el Real, a seis kilómetros, municipio madrileño de cierto tamaño situado entre el pie de la sierra y el Embalse de Santillana, conocido por su castillo y que cuenta con todo tipo de servicios. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.022 / 1.723
  • Mi tiempo efectivo: 3h58
  • Mi tiempo total: 5h39
  • Dificultades: PD-. Varias trepadas de I y II grado. Las de mayor entidad son dos chimeneas, de unos 15 m cada una, la primera al pasar el lomo de la Bola de San Bernardo y la otra en la cara norte de la cima. El resto, aunque es por sendas, incluye numerosos tramos escabrosos y con orientación dudosa.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Canto Cochino por la pista, cerrada con barrera, que baja a cruzar el Río Manzanares. Tras pasar el puente, girar a la derecha (SE), llegando a un segundo puente, éste sobre el Arroyo de la Ventana, y a una segunda bifurcación en su orilla izquierda. Girar a la izquierda (N) y, apenas remontada la corriente unos pocos metros, tomar un desvío a la derecha (E) que asciende directamente por la ladera, introduciéndose en la vaguada del Arroyo de los Huertos. En un rellano al pie del risco del Castillo, el trazo, que es ya bastante mediocre, se divide. Seguir por la izquierda (N), entrando en el Hueco de las Hoces, que se remonta por terreno muy abrupto, incluyendo pequeñas trepadas, hasta el amplio rellano abierto entre el Yelmo y el Collado de la Vistilla (F). Continuar recto, derivando ligeramente a la izquierda (NE), siguiendo trazos en el matorral para entrar en el callejón de La Mano de Dios. Atravesarlo, siguiendo ahora unos hitos que nos llevan por pasillos entre canchos, hasta que uno nos cierra el paso. Superarlo por una chimenea con buenos agarres (II), saliendo al lomo del risco de la Bola de San Bernardo (PD-). Encaramarse al mismo y bajar por el otro lado a un prado cerrado. Continuar al NE, trepando por una canal bajo el Vigilante (F), de donde se sale a otro prado rodeado de riscos. Girar a la derecha (SE) y trepar por una chimenea de apariencia fácil (es la única que se ve así) a la cima de la segunda punta en altura (1.723) de Los Fantasmas (F+).

Volver al jardín cimero y, siguiendo una mala senda marcada con hitos, descender primero al norte y luego al este hasta el pie del risco de El Acebo (F+), donde el trazo desemboca en un camino mejor. Siguiéndolo a la izquierda (NE), se llega al Collado de la Dehesilla. Atravesarlo hacia el oeste y continuar por la senda que desciende el arroyo homónimo. Al llegar al Llano del Peluca, dejarlo por un desvío a la derecha (NO), que cruza el arroyo, ahora llamado de la Ventana, y lo sigue en su descenso hasta Canto Cochino.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Aunque, a la vista del mapa, el Hueco de las Hoces es la manera más directa y lógica de ascender desde Canto Cochino al entorno del Yelmo, lo abrupto de la ruta, sobre todo a en su mitad superior ha hecho que pierda público en detrimento de otras alternativas y, en lógica realimentación, la senda que había está casi desparecida a partir del rellano bajo el Castillo, con la vegetación estrechando el paso, la mitad de los hitos que había desaparecidos y, las marcas de pintura, casi borradas. Así que ojo a los despistes, que, además, el terreno es escabroso y, la visión, limitada. Yo mismo, que he recorrido este itinerario muchas veces en ambos sentidos, siempre pierdo traza alguna vez.

La subida que propongo es bastante aventurera. Hasta la Vistilla, sin implicar trepadas largas ni difíciles, hay que superar unos cuantos pasajes por grandes bloques amontonados, con pequeñas superaciones, destrepes, gateos, etc. Entretenido, desde luego que lo es. Bastante. Luego, el camino directo hacia Los Fantasmas, si bien comienza con senda e hitos, se va asilvestrado según nos acercamos y acabamos superando pequeños obstáculos, pasando de un jardín a otro (nombre que reciben los pequeños prados encerrados típicos de la Pedriza) mediante breves trepadas, en un entorno muy pedricero y por parajes poco frecuentados. Para mí, esta fue la parte más fascinante de la jornada. El retorno es lo que podríamos considerar “vía normal” y resulta cómodo y tan bonito como cualquier ruta a través de la Pedriza. Aunque, para subir a los Fantasmas por el lado del Acebo, sería más lógico partir del Berrueco, en lugar de Canto Cochino.

Subir al risco más alto (1.727), ya lo descarté hace años, tras haber pasado media mañana dándole vueltas en busca de una vía asequible sin cuerda (para mí, esto es hasta III grado, o III- si es muy expuesto); no conseguí más que coleccionar media docena de callejones sin salida. En esta ocasión, también hice algo parecido en este 2º risco (1.723) de los Fantasmas, buscando una alternativa a la chimenea de la cara norte. Así, he eliminado de la descripción, del cálculo de tiempos y del track publicado, la hora y media larga que gasté intentándolo. Primero probé por el lomo a la derecha de la canal bajo El Vigilante, siguiendo una especie de terrazas inclinadas con trepadas cortas; luego, desde la propia canal, por una chimenea a la derecha al inicio de la canal y un muro con muchas regletas y apoyos al final de la misma, ambas a la derecha. En todos los casos, terminé encontrándome pasos demasiado difíciles y expuestos para superarlos en solo, al menos en mi caso; no dudo que otros puedan. Por eso, más abajo, indicaré sobre las fotos dónde fueron esos intentos.

RELATO GRÁFICO:

Salí del aparcamiento de Canto Cochino por una pista cerrada con barrera que baja en dirección noreste, ante un paisaje dominado ya por el peculiar granito anaranjado de la Pedriza.

El asfalto acaba ante el Río Manzanares, que crucé por un puente peatonal. De las dos sendas que salen al otro lado, tomé la de la derecha (SE), que...

... me llevó a un prado dominado por el roquedo de La Tortuga. Tras atravesarlo, crucé  el Arroyo de la Ventana por un segundo puente, al otro lado del cual encontré otra bifurcación. En ésta, giré a la izquierda (N), pasando a...

... remontar el torrente. Pero fue sólo por unos pocos metros. Enseguida, tomé el primer desvío que encontré a la derecha (E).

Esta nueva senda, estrecha, empinada y abarrancada en algunos puntos, abre un estrecho corte en el jaral que puebla la...

... cuenca del Arroyo de los Huertos, que iba a remontar íntegramente. Al ganar altura, fueron apareciendo a mi izquierda las crestas de las Cabezas de Hierro y la Pedriza Posterior.

Al cabo, llegué a un rellano herboso al pie del Cancho de los Brezos y dominado al fondo por el Castillo. Tras el relativo descanso,... 

... superé otra cuesta similar a la primera, desde lo alto de la cual, ya podía ver la Maliciosa en lo alto de la Cuerda de los Porrones.

Al pie del Alto de Medina, el trazo se dividió. Ésta es la bifurcación; aquí giré a la izquierda (NE) para desviarme del collado y...

... atravesar la ladera bajo las placas del Risco de los Principiantes, hacia el Hueco de las Hoces, que se adivinaba al fondo.

En este tramo, el trazo se fue volviendo cada vez más borroso y, de las señales que yo recordaba marcando esta ruta, faltaban casi todos los hitos y la pintura se había desvaído hasta casi desaparecer. Así que tuve que poner toda la atención para no perder el rastro, pues, si el terreno en la “senda” es como se ve, puedes imaginarte cómo está fuera. Aun así, me encontré fuera de traza un par de veces, aunque me di cuenta antes de desviarme mucho, pues lo escabroso del entorno te obliga casi a ir por la traza.

Al ganar perspectiva, cuando cantos y encinas se aclaraban un momento, podía ver la cuerda que forman el Risco de las Tres Puntas, Cancho Butrón y La Tortuga, más allá de la cual iba asomando el pie de monte.

Y así, a base de peripecias entre los bloques y el matorral, fui llegando al Hueco de las Hoces, que no es sino la parte alta y más estrecha del Arroyo de los Huertos, de cuyo cauce me había separado antes en aquel rellano del Cancho de los Brezos.

Mirando abajo a través del barranco, podía ver el aparcamiento de Cancho Cochino.

Luego, pasando ya bajo los riscos de la Hoces y el Pan de Kilo, se descubrió el corte de la Vistilla en lo alto del tubo, a la izquierda de un irreconocible Yelmo.

Crucé el torrente varias veces, llevado por la senda, o lo que yo creía que era la senda, buscando siempre el paso cómodo.

Lo cual no me libró de tener que afrontar trechos caóticos, trepando y destrepando cantos o gateando bajo los mismos. Y, sí; lo que se ve en la parte baja de la foto es un hito.

Cuando clareaba el panorama, podía ver los riscos que me dominaban, sombríos a la derecha,...

... soleados a la izquierda, pero impresionantes en todos los casos.

Ya bastante arriba, salí de la vegetación y, viendo un peñasco sobresaliente, me encaramé al mismo para mirar atrás. Más allá del Cancho de la Lagunilla y la Aguja Larios, se veían en el horizonte los montes de El Escorial.

Desde ahí, se apreciaba ya la bifurcación de canales bajo la Torre Valentina, aguja que se eleva en el extremo suroccidental del Yelmo. Continué recto (NE), dejando el risco a la derecha.

Al ceder la pendiente, dejé de lado el Corral Ciego, con la Bola de San Antonio destacando al fondo.

Me encontré con la cara norte del Yelmo, a mi derecha, y...

... el Collado de la Vistilla al otro lado. Estaba ante el llano culminante de la Pedriza Anterior, al fondo del cual veía ya la cresta de Los Fantasmas. Sin una senda definida, pero con multitud de trazas dibujadas en el pasto, me dirigí (NE) recto hacia el risco.

Al dejar atrás la mole del Yelmo, se fue descubriendo al mismo lado...

... la llanura, con el Embalse de Santillana, el Cerro de San Pedro y hasta el Skyline de Madrid silueteado en la bruma del fondo.

Dejé este amplio pasillo liso para meterme en un callejón entre canchos al pie del de La mano de Dios.

Allí, la cresta de la Pedriza Anterior presenta una depresión que me permitió ver la de la Posterior, desde Las Torres al Cancho de la Herrada.

A partir de aquí, dispuse de un trazo, no muy claro pero único, que seguir. Me llevó a recorrer el espacio entre riscos derivando ligeramente a la derecha (E), pasara pasar junto a una característica aguja, que...

... presenta un curioso ojal.

A continuación, salí del pasillo al pie de los canchos que culmina la Bola de San Bernardo, tras los que asomaba la cresta meridional de Los Fantasmas. A la derecha de ésta, se puede ver una roca en equilibrio. Junto a ella, cruzaría ese lomo. De momento, los hitos me llevaron a un zig-zag derecha-izquierda para evitar la placa que me cerraba el paso por una zona mucho más fácil (I) y alcanzar la terraza superior.

Durante la subida, una bonita perspectiva del Cerro de San Pedro y, más...

... arriba, una mirada atrás. Se ve, entre el Yelmo y la Mano de Dios, el pasillo por donde acababa de pasar, con su aguja.

Luego, salí del rellano por otro pasillo entre riscos, siempre guiado por los hitos, del que salí...

... ya ante el lomo aquél culminado por la piedra en equilibrio (no se ve). Para encaramarme al mismo, una última señal me encaminó a una chimenea, cuyos 15 metros centrales son muy empinados, pero la roca presenta apoyos de sobra (II).

Al llegar arriba, me encontré ante una pequeña pradera, de la que me separaba una considerable caída vertical. Al otro lado, ya, la cima meridional de Los Fantasmas, separada de otra, llamada El Vigilante, por una canal. Por ella acabaría trepando, pero, antes, intenté ganar la cumbre por la zona de bloques amontonados de la derecha. Pero la placa acanalada por encima es más empinada de lo que parece y no me atreví a pasarla suelto. De todas formas, más arriba, como descubriría luego, en un segundo intento, hay cosas peores. De momento, para alcanzar la base de la pradera, giré a la izquierda (NO) y...

... rodeé el canto en equilibrio por repisas fáciles (I). Al otro lado, encontré a la derecha (NE), un...

... destrepe bastante asequible (II-).

Tras el intento fallido que antes comenté, me dirigí a la canal que se abre bajo El Vigilante. En vez de entrar directamente, me pareció más conveniente trepar por unas gradas (I) a la izquierda, del lado del Vigilante y recorrer luego...

... una repisa hasta dentro de la canal. Allí hice el segundo intento fallido de vía alternativa, trepando por la chimenea sombreada que se ve enfrente (I+) y luego a la izquierda por sucesivos resaltes de roca cincelada (II+). Pero, a continuación, me encontré con un bloque de flancos verticales, al que no le vi solución fácil (el que se ve en todo lo alto). Así que volví a la boca del pasillo, desde donde...

... mirando atrás, hay una buena perspectiva del Vigilante que da nombre al risco, a la derecha, y de la Bola de San Bernardo, donde el canto se ve de este lado en un equilibrio...

... realmente impresionante. Mira que llevo visto peñascos así, pero éste es extraordinario. Menos mal que no lo toqué.

En fin, recorrí el pasillo hasta su fondo, donde hube de superar una corta y fácil trepada (I) para acceder...

... a otro tramo llano de canal. Ahí hice el tercer intento de trepada alternativa, trepando (II) por esas repisas que se ven arrancar a la derecha, sabiendo que estaba en la vertical de la cima que buscaba (la roca iluminada del fondo limita la chimenea de la vía normal). Pero, no había ganado 10 metros cuando me encontré con una zona más vertical y escasa en agarres (al menos IV, posiblemente más) y desistí. Así que continué avanzando hasta...

... aparecer en el jardín que se abre entre los canchos de Los Fantasmas, con el más alto de ellos delante. Como ya expliqué, ése no era mi objetivo, sino el segundo (1.723). Así que giré a la derecha (SE) y...

... trepé por los bloques que llenaban una chimenea inclinada (II-), a la salida de la cual una terraza tomada a la derecha (O) permite llegar casi caminando a la culminación del risco.

Desde la segunda cima de Los Fantasmas, se ven al norte, más allá de la mayor (1.727), las crestas de la Pedriza Posterior y el segmento de Cuerda Larga entre el Asómate de Hoyos y la Najarra. Girando a la izquierda,...

... el resto del lomo hasta las Guarramillas y la Maliciosa, más allá de la Cuerda de las Milaneras.

Continuando la vuelta, al suroeste, el Yelmo y el camino que había recorrido desde la Vistilla.

Al sur, la llanura madrileña, interrumpida sucesivamente por la Sierra del Hoyo de Manzanares,...

... el Embalse de Santillana y...

... el Cerro de San Pedro.

Y la vuelta de horizonte se cierra, al noreste, con el final de la rama meridional del Guadarrama, más allá de la Najarra, y las sombras de Ayllón al fondo.

Tras un buen rato en cumbre, regresé al jardín cimero por donde había subido. Al pie de la chimenea, tomé una senda que sale al norte, pasa entre algunos de los pétreos fantasmillas que dan nombre al roquedo y gira a la derecha (O) para...

... bajar hacia un par de riscos. Pasé por el estrecho pasillo intermedio y...

... acabé el descenso en la base del risco de El Acebo, donde la senda desembocó en otra más importante. Par regresar a Canto Cochino, tomé el camino a la izquierda (NE), no sin antes...

... dedicar una mirada a los riscos entre los que había pasado.

Esta senda es la Integral de la Pedriza (PR-M1), que recorre toda su crestería y es un itinerario bastante popular, por lo que está muy pisado. Tras atravesar un grupo de riscos, entre los que...

... los más conocidos son las Cuatro Damas y la Cara, que son también los más cercanos,...

... se descubrió parte de la Pedriza Posterior, que, desde aquí, aparece coronada por el Cancho de la Herrada.

A mi derecha, se abría el Arroyo de Cobertero, que corre por la...

... vaguada occidental del Collado de la Dehesilla, que se abre entre ambas Pedrizas. Allí, dejé la senda por otra que, a la izquierda (O), baja por el lado opuesto,...

... siguiendo el Arroyo de la Dehesilla. Aunque el camino es bastante pedregoso, está muy pisado y resulta cómodo. No es para menos, pues se trata de uno de los tramos de GR-10 más frecuentados de la Sierra.

Con el risco de la Maza destacándose en la cresta a mi izquierda y...

... el Pájaro y el Circo de la Pedriza Posterior al otro lado, fui descendiendo hasta...

... el Prado Peluca. Allí, dejé la senda por la derecha (NO), cruzar el Arroyo de la Ventana por una pasarela y girar al otro lado a la izquierda (SO), incorporándome al...

... camino o conocido como Autopista de la Pedriza. Creo que no hace falta explicar por qué.

La vereda se asomó al cauce en un claro del pinar, por encima del cual se veían los canchos de las Tres Puntas y Butrón, anunciando la cercanía del final.

Efectivamente, poco después, me encontré ante el puente del principio de la excursión sobre el juvenil Manzanares. Cruzándolo, sólo me quedó seguir unos pocos minutos la pista asfaltada que allí acaba para encontrarme de vuelta en Canto Cochino.

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