Risco del Telégrafo (1.441)

ASCENSIÓN DESDE LOS HORCONES

CON EL RISCO DE CERVALES (1.424)

Recibe el nombre de Sierra del Hospital del Obispo el segmento más alto del largo cordal de la Palomera, uno de los paralelos que conforman la montaña de la comarca Las Villuercas, en el tramo extremeño de los Montes de Toledo. Como es común de la zona, se trata de un largo cordal rematado por una cresta rocosa sobre laderas empinadas cubiertas de densa vegetación. Aunque esos roquedos culminantes no son de gran entidad, presentan formas verticales y afiladas, que dan altivez y sabor alpino a esta montaña de altitud modesta. El entorno, con la vegetación variada que da refugio a abundante fauna salvaje y los amplios valles verdes alternados con las largas líneas de las sierras paralelas es bello y peculiar. Y el relativo olvido montañero, con unas sendas escasas y precarias que nunca se dirigen a las cimas, hace que las ascensiones sean siempre exigentes.

En esta excursión, se visitan los dos picos más altos de la Sierra de la Palomera, partiendo de la vertiente nororiental, subiendo y bajando por las rutas más accesibles, que, para ambas cimas son su arista NE.

Sierra del Hospital del Obispo vista desde el norte, con los dos picos de la jornada hacia el centro de la imagen

SITUACIÓN:

  • Zona: Sierras de Las Villuercas (Montes de Toledo)
  • Unidad: Sierra de Palomera
  • Base de partida: Navatrasierra (Cáceres)
ACCESO: La población más cercana al Merendero de los Horcones es Navatrasierra, a siete kilómetros, enclavada en el valle que se abre entre las sierras de Altamira y Palomera, en el sureste de la provincia de Cáceres. Navatrasierra depende del municipio de Villar del Pedroso, pero, aunque es “entidad menor”, tiene todo lo necesario para ser base de excursiones. Puedes calcular un itinerario desde tu lugar de origen al punto de partida de la ruta en el siguiente link a GoogleMaps.

OTROS DATOS:

  • Cota mínima / máxima: 672 / 1.441
  • Mi tiempo efectivo: 4h14
  • Mi tiempo total: 5h36
  • Dificultades: F+. Numerosas trepadas fáciles a lo largo de la ascensión, algunas de las cuales alcanzan el I grado superior o superan los diez metros de altura.
  • Track para descargar en Wikiloc
Mapa tomado del visor Iberpix. ©INSTITUTO GEOGRÁFICO NACIONAL DE ESPAÑA

LA RUTA: Salir del merendero de Los Horcones remontando el barranco por el Camino de la Ventosilla. Al cruzar un vado, dejarlo por un cortafuegos que sube a la derecha (SO). Cuando acaba, seguir recto por lo alto del lomo, primero a través del robledal y luego rodeando o superando, según se vea, sucesivos crestones rocosos (I / I+) hasta alcanzar la cuerda. Girar a la izquierda (S) para situarse al pie y superar la placa inclinada (I) que constituye la cara NE del Risco de Cervales (F).

Seguir la cuerda a la izquierda (SE), rodeando los canchos por donde mejor parezca. Tras pasar el collado y mediada la subida subsiguiente, al llegar al pie del roquedo, girar a la derecha (S) para superar una serie de escalones inclinados (I+) que defienden el Risco del Telégrafo (F+).

Descender a la izquierda, siguiendo el lomo NE de la montaña, marcado, como el anterior, por una serie de riscos. Se pueden rodear todos, mayormente por el flanco occidental (izquierdo), por terreno incómodo de pedregal, matojos y retoños de roble, pero, en mi opinión, mejor que la roca en este caso. De vez en cuando, se encuentra algún hito, pero, si guardan continuidad o hacia dónde guían, no fui capaz de determinarlo. Hay que ir atento a un cortafuegos que se ve en la base del lomo para llegar a su extremo y seguirlo en su bajada. Al ver que sale a la izquierda (NO) otro cortafuegos horizontal, tomarlo, llegando por él a aquél por el cual, al inicio de la excursión, subimos desde el vado del Camino de la Ventosilla. Siguiéndolo ahora a la derecha (NE), sólo resta deshacer camino para regresar a Los Horcones.

Croquis de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH

COMENTARIOS: Ascensión de categoría en una de las áreas montañosas menos trabajada de España en lo que toca a ascensiones. Aparte de cierta actividad cinegética, se practica bastante el senderismo por aquí, pero en los valles; parece que las cimas no atraen la atención y, sin embargo, el panorama desde ellas es hermoso y, las subidas, bastante entretenidas y con su puntito emocionante. Por otro lado, este atractivo montañero quizá se pierda en parte si un día crecen sendas balizadas y acondicionadas que lleguen a las crestas. Bueno, pues, aun así, la contemplación de la fascinante mezcla de roca y verdor, con los súbitos encuentros, siempre emocionantes, con el ciervo o el zorro, así como de esa peculiar estructura orográfica de largas líneas paralelas creo que serían atractivo suficiente.

En el aspecto práctico, la trepada final al Risco del telégrafo se puede evitar por pedreras a la izquierda que llevan a una placa inclinada, más fácil; pero el pequeño incremento de dificultad, creo que merece la pena por la comodidad que se gana. Por otra parte, la ruta se desarrolla en un coto de caza regional de la Junta de Extremadura y se organizan algunas monterías en temporada. Conviene enterarse antes de ir o dejar la excursión para épocas de veda.

RELATO GRÁFICO:

Dejé el merendero de Los Horcones caminando al sur, barranco arriba, por la misma pista de acceso. Ya desde los primeros pasos, se veían, entre las copas de los robles, las dos cimas del día brillando al sol.

Este camino coincide con la ruta balizada GR-119, o Camino real de Guadalupe. Pero dejé las señales enseguida; al paso por una zona de pinos, cuando éstas mandan desviarse a la derecha, continué recto (S).

Poco después, salí del bosque y me encontré ante los riscos de Cervales y el Telégrafo, elevados sobre sus respectivos lomos nororientales, que definirán subida y bajada. También llegaba a ver, más allá, otro pico de la sierra: el Sobacorbas. En este tramo despejado, dejé de lado algunos desvíos más, antes de...

... volver bajo los árboles y vadear un torrente. Justo al otro lado, dejé la pista por la derecha (SO), para remontar un cortafuegos.

Una subida breve y empinada me volvió a sacar del bosque, ante la cuenca que se abre entre el Risco de Cervales y el Cerro Fortificado. Estaba ya sobre el lomo noreste del primero.

Antes de continuar la remontada, una mirada atrás: más allá del reborde esta sierra y de la de Altamira, ya se divisaba Gredos en el horizonte.

Incluso se distinguía el Almanzor.

El camino a la cumbre tenía pocas dudas, pues se trataba de remontar el lomo. Al principio, siguiendo el cortafuegos, tramo durante el que dejé de lado dos desvíos a la izquierda, que no subían. Por el segundo de ellos, aparecí luego al bajar. Luego, al acabar el carril,...

... proseguí pendiente arriba a través del robledal. No hay otra referencia que la pendiente, pero con ésta basta. El terreno, muy pedregoso, no resultaba cómodo, pero tenía la ventaja de no dejar crecer el matorral y mantener despejado el suelo del bosque.

Salí del robledal a una zona de matorral y cantos, muy breve, antes de alcanzar el primer risco.

Presenta en su base una placa lisa y bastante empinada, así que fui siguiéndola hacia la izquierda, pendiente arriba, hasta...

... dar con una roca con más apoyos, que me permitieron superar sus diez metros de altura con bastante facilidad (I+).

Desde lo alto este primer resalte, a mi derecha, pude ver, en el hueco que me separaba del Cerro Fortificado, el trazo de una senda. He intentado localizar su origen y final en foto aérea, pero no tengo claro si resultaría práctica como ruta de ascensión. Continué gateando sobre una arista estrecha (I), que ganaba altura hacia la izquierda, mientras...

... hacia el valle del Guadarranque, de donde venía, limitado al otro lado por la Sierra de Altamira, cuyo...

... largo cordal se perdía en el contraluz oriental.

También se fue descubriendo el Risco del Telégrafo, al otro lado del cóncavo que tenía a la izquierda.

Vino luego una sucesión de rampas de terreno incómodo de matorral y cantos alternadas con canchos (I) de menor entidad. Hasta que, a la salida de uno de ellos,...

... me encontré ante lo que parecía la culminación del lomo, en forma de una gran pendiente rocosa acabada en un risco. Me separaba de ella una caída vertical de seis u ocho metros, que salvé por...

... un apilamiento de bloques, casi vertical, pero que permitía un descenso seguro (I).

A continuación, crucé el collado y retomé la subida. Una mirada atrás al destrepe, antes de...

... meterme en una zona de lajas de roca con mucha fisura, que casi se podían subir andando.

Mientras, a mi izquierda, podía ver un tramo cada vez mayor de la Sierra de Altamira y las modestas alineaciones intermedias.

Atrás, Gredos acababa ya de descubrirse en el horizonte septentrional.

Más arriba, llegó otra trepada de algo más de enjundia (I+), para encaramarme a un crestón, tras el cual encontré...

... una mínima bajada, rellano y nueva subida por terreno rocoso de...

... lajas tendidas, muy fáciles, pero desde lo alto de las cuales impresionaba mirar atrás.

A un lado, a mi derecha, los cerros Fortificado y el Carbonero, con el Camorro de Navalvillar asomando por detrás; al otro...

... el Risco del Telégrafo.

Al culminar este roquedo, aún me quedó por recorrer una breve arista de bloques, ancha y fácil (I), antes de alcanzar la cuerda, que presentaba por aquí cuatro culminaciones rocosas. La más alta de estas puntas o Cervales es la segunda por la izquierda y, para llegar a ella, al llegar al rellano que se extiende al pie de los riscos, giré a ese lado y lo recorrí hasta la vertical de cumbre, al pie de...

... una placa inclinada de unos 12 metros de altura, la cual superé fácilmente gateando (I).

Al culminar el Risco de los Cervales, descubrí enfrente, al otro lado el valle del Río Ibor y la Sierra de Las Villuercas, que da nombre a toda la comarca, culminada por el pico del mismo nombre. Éste es el pico más alto de la cordillera de los Montes de Toledo y único que supera los 1.500 m de altitud. Y lo hace por 95. A mi derecha,...

... la Sierra Palomera se prolongaba al noroeste hasta el Camorro de Navalvillar, antes de ir a morir en el valle del Tajo, cuyo...

... fondo brumoso era ahora visible sobre la Sierra de Altamira. También se apreciaba el gran paredón meridional de Gredos.

Continuando con la vuelta, al este, por encima de la parte más alta de la Sierra de Altamira se llegaban a ver las crestas del tramo central de los Montes de Toledo.

En fin; al sureste, esperaba la cumbre del día, el Risco del Telégrafo. Como la salida hacia allí por la arista era primero afilada y luego difícil al desplomarse el terreno, comencé por...

... descender por donde había subido y, una vez en el rellano bajo el risco, seguirlo a la derecha (S).

Así, rodeando el roquedo, volví a la arista, al crucé para rodear la siguiente peña por la derecha y, luego,...

... de nuevo en la vertiente septentrional, bajar ya sin dificultad, aunque por terreno incómodo al Collado de los Cervales. Lo crucé y remonté al otro lado una rampa herbosa hasta dar con la roca.

En la base del risco, en vez de rodearlo, preferí, buscando la comodidad, trepar por un graderío fácil, pero en que pude algo de cuidado, pues los escalones estaban inclinados y resbaladizos (I+).

En plena trepada, una bonita perspectiva del Cervales sobre el valle del Ibor.

Al cabo, me encontré cerca del hito cimero, a falta sólo de superar unos canchos inclinados y con mucho apoyo (I).

Al sureste del Risco del Telégrafo, se aprecian los estratos inclinados que configuran esta Sierra del Hospital del Obispo. Fue en ese momento, a la vista del abrupto cresterío, cuando me asaltaron los recuerdos del día, hace 30 años, en que recorrí íntegramente esa arista, en una larguísima jornada de ida por la cuerda y vuelta por el pie de monte. Era más joven. A la derecha del cordal,...

... a través del boquete del Río Ibor, se distinguían lejanas las crestas de Sierra Morena.

Siguiendo la vuelta, al oeste, la Sierra de Las Villuercas, culminada por...

... el pico homónimo y, a la derecha, la cresta de los Carpinteros. Más recuerdos de hace décadas, trepando y destrepando en la niebla, en medio de una selva de riscos.

Al noroeste, el cordal por donde había llegado, con el Cervales indistinguible, el Carbonero bien destacado y la roca morena destacando contra el verdor circundante.

Y acabo la vuelta con esta panorámica de los 40 km de cordal de la Sierra de Altamira. En lo más alto de Gredos, se distinguía...

... la caída tremenda de la cima del Almanzor al valle del Tiétar.

Descendí por el lomo NE, bajando en primer lugar una rampa rocosa fácil. Aunque empinada, pude descender caminando. Luego, continué por el cantizal a la izquierda de los riscos que marcan la arista.

Desde la base del roquedo culminante,...

... se ve mejor que desde la cumbre la cresta de los Cervales.

Esta vez, preferí ir rodeando los riscos por su base, pues encontré el terreno mejor, menos pedregoso y empinado, y, sobre todo, apenas había matorral.

Casi siempre parecía más cómodo por la derecha. Por aquí, de vez en cuando, veía algunos hitos, pero ni les encontré continuidad, ni puedo decir que correspondieran todos al mismo trazado, ni sé a dónde guiaban. Y acabé guiándome por lo que veía.

El panorama no cansaba. A un lado, el valle del Guadarranque y, al otro,...

... el lomo nororiental del Cervales, por donde había subido.

Y seguía bajando, de momento sin grandes incomodidades, hasta...

... dejar atrás los roquedos.

Entonces, la pendiente se suavizó, pero apareció el monte bajo. Afortunadamente, encontré bastantes trazas, posiblemente de animales, estrechas y que a veces acababan de repente, pero que me sirvieron para atenuar la incomodidad. El lomo era muy ancho, pero tenía una referencia: abajo, veía un cortafuegos que se perdía en la perspectiva de la ladera; tenía que llegar a él.

Antes, al llegar a los primeros árboles, me encontré un pasillo, poblado ya de retoños de roble, que es posible que fuera un antiguo cortafuegos echado a perder. Aunque derivaba un poco a la derecha (E), lo seguí y llegué...

... al extremo del cortafuegos que buscaba, donde retomé la dirección NE y proseguí el descenso.

No tardé mucho en encontrarme con un ramal de cortafuegos horizontal que salía a la izquierda (NO). Lo tomé y...

... pasé a atravesar la vertiente, cruzando un par de torrentes antes de llegar...

... al cruce con otro cortafuegos, que no es sino aquél por el que empecé la subida por el lomo del Cervales. Ante mí, se abría el barranco entre ese pico y el Cerro Fortificado y, girando a la derecha (NE),...

... sólo me quedó deshacer el camino de la ida para...

... regresar al merendero de Los Horcajos.

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