Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ascensión de
categoría en una de las áreas montañosas menos trabajada de España en lo que
toca a ascensiones. Aparte de cierta actividad cinegética, se practica bastante
el senderismo por aquí, pero en los valles; parece que las cimas no atraen la
atención y, sin embargo, el panorama desde ellas es hermoso y, las subidas,
bastante entretenidas y con su puntito emocionante. Por otro lado, este
atractivo montañero quizá se pierda en parte si un día crecen sendas balizadas
y acondicionadas que lleguen a las crestas. Bueno, pues, aun así, la
contemplación de la fascinante mezcla de roca y verdor, con los súbitos encuentros,
siempre emocionantes, con el ciervo o el zorro, así como de esa peculiar
estructura orográfica de largas líneas paralelas creo que serían atractivo
suficiente.
En el aspecto práctico, la
trepada final al Risco del telégrafo se puede evitar por pedreras a la
izquierda que llevan a una placa inclinada, más fácil; pero el pequeño
incremento de dificultad, creo que merece la pena por la comodidad que se gana.
Por otra parte, la ruta se desarrolla en un coto de caza regional de la Junta
de Extremadura y se organizan algunas monterías en temporada. Conviene
enterarse antes de ir o dejar la excursión para épocas de veda.
RELATO GRÁFICO:
Dejé el
merendero de Los Horcones caminando al sur, barranco arriba, por la misma pista
de acceso. Ya desde los primeros pasos, se veían, entre las copas de los
robles, las dos cimas del día brillando al sol.
Este
camino coincide con la ruta balizada GR-119, o Camino real de Guadalupe. Pero
dejé las señales enseguida; al paso por una zona de pinos, cuando éstas mandan
desviarse a la derecha, continué recto (S).
Poco
después, salí del bosque y me encontré ante los riscos de Cervales y el
Telégrafo, elevados sobre sus respectivos lomos nororientales, que definirán
subida y bajada. También llegaba a ver, más allá, otro pico de la sierra: el
Sobacorbas. En este tramo despejado, dejé de lado algunos desvíos más, antes
de...
...
volver bajo los árboles y vadear un torrente. Justo al otro lado, dejé la pista
por la derecha (SO), para remontar un cortafuegos.
Una
subida breve y empinada me volvió a sacar del bosque, ante la cuenca que se
abre entre el Risco de Cervales y el Cerro Fortificado. Estaba ya sobre el lomo
noreste del primero.
Antes de
continuar la remontada, una mirada atrás: más allá del reborde esta sierra y de
la de Altamira, ya se divisaba Gredos en el horizonte.
Incluso
se distinguía el Almanzor.
El camino
a la cumbre tenía pocas dudas, pues se trataba de remontar el lomo. Al
principio, siguiendo el cortafuegos, tramo durante el que dejé de lado dos
desvíos a la izquierda, que no subían. Por el segundo de ellos, aparecí luego
al bajar. Luego, al acabar el carril,...
...
proseguí pendiente arriba a través del robledal. No hay otra referencia que la
pendiente, pero con ésta basta. El terreno, muy pedregoso, no resultaba cómodo,
pero tenía la ventaja de no dejar crecer el matorral y mantener despejado el
suelo del bosque.
Salí del
robledal a una zona de matorral y cantos, muy breve, antes de alcanzar el primer
risco.
Presenta
en su base una placa lisa y bastante empinada, así que fui siguiéndola hacia la
izquierda, pendiente arriba, hasta...
... dar
con una roca con más apoyos, que me permitieron superar sus diez metros de
altura con bastante facilidad (I+).
Desde lo
alto este primer resalte, a mi derecha, pude ver, en el hueco que me separaba
del Cerro Fortificado, el trazo de una senda. He intentado localizar su origen
y final en foto aérea, pero no tengo claro si resultaría práctica como ruta de
ascensión. Continué gateando sobre una arista estrecha (I), que ganaba altura
hacia la izquierda, mientras...
... hacia
el valle del Guadarranque, de donde venía, limitado al otro lado por la Sierra
de Altamira, cuyo...
... largo
cordal se perdía en el contraluz oriental.
También se
fue descubriendo el Risco del Telégrafo, al otro lado del cóncavo que tenía a
la izquierda.
Vino
luego una sucesión de rampas de terreno incómodo de matorral y cantos alternadas
con canchos (I) de menor entidad. Hasta que, a la salida de uno de ellos,...
... me
encontré ante lo que parecía la culminación del lomo, en forma de una gran
pendiente rocosa acabada en un risco. Me separaba de ella una caída vertical de
seis u ocho metros, que salvé por...
... un
apilamiento de bloques, casi vertical, pero que permitía un descenso seguro
(I).
A
continuación, crucé el collado y retomé la subida. Una mirada atrás al
destrepe, antes de...
...
meterme en una zona de lajas de roca con mucha fisura, que casi se podían subir
andando.
Mientras,
a mi izquierda, podía ver un tramo cada vez mayor de la Sierra de Altamira y
las modestas alineaciones intermedias.
Atrás,
Gredos acababa ya de descubrirse en el horizonte septentrional.
Más
arriba, llegó otra trepada de algo más de enjundia (I+), para encaramarme a un
crestón, tras el cual encontré...
... una
mínima bajada, rellano y nueva subida por terreno rocoso de...
... lajas
tendidas, muy fáciles, pero desde lo alto de las cuales impresionaba mirar
atrás.
A un
lado, a mi derecha, los cerros Fortificado y el Carbonero, con el Camorro de
Navalvillar asomando por detrás; al otro...
... el
Risco del Telégrafo.
Al
culminar este roquedo, aún me quedó por recorrer una breve arista de bloques,
ancha y fácil (I), antes de alcanzar la cuerda, que presentaba por aquí cuatro
culminaciones rocosas. La más alta de estas puntas o Cervales es la segunda por
la izquierda y, para llegar a ella, al llegar al rellano que se extiende al pie
de los riscos, giré a ese lado y lo recorrí hasta la vertical de cumbre, al pie
de...
... una
placa inclinada de unos 12 metros de altura, la cual superé fácilmente gateando
(I).
Al
culminar el Risco de los Cervales, descubrí enfrente, al otro lado el valle del
Río Ibor y la Sierra de Las Villuercas, que da nombre a toda la comarca,
culminada por el pico del mismo nombre. Éste es el pico más alto de la
cordillera de los Montes de Toledo y único que supera los 1.500 m de altitud. Y
lo hace por 95. A mi derecha,...
... la
Sierra Palomera se prolongaba al noroeste hasta el Camorro de Navalvillar,
antes de ir a morir en el valle del Tajo, cuyo...
... fondo
brumoso era ahora visible sobre la Sierra de Altamira. También se apreciaba el
gran paredón meridional de Gredos.
Continuando
con la vuelta, al este, por encima de la parte más alta de la Sierra de
Altamira se llegaban a ver las crestas del tramo central de los Montes de
Toledo.
En fin;
al sureste, esperaba la cumbre del día, el Risco del Telégrafo. Como la salida
hacia allí por la arista era primero afilada y luego difícil al desplomarse el
terreno, comencé por...
...
descender por donde había subido y, una vez en el rellano bajo el risco,
seguirlo a la derecha (S).
Así,
rodeando el roquedo, volví a la arista, al crucé para rodear la siguiente peña
por la derecha y, luego,...
... de
nuevo en la vertiente septentrional, bajar ya sin dificultad, aunque por
terreno incómodo al Collado de los Cervales. Lo crucé y remonté al otro lado
una rampa herbosa hasta dar con la roca.
En la
base del risco, en vez de rodearlo, preferí, buscando la comodidad, trepar por un
graderío fácil, pero en que pude algo de cuidado, pues los escalones estaban
inclinados y resbaladizos (I+).
En plena
trepada, una bonita perspectiva del Cervales sobre el valle del Ibor.
Al cabo,
me encontré cerca del hito cimero, a falta sólo de superar unos canchos
inclinados y con mucho apoyo (I).
Al
sureste del Risco del Telégrafo, se aprecian los estratos inclinados que
configuran esta Sierra del Hospital del Obispo. Fue en ese momento, a la vista
del abrupto cresterío, cuando me asaltaron los recuerdos del día, hace 30 años,
en que recorrí íntegramente esa arista, en una larguísima jornada de ida por la
cuerda y vuelta por el pie de monte. Era más joven. A la derecha del cordal,...
... a
través del boquete del Río Ibor, se distinguían lejanas las crestas de Sierra
Morena.
Siguiendo
la vuelta, al oeste, la Sierra de Las Villuercas, culminada por...
... el
pico homónimo y, a la derecha, la cresta de los Carpinteros. Más recuerdos de
hace décadas, trepando y destrepando en la niebla, en medio de una selva de
riscos.
Al
noroeste, el cordal por donde había llegado, con el Cervales indistinguible, el
Carbonero bien destacado y la roca morena destacando contra el verdor
circundante.
Y acabo
la vuelta con esta panorámica de los 40 km de cordal de la Sierra de Altamira. En
lo más alto de Gredos, se distinguía...
... la
caída tremenda de la cima del Almanzor al valle del Tiétar.
Descendí
por el lomo NE, bajando en primer lugar una rampa rocosa fácil. Aunque
empinada, pude descender caminando. Luego, continué por el cantizal a la
izquierda de los riscos que marcan la arista.
Desde la
base del roquedo culminante,...
... se ve
mejor que desde la cumbre la cresta de los Cervales.
Esta vez,
preferí ir rodeando los riscos por su base, pues encontré el terreno mejor,
menos pedregoso y empinado, y, sobre todo, apenas había matorral.
Casi
siempre parecía más cómodo por la derecha. Por aquí, de vez en cuando, veía
algunos hitos, pero ni les encontré continuidad, ni puedo decir que
correspondieran todos al mismo trazado, ni sé a dónde guiaban. Y acabé
guiándome por lo que veía.
El
panorama no cansaba. A un lado, el valle del Guadarranque y, al otro,...
... el
lomo nororiental del Cervales, por donde había subido.
Y seguía
bajando, de momento sin grandes incomodidades, hasta...
... dejar
atrás los roquedos.
Entonces,
la pendiente se suavizó, pero apareció el monte bajo. Afortunadamente, encontré
bastantes trazas, posiblemente de animales, estrechas y que a veces acababan de
repente, pero que me sirvieron para atenuar la incomodidad. El lomo era muy
ancho, pero tenía una referencia: abajo, veía un cortafuegos que se perdía en
la perspectiva de la ladera; tenía que llegar a él.
Antes, al
llegar a los primeros árboles, me encontré un pasillo, poblado ya de retoños de
roble, que es posible que fuera un antiguo cortafuegos echado a perder. Aunque
derivaba un poco a la derecha (E), lo seguí y llegué...
... al
extremo del cortafuegos que buscaba, donde retomé la dirección NE y proseguí el
descenso.
No tardé
mucho en encontrarme con un ramal de cortafuegos horizontal que salía a la
izquierda (NO). Lo tomé y...
... pasé
a atravesar la vertiente, cruzando un par de torrentes antes de llegar...
... al
cruce con otro cortafuegos, que no es sino aquél por el que empecé la subida
por el lomo del Cervales. Ante mí, se abría el barranco entre ese pico y el
Cerro Fortificado y, girando a la derecha (NE),...
... sólo
me quedó deshacer el camino de la ida para...
...
regresar al merendero de Los Horcajos.
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