Peñafiel (1.418)

ASCENSIÓN DESDE SAN PABLO DE LOS MONTES

ARISTA NORTE, CON LA CERECERA (1.273)

La Peñafiel es el pico más oriental que supera los 1.400 m de altitud en los Montes de Toledo. Este bonito cono verde coronado de pizarra está situado en la Sierra de San Pablo, zona de orografía compleja, que se caracteriza porque los cerros, en forma de cúpula y separados por amplios collados, presentan una prominencia e individualidad poco habituales en el resto de la cordillera. Por lo demás, tanto el roquedo como fauna y vegetación son los habituales en las áreas centrales de los Montes de Toledo, con sus crestones de cuarcita sobresaliendo de una densa cubierta de monte bajo, robledal y encinar, que da refugio a una importante variedad de mamíferos de gran porte, entre los que destacan el ciervo y el jabalí.

La ruta sale de las cercanías del Puerto del Lanchar y comienza alcanzando el cordal en el alto de La Cerecera para recorrerlo hasta estar al pie de la Peñafiel. Ahí, daremos un rodeo para alcanzar la arista norte, ascender por ella a la cumbre y bajar luego directamente al collado suroeste y, de ahí, al punto de partida.

Vista desde el oeste, la peñafiel se yergue al extremo de la Sierra de San Pablo y frente a la del Castañar

SITUACIÓN:

  • Zona: Sector Central  de los Montes de Toledo
  • Unidad: Sierra de San Pablo
  • Base de partida: Solana de Ávila (Ávila)
ACCESO: San Pablo de los Montes es un municipio toledano situado al pie de la vertiente norte de los Montes de Toledo, en el sur de la provincia. La ruta parte de un collado cercano al Puerto del Lanchar, para llegar al cual puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 1.064 / 1.418
  • Mi tiempo efectivo: 2h47
  • Mi tiempo total: 3h40
  • Dificultades: Muy fácil. Un par de pasitos de I grado, cortos y sin apenas exposición, al paso por cumbre. La Maleza se ha comido el cortafuegos del lomo SO y, aunque resta una traza precaria, ya hay que pelear algo para pasar; con el tiempo, supongo que irá a peor.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del collado (1.069) en que una cancela cierra el paso de vehículos en el Camino de la Hiruela al Molinillo, pero no siguiendo esa pista, sino por un carril que sale a la derecha (SO) de la misma y en el Arroyo del Avellanar. Justo antes de cruzar el cauce, dejar el camino por un desvío que sube a la izquierda (SE) y continua rodeando la cuenca por encima. Al llegar al cordal de la Sierra de San pablo, girar a la izquierda (E), alcanzando enseguida la cima de La Cerecera.

Seguir por la pista que va por la cuerda, continuando recto (NE) en el cruce del collado de la Pedriza Blanca, hasta llegar a la arista N de la Peñafiel. Dejar el carril por la derecha y remontar la cuerda, alternando tramos de caminar con mínimas trepadas si se quieren “tocar” los sucesivos riscos, hasta la cima de la Peñafiel.

Descender a la derecha (SO), teniendo que destrepar brevemente para superar, por una chimenea, una banda de roca, bajo la cual había un cortafuegos. Éste, en 2023, estaba comido por el monte bajo; incluso habían crecido algunos jóvenes robles. Pero una traza precaria, estrecha y borrosa, permite un descenso sólo un poco incómodo, hasta dar con la pista del cordal. Tomándola a la izquierda (S), se llega enseguida al collado de la Pedriza Blanca. Girar a la derecha (NO) para tomar el Camino de la Hiruela al Molinillo y regresar por él al punto de partida en el collado (1.069).

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Una bonita excursión por esta media montaña mediterránea, que conserva su belleza pese a la intensa y visible presencia humana. Quizá sea esto así porque aquí se sigue viviendo del monte y, entonces, se le cuida, por la cuenta que trae a todos. La jornada combina los hermosos bosques de roble y encina con unos panoramas amplios y muy bonitos. Las pocas trepadas que hay son prescindibles salvo la del inicio de la bajada, pues no es obligatorio encaramarse a los riscos en la arista norte, aunque con ello se gana alguna perspectiva adicional. Respecto al viejo cortafuegos, en el fondo es una pena que se cierre, pues es lo que permite hacer circular la ascensión sin meterse en un mar de arbustos que, por estas sierras, pueden llegar a ser impenetrables. Y, como en toda excursión por los Montes de Toledo, es conveniente evitar la temporada de monterías y recordar que, aunque el paso a pie está tolerado, una parte importante del recorrido transcurre por un coto privado.

RELATO GRÁFICO:

Comencé a andar en la cancela del Camino de la Hiruela al Molinillo, pero no siguiéndolo, sino tomando a la derecha (SO)...

... un carril que atraviesa la ladera occidental de la Cerecera en horizontal.

Cuando se bifurca, continué por la izquierda (S), por un ramal menos utilizado que se interna en un pinar, del cual...

... salí en el Arroyo del Avellanar, cerca ya del cauce. Antes de cruzarlo, dejé este carril por la izquierda (SE), por...

... una senda que asciende en diagonal.

Al ganar altura, fui viendo a mi derecha otros cerros de la zona: la Morra y el Cerillón.

Atrás, se iba descubriendo la llanura, interrumpida por los picos de Noez y con Gredos al fondo.

Al ganar la cuerda de la sierra, apareció al otro lado el valle del Río Bullaque, limitado al otro lado por las sierras del Pocito y el Chorito. Más a la izquierda, oscura, se veía también la de los Torneros. Giré aquí a la izquierda (E) para...

... dirigirme a la cima de la Cerecera, que...

... alcancé por una cómoda pista de pendiente moderada.

Las vistas, amplias, son similares a las que llevaba viendo un rato. Al norte, se veía un mayor fragmento de llanura.

Continué por la pista del cordal hacia la Peñafiel. Al pasar por un modesto alto (1.241) intermedio,...

... una mirada atrás, a la Cerecera.

Caminando por la cuerda, buena perspectiva de la Sierra de los Torneros.

Al acercarme a la Peñafiel, pude distinguir el corte en diagonal del camino por el que iría a la arista norte, así como, a la izquierda, las rocas junto a las que la alcanzaría. También vi que el cortafuegos de la vertiente suroccidental, por el que había subido hacía casi treinta años, había desaparecido.

En el collado del Arroyo de la pedriza Blanca, crucé el Camino de la Hiruela al Molinillo, continuando recto (NE) para remontar en diagonal la ladera de la peñafiel.

Al ganar de nuevo altura, perspectiva a mi izquierda de la Cerecera y el Cerillón.

Tras dejar de lado un desvío a ese lado y la base del cortafuegos, efectivamente comido por la vegetación, pero aún reconocible, entré en un robledal que me hurtó las vistas.

Salí del arbolado ya casi en la arista norte de la montaña, junto a unas rocas. Más allá, se distinguía la silueta de Gredos.

También, un panorama más amplio de la Sierra de San Pablo, incluyendo, además de las cimas vecinas, el Pico Vicente, las Alanillas Altas y el Corral de Cantos.

Al llegar a la cuerda, aparecieron al otro lado el vecino cerro de La Campana y la Sierra del Castañar. Dejé entonces el camino por la derecha (S) para...

... remontar la arista, que es al principio ancha, aunque ya se veían roquedos cercanos. Comencé caminando por un carril que...

... acabó al poco, sustituido por un trazo precario, que apenas merece el nombre de senda.

Se podría llegar así a la cima, recorriendo esta terraza de hierba y matorral a la derecha de la arista. Pero, por hacer más entretenida la subida, cuando vi un lugar favorable para encaramarme a la cresta, por una pedrera seguida de un pequeño resalte escalonado, corto y fácil (I), lo hice.

Arriba, encontré una sucesión discontinua de crestones, no muy cómodos de pasar pero sin apenas dificultad; sólo tuve que ayudarme de las manos tres o cuatro veces para pasar algún canto más alto. El panorama a mi izquierda era...

... espléndido: el valle del Río Milagro flanqueado por las sierras del Castañar y los Yébenes al norte y la de los Torneros al sur.

Al otro lado, seguía viendo el resto de la Sierra de San Pablo, además de unas oscuras cortinas de lluvia que parecían venir.

Así que aceleré el ritmo camino del hito cimero. La última parte del crestón es...

... todavía más fácil que lo anterior.

Desde la Peñafiel, se ve al noreste la continuación del cordal principal de los Montes de Toledo, por las sierras del Castañar y Yébenes. A la derecha, al otro lado del Río Milagro,...

... la Sierra de Torneros.

Ya al sur, el valle del Bullaque y las sierras del Pocito y el Chorito.

Se completa la vuelta con este panorama del cordal de la Sierra de San Pablo hacia el oeste. Hacia allí tocaba volver, sobre todo a la vista de cómo se oscurecía el cielo. En primer lugar, bajé del crestón y me dirigí hacia los canchos que se veían al oeste, que...

... caen verticalmente a ese lado, pero presentan una chimenea de pedrera, ancha y lejos de ser vertical. Al menos en su parte alta, pues...

... luego tuve que destrepar un par de resaltes de pocos metros, ambos con mínima dificultad (I).

Al salir del tubo, giré a la izquierda (SE), recorriendo un estrecho pasillo entre los robles y la pared, hasta ver, a mi derecha (SO),...

... abrirse la vegetación en el trazado del viejo cortafuegos. Aún es un buen sitio para descender, aunque en algunos sitios tuve que abrirme paso en el monte bajo. Pero la mayor parte del tiempo encontré, como mínimo, algún rastro del paso de animales que me ayudó a pasar. Al acabar la pendiente me encontré con la pista del cordal, la de antes, que tomé ahora a la izquierda (SO) para regresar al collado de la Pedriza Blanca.

Atrás quedaba la Peñafiel y me crucé con las únicas personas que vi durante la jornada.

Poco después, en el cruce del collado, giré a la derecha (NO), tomando el Camino de la Hiruela al Molinillo, que me metió por un barranco.

Antes de salir del tajo, la visión del Cerillón me avisó de que llegaba al final; a la cancela junto a la que había aparcado.

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