Croquis
de la ruta sobre ©GOOGLE EARTH
COMENTARIOS: Ascensión
agreste, con alguna dificultad técnica y un par de pasos expuestos, muy bonita.
Estando en una montaña poco trabajada por el excursionista, es además original,
pues los pocos que suben a Riscos Altos no se molestan en trepar a las puntas
secundarias. Las trepadas son divertidas y no aportan a la ruta panoramas
diferentes, pero sí perspectivas curiosas de la cresta. Si se sube y baja por
el itinerario de descenso, que es lo habitual, la dificultad desaparece. Y, si
se recorre la cresta, pero sin tocar la punta central, la cosa quedaría en “F”,
con un par de pasitos de I grado poco expuestos al trepar a la occidental y la
cumbre y mucha incomodidad, por pedrera y matorral, en el trayecto entre ambas.
RELATO GRÁFICO:
Comencé a
caminar por la Vereda de Pasada Vieja hacia la sierra donde empeora su firme y
se divide en tres, tomando el carril del medio (SO), mientras al fondo veía la
cresta que iba a recorrer, sobre los dos lomos que me servirían de vía de
subida y bajada.
Afrontando
las primeras pendientes dejé de lado algunos desvíos. Ninguno planteaba dudas
sobre el camino a seguir.
A mi
izquierda y atrás, se fue descubriendo la Sierra de Sevilleja, extremo del
sector central de los Montes de Toledo.
Y, al
otro lado, el gran murallón de Gredos, más allá del Embalse de Mohedas y las aisladas
sierras Ancha y Aguda.
En un
momento dado, al intensificarse la pendiente, la pista giró a la derecha,
pasando a remontar la ladera en diagonal.
Pasé ante
el cortafuegos por el que luego bajaría, por encima del cual se veían la cumbre
y la punta central de los Riscos Altos.
Al otro
lado, a la derecha de la Sierra de Sevilleja, se veía la silueta del Rocigalgo.
Tras atravesar
un primer barranco y doblar un lomo, pasé sobre el Arroyo de la Chorrera y, en
el siguiente contrafuerte, dejé el carril por la izquierda (SO) para...
...
remontarlo hacia la punta occidental (1.301). Fui un poco a la izquierda de la
cuerda, para aprovechar el clareo que quedaba de un viejo cortafuegos comido
por las jaras.
Incluso,
por momentos, encontré rastros de paso, pero enseguida se cerraban. Abajo iban
quedando Mohedas y su embalse.
Hacia
mitad de la subida por este lomo, topé con el primer roquedo, muy fácil, que
superé sin apenas usar las manos, buscando pasillos entre los resaltes.
A mi
derecha, la cresta de la sierra se iba viendo cercana.
Tras ese
primer risco, vino una pendiente de pasto y matorral antes de...
...
llegar al risco culminante. Para llegar a su cima, pasé primero por una banda
de pedrera, luego por una zona de escalones bajos (I) y,...
... finalmente,
por una placa tumbada con bastante apoyo (I+).
Al
culminar esta primera punta (1.301) del día, apareció ante mis ojos, al otro
lado del valle del Guadarranque el largo cordal que forman las sierras de la
Palomera, el Hospital del Obispo y el Rullo. A través del tramo más bajo, se
llegaban a ver, a lo lejos,...
... los
montes más occidentales de Sierra Morena, seguramente la parte de Tentudía y
Aroche.
Más a la
derecha, asomaba en segundo plano la cumbre de la cordillera de los Montes de
Toledo: el Pico de las Villuercas.
También
había una buena perspectiva de las cimas más altas del Hospital del Obispo, a
las que tengo especial cariño: los riscos del Telégrafo y Cervales, más el
Cerro Fortificado.
Hacia el
noroeste, la cresta, que pierde su carácter rocoso y se hace ancha y verde en
el Risco de los Gavilanes, corría hacia la muralla gredense, que...
... se
prolongaba por todo el arco septentrional, más allá del llano de Mohedas y las
cercanas sierras vecinas.
Pese a
que la atmósfera no estaba del todo clara, se llegaba a distinguir la magnitud
del desnivel en esta parte del Sistema Central. Desgraciadamente, el Almanzor y
sus satélites estaban cubiertos de nubes.
La cumbre
esperaba al sureste, al otro lado de un segmento de cresta que alternaba agudos
riscos con amplios rellanos. Girando a la izquierda, me dirigí a ella,
comenzando con...
...
destrepar (I) el risco directamente por su flanco suroriental.
Vino
luego un rellano pedregoso, más incómodo que los canchos, al otro lado del cual
se alzaban unas peñas, que rodeé por la izquierda, por una terraza pedregosa.
Al otro
lado, nuevo rellano, más largo, y la punta (1.316) central de los riscos. Antes
hay un crestón, que rodeé por la derecha, caminando junto a su base, para
llegar a la base del risco.
Inicié la
subida a esta segunda punta remontando un amontonamiento de bloques y luego
unas gradas empinadas (I) que me...
...
dejaron en una repisa desde la que se ve así el risco oriental. Al cabo de unos
pocos metros andando por ella, me encontré...
... con esta
fractura en el flanco liso de la cresta, que permite un acceso de escasa
dificultad (II) a la misma.
Al salir
a cresta, de nuevo la Sierra del Hospital del Obispo ante mí y, a la
izquierda,...
... la
cima (1.316) a unos pocos metros de cuerda sin dificultad. Por cierto, que estaba
sin marcar, lo mismo que la anterior (1.301).
Desde lo
alto del risco central, una mirada atrás, al occidental.
Por
delante, la cumbre de los Riscos Altos, aparentemente más allá de una fácil
arista.
Pero, en
medio, hay una brecha de unos 15 metros de profundidad, que es el paso más difícil
de la ruta. El destrepe comienza por una arista aguda y empinada, con mucho
apoyo (II) y...
...
termina en un muro casi vertical en el flanco meridional (derecho), de similar
dificultad (II).
Una vez
en el fondo de la brecha, la subida al risco principal se presentaba fácil a lo
largo de sus veintitantos metros. Sólo el resalte final planteaba un poquito de
dificultad (I+). Justo superado ese paso y antes de perder la
perspectiva,...
... un
vistazo a esa arista de bajada del risco central. No parece que tenga
alternativas mucho más fáciles. Y, desde luego, es el camino más cómodo.
Desde el
vértice, apareció la prolongación de la cuerda al sureste, destacando el Risco
de las Moras. Hacia allí empezaría el descenso, no sin antes,...
...
repasar el horizonte, empezando por el noroeste, donde se alzaba la Sierra del
Hospital del Obispo frente a esta cresta de los Riscos Altos, que presentan una
buena potencia a ese lado. Al otro lado de la cuerda,...
...
Mohedas, su embalse y las sierras Larga y Aguda.
Como ya
dije, inicié el retorno caminando unos metros por la cuerda al sureste, para
dejarme caer a la izquierda (NE) en cuando el terreno se prestó. Bajé por unas
pendientes de hierba amarillenta hacia un corte en el roquedo inferior, que da
acceso a...
... un
pasillo pedregoso que, aunque con cierta incomodidad, permite pasar sin
dificultad entre los resaltes.
Siguen
luego unas rampas empinadísimas de pedrera y jaras hasta llegar a lo alto del
cortafuegos que se ve.
Desde el
mismo, así se ven los Riscos Altos.
Bajando
por el mismo, crucé un carril antes de llegar a la Vereda de Pasada Vieja, que
tomé a la derecha (SE) para...
... deshacer
por ella el camino de ida hasta el coche.
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