Viezo (1.209)

ASCENSIÓN DESDE ROBLEDO DEL BUEY

CRESTEO EN TORNO AL ARROYO DEL TORO

El pico del Viezo es una cúpula boscosa de escasa convexidad y altitud modesta, incluso dentro de las proporciones habituales en los Montes de Toledo. Su atractivo principal reside en su estratégica posición, en el extremo oriental del cordal que forman las sierras de Hiruela y Sevilleja, en el límite suroeste del sector central de la cordillera. Es decir, que está situada en medio de algunos de sus macizos mayores, como el Rocigalgo con un horizonte relativamente despejado. Respecto al entorno, es el típico de las dos comarcas entre las que se eleva, la Jara al norte y el Rincón de Anchuras al sur: encinar y robledal con alguna mancha de pinos y abundante monte bajo pueblan un relieve complejo, a pesar de la preponderante suavidad. La roca sólo aparece en esporádicos canchales y crestones, con la cuarcita como roca predominante.

La ruta consiste en rodear la cuenca del Arroyo del Toro, afluente del Río Pusa, por el cordal que forma su cabecera, partiendo del pueblo de la vertiente norte más cercano al Viezo.

El Viezo, ancho y achaparrado, se eleva al otro lado de la cuenca del Arroyo del Toro

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Central de los Montes de Toledo
  • Unidad: Sierra de la Hiruela
  • Base de partida: Robledo del Buey (Toledo)
ACCESO: Robledo del Buey es una población del municipio toledano de Los Navalucillos situada en medio de los Montes de Toledo, cuyos cordales la rodean. Carece casi totalmente de servicios (había un restaurante pero sólo abría los fines de semana) y, para encontrar tiendas o alojamientos, aparte de alguna casa rural aislada, hay que ir a la cabecera del municipio, a casi 18 km al noreste. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 790 / 1.209
  • Mi tiempo efectivo: 3h38
  • Mi tiempo total: 4h06
  • Dificultades: Ninguna. Itinerario por caminos.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir de Robledo del Buey por el camino que baja al SO, vadea el Río Pusa y asciende al otro lado a la loma de Piedra Escrita, que alcanza en collado de cota 869. Seguir la cuerda a la derecha (O), hasta su entronque con el lomo de la Cruz de la Llanada y tomar éste a la izquierda (SE) hasta la cima del Viezo.

Continuar cresteando en la misma dirección hasta que el camino se bifurca. Girar a la izquierda (N), pasando a descender por la ladera septentrional. En el siguiente cruce, continuar por la derecha (NE), siguiendo ahora por lo alto el lomo en cuyo extremo hay una Casa Forestal. Poco antes de llegar a ésta, desviarse a la izquierda (O), por un camino algo peor, que va rodeando la cuenca del Arroyo del Toro, lo cruza y remonta la ladera de la loma de Piedra Escrita, alcanzándola en el mismo collado que a la ida. Siguiendo recto (NE) ahora, bajar por el otro lado, deshaciendo camino hasta Robledo del Buey.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Bonito paseo por entornos de baja y media montaña, entre bosques y jarales, disfrutando de hermosos paisajes. También, con la posibilidad de cruzarse con la fauna de la zona, especialmente ciervos y buitres. Aunque la primavera tiene mucho prestigio en este tipo de entornos, cada estación va a tener su encanto en estas sierras. Y pocas advertencias caben sobre la excursión, pues los caminos son buenos y la altitud moderada hace que raramente la meteorología llegue a ser hostil. Quizá, evitar la temporada de caza o asegurarse de no coincidir con una montería (no hay tantas).

RELATO GRÁFICO:

De las dos pistas que salen al sur del aparcamiento de autocaravanas de Robledo del Buey, tomé la de la derecha, que...

... baja al suroeste, hacia el... 

... cauce del Río Pusa para vadearlo y...

... remontar la ladera de la loma de Piedra Escrita. Al ganar altura, podía ver a mi espalda el pueblo y la bonita silueta del Cerro Botija más allá.

Alcancé el lomo en el collado de cota 869, donde hay un cruce de caminos. Giré a la derecha (O) para seguir la cuerda.

A mi izquierda, al sur, podía ver la mole achaparrada del Viezo.

Mirando atrás, el Corocho de Rocigalgo y sus satélites aparecían silueteados por el sol y la bruma.

Al norte, la cresta de la Sierra del Castillazo, lo más agreste de esta parte de los Montes de Toledo.

En el siguiente cruce, continué recto (O) para terminar de ascender a lo más alto de esta loma (1.001).

Mirando atrás, gran panorama, donde se puede ver lo recorrido hasta el momento.

Bajando al otro lado de esta elevación, descubrí al oeste el pico de las Moradas y, más allá a la derecha, la Sierra de Sevilleja. La breve bajada acabó en una bifurcación, donde giré a la izquierda (SO) para volver a subir hacia...

... la loma de la Cruz de la Llanada, que podía ver a mi izquierda, con la cima al extremo.

Pocos metros antes de culminar la subida, en un nuevo cruce, giré a la izquierda (S), para seguir por la cuerda antes citada.

Mirando atrás, la Sierra del Castillazo mostraba sus dos picos más importantes: el de los Aljibes y el que lleva su mismo nombre.

Según me acercaba a la cima, los vapores la iban cubriendo.

Y, aunque el panorama a mi izquierda, al noreste no estaba tan cerrado,...

... las nubes venían del otro lado, donde llevaban rato acumulándose. Especialmente en torno al pico de las Moradas.

Al pie de la cúpula cimera, mi camino desembocó en otro más importante, que tomé a la derecha (SO), pero...

... para dejarlo enseguida por la izquierda (SE), por una más precario que prosigue recorriendo el cordal.

Poco después, ya entre los robles, di con otra pista mejor, que tomé a la izquierda (E), continuando la subida, suavizada ahora a base de curvas.

Luego, encontré un desvío a la derecha (S), ante el que pasé de largo, girando en el segundo (éste que se ve).

De nuevo en el bosque, cuando el carril dejó de subir y giró a la izquierda, lo dejé por el exterior de la curva (SE). Enseguida, recorridos pocos metros entre los robles, di con unas rodadas que me ayudaron a...

... encontrar la cima, ubicada en un claro del robledal.

Al sur, todo lo que se veía era un muro de vapor.

Al otro lado, estaba más claro, pero, pese a encaramarme al hito, no se veía nada por encima de los árboles. Anotaré el Viezo en mi registro de vértices de dudosa utilidad.

Como las vistas desde la cima son de lo peor del recorrido, no me entretuve mucho allí y reemprendí camino siguiendo por la cuerda al este.

Al poco, llegué a una bifurcación y giré a la izquierda (N) para...

... regresar a la vertiente septentrional, bajando por la cual...

... salí de la nube, precisamente al paso por un claro con buen panorama hacia Robledo y las crestas que lo rodean.

Luego, volví al bosque y hasta me hizo sol.

Cuando el carril se dividió en dos, seguí por la derecha (NE), pasando a seguir un lomo...

Ancho y bastante panorámico, que baja apaciblemente hacia el valle del Río Estenilla, dejando el del Pusa a la izquierda.

Luego, el carril que llevaba cruzó una pista; podía haberla tomado y, en vez de ir por los subibajas de la cuerda habría llegado al mismo sitio flanqueándola. Pero no merecen la pena los rodeos para ahorrarse cuatro metros de desnivel.

Además, desde la cuerda, tenía de vez en cuando curiosas perspectivas del Viezo.

El carril, que era ahora cortafuegos, me llevó a contornear un pinar, con el sol sobre mi cabeza, pero un muro de nubes al fondo.

Tras pasar un pequeño depósito de agua, desemboqué de nuevo en la pista, que ahora sí tomé, a la izquierda (N), pues dentro de poco iba a abandonar el lomo y precisamente por ese lado donde aparecía el pueblo.

En la base de esta loma hay una Casa Forestal, pero no llegué a ella. Cuando ya vislumbraba entre los árboles su helipuerto, dejé el carril por una senda que baja a la izquierda (N) y...

... desemboca al poco en otro carril, que tomé a la izquierda (SO). También podía haber llegado a la casa pero no merece la pena y, pudiendo atajar confortablemente, mejor así. Bueno, pues empezaba al aparte final del retorno, rodeando la cabecera del Arroyo del Toro hasta...

... cruzar su cauce, que encontré seco y subir al otro lado, que ya es la ladera de aquella loma de Piedra Escrita de antes.

A poco de iniciar la subida, otro cruce, donde giré a la derecha (NE).

Al ganar altura, buena perspectiva del Viezo a mi derecha, O, mejor dicho, de las nubes que seguían tapándolo.

Delante, el macizo del Rocigalgo no se veía mejor. No es que me hiciera mal día, pero la visibilidad era mejorable.

Así llegué a la loma de Piedra Escrita y, justo, en el cruce en que la había alcanzado a la ida. Ahora seguí recto (NE) para...

... bajar por el otro lado, deshaciendo camino hacia Robledo del Buey.

Comentarios